Tomo Cuatro Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

27.08.2017 Views

BEL SS. SACRAMENTO. /un y paciencia: y no cosos de ¡nslruir y convencer elen- homicida est. Et s tcntfiinienío para ganor d corazón.» En este mismo sentido debe entenderse esta oración de la Iglesia: «Dignaos, Señor, por la fuerza de vuestra gracia convertir nuestros corazones f ornias que estén endarecidos.» Sálese á buscar á los eslranjeros á los caminos reales y á lo largo de los vallados. Estaban los gentiles fuera del recinto de la ciudad, hallábanse en e! camino ancho que conduce á la perdición, y los vallados de que se guarecian no podian defenderles de las borrascas y de las tempestades. Terluliano no exigia de los paganos otra cosa mas que el que quoniam omnis homicida non kabel mtam a¡[miam in semeAipso manentcm. In, hoc cognovimus charilalem Dci, ijuoníam Ule animam suam pro nobis fiosuit: el nos debenmspro fratribits animas poneré, Qui habuerit subslanliam hujus mundi, et vidcrit se presentasen á escuchar las verdades del Evangelio, fralrem smm neccssita tem persuadido de que por rebelde que fuese su voluntad, se vería obligada á rendirseá la fuerza de la verdad. Esla es la dulce violencia á que alude Jcsucrislo por estas palabras; hahere, el clauserit rísocra tátt ab co : qmmodo charitas Dei manet in co? «Precísalos á entrar.» Fuerza, violencia, que no Filioli nwt, non diligamus hiere jamás la libertad. verbo , ñeque lingua , sed optre et verilale. El sentido moral de toda esta parábola es el hacernos comprender que no consiste en el Señor el que no nos salvemos; él lia heclio todos los gastos, da su gracia á todos; pero no todos corresponden á la gracia. La ambición, el intL-rés, el amor del placer Lacen imililes muclias solicitudes. Dios llama. Dios convida, hasta solicita para que se venga á esta misteriosa cena, y á todo nos escusamos. La concupiscencia de la carne, la concupiscencia de los ojos y el orgullo de la vida reinan con demasiado despotismo en el mundo, para que encuentren ningún obstáculo en él. Se conoce luf obligación que nos liga al Salvador, no dejamos de ser sensibles á su invitación; pero yo no puedo, niégole que me esenses. Yo tendria gusto en hallarme en él, pero los negocios del comercio, los embarazos y las circustancias dei tiempo, una familia, un viaje, un prado, aun una partida de diversión me impiden cumplir con este deber de religión. Mi propensión, mi inclinación, un largo hábito, e! respeto humano, e! mundo, el ejemplo, lodo arrastra, y el mandamiento deDiosy la salvación tienen que ceder á lodo. ¿Qué debe esperarse de una conducta tan irreligiosa? Ninguno de los que estaban convidados gustará de mi cena. la oración de la misa de esle dia es como siijue: Sancli nomim tui, Domine, timorem pariter et amorem fac nos liabcre perpeluvm : quia num* qnam tua gubermiiime desliluis, qnos in soliditate (UCB dilerlionis instilvis. Per üomimm noslrum Jesum Chrislum FUium íwum... naced, Sefior, que tengamos de continuo un temor respetuoso y un amor ardiente a vuestro santo nombre, puesto que no abandonáis jamás á los que habéis eslaldecido en la solidez de vuestro amor. Por nuestro Señor, e!c. La EpistoJa está sacada de la primera carta del apóstol san Juan, cap. ,1. Charissimi : Nolitc nú- rari, si odit vos mundus. Nos sñnms quoniam Irnnslaii sumus de marte ad vitnm, quoniam diligiwws fratres. Qui non dilifpt, vmét in morte : omqui odit fralwn smm, Mis muy amados ; No eslrafieis que el mundo os aborrezca ; nosotros sabemos que hemos pasado de la muerto á la vida, porque amamos á nuestros hermanos; el que no ama está en un estado de muerte. Cualquiera que aborrece á su 453 hermano os «n homicida, y vosotros sabéis que ningún homicida posee en si la vida eterna. Lo que nos da á conocer cuál es la caridad de Dios, es que ha dado sn vida por nosotros ; y nosotros debemo3 también dar nuestra vida por nuestros hermanos. Todo el que teniendo bienes de esto mundo , y viendo á su hermano en la necesidad, cerrare su corazón para con él, ¿ cómo puedeabrigaren sí el amor de Dios ? Hijitos mios , no esté nuestro amor tan solo en las palabras, ni en la lengua, sea sí efectivo y verdadero. Los que creen que esta Epístola do san Juan ha sido escrita contra los discípulos de Simón y de Cerinlo, la miran como una especie de prefacio y de preludio de su Evangelio. Deja ver el sanio Apóstol en cuasi todas sus líneas la ardiente caridad de qne él estaba todo abrasado. Clama fuertemente contra los falsos doctores, y demuestra qne el carácter de los verdaderos fieles es la fé, la candad y ta inocencia. REELEXIONES. «No esté nuestro amor solo en las palabras.» No amar á Dios y á ntteslro prójimo mas qne con las palabras, es disimulo, hipocresía, desprecio, puede también aOadirse impiedad. ¿.Ignórase que Dios conoce peifeclamente, los verdaderos senlimieníos del corazón, y que sin el culto interior cuenta pomada la articulación de la voz y el movimiento esterior de los labios? Decir á Dios que se le ama mientras que el corazón desmiente nuestras palabras, es creer que el Sefior es tan limilado como el hombre en sus conocimientos, tan poco penetrante en sus luces, tan fácil de ser engañado como nosoiros; juzguemos qué impiedad seria esta. Vivir persuadidos de que Dios ve nuestro corazón, y qne conoce perfectamente todo lo que pasa en él, y tener la Vergüenza de decirle que se le ama, ¿noes esto un insulto y un sacrilego desprecio? ¿Nos atreveríamos á docirle á un hombre que le amábamos, sí supiésemos quo conocía nuestra frialdad en orden á él, nuestra aversión, la poca estimación que de él hacíamos? Se harían muchos menos cumplimientos, si mntnamenle conociésemos noestros pensamientos. Si somos tan poco sinceros con respecio á Dios, no hay mucho que estrañar el qne lo seamos con respecto á los hombres. Verdad es que el disimulo y la mala fé es el dia de hoy una de las mas ordinarias, de las mas comunes cualidades de las gonlesdel mundo. ¿Y hay acaso mas sinceridad en las pniteslaciones graciosas, en los testimonios de amistad, aun entre los que hacen profesión de piedad? Jamás se ha visto mas atención, mas civilidad, mas cortesía qne en el dia de hoy: pero nunca ménos amistad sincera; El interés es el gran móvil qne da impulso á toda la máquina. La mas fuerte pasión es el resorte que obra con mas fuerza. ¡Buen Dios, enán cierto es que la caridad cristiana de la cual habéis hecho vm^lio precepto especial, vuestro mandamiento favorito, del quo habéis declarado que debía ser semejante al mandamiento

de amar á Dios, sobre el que gira toda h ley; cuan cíerlo es que esta caridad indispensable está cuasi proscrita en el mondo, y como desterrada del comercio de la vida civil ! La jerigonza del disimulo y de un bien parecer oticioso, pero vacío y estéril, ba tomado su lugar. No bien se lia enseñoreado del corazón del bombre, cuando se rinde voluntariamente esclavo de su amor propio y desús pasiones: «No sea, pues, nuestro amor de palabra:» digan nuestros sentimientos y nuestras obras mejor que nuestras palabras si amamos á Dios, y si amamos á nuestros hermanos. Decir que se ama á Dios, y no guardar sus mandamientos, es mentira. Decir que se ama á sos hermanos, y no tener para con ellos mas que dureza ó indiferencia, es mojiganga: las obras son un testimonio poco sospechoso de nuestros verdaderos sentimientos. El Evangelio de la misa está lomado del de san Luco», cap. 14. In tilo tempore : Dixit JiSus pharisaiis par abóla m hanc : Homo quídam fecit ctenttm magnam, et vocavü mullos. El misil scrvum suum hora ccence dicere invilalis ul venirenl, ^«ta jam parala sunl omnia. El capcrmt simul omncs excusare. Primas dixit ei: Villam mi, el necesse ¡tabeo exire, el vidcre iltam : rogo le hube me excusalum. El aller dixit : Juga boum emi quinqué, el eo probare illa: rogo le habe me excusalum. Et alius dixil: Uxorem duxi, el ideo non possum venire. Et reversus serntíi, nunliavit hwc domino suo. Tune iratus paler familias, dixil servo suo : Exi cito in plateas el vicos civitaiis: el panperes ac débiles, el emos el claudos inlroduc huc. Et ait servus : Domine, fnclum esí M£ imperasíi, el adhuc locas esl. El ait dominus servo : Exi in vías el sepes : et compelle intrarc, ut implealur domus mea. Vico autem vobis, quod nemo virorum illorum qui vocati sunl, guslabil cwnam meam. DOMINGO 1NFRAOCTAVO En aquel tiempo dijo Jesús h los fariseos esta pai'ábola : Cierto hombre dió una gran •cena , y convidó á nuu lios. Cuando fué tiempo de cenar envió á su criado , que dijese á los convidados que viniesen, porque todo estaba pronto. Kmpcznron enlonces lodos á escusnrse. Díjole el primero : Ue comprado una casa de campo, y me es preciso ir á verla; ruégelo que me escuses. El olio dijo : lie comprado cinco pares de bueyes, y voy á probarlos s ruégele que me escuses. Yo me he casado, dijo otro , y por esto no puedo ir allá. Volviéndose el criado, dió cuenta de lodo á su seílor. Enlonces airado el pudre de familias dijo á so siervo: Inmediatamente sal á las plazas y calles de la ciudad, y tráelo acá los pobres, los paralíticos, los ciegos y los cojos. Señor, dijo el criado , está ejecutado lo que ordenasteis, y todavía queda lugar. Díjole el sefior de nuevo á so siervo : Vé á los caminos y por los vallados , y á los que encuentres precísalos á enlrar á fin de que se llene mi casa; porque yo os aseguro que ninguno de los que liabian sido convidados gustará de mi banquete. MEDITACION. la figura, es la comunión. Este es clbanqnefo divino en el que sirsen de manjar y de hehida el cuerpo y la sangre de Jesucristo; el Salvador es el que lo ha preparado y convida á todo el mundo. Pero ¿cuántos se cscusan y se niegan á concurrir á él? Yo he comprado una casa de campo, dice el uno, y no puedo ménos de ir á verla. Yo me he casado, dice otro, y es bien claro que mi escusa es legítima. Otro dice: Yo he comprado cinco pares de bueyes, preciso es que vayaá probarlos. De aquí, dice san Gregorio, los tres grandes principios de nuestra indevoción, do nuestro alejamiento de la comunión y de nuestra repugnancia. El apego á los bienes de la tierra, el interés y el amor del placer son los aciagos lazos que nos encadenan y nos detienen. Por mas que Jesucristro nos envia sus domésticos y sus siervos que nos digan que todo está pronto, y que nos espera á comer en su me^a donde él mismo quiere servirnos su precioso cuerpo, no se hace caso de un pan divino y de un maná enteramente celestial; nos gustan mas las cebollas de Egipto. Estamos pegados á la tierra por muchas parles: el corazón es demasiado terreno, y el entendimiento apenas es tampoco mas espiritual. Nos decidimos al servicio del mundo, y este señor, enemigo declarado de Jesucristo y de nuestra salvación, no se conviene á permitir á sus esclavos el que se hallen en esta divina mesa. Los negocios temporales, el comercio, absorven lodo el tiempo, y sufocan poco á poco todo espíritu do religión. Los dias de trabajo no bastan ; un insaciable interés, una codicia dominante quiere también aprovecharse de los días de fiesta. El dia santo del domingo apena» es para la mayor parte de los hombres el dia santo del Señor; las fiestas campestres y lo mas espinoso de los negocios se deja para los domingos y dias festivos. La comunión no es cosa que interesa á la mayor parle de las gentes; pide demasiada preparación y cuidado, y hay otras cosas que hacer. En fin, aun cuando no tuviésemos mas que la funesia pasión del placer, es innegable que los lazos que produce son muy fuertes y muy multiplicados; el obstáculo es muy grande para ir á participar de los divinos misterios. Cuando agradan los placeres carnales ó impuros, la comunión causa tedio. Por mas que el espíritu mundano aduzca cien preteslos plausibles, son vanas y frivolas escusas, siempre uncen do uno de estos fondos. Siempre hay tiempo para hallarse en todas las parlidasy reuniones á que el mundo nos convida; pero si se trata del hanquete sagrado, al cual nos convida el Salvador, jaatól hay lugar. Por mas que se nos represente que esle es el festin de Jesucristo, que es el pan de vida el que allí se nos dá, y una vida celestial y eterna, cede siempre al pan terrestre de un puñado de dias. Ni la dignidad, ni la majestad del que nos convida, ni el precio infinito del alimento divino que allí se nos da, ni los auxilios y la fortaleza que allí se encuentra, ni los medios de salud que se hallan allí, ni las dulzuras puras y esquisitas que gustan en é] las almos santas, nada basta para vencer la repugnancia, .sefial visible de reprobación. ¡Cuántas gentes no comulgarían jamás, si bajo pena de pecado y de escomunion no soles forzase á comulgar al ménos por la Pascua ! y ona comunión hecha por fuerza ¿es una prenda de salud ? Sobre las escusas que alejan á muchos de la comunión. h vi o i-uiMEno. — Considera que el verdadero banquete celestial al cual están convidados lodos los fieles, y de el que la cena de que habla el Evangelio no era mas que PUNTO SEGUNDO.—Consider a que no es ménos frivola la escusa de aquellos que so alejan de la comunión por un prelesto de respeto y de humildad, respeto simulado, humildad imaginaria y engatlcsa; puesto que una humildad

BEL SS. SACRAMENTO.<br />

/un y paciencia: y no cosos <strong>de</strong> ¡nslruir y convencer elen- homicida est. Et s<br />

tcntfiinienío para ganor d corazón.» En este mismo sentido<br />

<strong>de</strong>be enten<strong>de</strong>rse esta oración <strong>de</strong> la Iglesia: «Dignaos,<br />

Señor, por la fuerza <strong>de</strong> vuestra gracia convertir nuestros<br />

corazones f ornias que estén endarecidos.» Sálese á buscar<br />

á los eslranjeros á los caminos reales y á lo largo <strong>de</strong><br />

los vallados. Estaban los gentiles fuera <strong>de</strong>l recinto <strong>de</strong> la<br />

ciudad, hallábanse en e! camino ancho que conduce á la<br />

perdición, y los vallados <strong>de</strong> que se guarecian no podian<br />

<strong>de</strong>fen<strong>de</strong>rles <strong>de</strong> las borrascas y <strong>de</strong> las tempesta<strong>de</strong>s. Terluliano<br />

no exigia <strong>de</strong> los paganos otra cosa mas que el que<br />

quoniam omnis homicida<br />

non kabel mtam a¡[miam<br />

in semeAipso manentcm.<br />

In, hoc cognovimus charilalem<br />

Dci, ijuoníam Ule<br />

animam suam pro nobis<br />

fiosuit: el nos <strong>de</strong>benmspro<br />

fratribits animas poneré,<br />

Qui habuerit subslanliam<br />

hujus mundi, et vidcrit<br />

se presentasen á escuchar las verda<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l Evangelio, fralrem smm neccssita tem<br />

persuadido <strong>de</strong> que por rebel<strong>de</strong> que fuese su voluntad, se<br />

vería obligada á rendirseá la fuerza <strong>de</strong> la verdad. Esla es<br />

la dulce violencia á que alu<strong>de</strong> Jcsucrislo por estas palabras;<br />

hahere, el clauserit rísocra<br />

tátt ab co : qmmodo<br />

charitas Dei manet in co?<br />

«Precísalos á entrar.» Fuerza, violencia, que no Filioli nwt, non diligamus<br />

hiere jamás la libertad.<br />

verbo , ñeque lingua , sed<br />

optre et verilale.<br />

El sentido moral <strong>de</strong> toda esta parábola es el hacernos<br />

compren<strong>de</strong>r que no consiste en el Señor el que no nos salvemos;<br />

él lia heclio todos los gastos, da su gracia á todos;<br />

pero no todos correspon<strong>de</strong>n á la gracia. La ambición, el<br />

intL-rés, el amor <strong>de</strong>l placer Lacen imililes muclias solicitu<strong>de</strong>s.<br />

Dios llama. Dios convida, hasta solicita para que se<br />

venga á esta misteriosa cena, y á todo nos escusamos. La<br />

concupiscencia <strong>de</strong> la carne, la concupiscencia <strong>de</strong> los ojos<br />

y el orgullo <strong>de</strong> la vida reinan con <strong>de</strong>masiado <strong>de</strong>spotismo<br />

en el mundo, para que encuentren ningún obstáculo en él.<br />

Se conoce luf obligación que nos liga al Salvador, no <strong>de</strong>jamos<br />

<strong>de</strong> ser sensibles á su invitación; pero yo no puedo,<br />

niégole que me esenses. Yo tendria gusto en hallarme en<br />

él, pero los negocios <strong>de</strong>l comercio, los embarazos y las circustancias<br />

<strong>de</strong>i tiempo, una familia, un viaje, un prado, aun<br />

una partida <strong>de</strong> diversión me impi<strong>de</strong>n cumplir con este <strong>de</strong>ber<br />

<strong>de</strong> religión. Mi propensión, mi inclinación, un largo<br />

hábito, e! respeto humano, e! mundo, el ejemplo, lodo arrastra,<br />

y el mandamiento <strong>de</strong>Diosy la salvación tienen que<br />

ce<strong>de</strong>r á lodo. ¿Qué <strong>de</strong>be esperarse <strong>de</strong> una conducta tan<br />

irreligiosa? Ninguno <strong>de</strong> los que estaban convidados gustará<br />

<strong>de</strong> mi cena.<br />

la oración <strong>de</strong> la misa <strong>de</strong> esle dia es como siijue:<br />

Sancli nomim tui, Domine,<br />

timorem pariter et<br />

amorem fac nos liabcre<br />

perpeluvm : quia num*<br />

qnam tua gubermiiime<br />

<strong>de</strong>sliluis, qnos in soliditate<br />

(UCB dilerlionis instilvis.<br />

Per üomimm noslrum<br />

Jesum Chrislum FUium<br />

íwum...<br />

naced, Sefior, que tengamos<br />

<strong>de</strong> continuo un temor respetuoso<br />

y un amor ardiente a<br />

vuestro santo nombre, puesto<br />

que no abandonáis jamás á<br />

los que habéis eslal<strong>de</strong>cido en<br />

la soli<strong>de</strong>z <strong>de</strong> vuestro amor.<br />

Por nuestro Señor, e!c.<br />

La EpistoJa está sacada <strong>de</strong> la primera carta <strong>de</strong>l apóstol san<br />

Juan, cap. ,1.<br />

Charissimi : Nolitc nú-<br />

rari, si odit vos mundus.<br />

Nos sñnms quoniam<br />

Irnnslaii sumus <strong>de</strong> marte<br />

ad vitnm, quoniam diligiwws<br />

fratres. Qui non dilifpt,<br />

vmét in morte : omqui<br />

odit fralwn smm,<br />

Mis muy amados ; No eslrafieis<br />

que el mundo os aborrezca<br />

; nosotros sabemos que hemos<br />

pasado <strong>de</strong> la muerto á la<br />

vida, porque amamos á nuestros<br />

hermanos; el que no ama<br />

está en un estado <strong>de</strong> muerte.<br />

Cualquiera que aborrece á su<br />

453<br />

hermano os «n homicida, y<br />

vosotros sabéis que ningún homicida<br />

posee en si la vida<br />

eterna. Lo que nos da á conocer<br />

cuál es la caridad <strong>de</strong> Dios,<br />

es que ha dado sn vida por<br />

nosotros ; y nosotros <strong>de</strong>bemo3<br />

también dar nuestra vida por<br />

nuestros hermanos. Todo el<br />

que teniendo bienes <strong>de</strong> esto<br />

mundo , y viendo á su hermano<br />

en la necesidad, cerrare<br />

su corazón para con él, ¿ cómo<br />

pue<strong>de</strong>abrigaren sí el amor<br />

<strong>de</strong> Dios ? Hijitos mios , no esté<br />

nuestro amor tan solo en<br />

las palabras, ni en la lengua,<br />

sea sí efectivo y verda<strong>de</strong>ro.<br />

<strong>Los</strong> que creen que esta Epístola do san Juan ha sido<br />

escrita contra los discípulos <strong>de</strong> Simón y <strong>de</strong> Cerinlo, la miran<br />

como una especie <strong>de</strong> prefacio y <strong>de</strong> preludio <strong>de</strong> su Evangelio.<br />

Deja ver el sanio Apóstol en cuasi todas sus líneas la<br />

ardiente caridad <strong>de</strong> qne él estaba todo abrasado. Clama<br />

fuertemente contra los falsos doctores, y <strong>de</strong>muestra qne el<br />

carácter <strong>de</strong> los verda<strong>de</strong>ros fieles es la fé, la candad y ta<br />

inocencia.<br />

REELEXIONES.<br />

«No esté nuestro amor solo en las palabras.» No amar<br />

á Dios y á ntteslro prójimo mas qne con las palabras, es<br />

disimulo, hipocresía, <strong>de</strong>sprecio, pue<strong>de</strong> también aOadirse<br />

impiedad. ¿.Ignórase que Dios conoce peifeclamente, los<br />

verda<strong>de</strong>ros senlimieníos <strong>de</strong>l corazón, y que sin el culto interior<br />

cuenta pomada la articulación <strong>de</strong> la voz y el movimiento<br />

esterior <strong>de</strong> los labios? Decir á Dios que se le ama<br />

mientras que el corazón <strong>de</strong>smiente nuestras palabras, es<br />

creer que el Sefior es tan limilado como el hombre en sus<br />

conocimientos, tan poco penetrante en sus luces, tan fácil<br />

<strong>de</strong> ser engañado como nosoiros; juzguemos qué impiedad<br />

seria esta. Vivir persuadidos <strong>de</strong> que Dios ve nuestro corazón,<br />

y qne conoce perfectamente todo lo que pasa en él,<br />

y tener la Vergüenza <strong>de</strong> <strong>de</strong>cirle que se le ama, ¿noes esto<br />

un insulto y un sacrilego <strong>de</strong>sprecio? ¿Nos atreveríamos á<br />

docirle á un hombre que le amábamos, sí supiésemos quo<br />

conocía nuestra frialdad en or<strong>de</strong>n á él, nuestra aversión,<br />

la poca estimación que <strong>de</strong> él hacíamos? Se harían muchos<br />

menos cumplimientos, si mntnamenle conociésemos noestros<br />

pensamientos. Si somos tan poco sinceros con respecio<br />

á Dios, no hay mucho que estrañar el qne lo seamos<br />

con respecto á los hombres. Verdad es que el disimulo y la<br />

mala fé es el dia <strong>de</strong> hoy una <strong>de</strong> las mas ordinarias, <strong>de</strong> las<br />

mas comunes cualida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> las gonles<strong>de</strong>l mundo. ¿Y hay<br />

acaso mas sinceridad en las pniteslaciones graciosas, en<br />

los testimonios <strong>de</strong> amistad, aun entre los que hacen profesión<br />

<strong>de</strong> piedad? Jamás se ha visto mas atención, mas civilidad,<br />

mas cortesía qne en el dia <strong>de</strong> hoy: pero nunca<br />

ménos amistad sincera; El interés es el gran móvil qne da<br />

impulso á toda la máquina. La mas fuerte pasión es el resorte<br />

que obra con mas fuerza. ¡Buen Dios, enán cierto es<br />

que la caridad cristiana <strong>de</strong> la cual habéis hecho vm^lio<br />

precepto especial, vuestro mandamiento favorito, <strong>de</strong>l quo<br />

habéis <strong>de</strong>clarado que <strong>de</strong>bía ser semejante al mandamiento

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!