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lumbres y nuestra conducta á los ojos <strong>de</strong> Dios y aun á los<br />
<strong>de</strong> los houibres; ¡cjuó oposición, buen Dios! ¡qué <strong>de</strong>sproporción,<br />
qué conlrasle! Véase el Evangelio <strong>de</strong> Jesucristo<br />
que hemos recibido, <strong>de</strong> que hacemos profesión, por el<br />
cual nos hemos <strong>de</strong> salvar; veamos nuestro retrato<br />
formado no mas que con los colores <strong>de</strong> nuestros propios<br />
vicios. Santidad <strong>de</strong>l Evangelio; corrupción <strong>de</strong> mieslras<br />
costumbres; regias <strong>de</strong> perfección; irregularidad, impiedad<br />
aun <strong>de</strong> nuestra conduela: ¡qué oposición mas monslriiosa<br />
ai mas atrozl y con lodo esto se vive en una perfecta seguridad.<br />
Recor<strong>de</strong>mos muchas veces la memoria <strong>de</strong>l Evangelio<br />
que hemos recibido para comparar ¡os <strong>de</strong>beres que<br />
nos impone con nuestra conducta, y los bienes que nos<br />
promete con las penas á que nos obliga. No somos tan impíos<br />
ni tan ciegos que no las creamos : ¿seremos tan insensatos<br />
que creamos en vano, esloes, que uo arreglemos<br />
nuestras costumbres á nuestra creencia?<br />
El Evangelio <strong>de</strong> este día es <strong>de</strong>l cap. 7 <strong>de</strong> san Marcos.<br />
In illo lempore : Exiens<br />
Jesús <strong>de</strong> finibus Tijri, vtmí<br />
per Sidonem ad viare<br />
Galilwa:, inter medios fines<br />
Lecapoleos. Eíaddumnt ei<br />
surdum ct mulim, et <strong>de</strong>precabanlur<br />
eum, ul tmponai<br />
illi mamim. El ap~<br />
prehen<strong>de</strong>ns eum <strong>de</strong> turba<br />
i'eorswm, misil digilus suos<br />
in aurículas ejus : et expuens<br />
, teiigil Unguam<br />
ejus : el susjñciens in cce-<br />
/'wm, ingemuil, el ail illi:<br />
Ephpkeln, quod esl ada~<br />
per iré. El slalim apcrlcB<br />
sunt aures ejus, et solutum<br />
est vinculum lingual<br />
ejus, el loquebaiur recle.<br />
Et prmepilillis ne cui diccrenl.<br />
Quanto aulem eis<br />
prwcipielmt, tan lo magis<br />
plus pradicalant : el eo<br />
amplius admirabanlur,<br />
dicenks : Bene omnifccil:<br />
et surdos fecü audire , et<br />
mulos loqui.<br />
DUMLXGO ÜNDFX1MO<br />
En aquel tiempo: Volviendo<br />
Jesús <strong>de</strong>l pais <strong>de</strong> Tiro, fué por<br />
Sidon báciael mar<strong>de</strong> Galilea,<br />
atravesando por los confines<br />
<strong>de</strong> la Üecápolis. Presentáronle<br />
un hombre sordo y mudo,<br />
suplicándole que le impusieso<br />
las manos; Jesús sacándole <strong>de</strong><br />
entre Ja multilud, loinándoie<br />
aparte, le metió sus <strong>de</strong>dos en<br />
los oidos, y habiendo escupido<br />
con su saliva le tocó la lengua;<br />
<strong>de</strong>spués, levantando los ojos<br />
al cielo, dió un suspiro, y le<br />
dijo: Ephphcía, que quiere<br />
<strong>de</strong>cir, ábrele; é inmediatamente<br />
se abrieron sus oidos,<br />
; e <strong>de</strong>sató su lengua, y habló<br />
libremente. Trohibióles Jesús<br />
que eslo lo dijesen á nadie; pero<br />
cuanto mas les mandaba<br />
[que callasen), tanto mas lo<br />
predicaban, y tanto mas Í.O<br />
maravillaban. Todo, <strong>de</strong>cian,<br />
lo ha hecho bien ; ha hecho<br />
oir á los sordos, y hablará los<br />
mudos.<br />
MEDITACION.<br />
De la verda<strong>de</strong>ra piedad propia <strong>de</strong> cada estado.<br />
PUNTO PRIMERO.—Consi<strong>de</strong>ra que cada uno mira la santidad<br />
con respecto al estado en que no está, y pocos se aplican<br />
á adquirir la virtud propia <strong>de</strong>l estado en que se bídlan.<br />
El pobre piensa en los gran<strong>de</strong>s medios que lienert los ricos<br />
para sanliíicarse; los ricos creen que no es fácil bacerse<br />
sanios sino en la pobreza ; la vejez parece á los jóvenes el<br />
único tiempo á propósito para hacer por su salud; llégase<br />
íi viejos, y se cree que la estación <strong>de</strong> la santidad ha pasado<br />
ya con la juventud. Las gentes <strong>de</strong>l mundo creen que<br />
su estado es poco a propósito para la santidad; las mismas<br />
personas religiosas apenas consi<strong>de</strong>ran la santidad masque<br />
ea lo sublime y lo maravilloso; uadti les parece santo si no<br />
es estraordiuario, si no es milagro. Así es que la snnlidád,<br />
que es un frulo, por <strong>de</strong>cirlo así, que naco en todos los terrenos,<br />
no se da ya, si se cree á nuestro amor propio y á<br />
nuestra imaginación, masque en los lugares inaccesibles.<br />
Pero, ó Dios mió, ¿quésignifica ese precepto tan preciso<br />
que nos habéis impuesto <strong>de</strong> queseamos perfectos como<br />
nuestro Padre celestial? ¿Qué edad, Señor, ó qué estado<br />
habéis dispensado <strong>de</strong> esta ley? Y si hay un solo cristiano<br />
que no pueda ser sanio, ¿poriquéproponer univorsalmcnlo<br />
á lodos un mo<strong>de</strong>lo semejanle?<br />
Es cierto que Dios quiere verda<strong>de</strong>ramente que cada uno<br />
sea santo; pero no es menos verdad que nadie llegará jamás<br />
á ser sanio sino llenando perfectamente los <strong>de</strong>beres<br />
particulares <strong>de</strong>! estado en que Dios leba puesto. Toda i<strong>de</strong>a<br />
<strong>de</strong> santidad que no es <strong>de</strong> este carácter, es falsa. Las prácticas<br />
<strong>de</strong> piedad poco proporcionadas y poco convenientes á<br />
nuestro estado son puras ilusiones <strong>de</strong> nuestro orgullo ó <strong>de</strong>l<br />
amor propio. El enemigo <strong>de</strong> la salvación se burla con estos<br />
relumbrones <strong>de</strong> la credulidad <strong>de</strong> un alma simple : toda <strong>de</strong>voción<br />
que nos saca <strong>de</strong> nuesiro lugar es un estravío.<br />
- ¡ Dios mió! ¡ qué error mas grosero i Pero ¡ y qué error<br />
mas universal 1 Quiérese representar cualquiera otro personaje<br />
que el que nos conviene; quiérese servir á Dios do<br />
todos modos, ménos como él manda. Un doméstico que no<br />
sirviese mas que por su capricho, no servii ia mucho tiempo.<br />
La observancia délos preceptos, la inocencia, la morliücacion<br />
y todas las virtu<strong>de</strong>s cristianas convienen á todo<br />
género <strong>de</strong> gentes; pero no todas ¡as prácticas <strong>de</strong> piedad<br />
convienen á todo el mundo. La apiieacion continua á la<br />
oración, la abstracción <strong>de</strong> los negocios seculares, el olvido<br />
<strong>de</strong> sus parientes son virtu<strong>de</strong>s propiaíi <strong>de</strong> personas religiosas;<br />
pero un artesano, un magislnido, un padre <strong>de</strong><br />
familias serian reprensibles si <strong>de</strong>scuidasen los <strong>de</strong>beres <strong>de</strong><br />
su condición. Precisamente en la puntualidad en cumplir<br />
estos <strong>de</strong>beres, en la ti<strong>de</strong>lidad, en hacer loque Dios manda<br />
es en ¡o que consiste, por <strong>de</strong>cirlo así, la perfecion crisliana;<br />
¡qué error el no colocarla jamás sino en la soledad y<br />
en los <strong>de</strong>siertos, ó sobre la cima <strong>de</strong> las mas altas montañas!<br />
Pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cirse que la santidad está al alcance <strong>de</strong> todo<br />
el mundo; la virtud cristiana nace en todos los terrenos<br />
<strong>de</strong>l Padre <strong>de</strong> familias; el que no lleven lodas las tierras<br />
este frulo, es falta únicamente <strong>de</strong> los obreros.<br />
¡Qué consolador es el saber que pue<strong>de</strong> uno hacerse<br />
santo en todos los estados; que la santidad propia <strong>de</strong> cada<br />
estado es fácil I pero i qué aflictivo es y qué triste ei no haberse<br />
hecho santo I<br />
PUNTO SEGUNDO.—Consi<strong>de</strong>ra cuán bueno es Dios por haber<br />
ligado la santidad <strong>de</strong> cada uno á los-<strong>de</strong>beres <strong>de</strong> su estado<br />
respectivo; ¿podia, en efecto, haberla acercado mas<br />
á cada condición, podia tampoco hacerla mas fácil, y á<br />
nosotros mas inescusables?<br />
¿ lístá uno en el estado religioso? La mas alta santidad<br />
consiste en la perfecta observancia <strong>de</strong> su inslitulo. Está<br />
uno elevado á los primeros empleos, ¿qué mérito mejor<br />
que cumplir todos los <strong>de</strong>beres, y qué virtud mas briilaulo<br />
que la que está unida á sus buenos ejemplos? La oscuridad<br />
<strong>de</strong>l nacimiento, lo bajo <strong>de</strong> la condición, la pobreza, la<br />
enfermedad, las <strong>de</strong>sgracias son los medios mas eficaces<br />
para llegar á una eminente santidad; ni la prosperidad<br />
fué jamás un obstáculo para ella. ¿Es menester ser humil<strong>de</strong>,<br />
manso, paciente, caritativo? Se pue<strong>de</strong> ser en todos los<br />
estados. ¿Sou necesarias ías cruces para enírar en ei cié-