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Tomo Cuatro Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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452 DOMINGO INFRAOGTAVO<br />

do faiiiüias pobres que perecen por fnlía <strong>de</strong> socorro; ¿podéis<br />

lisnijearos do que tenéis la caridad cristiana? ¿y se<br />

podrá l acionalmenle esperar sin ella 80R8^gtÜr la salvaclon?<br />

Bs una falta grave, dice san Ambrosio, el no asislir<br />

á uno <strong>de</strong> nuestros bermanos que sabemos que está en la<br />

úllima miseria y en una pobreza eslrema.<br />

«Mis queridos bijos,)) concluyo el santo apóstol, que<br />

conocía mejor que nadie la necesidad indispensable <strong>de</strong> esta<br />

virtud, «no se reduzca vuestra caridad soloá las palabras,<br />

ni esíó solo en la lengua, sea sí efectiva y verda<strong>de</strong>ra.»<br />

Obsérvanseen el mundo muchas <strong>de</strong>mostraciones <strong>de</strong> amistad,<br />

muchos cumplimientos, gran<strong>de</strong>s ofertas <strong>de</strong> servioios,<br />

y on medio <strong>de</strong> todas estas hazañeras protestas, y <strong>de</strong> bollos<br />

senliinieníos <strong>de</strong> compasión, <strong>de</strong> solicilud y aun di ternura,<br />

¡cuán poca caridad cristiana se encuentra! Muchas<br />

palabras oficiosas, cortesanas, y en estopara todo. Cuando<br />

no se ama aj prójimo mas que <strong>de</strong> palabra, ¿se ama á Dios<br />

<strong>de</strong> lodo corazón? El amor que Jesucristo nos leslifica en el<br />

misterio <strong>de</strong> la Eucaristía, en el que nos da no solo todo lo<br />

que tiene, sino también todo lo que es, y en don<strong>de</strong> renueva<br />

conlinuamenle el sacrificio do su vida que ha hecho á<br />

su Padre por nosotros, es ciertamente un gran mo<strong>de</strong>lo, y<br />

al mismo tiempo un gran motivo <strong>de</strong> la candad cristiana<br />

que <strong>de</strong>bemos tener con nuestro prójimo.<br />

El Evangelio <strong>de</strong> la misa <strong>de</strong> este día no tiene ménos reincido<br />

con el gran misterio cuya fiesta se continúa. Contiene<br />

la parábola <strong>de</strong> los convidados que se escusan <strong>de</strong> asistir al<br />

f'esün, y cuyo lugar se llena por otros que no habían sido<br />

llamados al principio.<br />

Comiendo Jesucristo un sábado en casa <strong>de</strong> uno <strong>de</strong> los<br />

principales fariseos, tomó ocasión <strong>de</strong> una palabra que dijo<br />

uno <strong>de</strong> los convidados, sobre la felicidad do ios que estarán<br />

on el festín en el rejno <strong>de</strong> los cielos, para hacer la<br />

parábola siguiente:<br />

Figuraos, les dice, un hombre rico que hace preparar<br />

una gran cena á la cual convida mucha gente. Ilahiendo<br />

llegado la hora, einia uno <strong>de</strong> sus domésticos á <strong>de</strong>cirá los<br />

convidados que todo está pronto, y que se Jes espera. Mas<br />

en lugar do darse ellos priesa, y <strong>de</strong> agra<strong>de</strong>cer por loménos<br />

el favor que les hace, contestan solo con escusas tan<br />

vanas como frivolas. Dice uno que ha comprado una heredad,<br />

y que tiene precisión <strong>de</strong> ir á verla; otro que ha comprado<br />

cinco paros <strong>de</strong> bueyes, y que va á probarlos; el<br />

tercero da por escusa <strong>de</strong> su negativa que se ha casado, y<br />

que no le es dado <strong>de</strong>jar aquel día á su nueva esposa: todos,<br />

en lin, se oscusan, y le envían á <strong>de</strong>cir quono los espere.<br />

¿Qné pensáis que hace el señor cuando ce le dice lo<br />

que ha pasado? En prueba <strong>de</strong> su resenfimienlo, y ofendido<br />

<strong>de</strong> un <strong>de</strong>saire semejanle y <strong>de</strong> una ingnUilud lan indigna:<br />

Anda, ie dice al criado, vé inmediatamente á las calles, á<br />

las phmis públicas <strong>de</strong> la ciudad y á las enerncijadas, y<br />

tráeme lodo lo que encontrares <strong>de</strong> pobres, baldados, ciegos<br />

y cojos; ejecitíósc sobre la marcha el or<strong>de</strong>n. Víéronse<br />

entrar en la sala <strong>de</strong>l festín multitud <strong>de</strong> pobres que daban<br />

saltos <strong>de</strong> alegría al verse llamados á una mesa tan buena.<br />

Aunque fué gran<strong>de</strong> el número, quedaron, sin embargo,<br />

muchos sitios vacíos. Sabido esto por el sefior: Vuélvase<br />

inmediatamente, dice, sálgase á los enminos reales, yá<br />

lo largo délos vallados, recójase todo mendigo y estranjeroque<br />

se encuenlre, para que no que<strong>de</strong> ni un solo puesto<br />

vacio; ruégueseles que vengan,obligúeseles, fuérceseles<br />

aun en alguna manera áque entren hasta que se llene mi<br />

casa; no quiero ver puestos vacíos á mi mesa. En cuanto<br />

á los que yo habia tenido la bondad <strong>de</strong> convidar <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el<br />

principio A mi festín, se han hecho indignos, y yo aseguro<br />

que ni uno <strong>de</strong> ellos gustará <strong>de</strong> él.<br />

Es evi<strong>de</strong>nte que esta parábola en el sentido literal mira<br />

á los judíos y á los gentiles, y su objeto es <strong>de</strong>mostrar la<br />

economía <strong>de</strong> la conducta amable y <strong>de</strong>l lodo misericordiosa<br />

<strong>de</strong>l Salvador en el establecimiento <strong>de</strong> su Iglesia. I.os judíos<br />

habían sido los primeros convidados á este banquete<br />

misterioso que significaba el reino do Dios, quees la Iglesia.<br />

Eran, por <strong>de</strong>cirlo así, los amigos <strong>de</strong>l Padre <strong>de</strong> familia.<br />

Pero habiendo rehusado los principales <strong>de</strong> la nación recibir<br />

la gracia <strong>de</strong>l Evangelio, so han escluido á sí mismos<br />

<strong>de</strong> la bienaventuranza eterna. Solo algunos pobres pescadores,<br />

publícanos, mujeres pecadoras, algnnog <strong>de</strong> la ínfima<br />

plebe han aceptado el convite que se les habia hecho.<br />

Tales han sido los primeros discípulos <strong>de</strong> Jesucristo y las<br />

primicias <strong>de</strong>lcrislianismo. Esloes lo que quiere dar áenten<strong>de</strong>r<br />

Jesucristo, asignando como uno <strong>de</strong> los caracteres<br />

<strong>de</strong> su venida en cualidad <strong>de</strong> Salvador y Mesías, que él<br />

Evangelio se ha anunciado á los pobres. En fin, no habiéndose<br />

aun llenado la sala <strong>de</strong>l banquete con los judíos convertidos<br />

á la fé, Dios ha enviado á todas partes predicadores<br />

para que anunciasen el Evangelio á los gentiles y<br />

los pusiesen en el camino <strong>de</strong> la salud. Hallábanse los judíos<br />

en la ciudad en don<strong>de</strong> habían sido reunidos por los<br />

patriarcas y los profetas <strong>de</strong>l aniiguo Testamento, y por la<br />

ley que Dios les habia dado; hallábanse á la verdad por<br />

las calles, por las encrucijadas y las plazas públicas, esto<br />

es, muy <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>nados por la corrupción <strong>de</strong> las costumbres<br />

y por la inobservancia délos mandamientos <strong>de</strong> Dios;<br />

pero sin embargo permanecían en la ciudad; esloes, en la<br />

sola, entonces, religión verda<strong>de</strong>ra; continuaban siendo<br />

aun hasta cnlonces el pueblo privilegiado; así es que por<br />

un efecto <strong>de</strong> esta predilección son los primeros convidados,<br />

y se les ha predicado ántes que á los <strong>de</strong>más pueblos<br />

oí Evangelio. Eos sacerdotes, los fariseos, los doctores no<br />

han querido hallarse en jl festín, y han sido escluidos do<br />

él para siempre; solo un puñado do gentes pobres <strong>de</strong> su<br />

nación han si(^ inlroducidos en la sala. ¡Qué <strong>de</strong> reflexiones<br />

se agolpan sobre su <strong>de</strong>sgracia!<br />

A la repulsa <strong>de</strong> los judíos, por <strong>de</strong>cirlo así, <strong>de</strong>ben los<br />

gentiles el haber sido convidados: á vosotros era, se ha<br />

dicho á los judíos, á quienes <strong>de</strong>bía anunciarse, primeramente<br />

la palabra <strong>de</strong> Dios; pero puesto que la rechazáis, y<br />

vosotros mismos os juzgáis indignos <strong>de</strong> la vida eterna, hó<br />

aquí que vamos á volvernos <strong>de</strong> parle <strong>de</strong> los gentiles.<br />

«Precisadles,» estoes, en el sentido literal, bacedles una<br />

dulce violencia, no forzando su voluntad; Dios no quiere<br />

siervos que solo por fuerza y á pesar suyo estén en su<br />

servicio, sino solo aquellos que lo estén á fuerza <strong>de</strong> mogos<br />

y <strong>de</strong> invitaciones. En el sentido figurado esta espresion<br />

significa la fuerza déla gracia que jamás <strong>de</strong>slruye la<br />

libertad, y la fuerza <strong>de</strong>. la predicación <strong>de</strong>l Evangelio que<br />

persua<strong>de</strong>. De esto modo obligaron al Salvador los discípulos<br />

que iban á Emaús áque se <strong>de</strong>tuviese en el caslillo: «le<br />

<strong>de</strong>tuvieron como por fuerza.» De este modo habia obligado<br />

Eot á los tres án<strong>de</strong>les á que fuésen á alojarse en sncasa.<br />

De este modo fué como san Pablo quiso que su discípulo<br />

Timoteo predicasv! el Evangelio: -(Predica la palabra,<br />

ejecuta en la ocasión y fuera <strong>de</strong>ocasion; emplea las reprensiones,<br />

los ruegos, las amenazas; siempre con mucha dul-

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