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Tomo Cuatro Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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eran cananeos, <strong>de</strong>sceadientes <strong>de</strong> Canaan, y por consiguiente<br />

gentiles, y confinaban con la Ju<strong>de</strong>a; había entre<br />

ellos algunos que se llamaban siro-fenicios, á causa <strong>de</strong><br />

que ocupaban la región <strong>de</strong> la Fenicia que constiluia entonces<br />

una parle <strong>de</strong> la verda<strong>de</strong>ra Siria. Allí fué en don<strong>de</strong><br />

una mujer siro-fenicia, llamada comunmente la Cananea,<br />

mereció por su perseverancia que el Salvador hiciese elogio<br />

<strong>de</strong> su fé, y que líbrase á sa hija <strong>de</strong> un <strong>de</strong>monio <strong>de</strong><br />

que estaba poseída. El Hijo <strong>de</strong> Dios no se <strong>de</strong>tuvo allí mucho<br />

tiempo; solamente quería dar á enten<strong>de</strong>r que había<br />

venido principalmente para convertir á los judíos, según<br />

se les había prometido; pero que igualmente había venido<br />

también para los genlilcs, aun cuando no <strong>de</strong>biesen ser<br />

llamados á la fé, sino <strong>de</strong>spués que los judíos se hubiesen<br />

bocho indignos <strong>de</strong>l Evangelio.<br />

Volviéndose, pues, Jesús <strong>de</strong>l pais <strong>de</strong> Tiro, se fué por<br />

Sidon, esto es, pasó solamente por el territorio <strong>de</strong> los sidonios;<br />

y encaminándose hacia el mar <strong>de</strong> Galilea, atravesó<br />

una parle <strong>de</strong>l país <strong>de</strong> la Decápolís. Llamábase así una<br />

comarca <strong>de</strong> la Galilea en Ju<strong>de</strong>a. Eslendíase <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el<br />

monte Líbano hasta cerca <strong>de</strong>l mar <strong>de</strong> Galilea, y tomaba<br />

su nombre <strong>de</strong> diez ciuda<strong>de</strong>s principales que contenía, las<br />

cuales son: Dan ó Cesárea <strong>de</strong> Filipo, Ca<strong>de</strong>s, Neftalí, Asor,<br />

Sefer, Cafarnaum, Corozaim, Beihsaida, Jotapale, Tiberia<strong>de</strong>s<br />

y Bethsan ó Scilopolis. Habiendo llegado el pueblo<br />

á enten<strong>de</strong>r que Jesús había llegado al pais, le salió al encuentro.<br />

Lleváronle un hombre que era sordo y mudo.<br />

Este pobre daba gran<strong>de</strong>s gritos, con algunas palabras<br />

confusas y poco articuladas, como hacen por loconum los<br />

mudos, arrojando impetuosamente la voz, sin po<strong>de</strong>rse dar<br />

á enten<strong>de</strong>r. Pidiéronle al Salvador que le locase con su<br />

mano y le curase. Hizo en efecto lo que <strong>de</strong>seaban; pero<br />

conciertas ceremonias <strong>de</strong> que no acostumbraba servirse<br />

cuando hacia otros milagros. Quería mostrarnos el .Salvador<br />

en estoque sus menores acciones eran mislerios que<br />

<strong>de</strong>bemos reverenciar, instrucciones mudas <strong>de</strong> que nos<br />

<strong>de</strong>bemos aprovechar, y ejemplos que <strong>de</strong>bemos seguir.<br />

Quería al mismo tiempo con estas ceremonias hacernos<br />

compren<strong>de</strong>r que no hay <strong>de</strong>monio mas peligroso que el<br />

que nos cierra la boca, y nos impido <strong>de</strong>scubrir las llagas<br />

<strong>de</strong>l alma. No hay tampoco pecador mas difícil <strong>de</strong> convertir<br />

que el que está sordo á la voz <strong>de</strong> Dios. Estas dos enfermeda<strong>de</strong>s<br />

<strong>de</strong>l alma son cuasi incurables; es menester un gran<br />

milagro para curar esta sor<strong>de</strong>i a espírílual; no hay una señal<br />

mas visible <strong>de</strong> reprobación que cuando un pecador rehusa<br />

oír la voz <strong>de</strong> Dios que le llama y le ofrece su míscricordía;<br />

ninguno está en mayor peligro que el que no<br />

quiere <strong>de</strong>scubrir las llagas <strong>de</strong> su alma al médico caritativo<br />

que las pue<strong>de</strong> curar.<br />

La primera cosa que hizo el Salvador fué sacar á aquel<br />

hombre <strong>de</strong> éntrela mullilud. Esta especie <strong>de</strong> pecadores<br />

apenas se convierten, mientras permanecen en medio <strong>de</strong>l<br />

lumulto <strong>de</strong>l mundo; necesitan <strong>de</strong> retiro; 61 solo pue<strong>de</strong> poner<br />

al pecador en estado <strong>de</strong> oir la voz <strong>de</strong>l Señor. En la soledad<br />

es en don<strong>de</strong> Dios habla al corazón <strong>de</strong>l pecador. Habiendo<br />

pues el Hijo <strong>de</strong> Dios tomado aparte á este hombre sordo y<br />

mudo, le melé sus <strong>de</strong>dos en los oídos, le loca la lengua<br />

con su saliva; <strong>de</strong>spués levantando los ojos al cielo suspira<br />

por él y por lodos los pecadores, figurados en este enfermo,<br />

y habiendo pronunciado esla palabra siríaca, que era<br />

la lengua <strong>de</strong>l pais, «Ephphela,» que significa ábrele, el<br />

enfermo se halló curado: sus oídos se abren, su lengua se<br />

DOMINGO UNDECIMO<br />

<strong>de</strong>sala; el sordo oye la voz <strong>de</strong> su médico; el mudo habla<br />

con una realidad que asombra y llena <strong>de</strong> regocijo á todos<br />

los que estaban piesenles. ¡Qué <strong>de</strong> misterios á cual mas<br />

instructivos en un solo milagro I Notemos aquí que el Salvador<br />

se contenta con <strong>de</strong>cir á los oídos «Ephphela, ábrele;<br />

j que no dice á la lengua <strong>de</strong>sátate, porque basia que<br />

el pecador oiga la palabra <strong>de</strong> Dios: inmediatamente habla,<br />

<strong>de</strong>sálase la lengua luego que el corazón es movido. Es<br />

muy difícil convertir á un pecador cuando no quiere óir<br />

hablar <strong>de</strong> su estado, ni esplicarse él mismo con aquellos<br />

que podrían sacarle <strong>de</strong> él. El Salvador gime, levanta sus<br />

ojos al cíelo, loque hacia ordinariamente antes <strong>de</strong> obrar<br />

los mayores milagros. Todo esto <strong>de</strong>muestra la dificultad<br />

<strong>de</strong> aquella curación. El Hijo <strong>de</strong> Dios no tenia necesidad do<br />

hacer todas estas ceremonias para volver la palabra y el<br />

oído al sordo mudo, no éra mcnesler mas que el que quisiera<br />

que hablase y que oyese; pero quería el Salvador<br />

instruirnos y enseñarnos al mismo tiempo que es necesario<br />

levantarlos ojos al cielo, que es preciso gemir, esto<br />

es, que es menester orar y hacer penitencia por esla especie<br />

<strong>de</strong> pecadores. Quería también el Salvador enseñar<br />

á sus discípulos por estas ceremonias las que ellos <strong>de</strong>bían<br />

observar en ta adminislracion <strong>de</strong>l sacramento <strong>de</strong>l Bautismo,<br />

y en efeolo comprendiéronlo perfeclamcnlo los apóstoles<br />

<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la venida <strong>de</strong>l Espíritu Santo, y asi lo enseñaron<br />

luego á la Iglesia. En la esplicacion que se ha dado<br />

en lahisloria <strong>de</strong>l sexto domingo <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> Pentecostés,<br />

ha podido verse lo que significan eslas misleriosas ceremonias.<br />

Todo lo (pie el Salvador ha hecho y dicho durante<br />

su vida pública en la tierra ha sido para nuestra<br />

ínslruccion.<br />

No es menos saludable la ór<strong>de</strong>n que dió el Salvador á<br />

todo el pueblo <strong>de</strong> que no hablasen <strong>de</strong> la maravilla <strong>de</strong> que<br />

habían sido testigos. La humildad ha sido siempre el rasgo<br />

mas brillante y mas señalado <strong>de</strong> Jesucristo y <strong>de</strong> todos<br />

sus verda<strong>de</strong>ros discípulos. Sabía bien que se publicaría;<br />

pero queria enseñarnos que en 'el ejercicio <strong>de</strong> las buenas<br />

ohras, sobre lodo en los actos <strong>de</strong> esplendor que acempañan<br />

algunas veces las funciones <strong>de</strong>l divino ministerio, no<br />

se ha <strong>de</strong> buscar la gloria <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> los hombres, ni hemos<br />

<strong>de</strong> tener olí a mira que la gloria do Dios; eslo es todo<br />

lo que <strong>de</strong>bemos proponernos en los servicios que hacemos<br />

al prójimo.<br />

San Juan Crisóslomo, san Gerónimo y los <strong>de</strong>más santos<br />

Padres creen que nuestro Señor no prclendia imponerles<br />

una obligación estrecha <strong>de</strong> que no habiasen <strong>de</strong> los milagros,<br />

cuando les prohibía publicarlos: era mas bien una<br />

lección <strong>de</strong> humildad y <strong>de</strong> modcslia que les daba, que un<br />

preceplo riguroso que Ies imponía; ni tampoco ellos tomaron<br />

la prohibición que les había bocho, mas que como<br />

krespresion <strong>de</strong> un simple <strong>de</strong>seo, lan ordinario en las almas<br />

humil<strong>de</strong>s, <strong>de</strong> evitar el esplendor y la alabanza. Todos<br />

los que estaban presentes no podían imaginarse que<br />

aquel fuese un mandamiento absoluto que les obligase á<br />

callar: por otra parte, su admiración era <strong>de</strong>masiado gran<strong>de</strong><br />

y <strong>de</strong>masiado general para que pudiese contenerse , ni<br />

<strong>de</strong>jar <strong>de</strong> publit arse; por mas que el Salvador traíase <strong>de</strong><br />

huir <strong>de</strong>l honor que le reportaba, era imposible que les<br />

cerrase la boca. «Cuanto mas se lo prohibía, mas allamente<br />

hablaban y mas se maravillaban: honor, gloria, alabanza,<br />

esclamaban en un santo trasporle <strong>de</strong> admiración,<br />

bendición, salud á este hombre estraordinario que «todo

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