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Tomo Cuatro Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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vms aiterm. Per Domi-<br />

mm mslrum...<br />

DKSPUES DE I] ENTECOSTES.<br />

mos <strong>de</strong> tal modo por los bienes<br />

lemporalesy perece<strong>de</strong>ros, que<br />

no perdmnos los eternos. Por<br />

nuestro Sefiur Jesucristo, etc.<br />

La Epístola está lomada <strong>de</strong> la primera carta <strong>de</strong>l apóstol<br />

San Pedro, cap, 5.<br />

Charissimi : Ilumilia-<br />

Mis amadísimos hermanos:<br />

nmú su6 poíenti mam Huiuillaos bajo <strong>de</strong> la mano po-<br />

ÍJCÍ, ul tos exullet m tem-<br />

porc visitulioms : omnem<br />

<strong>de</strong>rosa <strong>de</strong> Dios á fin <strong>de</strong> que os<br />

exalte en el tiempo <strong>de</strong> su visolicitudinem<br />

veslram silacion, <strong>de</strong>scargando en él<br />

projicienles in eum, quo-<br />

ninm ipsi cura est <strong>de</strong> vo-<br />

porque él mrsmo cuida <strong>de</strong> vobis.<br />

Sohrii estáte, elvigi-<br />

late : ^uía adversarius<br />

vester diabolas tamquam<br />

leo rugiens circuit, quw-<br />

rens quem <strong>de</strong>voret : cui<br />

lados buscando á quien <strong>de</strong>voresislile<br />

fortes in fi<strong>de</strong> :<br />

$cimtes eam<strong>de</strong>m passio-<br />

nem el, quce in mundo est,<br />

todo lo qui! pue<strong>de</strong> inquietaros<br />

solros. Sed sobrios, y velad;<br />

porque vuestro enemigo , el<br />

<strong>de</strong>monio, semejante á un león<br />

que ruge, da vueltas por todos<br />

rar. Resistidle afianzándoos en<br />

la fé, estando persuadidos que<br />

todos los <strong>de</strong>más hermanos esvestrw<br />

fralcrnilali fieri. partidos por e! mundo tienen<br />

l)eus aúlem omnis graliaí,<br />

que sufrir lo mismo que vosoqui<br />

vocavit nos in celcr-<br />

tros. Mas Dios , autor <strong>de</strong> toda<br />

mm suam gloriam in gracia , que nos ha llamado en<br />

Chnsto Jesu , modicum<br />

Jesucristo á su eterna gloria,<br />

passos ipse perfi<strong>de</strong>l, con- , él mismo nos hará perfectos,<br />

¡irmabit, solidabilque. Ipsi<br />

gloria, et imperium in se-<br />

cula seculormn. Amen.<br />

nos confirmará , y nos hará<br />

incontrastables, <strong>de</strong>spués que<br />

hubiéremos sufrido un poco.<br />

A él sea dada la gloria y el soberano<br />

po<strong>de</strong>r en los siglos <strong>de</strong><br />

ios siglos. Amen.<br />

Kstando el príncipe <strong>de</strong> los apóstoles san Pedro en Roma,<br />

en don<strong>de</strong> habfa establecido su silla corno centro <strong>de</strong> la religión,<br />

escribió en cualidad <strong>de</strong> cabeza do la Iglesia osla primera<br />

carta á las iglesias <strong>de</strong> Asia, <strong>de</strong>l Ponto¿ <strong>de</strong> Galacia y<br />

<strong>de</strong> Hilinia, que tenían mucho que sufrir <strong>de</strong> parle <strong>de</strong> los<br />

judíos obstinados y <strong>de</strong> los gentiles; anunciales que está<br />

próximo el dia <strong>de</strong>l Señor, lo cual <strong>de</strong>be enten<strong>de</strong>rse <strong>de</strong> la<br />

ruina próxima <strong>de</strong> Jerusalen, que Jesucristo habia predicho<br />

tan claramente en castigo do la ceguera y <strong>de</strong> la obstinación<br />

<strong>de</strong> los judíos por ei <strong>de</strong>icidio que hablan cometido.<br />

REFLEXIONES.<br />

«Humillaosbajo <strong>de</strong> la mano po<strong>de</strong>rosa <strong>de</strong> Dios.» Propiamente<br />

hablando jamás podrá el büinbi e humillarse, en razón<br />

<strong>de</strong> que por bajo que eslé, está siempre en su lugar; y<br />

no siendo por sí mismo otra cosa que nada, para humillarse<br />

como <strong>de</strong>be seria necesario que se pusiese bajo <strong>de</strong><br />

¡a nada. Nuestra humildad se mi<strong>de</strong> con relación á nuestro<br />

orgullo. Queremos subir mas alio <strong>de</strong> lo que <strong>de</strong>bemos; no<br />

po<strong>de</strong>mos sufrir el vernos al nivel <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más, y sin consultar<br />

ni la equidad, ni la razón, ni aun el buen sentido,<br />

aspiramos siempre á salimos do nuestra esfera imaginándonos<br />

que estaremos mejor en olro grado. Nos hallamos<br />

naturalmente inquietos en el que hemos nacido, mientras<br />

sabemos que hay uno superior. Hácense toda la vida esfuerzos<br />

para elevarse; caminase, trépase, fatígase para<br />

llegar adon<strong>de</strong> se ve que han llegado ya otros, sin advertir<br />

que los puestos mas elevados no son los mas tranqui-<br />

4G7<br />

los; las borrascas y las tempesta<strong>de</strong>s estallan por lo común<br />

en las alturas. Si tal vez se goza en ellas d« alguna calma,<br />

apenasa& mira <strong>de</strong>s<strong>de</strong> tan alio sin que la cabeza se <strong>de</strong>svanezca.<br />

De aquí tan frecuentes caídas y tan tristes revoluciones.<br />

Lo que en el mundo se llaman gran<strong>de</strong>s fortunas,<br />

son no mas que gran<strong>de</strong>s palabras que significan muy poco.<br />

Una tierra que se ha comprado; algunos <strong>de</strong>rechos <strong>de</strong><br />

preeminencia que se han adquirido; litulos antiguos ([ue<br />

se han trasladado á una nueva familia; un cargo <strong>de</strong> magistratura<br />

; un empleo en el ejercito; una rica herencia<br />

que saca á uno <strong>de</strong>l polvo <strong>de</strong> su condición ; un genio superior<br />

c industrioso; la amistad <strong>de</strong> los gran<strong>de</strong>s; el favor <strong>de</strong>l<br />

príncipe; lodo esto da un nuevo lustre que lisonjea, que<br />

brilla, que <strong>de</strong>slumhra; pero en resumen, no es lodo ello<br />

á lo mas otra cosa que un barniz sobre un vaso <strong>de</strong> tierra.<br />

Por masque haya nacido gran<strong>de</strong>, no por eso se <strong>de</strong>ja <strong>de</strong><br />

ser hombro, y por consiguiente flaco, enfermo, mortal, y<br />

toda la gran<strong>de</strong>za humana viene á parar en un puñado <strong>de</strong><br />

ceniza. Pué<strong>de</strong>se nacer sobre el trono; pero no hay monarca<br />

alguno que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Ú trono no <strong>de</strong>scienda al sepulcro. La<br />

mas elevada superioridad, la nobleza mas esclarecida, «o<br />

esceptúan <strong>de</strong> las enfermeda<strong>de</strong>s.<br />

Nunca son las pasiones<br />

mas fieras ni mas imperiosas que en la prosperidad y en<br />

la abundancia. La enfermedad y la muerte no respetaron<br />

jamás á los gran<strong>de</strong>s. La autoridad mejor establecida, y<br />

el po<strong>de</strong>r mas estenso, no estuvieron nunca al abrigo délas<br />

adversida<strong>de</strong>s y <strong>de</strong> las humillaciones: todo nos humilla;<br />

hasta la misma gran<strong>de</strong>za. Nuestro propio corazón, nnes-<br />

Ira imaginación, nuestro espírilu, son nuestros tiranos en<br />

<strong>de</strong>fecto <strong>de</strong> otros. Un avaro es pobre en medio <strong>de</strong> sus tesoros.<br />

¿Hubo jamás algún ambicioso contento en su elevación?<br />

la soberanía tiene sus altos y sus bajos, y la corona<br />

sus cruces y sus espinas. No hay dia sin niebla sobre la<br />

tierra; aun los mas serenos se ven con frecuencia turbados<br />

con tempesta<strong>de</strong>s inesperadas. La calma no es fruto<br />

natural <strong>de</strong> esta vida ; por eslo, en todos los sexos, cu todas<br />

las eda<strong>de</strong>s y en todas las condiciones encontramos un<br />

fondo <strong>de</strong> inquietud, <strong>de</strong> flaqueza, <strong>de</strong> pena y <strong>de</strong> disgusto<br />

que nos humilla. Son estas las pruebas in<strong>de</strong>lebles y los<br />

efectos propios <strong>de</strong> nuestra nada. Y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> esto ¿pue<strong>de</strong><br />

sernos penoso el humillarnos bajo déla mano po<strong>de</strong>rosa<br />

du nuestro Dios? i Ah! que en efecto nos cuesta <strong>de</strong>masiado,<br />

y eslo es lo que <strong>de</strong>be humillarnos mas. Nuestro<br />

orgullo natural es una <strong>de</strong> nuestras mas sensibles humillaciones.<br />

Ninguna cosa prueba mejor nuestra pobreza, nuestra<br />

imbecilidad y nuestra flaqueza. Riese uno cuando ve<br />

un mono vestido <strong>de</strong> héroe; laméntase cuando se encuentra<br />

con un moribundo que no cesa <strong>de</strong> <strong>de</strong>cir que va bien; le<br />

da lástima <strong>de</strong> un hombre <strong>de</strong> nada, que se imagina que es<br />

un gran príncipe. Solo pues en la verda<strong>de</strong>ra humildad es<br />

en don<strong>de</strong> se cifra propiamente toda la sabiduría.<br />

El Evangelio <strong>de</strong> la misa <strong>de</strong> este dia está lomado <strong>de</strong>l <strong>de</strong><br />

san Lúeas, cap. 43.<br />

Inillo tempore : Eranl<br />

appropinquanlesad Jesum<br />

publicani et peccatores, «í<br />

audierent illum. El mur-<br />

En aquel tiempo, como los<br />

publícanos y los pecadores so<br />

acercasen á Jesús para oirle,<br />

murmuraban los fariseos y lus<br />

nmrabant pharisaei et escribas; Este hombre, <strong>de</strong>cían,<br />

scriba:, dicentes : Qaiahic<br />

recibe á los pecadores, y copeccatores<br />

recipil, et man- rae con ellos. Inmedialamenducal<br />

cuín iltis. Et ait ad<br />

le el Salvador les dijo esta pa-

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