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Tomo Cuatro Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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508 DOMINGO DECIMO<br />

nos dislinguc <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más son dones <strong>de</strong> Dios, y el resplandor<br />

<strong>de</strong> estos dones <strong>de</strong>be servirnos para <strong>de</strong>scubrir mas<br />

nuestras sombras. Es verdad que el orgullo es siempre la<br />

señal <strong>de</strong> un genio pequeiio : las almas gran<strong>de</strong>s, los sugelos<br />

<strong>de</strong> un mérito mas distinguido , son ordinariamente<br />

mas humil<strong>de</strong>s ; solo unos entendimientos supcrüciales y<br />

limitados son los que están llenos <strong>de</strong> una falsa eslimado<br />

sí mismos. El orgullo humilla á cualquiera que tiene sníicienles<br />

luces para conocer su presunción y su vanidad.<br />

El Evangelio <strong>de</strong> la misa está tomado <strong>de</strong>l cap. 18 <strong>de</strong> san<br />

Lucas.<br />

In illo tempore : Dixil<br />

Jesús ad quosdam, qui in<br />

se confi<strong>de</strong>bant tamquam<br />

jusli, et aspernahaalur<br />

teteros, paraboíamistam i<br />

Dúo homines ascen<strong>de</strong>runt<br />

tu templum ut orarent :<br />

«ñus phariswus , el aller<br />

publicanus. Phariswas<br />

slans, hec apud se orabat:<br />

Deus, gralias ago tibí,<br />

quia non sum sicul celeri<br />

hominum : raptores,<br />

injusti, adulteri : veht<br />

etiam hic publicanus. Jejuno<br />

bis in sahbala : <strong>de</strong>cimas<br />

do omnium, quwpossi<strong>de</strong>o.<br />

Et publicanus a Ionge<br />

slans, nolebat nec oculos<br />

ad (oehm levare : sed<br />

pemttiebat peclus smm,<br />

dieens : Deus , propilius<br />

esto mihi peccalori. Dico<br />

vobis , <strong>de</strong>scendit hic justificatus<br />

in domum suam<br />

ab illo : quia omnis, qui<br />

se exallal, humiliabitur :<br />

et qui se humiliat, exaltahilur.<br />

En aquel tiempo dirigió Jesús<br />

esta parábola aciertas gentes<br />

que presumian <strong>de</strong> sf mismos<br />

como si fuesen santos, y<br />

<strong>de</strong>spreciaban á los <strong>de</strong>más. Subieron<br />

dos hombres al templo<br />

para orar; el uno era fariseo,<br />

y el otro publicano.,El fariseo,<br />

manteniéndose <strong>de</strong> pié, hacia<br />

para sí esta oración; Dios mió,<br />

yo os doy gracias porque no<br />

soy como el resto <strong>de</strong> los hombres,<br />

los cuales son ladrones,<br />

injustos, adúlteros ; ni tampoco<br />

tal como este publicano. Yo<br />

ayuno dos veces en la semana<br />

y pago el diezmo <strong>de</strong> todos mis<br />

bienes. El publicano por su<br />

parle, retirado á lo léjos, ni<br />

aun se atrevía á levantar los<br />

ojos al cielo, ó hiriéndoíe el<br />

pecho <strong>de</strong>cia: Dios mió, sed<br />

propicio á un pecadorcomo yo.<br />

Este, pues, os aseguro, se volvió<br />

á su casa justificado, al<br />

contrallo que el otro; porque<br />

cualquiera que so exalta será<br />

humillado, así como el que se<br />

humilla será exaltado.<br />

MEDITACION.<br />

De la humildad cristiana.<br />

PÜNTO PiUMEfio. — Consi<strong>de</strong>ra que la humildad cristiana<br />

es la virtud <strong>de</strong> ¡las'almas gran<strong>de</strong>s, <strong>de</strong> los genios sublimes<br />

ilustrados con las luces mas vivas <strong>de</strong> la fé.<br />

¡Qué error el confundir esla noble virtud con la pusilanimidad<br />

<strong>de</strong> las almas tímidas;! La humildad cristiana<br />

no es aquella oscura y floja ociosidad <strong>de</strong> un corazón<br />

fastidioso y <strong>de</strong> un espíritu medio apagado; es un conocimiento<br />

vivo, es una persuasión práctica <strong>de</strong> su propia indigencia<br />

y <strong>de</strong> su nada que le inspiran a uno sentimientos<br />

conformes á sus luces, y le hacen concebir un verda<strong>de</strong>ro<br />

<strong>de</strong>sprecio <strong>de</strong> sí mismo, inspirándole una conüanza en Dios<br />

tierna y respetuosa.<br />

No hay cosa mas racional ni mas noble que estos sentimientos<br />

bajos que uno tiene <strong>de</strong> sí mismo, porque son verda<strong>de</strong>ros.<br />

Es menester tener talento para conocer que tenemos<br />

muchos <strong>de</strong>fectos y poco mérito. Un genio superficial y<br />

limitado no admira ni aprecia mas lo que él cree consi<strong>de</strong>rable,<br />

como aquellas gentes groseras que jamás salen<br />

<strong>de</strong> su al<strong>de</strong>a; pero cuando la gracia perfecciona el espíritu<br />

y el corazón, cuando á favor <strong>de</strong> unas luces sobrenaturales<br />

vemos lo que somos y lo que po<strong>de</strong>mos ser, cuando vemos<br />

la multitud <strong>de</strong> <strong>de</strong>fectos, el fondo <strong>de</strong> <strong>de</strong>bilida<strong>de</strong>s, la inclinación<br />

natural al mal, la flaqueza para el bien, la indigencia<br />

<strong>de</strong> que estamos cercados, ¿po<strong>de</strong>mos menos <strong>de</strong> <strong>de</strong>spreciarnos?<br />

¿po<strong>de</strong>mos sin llenarnos <strong>de</strong> rubor , sufrir que<br />

se nos alabe? ¿No es una imbecilidad <strong>de</strong> espíritu, no es<br />

una especie <strong>de</strong> locura el llenarnos <strong>de</strong> satisfacción cuando<br />

se nos tiene por lo que no somos, é incomodarnos cuando<br />

se nos reconoce por lo que somos? tal es el carácter<br />

<strong>de</strong>l orgullo. La humildad se complace mucho en que<br />

nadie se engafie en el concepto en que forma <strong>de</strong> nosotros;<br />

¿qué cosa mas conforme á la sana razón ? Queremos ser<br />

eslimados, y este mismo <strong>de</strong>seo tan frivolo prueba cuán<br />

poco estimables somos. ¿Qué injusticia mas visible que<br />

exigir <strong>de</strong>l público un tributo que no se nos <strong>de</strong>be?<br />

«¿Qué tienes, dice el Apóstol, que no hayas recibido?<br />

y si lo has recibido ¿ por qué te glorias <strong>de</strong> ello como<br />

si no lo hubieses recibido? (l.Cor. 4.)> ¿Es necesario<br />

acaso atormentar mucho nuestro entendimiento para enconlraren<br />

nosotros <strong>de</strong> qué humillarnos? Error en el entendimiento,<br />

pasiones en el corazón, enfermeda<strong>de</strong>s en el<br />

cuerpo, flaqueza <strong>de</strong> la imaginación ; lodo es pobreza, todo<br />

es humillación en el hombre; hasta sus cualida<strong>de</strong>s mas<br />

brillanies <strong>de</strong>jan entrever las sombras. No es menester mas<br />

que bajar á los sepulcros para convencernos que el mayor<br />

monarca, como el mas pequeño <strong>de</strong> sus vasallos, no són<br />

mas que polvo y ceniza. ¿I'orqué, pues, «se ensoberbecen<br />

la tierra y la ceniza?» (Kccles. 10.) Cierlamento<br />

no hay nada que tanto <strong>de</strong>ba humillarnos con nuestro<br />

propio orgullo; ¿y con todos estos motivos <strong>de</strong> humildad,<br />

Señor, me cuesta todavía trabajo el ser humil<strong>de</strong>, y serlo<br />

teniendo <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> los ojos un Dios humillado para curar<br />

mi orgullo ?<br />

PUNTO SEGCNDO.—Consi<strong>de</strong>ra que a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> los motivos<br />

que tenemos para humillarnos, las ventajas que son inseparables<br />

<strong>de</strong> esla importante virtud <strong>de</strong>ben con mucha razón<br />

inclinarnos á ser humil<strong>de</strong>s.<br />

No hay virlud alguna sin humildad; pero ¿qué virlud<br />

hay quesea difícil á una alma humil<strong>de</strong>? La gracia, dice<br />

el apóstol Santiago (Jacob. 4.), se loba dado con profusión.<br />

Témese áDios, dice el Sabio-(Prov. ii,.], cuando<br />

uno es humil<strong>de</strong>: créese para mérito y para gloria, y el<br />

edificio <strong>de</strong> la perfección crisliana sube muy alto, cuando<br />

tiene por fundamento una profunda humildad: la humildad<br />

crisliana es siempre una prenda <strong>de</strong> salud. (Ps. 33J<br />

¿Sobre quién fijaré yo mis miradas favorables, dice .Dios<br />

por su Profeta (Isai. 6C); en favor <strong>de</strong> quién ahriró los<br />

tesoros <strong>de</strong> mis misericordias, sino en favor <strong>de</strong> un corazón<br />

humil<strong>de</strong>, y <strong>de</strong> un espíritu humillado ?<br />

Pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cirse que la humildad es la que <strong>de</strong>sarma la ira<br />

<strong>de</strong> Dios, la que gana el corazón <strong>de</strong> Dios, la que obliga, por<br />

<strong>de</strong>cirlo así, á Dios á que haga las mayores maravillas. La<br />

Santísima Virgen no atribuye ni á su virginidad, ni á su <strong>de</strong>voción,<br />

ni á tantas oirás virtu<strong>de</strong>s que poseía en el mas alto<br />

grado, la gracia <strong>de</strong> haber sido elevada á la dignidad<br />

sublime <strong>de</strong> Madre <strong>de</strong> Dios, sino á su humildad; «porque<br />

alendió á mi humildad. » Seamos humil<strong>de</strong>s, no salgamos<br />

nunca <strong>de</strong> nuestra nada, y aquel Dios que <strong>de</strong> nada ha he-

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