27.08.2017 Views

Tomo Cuatro Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

52G<br />

MEDITACION.<br />

DOMINGO DÉG1MOTERC10<br />

Que no hay otro mal verda<strong>de</strong>ro en la tierra mas que el<br />

pecado.<br />

PLNTO PRIMERO. — Considonvqne la lepra se ha mirado<br />

siempre en el sonlido moral como la figura y la imagen<br />

<strong>de</strong>l pecado. La analogía es bástanle clara: la lepra es<br />

una efusión <strong>de</strong> sangre alterada y cot rompida , que corrompe<br />

todo lo esterior <strong>de</strong>l cuerpo; es una especie do cáncer<br />

universal, que apenas secura sino por milagro, y que<br />

pone enfermo y horrible todo el cuerpo. La lepra.hace la<br />

voz enronquecida y cascada; el pulso <strong>de</strong>l enfermo es pequeño<br />

y pesado, lento y relraido. El rostro <strong>de</strong>l leproso se<br />

parece á un carbón medio apagado, grasiento, lustroso é<br />

hinchado, sembrado <strong>de</strong> barros muy duros, y causa horror;<br />

sus ojos están encarnados é inflamados; su lengua<br />

está seca, negra y ulcerada; toda su piel está cubierta<br />

<strong>de</strong> úlceras ó escamas como el pez; todo su cuerpo exhala<br />

una hedion<strong>de</strong>z horrible, y llega á tal grado do insensibilidad<br />

que pue<strong>de</strong> atravesársele un brazo y las partes mas<br />

sensibles sin que esperimente dolor alguno; en fin, lodo<br />

su cuerpo se pudre y mucre, por <strong>de</strong>cirlo así, ántes que<br />

muera el enfermo, el cual siente un calor maligno lan<br />

gran<strong>de</strong> que ar<strong>de</strong> en medio <strong>de</strong>l mayor frió. No es posible<br />

hacer un retrato mas semejante <strong>de</strong>l pecador que el <strong>de</strong>l<br />

leproso, ni se necesita hacer la aplicación; no hay nada<br />

que se eche <strong>de</strong> ver tanto como esta semejanza; por tanto<br />

pue<strong>de</strong> llamarse el pecado la lepra <strong>de</strong>l alma. Comprendamos,<br />

pues, <strong>de</strong> aquí, qué mal es el pecado; no hay verda<strong>de</strong>ro<br />

mal sobre la tierra mas que aquel que jamás pue<strong>de</strong><br />

mirarse como un bien, que es el único que nos priva <strong>de</strong>l<br />

verda<strong>de</strong>ro bien, y hasta <strong>de</strong> la fuente <strong>de</strong> todos los bienes,<br />

y (al os el pecado.<br />

De cualquier modo que so mire el pecado, siempre es<br />

pecado. Juzguemos do él como juzga Dios: el pecado será<br />

eternamente el objeto <strong>de</strong> su odio y <strong>de</strong> su indignación; lo<br />

será también eternamente <strong>de</strong> nuestro arrepentimiento, ¿y<br />

cómo pue<strong>de</strong> serlo hoy <strong>de</strong> nuestra solicitud y do nuestra<br />

complacencia?<br />

Todo lo que llamamos males en la tierra, no lo son sino<br />

en tanto que son consecuencias <strong>de</strong>l pecado. El pecado es<br />

el que ha inundado la tierra <strong>de</strong> tantas <strong>de</strong>sdichas: él es el<br />

que ha encendido el fuego <strong>de</strong>l infierno; solo el pecado es<br />

el que hace <strong>de</strong>sgraciados, la alegría y la tranquilidad se<br />

encuentran don<strong>de</strong>quiera que reina la inocencia. Siendo<br />

Dios un bien infinito, constituyendo él mismo todo bien,<br />

nunca podria comunicar otra cosa. Solo el pecado produce<br />

todo mal privándonos <strong>de</strong> este bien . Esta es la verda<strong>de</strong>ra<br />

i<strong>de</strong>a <strong>de</strong>l pecado. Pero ¿es menor mal el pecado, es menos<br />

pecado porque tengamos <strong>de</strong> él otra i<strong>de</strong>a?<br />

Las reuniones divertidas <strong>de</strong> las que está siempre <strong>de</strong>sterrada<br />

la inocencia; los regocijos <strong>de</strong>l carnaval, siempre<br />

tan criminales; los espectáculos, los placeres profanos,<br />

origen fatal <strong>de</strong> tantos <strong>de</strong>sór<strong>de</strong>nes; ¿prueba todo esto que<br />

se mira el pecado con horror? y las mismas personas que<br />

viven encenagadas en tales <strong>de</strong>sarreglos, ¿viven siempre<br />

con mayor inocencia? familiarízanse con el pecado;<br />

pero ¿se acostumbrarán también á la pena que <strong>de</strong>be seguirle?<br />

¡.\b Señor, qué mal he conocido hasta aqui el pecado!<br />

pero ya le <strong>de</strong>testo: aumentad mi dolor, y perdonadme<br />

mis pecados.<br />

Prvro SKr.cN¡>o.—Consi<strong>de</strong>ra que. nos engañamos llamando<br />

males á lo que pue<strong>de</strong> coulribuir á nuestra felicidad.<br />

Todo, menos el pecado, pue<strong>de</strong> ser úiil á una alma fervorosa.<br />

Las <strong>de</strong>sgracias, las persecuciones, las enfermeda<strong>de</strong>s,<br />

la pobreza, la muerte misma, todo pue<strong>de</strong> servir para hacernos<br />

felices, puesto que todo esto pue<strong>de</strong> servimos para<br />

hacernos santos.<br />

Pocos sanios hay que no <strong>de</strong>ban, por <strong>de</strong>cirlo así, á las<br />

persecuciones, á la adversidad, á los pa<strong>de</strong>cimientos, algún<br />

grado, por lo menos, <strong>de</strong> su elevación cu el cielo. ¿Qu.; no<br />

<strong>de</strong>ben los mártires á los suplicios ? Vuestros parientes,<br />

vuestros amigos os perseguirán, dice el Salvador, pero no<br />

por esto seréis <strong>de</strong>sgraciados: toda la malicia, toda la rabia<br />

<strong>de</strong> los mas crueles tiranos no es capaz <strong>de</strong> arrancaros<br />

un solo cabello <strong>de</strong> vuestra cabeza. Cuando es uno agradable<br />

á Dios, cuando Dios le quiere , ¿qué es lo que tiene<br />

que temer? ¡ Qué error el mirar el aborrecimiento dv' parto<br />

<strong>de</strong>l mundo como un mal I cuando si el mundo nos aborrece<br />

es porrpie amamos á Dios, porque le servimos. jOué<br />

favores, qué venlajas no ofreció el mimdo á san Yicnilc<br />

para pervertirle! y cuando rechazó todas sos seducíoras<br />

promesas, i con qué suplicios tan crueles no le amenazó !<br />

Pertt ¡con qué ánimo <strong>de</strong>spreció aquel santo las caricias y<br />

los tormentos <strong>de</strong>l tirano! el tormento mas crudo lo errcuentra<br />

en sus caricias i pier<strong>de</strong> la vida ántos que per<strong>de</strong>r la<br />

amistad <strong>de</strong> su Dios; ¿cuándo pensaremos nosotros asi?<br />

¿cuándo raciocinaremos conforme á estos principios?¿Pasa<br />

el dia <strong>de</strong> hoy oí pecado por el mayor <strong>de</strong> todos los males?<br />

¿se le mira como un mal por aquellos que se complacen,<br />

que tal vez tienen como un honor el cometerle? Llámase<br />

un mal la pérdida <strong>de</strong>. la hacienda, una aflicción, una persecución,<br />

una <strong>de</strong>sgracia, que son sin duda unas fiienlcs<strong>de</strong><br />

bendiciones según los <strong>de</strong>signios <strong>de</strong> la Provi<strong>de</strong>ncia. Tero<br />

¿se mira el pecado como un gran mal cuando se le consi<strong>de</strong>ra<br />

como un medio <strong>de</strong> hacer foríuna?<br />

¡ En qué ceguedad he vivido hasta aquí. Dios mió! perdonadme<br />

mis iniquida<strong>de</strong>s, dignaos escuchar mis votos.<br />

Haced, Señor, que ántes sufra lodos los tormenlos; snjeladme<br />

á todos los males <strong>de</strong> esta vid:i antes qm; yo cómela<br />

jamás un solo pecado.<br />

jAcrr..VTOims. — j Desgrariados <strong>de</strong> vosotros, hombres<br />

impíos, que habéis abandonado la ley <strong>de</strong> vueslroDios!<br />

(liccles. il.)<br />

¡Qué horrible os caer en las manos <strong>de</strong>l Dios vivo, y llegar<br />

á ser el objeto <strong>de</strong> su ira! (Ilebr. 10.)<br />

PROPOSITOS,<br />

1 Concibe lan gran<strong>de</strong> horror al pecado, que eslés<br />

pronto á per<strong>de</strong>r los bienes, la salud, la vida misma ántes<br />

que per<strong>de</strong>r la gracia. Sol íamos muy dignos <strong>de</strong> láslima si<br />

esluviésemos en otra disposición. Pero porque <strong>de</strong> nada<br />

sirven los mejores sentimieulosH no se reducen á la práctica,<br />

siempre que nos sucediere alguna cosa sensible, ó<br />

que aconteciere á los <strong>de</strong>más alguna <strong>de</strong>sgracia, lomemos<br />

la santa costumbre <strong>de</strong> <strong>de</strong>cirnos á nosotros mismos: no<br />

hay mal sino el pecado; consolémonos; esta pérdida <strong>de</strong><br />

la hacienda ó <strong>de</strong> la salud puedo sernos ventajosa: preservadnos,<br />

Señor, <strong>de</strong> todo pecado; ningún olro mal lomemos.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!