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<strong>de</strong> amar á Dios, sobre el que gira toda h ley; cuan cíerlo<br />
es que esta caridad indispensable está cuasi proscrita en<br />
el mondo, y como <strong>de</strong>sterrada <strong>de</strong>l comercio <strong>de</strong> la vida civil<br />
! La jerigonza <strong>de</strong>l disimulo y <strong>de</strong> un bien parecer oticioso,<br />
pero vacío y estéril, ba tomado su lugar. No bien se<br />
lia enseñoreado <strong>de</strong>l corazón <strong>de</strong>l bombre, cuando se rin<strong>de</strong><br />
voluntariamente esclavo <strong>de</strong> su amor propio y <strong>de</strong>sús pasiones:<br />
«No sea, pues, nuestro amor <strong>de</strong> palabra:» digan<br />
nuestros sentimientos y nuestras obras mejor que nuestras<br />
palabras si amamos á Dios, y si amamos á nuestros hermanos.<br />
Decir que se ama á Dios, y no guardar sus mandamientos,<br />
es mentira. Decir que se ama á sos hermanos, y<br />
no tener para con ellos mas que dureza ó indiferencia, es<br />
mojiganga: las obras son un testimonio poco sospechoso<br />
<strong>de</strong> nuestros verda<strong>de</strong>ros sentimientos.<br />
El Evangelio <strong>de</strong> la misa está lomado <strong>de</strong>l <strong>de</strong> san Luco»,<br />
cap. 14.<br />
In tilo tempore : Dixit<br />
JiSus pharisaiis par abóla<br />
m hanc : Homo quídam<br />
fecit ctenttm magnam, et<br />
vocavü mullos. El misil<br />
scrvum suum hora ccence<br />
dicere invilalis ul venirenl,<br />
^«ta jam parala<br />
sunl omnia. El capcrmt<br />
simul omncs excusare. Primas<br />
dixit ei: Villam mi,<br />
el necesse ¡tabeo exire, el<br />
vidcre iltam : rogo le hube<br />
me excusalum. El aller<br />
dixit : Juga boum emi<br />
quinqué, el eo probare illa:<br />
rogo le habe me excusalum.<br />
Et alius dixil: Uxorem<br />
duxi, el i<strong>de</strong>o non possum<br />
venire. Et reversus<br />
serntíi, nunliavit hwc domino<br />
suo. Tune iratus paler<br />
familias, dixil servo<br />
suo : Exi cito in plateas<br />
el vicos civitaiis: el panperes<br />
ac débiles, el emos<br />
el claudos inlroduc huc.<br />
Et ait servus : Domine,<br />
fnclum esí M£ imperasíi, el<br />
adhuc locas esl. El ait dominus<br />
servo : Exi in vías<br />
el sepes : et compelle intrarc,<br />
ut implealur domus<br />
mea. Vico autem vobis,<br />
quod nemo virorum illorum<br />
qui vocati sunl, guslabil<br />
cwnam meam.<br />
DOMINGO 1NFRAOCTAVO<br />
En aquel tiempo dijo Jesús<br />
h los fariseos esta pai'ábola :<br />
Cierto hombre dió una gran<br />
•cena , y convidó á nuu lios.<br />
Cuando fué tiempo <strong>de</strong> cenar<br />
envió á su criado , que dijese<br />
á los convidados que viniesen,<br />
porque todo estaba pronto.<br />
Kmpcznron enlonces lodos á<br />
escusnrse. Díjole el primero :<br />
Ue comprado una casa <strong>de</strong> campo,<br />
y me es preciso ir á verla;<br />
ruégelo que me escuses. El<br />
olio dijo : lie comprado cinco<br />
pares <strong>de</strong> bueyes, y voy á probarlos<br />
s ruégele que me escuses.<br />
Yo me he casado, dijo<br />
otro , y por esto no puedo ir<br />
allá. Volviéndose el criado,<br />
dió cuenta <strong>de</strong> lodo á su seílor.<br />
Enlonces airado el pudre <strong>de</strong><br />
familias dijo á so siervo: Inmediatamente<br />
sal á las plazas<br />
y calles <strong>de</strong> la ciudad, y tráelo<br />
acá los pobres, los paralíticos,<br />
los ciegos y los cojos. Señor,<br />
dijo el criado , está ejecutado<br />
lo que or<strong>de</strong>nasteis, y todavía<br />
queda lugar. Díjole el sefior<br />
<strong>de</strong> nuevo á so siervo : Vé á los<br />
caminos y por los vallados , y<br />
á los que encuentres precísalos<br />
á enlrar á fin <strong>de</strong> que se llene<br />
mi casa; porque yo os aseguro<br />
que ninguno <strong>de</strong> los que liabian<br />
sido convidados gustará <strong>de</strong> mi<br />
banquete.<br />
MEDITACION.<br />
la figura, es la comunión. Este es clbanqnefo divino en el<br />
que sirsen <strong>de</strong> manjar y <strong>de</strong> hehida el cuerpo y la sangre<br />
<strong>de</strong> Jesucristo; el Salvador es el que lo ha preparado y convida<br />
á todo el mundo. Pero ¿cuántos se cscusan y se niegan<br />
á concurrir á él? Yo he comprado una casa <strong>de</strong> campo,<br />
dice el uno, y no puedo ménos <strong>de</strong> ir á verla. Yo me he<br />
casado, dice otro, y es bien claro que mi escusa es legítima.<br />
Otro dice: Yo he comprado cinco pares <strong>de</strong> bueyes,<br />
preciso es que vayaá probarlos. De aquí, dice san Gregorio,<br />
los tres gran<strong>de</strong>s principios <strong>de</strong> nuestra in<strong>de</strong>voción, do<br />
nuestro alejamiento <strong>de</strong> la comunión y <strong>de</strong> nuestra repugnancia.<br />
El apego á los bienes <strong>de</strong> la tierra, el interés y el<br />
amor <strong>de</strong>l placer son los aciagos lazos que nos enca<strong>de</strong>nan<br />
y nos <strong>de</strong>tienen. Por mas que Jesucristro nos envia sus domésticos<br />
y sus siervos que nos digan que todo está pronto,<br />
y que nos espera á comer en su me^a don<strong>de</strong> él mismo<br />
quiere servirnos su precioso cuerpo, no se hace caso <strong>de</strong> un<br />
pan divino y <strong>de</strong> un maná enteramente celestial; nos gustan<br />
mas las cebollas <strong>de</strong> Egipto. Estamos pegados á la tierra<br />
por muchas parles: el corazón es <strong>de</strong>masiado terreno, y<br />
el entendimiento apenas es tampoco mas espiritual. Nos<br />
<strong>de</strong>cidimos al servicio <strong>de</strong>l mundo, y este señor, enemigo<br />
<strong>de</strong>clarado <strong>de</strong> Jesucristo y <strong>de</strong> nuestra salvación, no se conviene<br />
á permitir á sus esclavos el que se hallen en esta divina<br />
mesa. <strong>Los</strong> negocios temporales, el comercio, absorven<br />
lodo el tiempo, y sufocan poco á poco todo espíritu do<br />
religión. <strong>Los</strong> dias <strong>de</strong> trabajo no bastan ; un insaciable interés,<br />
una codicia dominante quiere también aprovecharse<br />
<strong>de</strong> los días <strong>de</strong> fiesta. El dia santo <strong>de</strong>l domingo apena»<br />
es para la mayor parte <strong>de</strong> los hombres el dia santo <strong>de</strong>l Señor;<br />
las fiestas campestres y lo mas espinoso <strong>de</strong> los negocios<br />
se <strong>de</strong>ja para los domingos y dias festivos. La comunión<br />
no es cosa que interesa á la mayor parle <strong>de</strong> las<br />
gentes; pi<strong>de</strong> <strong>de</strong>masiada preparación y cuidado, y hay otras<br />
cosas que hacer. En fin, aun cuando no tuviésemos mas<br />
que la funesia pasión <strong>de</strong>l placer, es innegable que los lazos<br />
que produce son muy fuertes y muy multiplicados; el<br />
obstáculo es muy gran<strong>de</strong> para ir á participar <strong>de</strong> los divinos<br />
misterios. Cuando agradan los placeres carnales ó<br />
impuros, la comunión causa tedio. Por mas que el espíritu<br />
mundano aduzca cien preteslos plausibles, son vanas y<br />
frivolas escusas, siempre uncen do uno <strong>de</strong> estos fondos.<br />
Siempre hay tiempo para hallarse en todas las parlidasy<br />
reuniones á que el mundo nos convida; pero si se trata<br />
<strong>de</strong>l hanquete sagrado, al cual nos convida el Salvador, jaatól<br />
hay lugar. Por mas que se nos represente que esle es<br />
el festin <strong>de</strong> Jesucristo, que es el pan <strong>de</strong> vida el que allí se<br />
nos dá, y una vida celestial y eterna, ce<strong>de</strong> siempre al pan<br />
terrestre <strong>de</strong> un puñado <strong>de</strong> dias. Ni la dignidad, ni la majestad<br />
<strong>de</strong>l que nos convida, ni el precio infinito <strong>de</strong>l alimento<br />
divino que allí se nos da, ni los auxilios y la fortaleza<br />
que allí se encuentra, ni los medios <strong>de</strong> salud que se hallan<br />
allí, ni las dulzuras puras y esquisitas que gustan en é]<br />
las almos santas, nada basta para vencer la repugnancia,<br />
.sefial visible <strong>de</strong> reprobación. ¡Cuántas gentes no comulgarían<br />
jamás, si bajo pena <strong>de</strong> pecado y <strong>de</strong> escomunion no<br />
soles forzase á comulgar al ménos por la Pascua ! y ona<br />
comunión hecha por fuerza ¿es una prenda <strong>de</strong> salud ?<br />
Sobre las escusas que alejan á muchos <strong>de</strong> la comunión.<br />
h vi o i-uiMEno. — Consi<strong>de</strong>ra que el verda<strong>de</strong>ro banquete<br />
celestial al cual están convidados lodos los fieles, y <strong>de</strong><br />
el que la cena <strong>de</strong> que habla el Evangelio no era mas que<br />
PUNTO SEGUNDO.—Consi<strong>de</strong>r a que no es ménos frivola la<br />
escusa <strong>de</strong> aquellos que so alejan <strong>de</strong> la comunión por un<br />
prelesto <strong>de</strong> respeto y <strong>de</strong> humildad, respeto simulado, humildad<br />
imaginaria y engatlcsa; puesto que una humildad