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Tomo Cuatro Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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<strong>de</strong>s<strong>de</strong> que <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> obrar. Es prenso que caliente, quo<br />

¡luniine, que abrase. Un corazón frió, un entendimienlo<br />

t iego, una alma sepultada en sus imperfecciones, están<br />

poco abrasadas <strong>de</strong> este divino amor. Magdalena calla<br />

postrada á los piés <strong>de</strong>l Salvador; pero los riega con sus<br />

lágrimas, los enjuga con sus cabellos, los besa y los frota<br />

con el licor oloroso. Es menesler quo las obras digan que<br />

so ama á Dios; cualquiera otra voz se oye poco. El amor<br />

divino allana todas las dificulta<strong>de</strong>s, ó íi lo menos las sobrepuja.<br />

<strong>Los</strong> que niegan á Dios cíen pcqueflos sacrificios<br />

que les pi<strong>de</strong>, ¿pue<strong>de</strong>n <strong>de</strong>cir que le aman? Tendamos boy<br />

mismo el consuelo <strong>de</strong> probarnos á nosotros mismos que<br />

amamos á Dios. Veamos qué es lo que nos pi<strong>de</strong> tanto tiempo<br />

hace: nuestro director, nuestro propio coi azon, nuestra<br />

conciencia nos lo dicen bastante: no nos apuremos por<br />

bailar una materia <strong>de</strong> sacrificio. Dios nos pi<strong>de</strong> que le sacrifiquemos<br />

aquel pequeño resentimiento, aquella partida<br />

<strong>de</strong> placer, aquella pasión al juego, aquella visita poco necesaria,<br />

aquel refinamiento en la compostura, ole. Posliados<br />

en este momento á los piés <strong>de</strong> nuestro crucifijo,<br />

digamos á Dios que por su amor vamos á ver hoy mismo á<br />

aquella persona á quien mirábiimos con frialdad, que<br />

queremos privarnos <strong>de</strong> aquella visita, <strong>de</strong> aquella reunión,<br />

<strong>de</strong> aquel juego; que le hacemos el sacrificio <strong>de</strong> aquel<br />

adorno, y que esto lo hacemos para probarle que le amamos;<br />

mañana nos será fácil darle alguna otra prueba.<br />

2 Las personas que hacen profesión do piedad no<br />

di'bi'n omitir esta práctica. Si las víctimas que tienen quo<br />

inmolar no son <strong>de</strong> gran valor, no son por eso <strong>de</strong> menor<br />

mérito, y muchas veces cuesta mas el sacrificarlas. ¡So es,<br />

por ejemplo, una reunión mundana, una pasión por el<br />

juego, un resentimiento, una gala, pero será un apego á<br />

un mueblecillo poco conveniente ó superfino; una pequeña<br />

indiferencia ó frialdad, efecto ordinario <strong>de</strong> una envidia<br />

secreta; será una lijera inmortificacion ó <strong>de</strong>fecto <strong>de</strong> educación<br />

, una grosería <strong>de</strong>l natural, una <strong>de</strong>sigualdad <strong>de</strong> humor,<br />

una falta <strong>de</strong> mansedumbre, una <strong>de</strong>lica<strong>de</strong>za escesiva.<br />

Determinemos hoy cuál <strong>de</strong> estas víctimas queremos <strong>de</strong>gollar,<br />

y sea hoy este pequeño sacrificio la prueba <strong>de</strong> nuestro<br />

amor á Dios y zelo. Un espejo, un adorno <strong>de</strong>l aposento<br />

ó déla cama, ciertos muebles <strong>de</strong>masiado curiosos causarán<br />

no poca pona en la hora <strong>de</strong> la muerte á personas<br />

religiosas , que hubieran podido á poca costa adquirir<br />

un mérito pura con Dios privándose <strong>de</strong> ellos durante<br />

su vida.<br />

DOMINGO<br />

DÉCUIOCTAVO DESPUES DE<br />

rENTEOOSTKS.<br />

Nada tiene <strong>de</strong> particular este domingo. El asunto <strong>de</strong>l<br />

Evanijelio que se ha elegido para la misa <strong>de</strong>l dia, y que<br />

refiero la historia <strong>de</strong> la curación <strong>de</strong>l paralítico, á quien<br />

el S ilvaiior mandó que llevase su cama para prueba <strong>de</strong>l<br />

milagro, le habia dado el nombre <strong>de</strong>l domingo <strong>de</strong>l paralitico<br />

que lleva su lecho. Contiene esto Evangelio una <strong>de</strong><br />

las pruebas mas convincentes <strong>de</strong> la divinidad <strong>de</strong> Jesucristo;<br />

lodo en él es milagroso, todo es instructivo, hasta las menores<br />

circunstancias. La Epístola refiriendo las gracias<br />

singulares y espléndidas que Dios habia becbo á los cor'»lios<br />

por Jesucristo, los tesoros espirituales <strong>de</strong> quo les<br />

babia colmado, sobre lodo por el don <strong>de</strong> la palabra y <strong>de</strong><br />

la ciencia, es al mismo tiempo un elogio <strong>de</strong> aquella Iglesia<br />

DKSPUES DE PENTECOSTES. 549<br />

floreciente. El introito <strong>de</strong> la misa es una oración que la<br />

Iglesia hace á Dios para suplicarlo que conceda la paz <strong>de</strong>l<br />

corazón y <strong>de</strong> la conciencia á lodos los que le sirven con<br />

fervor y con fi<strong>de</strong>lidad, á fin <strong>de</strong> que gusten la dulzura que<br />

se halla en su servicio. La Iglesia para formar esta oración,<br />

por la cual comienza la misa <strong>de</strong> esto dia, ha tomado<br />

las palabras <strong>de</strong>l capitulo 36 <strong>de</strong>l Eclesiástico.<br />

«Conce<strong>de</strong>d, Señor, la par á los que esperan en vos, á<br />

fin <strong>de</strong> que vuestros profetas aparezcan verídicos y fieles,»<br />

y que no parezca que han prediebo en vano. «Oídlas<br />

plegarias do vuestro siervo y las <strong>de</strong> lodo Israel vuestro<br />

pueblo. Mo be llenado <strong>de</strong> regocijo cuando se me ha bocho<br />

saber quo iremos á lacasa<strong>de</strong>l Soñor.» Estas últimas palabras<br />

están tomadas <strong>de</strong>l salnn 121. Contiene osle salmo<br />

los sentimientos <strong>de</strong>l pueblo judío, cuando se vió cerca <strong>de</strong><br />

salir do la cautividad <strong>de</strong> llabilonia. <strong>Los</strong> judíos cautivos on<br />

una tierra oslraña, no cesaban <strong>de</strong> pedir á Dios que les<br />

proporcionase la vuelta á su pais, y suspiraban sin cesar<br />

por su libertad. Habiendo sabido que Ciro habia dado un<br />

edicto para ponerlos en libertad, y para volverlos á establecer<br />

en su qutJhda patria , el primer objeto do su alegría<br />

y <strong>de</strong> sus acciones do gracias es que volverán á ver el<br />

templo <strong>de</strong>l Soñor. No hay cosa mas bolla ni mas laudable<br />

que este piadoso sentimiento, el cual <strong>de</strong>muestra un fondo<br />

admirable do religión. Enséñanos el Espíritu Santo por<br />

eslasfiguras cuáles <strong>de</strong>ben ser nuestros afectos por el cielo,<br />

nuestra verda<strong>de</strong>ra patria. Compuso David esto salmo movido<br />

do un espíritu do profecía, previendo la alegría quo<br />

algun dia tondria el pueblo al volver á ver el templo <strong>de</strong><br />

Jorusalon <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> una cautividad tan larga. Esunacspresion<br />

<strong>de</strong>l gozo y <strong>de</strong>l contento, dice san Crisóslomo,<br />

quo causó á los judíos cautivos la feliz noticia <strong>de</strong> su libertad<br />

y <strong>de</strong> su vuelta á Jorusalen. San Hilario, sanAguslin<br />

y san Gorónimo aplican á la dicha <strong>de</strong> ir á la Jorusalen celestial,<br />

lo que el Profeta dice aquí do la terroslre. En efecto,<br />

¿qué alegría no <strong>de</strong>bo causar á un fiel el dulce pensamiento<br />

<strong>de</strong> la eterna bionaventnranza?<br />

«Recompensad , Sefior,» dice el toxío, « á los que esperan<br />

en vos.» Ilocomponsnd la paciencia , el ardor y la<br />

conlianza do un pueblo que á posar do tantas rovolucionos<br />

y <strong>de</strong>sgracias os ha sido siempre fiel. El autor habla aquí<br />

<strong>de</strong>l pueblo judío , que <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la cautividad <strong>de</strong> Babilonia<br />

no cayó en la idolatría; y también parece insinuar (pío<br />

habla <strong>de</strong>l Mesías, como si dijese: El zelo y la fi<strong>de</strong>lidad,<br />

Soñor, con que lodo el pueblo os sirve , moroco que por<br />

recompensa lo concedáis él Mesías, el Salvador lan <strong>de</strong>seado<br />

: enviadle este Re<strong>de</strong>ntor , á fin <strong>de</strong> que tantas profecías<br />

como nos le han prometido no sean vanas, y que<br />

aparezca que los profetas han dicho la verdad. Eslo es lo.<br />

que le mueve á <strong>de</strong>cir: «0¡d las plegarias do vuestros siervos,<br />

y las <strong>de</strong> lodo Israel vuestro pueblo, » ó como dice<br />

el te\to , «oid las súplicas <strong>de</strong> vuestros siervos.»<br />

La Epístola <strong>de</strong>l dia está tomada <strong>de</strong>l capitulo primero<br />

do la primera do san Pablo á los corintios, en la quo el<br />

santo Apóstol da gracias á Dios por los dones que so lo<br />

han concedido,<br />

«Yo no ceso <strong>de</strong> dar gracias á mi Dios por vosotros, <strong>de</strong><br />

la gracia que os ha hecho por Jesucristo.» La gracia que<br />

Dios babia hecho á los corintios , y por la que san Pablo<br />

da gracias á Dios, era la gracia do su vocación á la fe do<br />

Jesucristo, al cristianismo. En efecto, esta es la mas insigne<br />

<strong>de</strong> todas las gracias, pueblo que sin la fó no hay

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