Tomo Cuatro Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

27.08.2017 Views

íniran en el mislerio de este dia. KlEspíritu Sanio, él divino Consolador, la tercera persona de Ja adorable Trinidad desciende mitagrosamenlc sobre los apóstoles y sobre lodos los discípulos reunidos, y de unos bombres groseros ^ ignorantes, hace en un momcnlo los doclores mas ilustrados y mas hábiles en lodo género de conocimientos. Infundesplcs en un momcnlo la ciencia de la religión , la inteligencia perfecta de los misterios mas sublimes y mas profundos; poseen toda la ciencia déla ley; penetran el verdadero sentido de toda la Escritura. Aquellos hombres tan despreciables hasta entonces por la oscuridad de su nacimiento, por la bajeza de su condición, por la torpeza de su talento, por la rusticidad de sus costumbres, se encuentran repentinamente dotados de un don de sabiduría tan perfecto y tan eminente, (pie toda ta sabiduría humana se ve precisada á callar delante de ellos, á rendirse y reconocer que ella no habia sido mas que una locura. Aquellos hombres lau tímidos, tan cobardes, se baliau en un instante animados de un esfuerzo heroico, y de una intrepidez que eclipsa cuanto hay de grande y de magnánimo en la historia. Jamás hubo un milagro en que resplandeciese mas la omnipotencia de Dios; nunca hubo prodigio cu (¡ue se ostentase mas visiblemente el carácter déla virtud del Altísimo. Venios á Pedro, pescador de profesión, que apenas sabia leer, comparecer en presencia de lodos los doctores de Jenisalen, demostrarles que aquel Jesús á á quien ellos han quitado la vida cincuenta y tres dias hacia en una cuz, era el Hijo de Dios, su Sefior soberano, el verdadero Mesías. Todos los demás apóstoles, tan natm alnienle tímidos y cobardes como este, no temen ni amenazas, ni tormentos, anuncian con una valentía de héroes la divinidad de Jesucristo, predican su religión, y en pocos dias hacen que triunfe la fé en toda la Judea, y poco tiempo después en lodo el inundo. ¡Buen Dios, qué admirable sois en vuestras obras! ¿ y buscamos milagros? gentes de poca fé, pedimos prodigios; ¿hubo jamás uno mas visible, mas admirable, mas concluyenle que este? ¿puede haber nunca uno que mas iulerose? No se trata aquí de uno de aquellos milagros secretos, particulares, oscuros; es un milagro públiro, universal, hecho en favor de lodos los discípulos de Jesucristo á quienes el temor tenia encerrados, y que hasta aqm.1! motílenlo no se liallahan capaces de percibir el menor misterio de ta religión, que ignoraban la ley, que jamás habian comprendido nada en el idioma tigurado y misterioso de los profetas. No se obra en sei i clo esto prodigio; verificnse en medio del dia, en la solemnidad de una tiesta quo habia reunido en Jerusalen muchos millares de personas, de loda especie de naciones, y lodas de diferente idioma, p:.ra que fuesen otros lautos testigos de esta maravilla. El ruido eslraordinanode un viento ¡mpeluoso queso oye en toda la ciudad, pero que no se hace sentir mas que en la casa en que están reimidos los discípulos de Jesucristo, atrae á olla todos los eslranjeros y los habitantes para ser testigos del milagto. Presentándose los apóstoles y los discípulos, descubren la maravilla, de?enuielven el misterio, esplican su sentido, y publican las grandezas de Jesucristo en todo género de lenguas, i Buen Dios, qué prueba mas clara, mas fuerte, mas sen- ¿iftíé; mas incouleslable de la verdad de nuestra religión y de ía Iglesial lM;\To sicoiiNDO.—Considera que lo que se ha cumplido poi' primera vez en los apóstoles, debe cumplirse en noso- M PENTECOSTES. 423 tros, si estamos dispuestos como ellos lo estaban para recibir oslo don celestial del Espíritu do Dios, puesto quo Jesucristo con su muerte lo ha merecido para nosotros lo mismo que para los apóstoles. Sea puro nuestro corazón, esté vacío del amor de las criaturas, y muy pronto se llenará de este divino Espíritu. Siendo el Espíritu Santo siempre el mismo, deben lambien sentir los que le reciben sus mismos efectos. Es el Espíritu Sanio un espíritu d« verdad que nos iiustra, un espíritu de santidad quo :;os puri fica, un espíritu de fortaleza que nos anima y noshacesobri'pujar lodos los obsláculos y lodos las dilicullades. Como espíritu de verdad, nos desengaña de nucslros errores; como espíritu de santidad nos desprende de nuestros empeños criminales; y como espíritu de fortaleza, nos hace Iriunfar de nuestras flaquezas. No se limita el Espíritu Santo áenseñarnos algunas verdades en particular, como pueden hacerlo los hombres; este Espíritu divino enseña y persuade al mismo tiempo sin escepcion toda verdad, enseña sin distinción á toda clase de personas, lo cual solo pertenece áDios, Este divino Espíritu no solo es esencialmente santo,- es también Espíritu santificador, esto es, fuente y principio de santidad en lodos aquellos á quienes se comunica, y esto es lo que signilica la espresion misteriosa de queso sirvió el Salvador el dia de su ascensión, cuando dijo á sus discípulos que dentro de pocos dias serian bautizados en el Espíritu Santo. Purificar y santificar es el efecto propio del bautismo. En fin; el Espíritu Santo es en nosotros el principio inmedialo y sustancial de todas las operaciones de la gracia; por él somos reengendrados en el bautismo ; por él somos reconciliados en la penitencia; por el Espíritu Santo se ha dilatado la caridad en nuestros corazones. De aquí la clara inteligencia y persuasión délas verdades de la fé en todos los que reciben el Espíritu Santo. De aquí la pureza y el fervor de la devoción. De aquí la caridad y el zelo que inspira tanta generosidad en la práctica de la virtud, y que obtiene la perseverancia. Por estos efectos consolatorios podremos nosotros venir en conocimiento si hemos recibido el Espirilu Santo. ¿E-> nuestra fé universal? ¿es nui'slra devoción fervoro.sa? ¿sentimos nuevo aliento en los caminos de Jesucristo? Si nuestra fe es todavía limitada y lánguida; si nuestra devoción permanece flaca; si no tenemos mas zelo que ántes por la salvación de los demás y por nneMni piO[)ia salvación, tenemos gr an motivo para temer quo no hayamos recibido este don celestial. Haced ó Dios mió, por vuestra gracia y por vuestra misericordia que no encontremos en nosotros esta triste prueba; suplid vos, como os lo pedimos, el defecto de nuestras disposiciones. Concedednos vuestro Sanio Espíritu y pronto quedaremos renovados y aun mudados en oíros hombres. JACULATOIUAS.— Concedednos, Sefior, vuestro Sanio Espíritu, y todo quedará renovado. ¡Psalm. 103.) No permitáis, Señor, que se aparte jamás de mí vuestro Espíritu Santo. ^ Psalm. riO.) PI'.Oi'ÓSITÜS. 1 Es el Santo Espíritu el Espirilu de santidad quo aiiinia la iglesia de Je¿ucristo y la conduce ; y el Sanio t'spirilu es el quo debo animar y dirigir á lodos los fieles. Él es el que debe ilustrarnos, vivilicarnos, conducirnos, fortificamos, abrasamos con el fuego divino de que él es

la fuente. ¡Qué dichosos son los que reciben el Espíritu Sanio! Veamos lo que pasa hoy en los apóstoles. En nadie consiste mas que en nosotros el lograr ¡la misma dicha. Josucrislo nos ha prometido este don precioso que es el origen de lodos los dones, y si no le recihimos atribuyámoslo á nosotros mismos. Procuremos que nneslra devoción nuestro amor á Jesucristo, nuestro fervor, nuestro nuevo deseo de llegar á la perfección de nuestro estado y toda nuestra conducta nos pruebe que hemos recibido el Espíritu Santo , y que nuestros sentimientos, nuestros deseos y nuestras palabras digan que hemos quedado llenos de ól. 2 Es una práctica de piedad muy saludable y común éntrelas personas virtuosas el renovar hoy después de la comunión los votos y los empeños del bautismo. Esta ceremonia cristiana debe hacerse con mucho fervor. Deba comenzarse por dar gracias á Dios por el bien que nos ha hecho reengendrándonos por este sacramento, haciéndonos hijos de la Iglesia, hijos adoptivos de Dios, sus herederos y discípulos amados. En seguida se renueva todo lo (jue se ha prometido en el bautismo; dícese el Credo, que contiene todos los principales artículos do la fé; protéstase á Dios que se cree firmemente lodo lo que la Iglesia cree, y en particular la presencia real de Jesucristo en la adorable Eacaristía; renunciase al espíritu del mundo,á sus pompas y á lodas sus máximas. Declárase á Dios que no se quiere vivir sino según las máximas del Evangelio, el cual será en lo sucesivo la regla de nuestras costumbres y de toda nuestra conducta. Renovad lambiou nuestra consagración y nuestra dedicación á la sanlisima Virgen, haciendo una nueva profesión y protesta de ser siervos suyos, poniéndoos do nuevo bajo su protección especial, lomándola de hoy mas por madre querida nuostra, sin omitir nada para hacernos dignos de ser del numero de sus hijos. Si os halláis en el estado religioso, renovad los votos de religión; si estáis adscriplos á alguna sociedad, como la del Rosario, la del Escapulario, etc., renovad también el voto y las obligaciones que habéis contraído en ella. Renovad igualmente vuestra devoción á vuestro ángel de guarda y sedle fiel. DIA SEGUNDO DE PENTECOSTES. DIA SEGUNDO La semana de Pentecostés que comprende lodo el espacio de su octava, se termina en el sábado siguiente; sin embargo, no deja por eso de contener ocho dias enteros, porque se la hace comenzar en la Iglesia per el sábado precedente, según se acostumbracon la de la Pascua.y esto en consideración á los nuevos bautizados, á quienes, por decirlo así, se les hacían los principales honores de la fiesta. El abad Kuperlo ha hecho la aplicación de los siete oficios de Pentecostés, á los siete dones del Espíritu Santo. Los seis dias que s\gnan al domingo de la fiesta eran en olro tiempo cuasi tan solemnes en la Iglesia como el primero. Aparece por el concilio de Maguncia celebrado el año de 813, que estos seis dias eran fiestas de obligación, hasta que la fiesta de siete dias quedó reducida á (res, hácia mediados del siglo x, á lo cual no contribuyó poco el haberse fijado á esta semana el ayuno de tas cuatro témporas, y la necesidad que el pueblo tenia de trabajvu;. El introito de la misa de osle día osla tomado del salmo 80, en el cual exhorta el Proíola á los judíos á que celebren dignamente las fiestas ordenadas por el Seftor en memoria de sus beneficios; hace hablaren 61 al mismo Dios que por la relación de sus gracias pretende obligar al pueblo á que le sirva, y (pie a! mismo tiempo se queja de la ingratitud de este pueblo. Nada conviene mejor á la solemnidad de este dia. El versículo mismo del salmo que sirve de introilo, significa que la nueva ley no se ha dado solo á los judíos, sino también á los gentiles y á lodos los pueblos de la tierra. «El Señor les ha alimentado, dice, con la harina mas pura del trigo, y les ha saciado con miel que ha salido de la piedra. Pueblos, cantad regocijados las alabanzas del Señor, que os ha protegido, y en quien masque nunca debéis poner toda vuestra confianza. Celebrad alegres la gloria de! Dios de Jacob, que lo es también vuestro, y que ha hecho ver bien claramente en la maravilla que acaba de obrar cuánto ama á los hombres, en cuya salvación ha lomado tanto interés. Bendecid sin cesar al Dios de las misericordias, y no dejéis de alabarle.» El Señor ha alimentado á su pueblo con la harina mas pura del trigo, y le ha saciado con miel que ha salido de la piedra. Todo esto debe entenderse alegóricamente délos dones y gracias espirituales que Dios derrama sobre sus siervos; y do la sania Eucaristía, que es el verdadero pan vivo y la miel de la piedra, la cnal no es otra que Jesucristo, dice san Pablo. Jesucristo no solo es el pan de vida, sino lambíen una fuente inagotable de dulzura para lodos sus siervos fieles. «¡Qué mullilud de dulzura, ó Dios mío, esclama el Profela, reserváis para los que os aman, que os temen y que os sirven con fidelidad 1» La Epístola de la misa es sacada del capítulo 10 de los Hechos de los Apóstoles, en donde san Pedre, después de haber hecho un compendio de la vida, de la muerto y de la resurrección de Jesucristo, en casa del centurión Cornelio en Cesárea, tuvo el consuelo de ver bajar al Espíritu Santo sobre aquel oficial y sóbrelos demás gentiles que componían aquella piadosa reunión, aun ántes de que hubiesen recibido el bautismo, lo cual pasmó á los fieles que eran judíos de origen y so hallaban présenles. Esta maravilla les convenció que Dios habia resuello comunicar también á los gentiles la gracia del Espíritu Santo, y la salud que habia traído Jesucristo en favor de lodos los hombres, sin distinción ó aceptación do personas. Después de la visión misteriosa que luvosan Pedro estando en Joppe, habiendo recibido el espreso qüe el centurión Gornelio le habia enviado, vino á Cesárea, en donde halló encasa de este oficial una reunión numerosa que le esperaba, y que estaba dispuesta á oír de su boca lo que el Señor quería enseñarles en orden á su salud. Uabiéndoles prevenido desde luego el santo Apóstol lo eslraño que podría parecer el verle entre ellos, siendo bien sabido cuán distantes estaban los judíos de mantener comercio alguno con los eslranjeros, estándoles absolutamente prohibida esta especio de comunicación, añadió: Pero Dios me ha dado á conocer que ya no hay pueblo sobre la lierra que deba pasar por inmundo, lo cual me ha determinado á venir aquí, tan pronto como he sabido que lo deseabais y que el Señorío quería. Pero bien, añadió, ¿qué servicio es el que yo puedo haceros? ¿cuál es el motivo por qué me habéis llamado? Tomando Gornelio la palabra, le refirió sencillamente lo que le habia sucedido; como so le hiibia parecido el ángel, la orden que lo habia dado de, parle de Dios para que le enviase á buscar á Joppc á casa

la fuente. ¡Qué dichosos son los que reciben el Espíritu<br />

Sanio! Veamos lo que pasa hoy en los apóstoles. En nadie<br />

consiste mas que en nosotros el lograr ¡la misma dicha.<br />

Josucrislo nos ha prometido este don precioso que es el<br />

origen <strong>de</strong> lodos los dones, y si no le recihimos atribuyámoslo<br />

á nosotros mismos. Procuremos que nneslra <strong>de</strong>voción<br />

nuestro amor á Jesucristo, nuestro fervor, nuestro<br />

nuevo <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> llegar á la perfección <strong>de</strong> nuestro estado y<br />

toda nuestra conducta nos pruebe que hemos recibido el<br />

Espíritu Santo , y que nuestros sentimientos, nuestros<br />

<strong>de</strong>seos y nuestras palabras digan que hemos quedado llenos<br />

<strong>de</strong> ól.<br />

2 Es una práctica <strong>de</strong> piedad muy saludable y común<br />

éntrelas personas virtuosas el renovar hoy <strong>de</strong>spués <strong>de</strong><br />

la comunión los votos y los empeños <strong>de</strong>l bautismo. Esta<br />

ceremonia cristiana <strong>de</strong>be hacerse con mucho fervor. Deba<br />

comenzarse por dar gracias á Dios por el bien que nos ha<br />

hecho reengendrándonos por este sacramento, haciéndonos<br />

hijos <strong>de</strong> la Iglesia, hijos adoptivos <strong>de</strong> Dios, sus here<strong>de</strong>ros<br />

y discípulos amados. En seguida se renueva todo<br />

lo (jue se ha prometido en el bautismo; dícese el Credo,<br />

que contiene todos los principales artículos do la fé; protéstase<br />

á Dios que se cree firmemente lodo lo que la Iglesia<br />

cree, y en particular la presencia real <strong>de</strong> Jesucristo en la<br />

adorable Eacaristía; renunciase al espíritu <strong>de</strong>l mundo,á sus<br />

pompas y á lodas sus máximas. Declárase á Dios que no<br />

se quiere vivir sino según las máximas <strong>de</strong>l Evangelio, el<br />

cual será en lo sucesivo la regla <strong>de</strong> nuestras costumbres y<br />

<strong>de</strong> toda nuestra conducta. Renovad lambiou nuestra consagración<br />

y nuestra <strong>de</strong>dicación á la sanlisima Virgen, haciendo<br />

una nueva profesión y protesta <strong>de</strong> ser siervos suyos,<br />

poniéndoos do nuevo bajo su protección especial,<br />

lomándola <strong>de</strong> hoy mas por madre querida nuostra, sin<br />

omitir nada para hacernos dignos <strong>de</strong> ser <strong>de</strong>l numero <strong>de</strong><br />

sus hijos. Si os halláis en el estado religioso, renovad los<br />

votos <strong>de</strong> religión; si estáis adscriplos á alguna sociedad,<br />

como la <strong>de</strong>l Rosario, la <strong>de</strong>l Escapulario, etc., renovad<br />

también el voto y las obligaciones que habéis contraído en<br />

ella. Renovad igualmente vuestra <strong>de</strong>voción á vuestro ángel<br />

<strong>de</strong> guarda y sedle fiel.<br />

DIA SEGUNDO DE PENTECOSTES.<br />

DIA SEGUNDO<br />

La semana <strong>de</strong> Pentecostés que compren<strong>de</strong> lodo el espacio<br />

<strong>de</strong> su octava, se termina en el sábado siguiente; sin<br />

embargo, no <strong>de</strong>ja por eso <strong>de</strong> contener ocho dias enteros,<br />

porque se la hace comenzar en la Iglesia per el sábado prece<strong>de</strong>nte,<br />

según se acostumbracon la <strong>de</strong> la Pascua.y esto en<br />

consi<strong>de</strong>ración á los nuevos bautizados, á quienes, por <strong>de</strong>cirlo<br />

así, se les hacían los principales honores <strong>de</strong> la fiesta.<br />

El abad Kuperlo ha hecho la aplicación <strong>de</strong> los siete oficios<br />

<strong>de</strong> Pentecostés, á los siete dones <strong>de</strong>l Espíritu Santo. <strong>Los</strong><br />

seis dias que s\gnan al domingo <strong>de</strong> la fiesta eran en olro<br />

tiempo cuasi tan solemnes en la Iglesia como el primero.<br />

Aparece por el concilio <strong>de</strong> Maguncia celebrado el año<br />

<strong>de</strong> 813, que estos seis dias eran fiestas <strong>de</strong> obligación,<br />

hasta que la fiesta <strong>de</strong> siete dias quedó reducida á (res,<br />

hácia mediados <strong>de</strong>l siglo x, á lo cual no contribuyó<br />

poco el haberse fijado á esta semana el ayuno <strong>de</strong> tas<br />

cuatro témporas, y la necesidad que el pueblo tenia <strong>de</strong><br />

trabajvu;.<br />

El introito <strong>de</strong> la misa <strong>de</strong> osle día osla tomado <strong>de</strong>l salmo<br />

80, en el cual exhorta el Proíola á los judíos á que celebren<br />

dignamente las fiestas or<strong>de</strong>nadas por el Seftor en<br />

memoria <strong>de</strong> sus beneficios; hace hablaren 61 al mismo<br />

Dios que por la relación <strong>de</strong> sus gracias preten<strong>de</strong> obligar<br />

al pueblo á que le sirva, y (pie a! mismo tiempo se queja<br />

<strong>de</strong> la ingratitud <strong>de</strong> este pueblo. Nada conviene mejor á la<br />

solemnidad <strong>de</strong> este dia. El versículo mismo <strong>de</strong>l salmo que<br />

sirve <strong>de</strong> introilo, significa que la nueva ley no se ha dado<br />

solo á los judíos, sino también á los gentiles y á lodos los<br />

pueblos <strong>de</strong> la tierra. «El Señor les ha alimentado, dice,<br />

con la harina mas pura <strong>de</strong>l trigo, y les ha saciado con<br />

miel que ha salido <strong>de</strong> la piedra. Pueblos, cantad regocijados<br />

las alabanzas <strong>de</strong>l Señor, que os ha protegido, y en<br />

quien masque nunca <strong>de</strong>béis poner toda vuestra confianza.<br />

Celebrad alegres la gloria <strong>de</strong>! Dios <strong>de</strong> Jacob, que lo es<br />

también vuestro, y que ha hecho ver bien claramente en<br />

la maravilla que acaba <strong>de</strong> obrar cuánto ama á los hombres,<br />

en cuya salvación ha lomado tanto interés. Ben<strong>de</strong>cid<br />

sin cesar al Dios <strong>de</strong> las misericordias, y no <strong>de</strong>jéis <strong>de</strong> alabarle.»<br />

El Señor ha alimentado á su pueblo con la harina<br />

mas pura <strong>de</strong>l trigo, y le ha saciado con miel que ha salido<br />

<strong>de</strong> la piedra. Todo esto <strong>de</strong>be enten<strong>de</strong>rse alegóricamente<br />

délos dones y gracias espirituales que Dios <strong>de</strong>rrama sobre<br />

sus siervos; y do la sania Eucaristía, que es el verda<strong>de</strong>ro<br />

pan vivo y la miel <strong>de</strong> la piedra, la cnal no es otra<br />

que Jesucristo, dice san Pablo. Jesucristo no solo es el pan<br />

<strong>de</strong> vida, sino lambíen una fuente inagotable <strong>de</strong> dulzura<br />

para lodos sus siervos fieles. «¡Qué mullilud <strong>de</strong> dulzura,<br />

ó Dios mío, esclama el Profela, reserváis para los que os<br />

aman, que os temen y que os sirven con fi<strong>de</strong>lidad 1»<br />

La Epístola <strong>de</strong> la misa es sacada <strong>de</strong>l capítulo 10 <strong>de</strong> los<br />

Hechos <strong>de</strong> los Apóstoles, en don<strong>de</strong> san Pedre, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong><br />

haber hecho un compendio <strong>de</strong> la vida, <strong>de</strong> la muerto y <strong>de</strong><br />

la resurrección <strong>de</strong> Jesucristo, en casa <strong>de</strong>l centurión Cornelio<br />

en Cesárea, tuvo el consuelo <strong>de</strong> ver bajar al Espíritu<br />

Santo sobre aquel oficial y sóbrelos <strong>de</strong>más gentiles que<br />

componían aquella piadosa reunión, aun ántes <strong>de</strong> que hubiesen<br />

recibido el bautismo, lo cual pasmó á los fieles que<br />

eran judíos <strong>de</strong> origen y so hallaban présenles. Esta maravilla<br />

les convenció que Dios habia resuello comunicar<br />

también á los gentiles la gracia <strong>de</strong>l Espíritu Santo, y la salud<br />

que habia traído Jesucristo en favor <strong>de</strong> lodos los hombres,<br />

sin distinción ó aceptación do personas.<br />

Después <strong>de</strong> la visión misteriosa que luvosan Pedro estando<br />

en Joppe, habiendo recibido el espreso qüe el centurión<br />

Gornelio le habia enviado, vino á Cesárea, en don<strong>de</strong><br />

halló encasa <strong>de</strong> este oficial una reunión numerosa que le<br />

esperaba, y que estaba dispuesta á oír <strong>de</strong> su boca lo que<br />

el Señor quería enseñarles en or<strong>de</strong>n á su salud. Uabiéndoles<br />

prevenido <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego el santo Apóstol lo eslraño<br />

que podría parecer el verle entre ellos, siendo bien sabido<br />

cuán distantes estaban los judíos <strong>de</strong> mantener comercio alguno<br />

con los eslranjeros, estándoles absolutamente prohibida<br />

esta especio <strong>de</strong> comunicación, añadió: Pero Dios<br />

me ha dado á conocer que ya no hay pueblo sobre la lierra<br />

que <strong>de</strong>ba pasar por inmundo, lo cual me ha <strong>de</strong>terminado<br />

á venir aquí, tan pronto como he sabido que lo <strong>de</strong>seabais<br />

y que el Señorío quería. Pero bien, añadió, ¿qué<br />

servicio es el que yo puedo haceros? ¿cuál es el motivo<br />

por qué me habéis llamado? Tomando Gornelio la palabra,<br />

le refirió sencillamente lo que le habia sucedido; como so<br />

le hiibia parecido el ángel, la or<strong>de</strong>n que lo habia dado <strong>de</strong>,<br />

parle <strong>de</strong> Dios para que le enviase á buscar á Joppc á casa

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