Tomo Cuatro Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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¡eo, mmdicare mkM, Sao quidfaciam, «í, cutn amotus fuero a villicálione, reñpiant me í» domos sms. CoHvocatis itaque singulis debiloribus domint sut, dicebat primo ; Quantum debes domino meo? Al Ule d'txit : Centum cados oki. Vixilque ifU : Accipe caulionem luam : et sede cito, acribe quinquaginta. Deinde alii dixit : Tu vero quantum debes? Qui ait : Cenlum coros trilici. Aü illi : Accipe Hueras ÍÍÍÍIS, et sentí ocloginía. El laudavil dominus vilUcum iniquilalis qiiia pmdenter fecissel : quia filii hujus seculi pntdenliores fdiis lucis in generalione sua sunt. El ego vobis dico, facile volts amicos de mammona iniqnitatis : ut, cum defeceritis , recipiani vos ia, ceierna tabernacula. • • DESPUKS DE PENTECOSTES. 497 bochornoso. Mas ya sé lo que haré, para que cuando estuviere privado de.i empleo , tenga quienes me reciban en sus casas. Habiendo , pues, htpfea venir uno á uno á ios deudores de su sefior, dijo al primero: ¿Cuánto debes tú á mi amo ? Cien barriles de aceite, le respondió, üijole el recaudador: Toma tu obligación, rómpela inmediatamente y haz una de cincuenta. En seguida dijo á otro: ¿Y Ui qué es lo que debes? el cual respondió que cien medidas de trigo. Toma, pues tu póliza , le dijo el recaudador, y haz otra de ochenta. Alabó, pues, el señor á esle recaudador inicuo , porque había obrado con destreza; poique los hijos del siglo son mas precavidos en sus negocios que los hijos de !a luz. Y yo os digo también: Emplead en procuraros amigos por medio de las riquezas que hacen injustos, á fio de que cuando llegareis á fallar os reciban en las moradas eternas. MEDITACION. De la limosna. PpíTo PRIMERO.—Considera que la limosna en nuestra religión no es un simple consejo, sino un precepto. ¡Qué grosero error es el creer que la caridad cristiana sea una obra de supererogación 1 Jesucristo nos ha impuesto un precepto espreso de hacer limosna, y es tan rigososo este mandamiento que bastará no haberle cumplido para ser reprobado de Dios, y oir este formidable decreto: Id, malditos, lejos de mi, al fuego eterno.—Y ¿por qué?—Porque tuve hambre, dirá el Sefior, y no me habéis dado de comer; porque no tenia vestido, y no me le habéis proporcionado. Un Dios tan bueno y tan justo no reprobará jamás á los hombres por haber omitido simples consejos,- sino por haber violado sus preceptos. Después de esto ¿se dirá que la limosna no es mas que un acto de devoción ? En verdad os digo, dice el Salvador del mundo, cuantas veces hiciereis estas cosas con uno de los mas pequeños de mis hermanos, lo habéis hecho conmigo mismo. ¿No hay motivo para estiañar que haya todavía en la Iglesia gentes que carezcan de lodo entre los cristianos persuadidos de este articulo, uno de los mas importantes y mejor fundados de nuestra creencia, á saber, que lodo el bien que se hace á los demás, se hace á la persona misma del Salvador? ¿Podia Jesucristo hacer un partido mas ventajoso á los pobres que ponerse en su lugar? ¿Podia la Providencia "signarles un fondo mas abundante para su subsistencia; y si hübiese fé entro nosotros, habría gentes mas felices que ellos? No es ya á un pobre al que se le niega el socorro, es al mismo Jesucristo: no es á un hombre vil y abyecto al que yo despido con dureza, es al Sefior dei universo, es al Redentor y Juez soberano de todos los hombres al que yo desprecio; y no pensemos que el pobre nos pide una pura gracia cuando nos pide la limosna, es un derecho lo que exige, y nosotrosdebemos pagársele. Todos nuestros bienes son de Dios por derecho de soberanía; debérnosle pues el tributo y el homenaje. Dios hipoteca esle tributo y estos fi ulos para la subsistencia de los pobres. Dios sustituye los pobres para exigir en su nombre este tributo. Y después de oslo ¿se considera por nada el no asistir á los desgraciados? ¿se mira como indiferente el negar la limosna? ¡Ah! ¡ya comprendo. Dios mió, porquéno echareis otra cosa en cara á los reprobos que el haber negado la limosna, puesto que esta denegación es «na injusticia, una injuria que se hace á vuestra persona; es una impiedad escandalosa de que acaso me hallo demasiadamente culpable! PINTO SEOINDO.—Considera que la limosna es una do las señales mas ciertas de la predestinación, así como la dureza con los pobres es un signo visible de una reprobación poco dudosa. La misericordia de Dios es el fundamento mas sólido de nuestra salvación; y ¿quién nos asegura mas esle fundamento que la misericordia con los pobres? Bienaventurados los que ejercitan la misericordia, dice el Salvador (Malth. S.), porque ellos alcanzarán misericordia. De la misma medida, dicetambien, de que os hubiereis servido, se servirá él para vosotros. Dad y se os dará (Luc. 6); so derramará en vuestro seno una medida llena, bien repleta, y que después de agitarla todavía rebosará.^ La limosna, decía Tobías, purifica niieslras almas do sus pecados alcanzándonos un verdadero dolor. (Tob. 12.) Después de todo, haced limosna, decia el Salvador ;Liic. 11), y seréis purificados de lodos vuestros crímenes, por la gracia de la conversión que ella os obtendrá. Redime tus pecados con tus limosnas, decia Daniel al rey. (Dan. 4.) Yá la verdad, la única ventaja que las riqliezas proporcionan á los ricos para su salvación, éntrelos muchos obstáculos que á ella les oponen, es la de poder pagar lo que dehen á la justicia de Dios, poniendo estas riquezas en manos do los pobr es. ¡Cuántos prolectores poderosos y amigos sinceros, no pueden ganar por ellas para con DiosI Dichoso aquel, dice el Profeta (l'salm, 40), á quien la compasión hace atento á las necesidades del pobre; porque no solamente le guardará el Sefior en lodos los peligros de la vida, no solo le hará feliz en la tierra, sino que en el último día de su vida, en el momento crítico y decisivo do la eternidad, le asistirá Dios de un modo particular, y le librará de los lazos y de las asechanzas del enemigo. ¿Y qué. Señor, después de todas estas seguridades de vuestra liberalidad, todavía se niega la limosna? Se cree empobrecerse aliviando á los pobres. ¡Ah! la limosna únicamente es la que fija las fortunas, la que nutre la abundancia en las familias; ella es la que perpetúa las prosperidades. Menester es tener muy poca religión, preciso es que nuestro corazón sea muy malo, para ser poco caritativos. ¡Dios mío! cuánto sentimiento tengo por haber conocido hasta aquí tan poco la virtud de un medio tan eficaz! Si yo TOMO IV. G3

m DOMINGO NONO •oeetoyen estado do dar niMho, «epero quo lendreis por olvido. En fin, tened siempre en Yueslra cara el tesoro consideración h los sentimientos de mi corazón, y al deseo que tengo de serviros y de honraros en la persona de los pobres. ¿Y qué, Señor, puedo yo haciéndoles bien hacéroslo á vos, y dudaré aun si os lo he de hacer? JiCDLATORus.—Dichoso aquel á quien lacompasion hace atento á las necesidades del pobre. (Psalm. 40.). de los pobres, esto es, una bolsa, en la cual depositéis alguna cosa siempre que cobráreis vuestras rentas, ó hiciereis alguna ganancia en el comercio. Este fondo debe ser independiente de vuestras limosnas ordinarias, y lo llamareis el tesoro de los pobres, porque de él sacareis con que asistirlos estraordinariamenle en sus necesidades. Nó, nú Dios, jamás nos empobrecerá el daros á vos. (Proverb. 28.) " DOMINGO NONO DESPUES DE PENTECOSTES. Parece que la Iglesia en este noveno domingo después PROPÓSITOS. 1 ¿Queréis dejar bienes á vuestros hijos, pasar vuestra vida con abundancia, trasmitir aun los frutos de vuestros sudores y de vuestra industria, las prosperidades mismas, hasta una larga y dichosa posteridad? Haced limosna, dad libcralmenle á los pobres, abrid vuestra bolsa á los infelices. Pocos preceptos hay mas positivos, pocas recompensas mas seguras. No solamente no empobreció jamás de Pentecostés se propone persuadir á los fieles que todas las desgracias ruidosas que suceden en el mondo, las estrepitosas revoluciones que hacen á tantos llorar, los azotes terribles de la cólera del Altísimo, las desolaciones , las aflicciones públicas, son todas estas cosas castigos visibles déla corrupción de las costumbres, del desprecio que se hace de la ley, y de la irreligión de los pueblo». La Epístola nos trae á la memoria las rigorosas penas con á nadie la limosna, sino que puede decirse que hay que Dios ha castigado la insigne ingratitud y la porfiada pocas fortunas bien cimentadas, pocas prosperidades largas, que no sean la recompensa de la caridad de los hijos, ó do la de sus padres. Tomemos hoy la resolución de no dejar pasar dia alguno sin santificarle con alguna obra de caridad. Si tenéis bienes, pagad el diezmoá vuestro Dios, y mirad los pobres como los recaudadores de lo que á él indocilidad de un pueblo privilegiado, colmado de bienes, criado en medio de los mayores milagros; pero al que el número de tantos beneficios habia hecho todavía mas ingrato y mas irreligioso, y que con sus crímenes enormes habia obligado á Dios á descargar sobre él todo el rigor de su indignación : y por este pormenor abreviado, pero le pertenece. ¿Estáis imposibilitados de hacer limosna? vivo, nos advierte el santo Apóstol que esto no era mas Honrad al menos á los pobres, y hacedles todo género do servicios; procuradles todos los socorros que pudiereis según vuestro estado. Si tuviésemos una verdadera fé, una fe viva y activa, pocas personas habria que nos pareciesen mas respetables que los pobres, porque veríamos siempre en su persona á Jesucristo. 2 Arreglad vuestras limosnas con proporción á vuestros bienes y á vuestras rentas. ¿Qué quedará las mas veces para dar á los pobres, si las limosnas se arreglan con relación á lo supcrííuo ? Hay pocos que crean que tienen nada superfluo. Los quo mas espenden en el juego, en muebles, en equipaje, en banquetes, son, por lo común, los que ménos limosnas hacen; y después de esto ¿se pílraflan las revoluciones de forluna que sepultan en el polvo á los que rehusan á su Dios el írihuto de sus bienes? Esíableccd lo que debéis dar todos los años, lodos los meses, todos los dias, á aquél de quien lodo lo esperáis, y á quien debéis vuestros bienes y vuestra vida. No sirvan los revesos de los tiempos sino para haceros mas caritativos, este es el medio de que os sean poco sensibles sus efectos. El mimero de vuestros hijos, y otras cien razones doméstica?;, deben ciertamente hacer que reforméis vuestros gastos en el lujo, en las diversiones, en el juego ; pero jamás en las limosnas. Tenéis orho hijos: en verdad que no abandonaríais el noveno k Dios os lo hubiese dado; poned, pues, en lugar suyo á Jesucris^ y e) gasto que os haria el noveno dadlo h los pobreT No juguéis, y lo que creyereis que hubu-rais perdido aquel dia en el juego, disíribuidlo en obras de caridad. Os viene gana de comprar un mueble sin el cual podéis pasaros; dar por gusto una comida ; hacer algún gasto do pura vanidad, 6 de capricho ; privaos de esla vana satisfaccioo, y aquella suma ítadta cu los pobres á aquel que quiere daros por ella el céntuplo. Pocas comunidades, y aun familias, hay que no puedan socorrer á algún pobre con lo que en ellas se despordicin pW negligencia ó que una figura instructiva de lo que debe suceder á los cristianos que imitaren los desórdenes de los judíos ; y que cuanto mas favorecidos han sido del Señor, tanto mas deben esperar el ser castigados con mayorseveridad, aun desde esta vida, si abandonándose á sus deseos depravados abusan de las misericordias infinitas del Señor, é irritan su justicia con su vida licenciosa. El Evangelio de la misa tiende al mismo fin, y confirma la misma verdad. Hácenos el Salvador en él un retrato vivo é interesante de las desgracias espantosas de Jcrusalen y de toda la nación judía, y esto en castigo de su impía tenacidad en no querer reconocer al Mesías. Las lágrimas del Salvador á vista de aquella ciudad desventurada son una prueba muy sensible de su ternura, y deben convencernos de que nuestros crímenes y nuestra infidelidad son los que nos atraen todas nuestras desgracias. El introito do la misa tiene mucha relación con la Epístola y el Evangelio, y al mismo tiempo tiende á inspirarnos mucha confianza en la misericordia de Dios, aun á vista (le nuestra ingratitud. Cuasi lodos los domingos del año se ve á la Iglesia muy solícita de inspirarnos esta virtud. «Hé aquí el Dios lleno de bondad que acude á mi socorro, y que loma visiblemente mi defensa contra mis enemigos. Apartad, Señor, y haced que recaiga sobre mis enemigos el mal que ellos me preparan ; haced que perezcan, y que de este modo se convenzan de vuestra fidelidad en proteger al inocente. Dios mió, por la gloria de vuestro nombre, salvadme del peligro en que me encuentro, y desplegando vuestro poder en favor mió, dad á conocer el juicio que hacéis de mi inocencia.» Vendido David por los zifeos, y cercado por el ejército de Saúl que habia resuello perderle, compuso este salmo, en el cual implora el auxilio del cielo para librarse de un peligro tan inminente; y en efecto fué oido, y romo por milagro quedó libre de las mano» de Saúl. La cosa pasó del modo siguiente.

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DOMINGO NONO<br />

•oeetoyen estado do dar niMho, «epero quo lendreis por olvido. En fin, tened siempre en Yueslra cara el tesoro<br />

consi<strong>de</strong>ración h los sentimientos <strong>de</strong> mi corazón, y al <strong>de</strong>seo<br />

que tengo <strong>de</strong> serviros y <strong>de</strong> honraros en la persona <strong>de</strong> los<br />

pobres. ¿Y qué, Señor, puedo yo haciéndoles bien hacéroslo<br />

á vos, y dudaré aun si os lo he <strong>de</strong> hacer?<br />

JiCDLATORus.—Dichoso aquel á quien lacompasion hace<br />

atento á las necesida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l pobre. (Psalm. 40.).<br />

<strong>de</strong> los pobres, esto es, una bolsa, en la cual <strong>de</strong>positéis<br />

alguna cosa siempre que cobráreis vuestras rentas, ó hiciereis<br />

alguna ganancia en el comercio. Este fondo <strong>de</strong>be<br />

ser in<strong>de</strong>pendiente <strong>de</strong> vuestras limosnas ordinarias, y lo<br />

llamareis el tesoro <strong>de</strong> los pobres, porque <strong>de</strong> él sacareis<br />

con que asistirlos estraordinariamenle en sus necesida<strong>de</strong>s.<br />

Nó, nú Dios, jamás nos empobrecerá el daros á vos.<br />

(Proverb. 28.) "<br />

DOMINGO NONO DESPUES DE PENTECOSTES.<br />

Parece que la Iglesia en este noveno domingo <strong>de</strong>spués<br />

PROPÓSITOS.<br />

1 ¿Queréis <strong>de</strong>jar bienes á vuestros hijos, pasar vuestra<br />

vida con abundancia, trasmitir aun los frutos <strong>de</strong> vuestros<br />

sudores y <strong>de</strong> vuestra industria, las prosperida<strong>de</strong>s mismas,<br />

hasta una larga y dichosa posteridad? Haced limosna,<br />

dad libcralmenle á los pobres, abrid vuestra bolsa á los<br />

infelices. Pocos preceptos hay mas positivos, pocas recompensas<br />

mas seguras. No solamente no empobreció jamás<br />

<strong>de</strong> Pentecostés se propone persuadir á los fieles que todas<br />

las <strong>de</strong>sgracias ruidosas que suce<strong>de</strong>n en el mondo, las estrepitosas<br />

revoluciones que hacen á tantos llorar, los azotes<br />

terribles <strong>de</strong> la cólera <strong>de</strong>l Altísimo, las <strong>de</strong>solaciones ,<br />

las aflicciones públicas, son todas estas cosas castigos visibles<br />

déla corrupción <strong>de</strong> las costumbres, <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sprecio<br />

que se hace <strong>de</strong> la ley, y <strong>de</strong> la irreligión <strong>de</strong> los pueblo».<br />

La Epístola nos trae á la memoria las rigorosas penas con<br />

á nadie la limosna, sino que pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cirse que hay que Dios ha castigado la insigne ingratitud y la porfiada<br />

pocas fortunas bien cimentadas, pocas prosperida<strong>de</strong>s largas,<br />

que no sean la recompensa <strong>de</strong> la caridad <strong>de</strong> los hijos,<br />

ó do la <strong>de</strong> sus padres. Tomemos hoy la resolución <strong>de</strong> no<br />

<strong>de</strong>jar pasar dia alguno sin santificarle con alguna obra <strong>de</strong><br />

caridad. Si tenéis bienes, pagad el diezmoá vuestro Dios,<br />

y mirad los pobres como los recaudadores <strong>de</strong> lo que á él<br />

indocilidad <strong>de</strong> un pueblo privilegiado, colmado <strong>de</strong> bienes,<br />

criado en medio <strong>de</strong> los mayores milagros; pero al que el<br />

número <strong>de</strong> tantos beneficios habia hecho todavía mas ingrato<br />

y mas irreligioso, y que con sus crímenes enormes<br />

habia obligado á Dios á <strong>de</strong>scargar sobre él todo el rigor<br />

<strong>de</strong> su indignación : y por este pormenor abreviado, pero<br />

le pertenece. ¿Estáis imposibilitados <strong>de</strong> hacer limosna? vivo, nos advierte el santo Apóstol que esto no era mas<br />

Honrad al menos á los pobres, y hacedles todo género do<br />

servicios; procuradles todos los socorros que pudiereis según<br />

vuestro estado. Si tuviésemos una verda<strong>de</strong>ra fé, una<br />

fe viva y activa, pocas personas habria que nos pareciesen<br />

mas respetables que los pobres, porque veríamos siempre<br />

en su persona á Jesucristo.<br />

2 Arreglad vuestras limosnas con proporción á vuestros<br />

bienes y á vuestras rentas. ¿Qué quedará las mas veces<br />

para dar á los pobres, si las limosnas se arreglan con<br />

relación á lo supcrííuo ? Hay pocos que crean que tienen<br />

nada superfluo. <strong>Los</strong> quo mas espen<strong>de</strong>n en el juego, en<br />

muebles, en equipaje, en banquetes, son, por lo común,<br />

los que ménos limosnas hacen; y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> esto ¿se<br />

pílraflan las revoluciones <strong>de</strong> forluna que sepultan en el<br />

polvo á los que rehusan á su Dios el írihuto <strong>de</strong> sus bienes?<br />

Esíableccd lo que <strong>de</strong>béis dar todos los años, lodos<br />

los meses, todos los dias, á aquél <strong>de</strong> quien lodo lo esperáis,<br />

y á quien <strong>de</strong>béis vuestros bienes y vuestra vida. No<br />

sirvan los revesos <strong>de</strong> los tiempos sino para haceros mas<br />

caritativos, este es el medio <strong>de</strong> que os sean poco sensibles<br />

sus efectos. El mimero <strong>de</strong> vuestros hijos, y otras cien<br />

razones doméstica?;, <strong>de</strong>ben ciertamente hacer que reforméis<br />

vuestros gastos en el lujo, en las diversiones, en el<br />

juego ; pero jamás en las limosnas. Tenéis orho hijos:<br />

en verdad que no abandonaríais el noveno k Dios os lo<br />

hubiese dado; poned, pues, en lugar suyo á Jesucris^<br />

y e) gasto que os haria el noveno dadlo h los pobreT<br />

No juguéis, y lo que creyereis que hubu-rais perdido<br />

aquel dia en el juego, disíribuidlo en obras <strong>de</strong> caridad.<br />

Os viene gana <strong>de</strong> comprar un mueble sin el cual podéis<br />

pasaros; dar por gusto una comida ; hacer algún gasto<br />

do pura vanidad, 6 <strong>de</strong> capricho ; privaos <strong>de</strong> esla vana satisfaccioo,<br />

y aquella suma ítadta cu los pobres á aquel<br />

que quiere daros por ella el céntuplo. Pocas comunida<strong>de</strong>s,<br />

y aun familias, hay que no puedan socorrer á algún<br />

pobre con lo que en ellas se <strong>de</strong>spordicin pW negligencia ó<br />

que una figura instructiva <strong>de</strong> lo que <strong>de</strong>be suce<strong>de</strong>r á los<br />

cristianos que imitaren los <strong>de</strong>sór<strong>de</strong>nes <strong>de</strong> los judíos ; y<br />

que cuanto mas favorecidos han sido <strong>de</strong>l Señor, tanto<br />

mas <strong>de</strong>ben esperar el ser castigados con mayorseveridad,<br />

aun <strong>de</strong>s<strong>de</strong> esta vida, si abandonándose á sus <strong>de</strong>seos <strong>de</strong>pravados<br />

abusan <strong>de</strong> las misericordias infinitas <strong>de</strong>l Señor,<br />

é irritan su justicia con su vida licenciosa. El Evangelio<br />

<strong>de</strong> la misa tien<strong>de</strong> al mismo fin, y confirma la misma verdad.<br />

Hácenos el Salvador en él un retrato vivo é interesante<br />

<strong>de</strong> las <strong>de</strong>sgracias espantosas <strong>de</strong> Jcrusalen y <strong>de</strong> toda<br />

la nación judía, y esto en castigo <strong>de</strong> su impía tenacidad<br />

en no querer reconocer al Mesías. Las lágrimas <strong>de</strong>l Salvador<br />

á vista <strong>de</strong> aquella ciudad <strong>de</strong>sventurada son una<br />

prueba muy sensible <strong>de</strong> su ternura, y <strong>de</strong>ben convencernos<br />

<strong>de</strong> que nuestros crímenes y nuestra infi<strong>de</strong>lidad son los<br />

que nos atraen todas nuestras <strong>de</strong>sgracias. El introito do<br />

la misa tiene mucha relación con la Epístola y el Evangelio,<br />

y al mismo tiempo tien<strong>de</strong> á inspirarnos mucha confianza<br />

en la misericordia <strong>de</strong> Dios, aun á vista (le nuestra<br />

ingratitud. Cuasi lodos los domingos <strong>de</strong>l año se ve á la<br />

Iglesia muy solícita <strong>de</strong> inspirarnos esta virtud.<br />

«Hé aquí el Dios lleno <strong>de</strong> bondad que acu<strong>de</strong> á mi socorro,<br />

y que loma visiblemente mi <strong>de</strong>fensa contra mis<br />

enemigos. Apartad, Señor, y haced que recaiga sobre<br />

mis enemigos el mal que ellos me preparan ; haced que<br />

perezcan, y que <strong>de</strong> este modo se convenzan <strong>de</strong> vuestra<br />

fi<strong>de</strong>lidad en proteger al inocente. Dios mió, por la gloria<br />

<strong>de</strong> vuestro nombre, salvadme <strong>de</strong>l peligro en que me encuentro,<br />

y <strong>de</strong>splegando vuestro po<strong>de</strong>r en favor mió, dad<br />

á conocer el juicio que hacéis <strong>de</strong> mi inocencia.» Vendido<br />

David por los zifeos, y cercado por el ejército <strong>de</strong> Saúl que<br />

habia resuello per<strong>de</strong>rle, compuso este salmo, en el cual<br />

implora el auxilio <strong>de</strong>l cielo para librarse <strong>de</strong> un peligro tan<br />

inminente; y en efecto fué oido, y romo por milagro quedó<br />

libre <strong>de</strong> las mano» <strong>de</strong> Saúl. La cosa pasó <strong>de</strong>l modo siguiente.

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