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Tomo Cuatro Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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teocion <strong>de</strong> un SoRor omnipotente á quien todo obe<strong>de</strong>ce,<br />

Iodo ce<strong>de</strong>? Dichosos los que se han consagrado á vos, Señor,<br />

esclama el Profeta; vos les servís <strong>de</strong> asilo contra lodos<br />

los acci<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> la vida, y bajo la protección divina<br />

están á cubierto <strong>de</strong> todos los males. El Señor se digna<br />

tomarme bajo su tutela, yo no careceré jamás <strong>de</strong> nada<br />

en los escelcules pastos adon<strong>de</strong> me ha conducido. Seamos<br />

íieies en servirle y en seguirle, ¿El que mantiene<br />

b los pájaros <strong>de</strong>l cielo, <strong>de</strong>jará morir <strong>de</strong> hambre á los<br />

que están en su servicio? aunque fuera necesario obrar<br />

los mayores milagros, no <strong>de</strong>jará que jamás falte nada á<br />

sus siervos. Basta para prueba reflexionar con atención<br />

sobre lo que reliere nuestro Evangelio. Una multilud <strong>de</strong><br />

mea <strong>de</strong> cuatro mil personas siguen al Salvador al <strong>de</strong>sierto,<br />

y ocupados únicamente con el placer <strong>de</strong> verle y <strong>de</strong><br />

oirle, se olvidan hasta <strong>de</strong> su alimento y no piensan en buscar<br />

que comer; mas este amable Salvador no los olvida.<br />

Él solo piensa en sn subsistencia. Me compa<strong>de</strong>zco <strong>de</strong> esta<br />

muchedumbre, dice á susdiscípnlos, porque hacetres dias<br />

que no me <strong>de</strong>jan, y no llenen nada que comer; si los <strong>de</strong>spido<br />

á sus casas sin tomar alimento, les fallarán las fuerzas<br />

en el camino, porque algunos han venido <strong>de</strong> lejos.<br />

Pensemos, meditemos, consi<strong>de</strong>remos todas estas palabras:<br />

no hay una que no indique el fondo <strong>de</strong> bondad inagotable<br />

<strong>de</strong> que está lleno su corazón en favor <strong>de</strong> los que no le <strong>de</strong>jan.<br />

Ninguno <strong>de</strong> los apóstoles piensa en las necesida<strong>de</strong>s<br />

<strong>de</strong> aquellas gentes, solo piensan en sí mismos; pero Jesucristo<br />

las ama con mucho estremo para que <strong>de</strong>je <strong>de</strong> pensar<br />

en ellas. Siéntese movido <strong>de</strong> compasión <strong>de</strong> todo aquel<br />

pueblo, ve sus necesida<strong>de</strong>s, no oye que nadie se las represente,<br />

y él por sí las previene. Fija su consi<strong>de</strong>ración en<br />

lo largo <strong>de</strong>l camino y en la faíiga para andarlo, piensa en<br />

los acci<strong>de</strong>ntes que podrian suce<strong>de</strong>rles, y medita al mismo<br />

tiempo en los medios <strong>de</strong> prevenirlos. -Y a vista <strong>de</strong> esto,<br />

¿podremos <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> tener confianza en su bondad, teniendo<br />

la dicha <strong>de</strong> estar en su servicio? Su conocimiento no es<br />

un conocimienlo seco y estéril; conoce sus necesida<strong>de</strong>s y<br />

provee á ellas. ¿Es necesario hacer un milagro para satisfacer<br />

su ternura ? nada le cuesta el hacerlo. Con siete pequeños<br />

panes y unos pececillos satisface á aquella muchedumbre<br />

hambrionla. i líuen Dios! iqué cuidado tenéis<br />

<strong>de</strong> los que os sirven, y qué liberal sois para con vuestros<br />

siervos I<br />

PUNTO sEGUNno.—Cünsi<strong>de</strong>ra que todas las maravillas<br />

mas patentes quo Jesucristo ha ohrado durante su vida<br />

mortal, son pruebas y símbolos <strong>de</strong> los milagros, por <strong>de</strong>cirlo<br />

así, espirituales é invisibles que hace todos los dias<br />

en favor <strong>de</strong> sus siervos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> que ha subido al cielo. Su<br />

ternura para con nosotros no se, ha <strong>de</strong>bilitado por su triunfo.<br />

A<strong>de</strong>más <strong>de</strong> que está continuaimmle con nosotros, vela<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> el cielo sobre todas nuestras necesida<strong>de</strong>s, las conoce<br />

perfectamente, y provee á ellas con el mismo cuidado,<br />

la misma bondad y la misma benevolencia. Amadísimos<br />

hermanos mios, <strong>de</strong>cia san Pedro, poned toda vuestra confianza<br />

en Dios, servidle con buen ánimo, con ternura, con<br />

G<strong>de</strong>lidad, y uo temáis que os olvi<strong>de</strong> en vuestras noY.esida<strong>de</strong>s,<br />

ni que permita que os falte todo lo que necesifáreis;<br />

«<strong>de</strong>scargad en él lodo loque pue<strong>de</strong> inquietaros, porque él<br />

tiene cuidado <strong>de</strong> vosotros. (l.Pelr. 3.)» Ahora bien, si el<br />

Señor tiene cuidado <strong>de</strong> nosotros, si quiere que confiemos<br />

on él, ¿temeremos ó que carezca <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r, ó que falle á<br />

su palabra? y si tal vez no espcrimcnlamos los dulces<br />

DESPUES DE PENTECOSTES. 487<br />

efectos <strong>de</strong> su provi<strong>de</strong>ncia tan benéfica, culpémonos á nosotros<br />

mismos, á nuestra poca fé, h nuestras continuas<br />

<strong>de</strong>sconfianzas, á nuestras infi<strong>de</strong>lida<strong>de</strong>s, á nuestra flojedad<br />

en el servicio <strong>de</strong> Dioa, á nuestro poco fervor y <strong>de</strong>voción, á<br />

nuestra poca confianza. Nosotros le damos muy poco al<br />

Señor; aim cuando no nos pi<strong>de</strong> sino lo mas fácil y lo mas<br />

justo, se lo negamos cuasi lodo; y lo poco que le damos<br />

se lo damos con lanío disgusto, que no parece dárselo sino<br />

por fuerza y <strong>de</strong> mala gana. Esto es lo que <strong>de</strong>bilita, lo que<br />

apaga nuestra confianza. Aquel pueblo corre en pos <strong>de</strong> Jesucristo;<br />

el <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> oirle, y el placer <strong>de</strong> seguirle, hace<br />

que se olvi<strong>de</strong> hasta <strong>de</strong> las necesida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la vida. Léjos<br />

<strong>de</strong> quejarse ni <strong>de</strong> murmurar, en lugar <strong>de</strong> <strong>de</strong>sanimarse<br />

por lo largo <strong>de</strong>l camino, ó por la falta <strong>de</strong> todas las cosas<br />

en el <strong>de</strong>sierto, no piensa ni en la fatiga ni en su <strong>de</strong>bilidad,<br />

no piensa ni aun en volverse; pero también esperimenta<br />

inmediatamente los dulces efectos <strong>de</strong> la divina provi<strong>de</strong>ncia.<br />

Bella lección; pero censura muda y muy elocuente<br />

pata laníos cristianos que no siguen á Jesucristo jnas que<br />

<strong>de</strong> léjos, poco tiempo, y quejándose eternamente <strong>de</strong>l ir a-<br />

bajo que su imaginación les abulta, y (pie su poco amorá<br />

Jesuerislo les hace <strong>de</strong>masiado duro. Sirvamos á Dios n ti<br />

ü<strong>de</strong>lidad, y le set viremos con confianza ; sirvámosle con<br />

confianza, y él sabrá proveernos en todas nueslras m

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