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Tomo Cuatro Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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presente sobre nuestros altares, espuesto á todas las irreverenuias,<br />

á los insultos y á ¡as profanaciones sacrilegas<br />

<strong>de</strong> los impíos y <strong>de</strong> los libertinos, distribimlo, en íin, indiferentemente<br />

á lodos los fieles. Hé aquí lo que Jesucristo<br />

hace para testificarnos sn amor; bé aqní el objeto <strong>de</strong> nuestra<br />

creencia ; el entendimienlo se confun<strong>de</strong> y se pier <strong>de</strong> en<br />

esta mnlíipiicidad <strong>de</strong> maravillas, lodas á cual mas incomprensibles.<br />

¿No era bastante que un Dios se bubiese hedió<br />

hombre para rescatar á los hombres? ¿ No era bástanle<br />

que este Dios hombre hubiese dado su sangre y su<br />

vida por la salud <strong>de</strong> los hombres? i Ah! es oslo mucho<br />

mas <strong>de</strong> lo que no;otros nos hubiéramos atrevido á pedir,<br />

mas <strong>de</strong> lo que hubiéramos podido creer, l'ero que esle<br />

divino Salvador <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> habérnoslo dado todo, se dé<br />

también á sí mismo ; que qniera ser aun nuesíra comida<br />

sagrada; que un Dios hombre <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> habernos rescatado<br />

por sn muerte, quiera todavía alimenlarnos con su<br />

carne; hombres ingratos, ¿comprendéis bien esta maravilla?<br />

I'UJÍTO SECUNDO.—Consi<strong>de</strong>ra que por mas admirable,<br />

por mas incomprensihle (pie sea el amor inmenso que Jesucristo<br />

nos testiüca en el Santísimo Sacramenlo, hay todavía<br />

otra cosa al parecer mas eslraordinaria y mas incomprensible,<br />

y esla os la indiferencia, la fi iahiad, la ingratitud<br />

<strong>de</strong> los fieles para con Jesncrislo en feste augusto<br />

Sacramento. Es, en verdad, maravilloso é inconcehible<br />

que un Dios nos ame hasta este punto; pero al Iin, es mi<br />

Dios el que nos aína, y nos ama como Dios : pero que en<br />

nosotros no se vea mas que fastidio, y aun <strong>de</strong>sprecio <strong>de</strong><br />

este Dios en el misterio mismo en que nos prueba lan eficazmente<br />

hasta (]ué esceso nos ama, ¿es fácil do compren<strong>de</strong>r<br />

esle misterio do iniquidad ? ¿ Qué turco, qué pagano,<br />

qué bárbaro, instruido <strong>de</strong> lo que creemos en esle<br />

adorable iiiislcrio, podría imaginarse jamás que amásemos<br />

tan poco á Jesucristo? Esle divino Salvador para nada<br />

necesila á los homhros ; sin embargo, cuenta por nada<br />

el éslar encerrado en una hostia consograda hasla el íin<br />

<strong>de</strong> los siglos; tanto es lo que ama á los hombres, tan<br />

gran<strong>de</strong> es el placer que esperimenla en estar con ellos.<br />

<strong>Los</strong> hombres por el contrario no pue<strong>de</strong>n pasarse sin él;<br />

sin embargo, cuentan por nada la gracia que les hace en<br />

estar con ellos, tan poco la aprecian, tan poco caso hacen<br />

<strong>de</strong> la dicha que es el estar con él. Esas personas ociosas,<br />

laslidiadas aun <strong>de</strong> su ociosidad, (pie lan raras veces j con<br />

lanío disgusto se presentan en nuestros templos ; esas<br />

gentes <strong>de</strong>l mmulo que dan lastres y las cnalro horas á<br />

los especláculos profanos, y la mayor parle <strong>de</strong> su vida a!<br />

juego, á las diversiones, á "las reuniones mundanas, y que<br />

no parecen mas que una vez á la semana á los ¡liés <strong>de</strong> los<br />

altares, y esa con tedio y con trabajo, ¿aprecian mucho<br />

la ventaja y el honor que nos cabe en po<strong>de</strong>r rendir nuestros<br />

homenajes á Jesucristo , realmenle presenil1 en esos<br />

mismos altares todos los dias y á lodas las horas <strong>de</strong>l dia ?<br />

¿ Concuerda en esle punto nueslra creenci;! ? No hay necesidad<br />

<strong>de</strong> recordar aquí la triste memoria (1(> los ultrajes<br />

que ha sufrido este divino Salvador en sn pasión, m <strong>de</strong> lo<br />

que ha tolerado <strong>de</strong> ignominioso en esle Sacramenlo <strong>de</strong><br />

parle <strong>de</strong> los herejes; nadie ignora hasta qué escesos <strong>de</strong><br />

impiedad y <strong>de</strong> infamia ha llegado su rabia diabólica contra<br />

el cuerpo <strong>de</strong> Jesucristo en nuestros aliares. ¿Y qué<br />

bemos hecho nosotros para reparar estas impieda<strong>de</strong>s injttWQsasj<br />

estos horribles sacrilegios? pero ¿ (pié no lia su-<br />

DEL SS. SACRAMENTO. 449<br />

fi ido y qué no sufre aun lodos los dias este divino Salvador<br />

<strong>de</strong> laníos fieles indignos que tan vilmente h Iralan?<br />

¡ Qué profanaciones en el lugar santo! ¡qué falta <strong>de</strong> respelo<br />

! ¡qué comuniones sacrilegas! ¡qué irreverencias<br />

mas monsliuosasi A la verdad la Iglesia trata en esle di i<br />

y por loda la octava <strong>de</strong> darle una pública satisfacción, y<br />

reparar con su culto público tantas impías profanaciones «<br />

pero i cu;m pocos son los cristianos que entran en el espíritu<br />

<strong>de</strong> la Iglesia! ¡ cuán pocos contribuyen á la pompa<br />

<strong>de</strong> su triunfo ! ¡ enán pocos piensan en in<strong>de</strong>mnizarle <strong>de</strong><br />

los <strong>de</strong>sprecios y <strong>de</strong> los insultos que ha recibido I<br />

| Buen Dios, (pie no pueda yo reparar hoy y durante<br />

esta octava todas las ignominias que habéis sufrido t n<br />

este adorable Sacramenlo <strong>de</strong> vuestro amor ! \ que no tenga<br />

yo (autos corazones como estrellas hay en el cielo, y<br />

hombres en la tierra ; y en cada uno <strong>de</strong> estos corazones<br />

tanto amor á vos, como el que tienen todos los ángeles y<br />

todos los santos! Aun seria poco en comparación <strong>de</strong>l que<br />

merecéis; aun seria poco en comparación <strong>de</strong>l que yo<strong>de</strong>seo.<br />

Celestiales inteligencias, ángeles bienaventurados,<br />

que ro<strong>de</strong>áis estos altares, yo os conjuro que adoréis y<br />

améis por mí á esle Dios <strong>de</strong> amor, y le digáis que yo peno<br />

<strong>de</strong> sentimienío <strong>de</strong> amarle lan poco , y <strong>de</strong> <strong>de</strong>seo <strong>de</strong><br />

amai'le cada dia mas. Yo mismo. Señor, vengo á leslilicárosle<br />

<strong>de</strong>lante <strong>de</strong> vuestro santuario, y aquí es don<strong>de</strong> quiere<br />

venir <strong>de</strong> continuo á esplayar mi corazón, y abrasarme<br />

<strong>de</strong> nuevo con el fuego <strong>de</strong> vuestro divino amor.<br />

UcuuTQRUS.—lie hallado al que ama mi alma, yo le<br />

poseo en ¡a Eucaristía, no me separaré ya <strong>de</strong> él. ( Caul. 2).<br />

Mi amado es todo para mí, y yo soy todo para el.<br />

ICanl. 3.)<br />

rnorósiTos.<br />

1 Hemos visto cuál es el tnolivo <strong>de</strong> esta solemne fiesla,<br />

y el fin que la Iglesia se propone en esla augusta solemnidad',<br />

Cnámonos , pues , á sn espíiiln, V contribuyatupa<br />

cuanto nos sea posible á la solemnidad <strong>de</strong> esla fiesta.<br />

Comulgad hoy, y las mas veces (pie os fuere posible en la<br />

octava, y siempre con una <strong>de</strong>voción mas Berna y con<br />

nuevo fervor. Asistid á la procesión para contribuir al<br />

triunfo <strong>de</strong> Jesncrislo, y con la ¡<strong>de</strong>a <strong>de</strong> reparar, cnanto oslé<br />

<strong>de</strong> vuestra parle, con vuestra mo<strong>de</strong>stia y con \neslra<br />

piedad, los ultrajes que JeMicrislo ha snlrido en este adorable<br />

misterio. Asislid lodos los dias á ta reserva, y sed<br />

solícitos por recibir muchas veces cada dia la bendición<br />

<strong>de</strong>l Santísimo Sacramenlo. Jamás se recibe con las disposiciones<br />

que se <strong>de</strong>be recibir, sin que se reciban gran<strong>de</strong>s<br />

tesoros <strong>de</strong> gracias. Asistid lodos los dias á la misa con<br />

aquel espíritu <strong>de</strong> religión quo pí<strong>de</strong> osle gran sanilieio.<br />

Muchos se imponen una obligación <strong>de</strong> asistir diariamente<br />

en la octava al oficio divino.<br />

2 Cs una práctica <strong>de</strong> piedad muy úlil el hacer en cada<br />

un dia <strong>de</strong> la octava muchas visitas á Jesncrislo en el Sanlísimo<br />

Sacramento, por lo ménos dos cada dia. Muchos<br />

hacen mas, y lo ménos que <strong>de</strong>ben hacer las personas religiosas<br />

son cinco cada dia; pero cuidad <strong>de</strong> hacerlas <strong>de</strong><br />

modo que sirvan para reparar las que en otro tiempo habéis<br />

hecho con peco respeto y con tanla in<strong>de</strong>voción. No<br />

hay cosa mas edificante, no ti hay mas cristiana que<br />

acompañar al Santísimo Sacramenlo cuando se le lleva á<br />

los enfermes. <strong>Los</strong> principes no salen jamás <strong>de</strong> sus palacios*<br />

sin que lleven una comitiva y una córte numerosa. ¡Ah!<br />

TOMO IV.<br />

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