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Tomo Cuatro Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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DESHJKS DE PENTECOSTES.<br />

los sexos y en lodos los estados; pero al íin la disolución<br />

no es universal; hay verda<strong>de</strong>ros israelilas, aun en medio<br />

<strong>de</strong> Babilonia: pero entre los fióles, es pequeüo el número<br />

<strong>de</strong> vírgenes necias, y <strong>de</strong> siervos haraganes? Evítase<br />

el mal, tiene uno un testimonio secreto <strong>de</strong> que no ha hecho<br />

agravio á nadie. No remuer<strong>de</strong> la conciencia ni <strong>de</strong> injusticias<br />

ni <strong>de</strong> impurezas, ni <strong>de</strong> calumnias; pero ¿esta<br />

conciencia tan tranquila sobre el mal que no ha hecho,<br />

está muy consolada sobre el bien que <strong>de</strong>bia hacer? Asegúrase<br />

uno porque no es tan perverso como otros muchos;<br />

pero ¿tendrá motivo para estar seguro por el número y<br />

el mérito <strong>de</strong> las buenas obras que no se han hecho? El pecado<br />

causa remordimientos y merece castigos; pero ¿es<br />

iiiétiüs pecado la falta <strong>de</strong> virtud en aquel que está obligado<br />

á cumplir todos los <strong>de</strong>beres <strong>de</strong> la justicia? Un hereje,<br />

un pagano pue<strong>de</strong> evitar el mal; pero un cristiano ¿pue<strong>de</strong><br />

salvarse sin buenas obras? El siervo fiel es recompensado<br />

con la bienaventuranza eterna, porque ha llenado con<br />

puntualidad hasta las mas pequeñas obligaciones, y el título<br />

que da <strong>de</strong>recho á todos los elegidos á la herencia<br />

<strong>de</strong>l Padre celestial es el haber visitado á los pobres enfermos<br />

y á los encarcelados, y haber santificado sus dias con<br />

el ejercicio <strong>de</strong> las obras <strong>de</strong> misericordia. ¡Buen Dios! iqué<br />

error el imaginarse que basta evitar el mal, sin obrar el<br />

bien! jY cuántas personas seculares, acaso también eclesiásticas<br />

y religiosas, serán escluidas <strong>de</strong> la mansión <strong>de</strong> los<br />

bienaventurados, por no haber hecho el bien que Dios exigía<br />

<strong>de</strong> ellas! ¡Qué <strong>de</strong> acciones <strong>de</strong> piedad omitidasl ¡Cuántas<br />

buenas obras <strong>de</strong>scuidadas! icuánlos actos <strong>de</strong> virtud,<br />

cuánlas obligaciones <strong>de</strong>! estado olvidadas! El padre <strong>de</strong> familias<br />

no quiere siervos <strong>de</strong>sidiosos; recompensa á la verdad<br />

á los últimos que han llegado, tan libcralmenle alguvez<br />

como á los que han trabajado <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la primera hora;<br />

pero todos han trabajado, todos se han hecho dignos <strong>de</strong>l<br />

salario por su fervor y por su piedad. «La recompensa<br />

que yo tengo <strong>de</strong> dar, dice el Sefior, está conmigo, para<br />

dar á cada uno según sus obras.» (Apoc. 22.) «No se lleva<br />

la corona sino el que ha combalido según las reglas»<br />

con que <strong>de</strong>be hacerlo. (2 Timolh.)<br />

Ll Evangelio <strong>de</strong> la misa <strong>de</strong> este dia es lomado <strong>de</strong>l cap.<br />

san Maleo.<br />

In illa tempore : Dixil<br />

Jesús discipulis suis : iVtsi<br />

abundaverit jmiilia ves-<br />

Ira plus quam scribarum<br />

et pharisceorum , non íntrabüis<br />

in regmm cmlorum.<br />

Andistis , ^wia dtc-<br />

(um est anliquis : Non oeci<strong>de</strong>s<br />

: qui aulem ocd<strong>de</strong>rit,<br />

reus erit judicio. Ego au~<br />

iem dico vobis : quia omnis<br />

, qid irasdtur fratri<br />

SMO, reus erit judicio. Qui<br />

aulem dixeril fratri sito,<br />

mea i reus erit concilio.<br />

Qui aulem dixenl fatue :<br />

reus erit gehennoe ignis. Si<br />

ergo offers munus iv.umad<br />

aliare , et tí/i recordalus<br />

fueris, quia fraler tms ha-<br />

En aquel tiempo dijo Jesús<br />

á sus discípulos; Si vuestra<br />

virtud no es superior á la <strong>de</strong><br />

los escribas y fariseos, no entrareis<br />

en el reino <strong>de</strong> los cielos.<br />

Habéis oido que se ha dich)<br />

á vuestros antepasados :<br />

No matarás; mas el que matare<br />

(á su prójimo) merecerá<br />

ser con<strong>de</strong>nado en el tribunal<br />

<strong>de</strong>l juicio. Yo empero os digo,<br />

que cualquiera que se encoleriza<br />

contra su hermano, merecerá<br />

ser con<strong>de</strong>nado por el<br />

tribunal <strong>de</strong>l juicio. El que dijere<br />

á su hermano (para injuriarle)<br />

necio , merecerá ser<br />

con<strong>de</strong>nado por el tribunal <strong>de</strong>l<br />

consejo; y el que le llamare<br />

insensato, merecerá el snplihcl<br />

aliquid adversum le,<br />

relinqve ibi munus tuum<br />

ante aliare, et va<strong>de</strong>pi'ius<br />

reconñliari fratri tm : eí<br />

tune veniens offeres munus<br />

tuum.<br />

479<br />

ció <strong>de</strong>l fuego. Así que, si presentando<br />

vuestra ofrenda al<br />

altar os acordáreis que vuestro<br />

hermano tiene algún motivo<br />

<strong>de</strong> queja contra vosotros , <strong>de</strong>jad<br />

allí vuestra ofrenda <strong>de</strong>lante<br />

<strong>de</strong>l altar, é id ánles á reconciliaros<br />

con vuestro hermano,,<br />

y entonces volved en<br />

seguida á presentar vuestra<br />

ofrenda.<br />

MEDITACION.<br />

De la caridad que <strong>de</strong>be tenerse con el prójimo.<br />

PCNTO PIUMF.RO.—Consi<strong>de</strong>ra que no hay cosa que Josucrist»<br />

haya recomendado tanto, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l mandamiento<br />

<strong>de</strong> amar á Dios, como el <strong>de</strong> amar á nuestro prójimo,<br />

llegando hasta cuasi equiparar estos dos preceptos.<br />

«Amarás á tu prójimo comoá tí mismo.» Sin embargo,<br />

acaso no hay precepto mas mal observado que este.<br />

¿Ámase al prójimo como se ama uno á sí mismo? Consi<strong>de</strong>remos<br />

el amor que nos leñemos á nosotros mismos, y podremos<br />

fácilmente compren<strong>de</strong>r cuál es la caridad que tenemos<br />

con nuestro prójimo. ¡Qué atención, buen Dios,<br />

para conservar y para aumentar nuestra hacienda! ¡Qué<br />

solicitud para procurarnos el placer, y todo cuanto gusta<br />

al amor propio! ¡Qué indulgencia para con nosotros mismos!<br />

¡Qué <strong>de</strong>lica<strong>de</strong>za sobre el punto <strong>de</strong> honor! ¡Con qué<br />

rigor soslione uno sus <strong>de</strong>rechos y sus inlcrescsí ¡Con qué<br />

eslima miramos nuestra reputación! Siempre alerta contra<br />

todo lo que pue<strong>de</strong> dañarnos; siempre industriosos para<br />

buscar todo lo que nos pue<strong>de</strong> acomodar, y para echar<br />

fuera todo lo que pue<strong>de</strong> inquietarnos y darnos pena. Jamás<br />

se halla satisfecho nuestro amor propio, así es que<br />

siempre está trabajando por satisfacerse. Nuestros <strong>de</strong>seos<br />

crecen con los años, y ptie<strong>de</strong> <strong>de</strong>cirse que nuestro<br />

amor propio no envejece nunca. Este amor, pues, tan ardiente<br />

<strong>de</strong> nosotros mismos <strong>de</strong>be ser, según el mandamiento<br />

<strong>de</strong>l Señor, la medida, y como el mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong>l amor que<br />

<strong>de</strong>bemos lener al prójimo: juzguemos, pues, por nuestra<br />

conducta y nuestros sentimientos <strong>de</strong>l amor que tenemos<br />

á nuestros hermanos. ¿Ilubo jamás una indiferencia mas<br />

común? ¿una fr ialdad mas constante? ¿una insensibilidad<br />

mas dura? ¿un olvido mas universal y mas marcado? ¡Qué<br />

sensibilidad en nuestros mas pequeños males! ¿es igual<br />

la que tenemos en los males <strong>de</strong>l prójimo ? ¿nos conmovemos<br />

mucho á la vista <strong>de</strong> sus miserias? ¿qué parle tomamos<br />

en sus adversida<strong>de</strong>s? ¿quéregocijo en su prosperidad<br />

? Digamos mas bien lo que con no peca frecuencia esperimenlamos,<br />

¿qué disgustos, qué <strong>de</strong>specho, que envidia<br />

no nos causa! ¿y no es efecto <strong>de</strong> una secreta antipatía?<br />

lo que inspira lodos estos sentimientos tan poco cristianos<br />

es la pasión, es la disposición <strong>de</strong> un coraron maligno<br />

loque los produce. No se ama al prójimo, si no se<br />

le ama comoá sí mismo; no se le ama, digámoslo mas<br />

exactamente, se le aborrece. De aquí la indiferencia, la<br />

insensibilidad, el disgusto, la dureza que llega alguna vez<br />

á producir un gozo maligno en sus <strong>de</strong>sgracias. De aquí<br />

las palabras duras, los términos ofensivos, las injui ius que<br />

el Señor con<strong>de</strong>na á suplicios tan crueles. Qué os parece,<br />

¿este segundomandamienlo, semejanlc al primero, ama-

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