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íniran en el mislerio <strong>de</strong> este dia. KlEspíritu Sanio, él divino<br />
Consolador, la tercera persona <strong>de</strong> Ja adorable Trinidad<br />
<strong>de</strong>scien<strong>de</strong> mitagrosamenlc sobre los apóstoles y sobre lodos<br />
los discípulos reunidos, y <strong>de</strong> unos bombres groseros<br />
^ ignorantes, hace en un momcnlo los doclores mas ilustrados<br />
y mas hábiles en lodo género <strong>de</strong> conocimientos.<br />
Infun<strong>de</strong>splcs en un momcnlo la ciencia <strong>de</strong> la religión , la<br />
inteligencia perfecta <strong>de</strong> los misterios mas sublimes y mas<br />
profundos; poseen toda la ciencia déla ley; penetran el<br />
verda<strong>de</strong>ro sentido <strong>de</strong> toda la Escritura. Aquellos hombres<br />
tan <strong>de</strong>spreciables hasta entonces por la oscuridad <strong>de</strong> su<br />
nacimiento, por la bajeza <strong>de</strong> su condición, por la torpeza<br />
<strong>de</strong> su talento, por la rusticidad <strong>de</strong> sus costumbres, se encuentran<br />
repentinamente dotados <strong>de</strong> un don <strong>de</strong> sabiduría<br />
tan perfecto y tan eminente, (pie toda ta sabiduría humana<br />
se ve precisada á callar <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> ellos, á rendirse y reconocer<br />
que ella no habia sido mas que una locura. Aquellos<br />
hombres lau tímidos, tan cobar<strong>de</strong>s, se baliau en un<br />
instante animados <strong>de</strong> un esfuerzo heroico, y <strong>de</strong> una intrepi<strong>de</strong>z<br />
que eclipsa cuanto hay <strong>de</strong> gran<strong>de</strong> y <strong>de</strong> magnánimo<br />
en la historia. Jamás hubo un milagro en que resplan<strong>de</strong>ciese<br />
mas la omnipotencia <strong>de</strong> Dios; nunca hubo prodigio<br />
cu (¡ue se ostentase mas visiblemente el carácter déla virtud<br />
<strong>de</strong>l Altísimo. Venios á Pedro, pescador <strong>de</strong> profesión,<br />
que apenas sabia leer, comparecer en presencia <strong>de</strong> lodos<br />
los doctores <strong>de</strong> Jenisalen, <strong>de</strong>mostrarles que aquel Jesús á<br />
á quien ellos han quitado la vida cincuenta y tres dias hacia<br />
en una cuz, era el Hijo <strong>de</strong> Dios, su Sefior soberano, el<br />
verda<strong>de</strong>ro Mesías. Todos los <strong>de</strong>más apóstoles, tan natm alnienle<br />
tímidos y cobar<strong>de</strong>s como este, no temen ni amenazas,<br />
ni tormentos, anuncian con una valentía <strong>de</strong> héroes la<br />
divinidad <strong>de</strong> Jesucristo, predican su religión, y en pocos<br />
dias hacen que triunfe la fé en toda la Ju<strong>de</strong>a, y poco tiempo<br />
<strong>de</strong>spués en lodo el inundo. ¡Buen Dios, qué admirable<br />
sois en vuestras obras! ¿ y buscamos milagros? gentes <strong>de</strong><br />
poca fé, pedimos prodigios; ¿hubo jamás uno mas visible,<br />
mas admirable, mas concluyenle que este? ¿pue<strong>de</strong> haber<br />
nunca uno que mas iulerose? No se trata aquí <strong>de</strong> uno <strong>de</strong><br />
aquellos milagros secretos, particulares, oscuros; es un<br />
milagro públiro, universal, hecho en favor <strong>de</strong> lodos los<br />
discípulos <strong>de</strong> Jesucristo á quienes el temor tenia encerrados,<br />
y que hasta aqm.1! motílenlo no se liallahan capaces <strong>de</strong><br />
percibir el menor misterio <strong>de</strong> ta religión, que ignoraban<br />
la ley, que jamás habian comprendido nada en el idioma<br />
tigurado y misterioso <strong>de</strong> los profetas. No se obra en sei i clo<br />
esto prodigio; verificnse en medio <strong>de</strong>l dia, en la solemnidad<br />
<strong>de</strong> una tiesta quo habia reunido en Jerusalen muchos<br />
millares <strong>de</strong> personas, <strong>de</strong> loda especie <strong>de</strong> naciones, y lodas<br />
<strong>de</strong> diferente idioma, p:.ra que fuesen otros lautos testigos<br />
<strong>de</strong> esta maravilla. El ruido eslraordinano<strong>de</strong> un viento<br />
¡mpeluoso queso oye en toda la ciudad, pero que no se<br />
hace sentir mas que en la casa en que están reimidos los<br />
discípulos <strong>de</strong> Jesucristo, atrae á olla todos los eslranjeros<br />
y los habitantes para ser testigos <strong>de</strong>l milagto. Presentándose<br />
los apóstoles y los discípulos, <strong>de</strong>scubren la maravilla,<br />
<strong>de</strong>?enuielven el misterio, esplican su sentido, y publican<br />
las gran<strong>de</strong>zas <strong>de</strong> Jesucristo en todo género <strong>de</strong> lenguas,<br />
i Buen Dios, qué prueba mas clara, mas fuerte, mas sen-<br />
¿iftíé; mas incouleslable <strong>de</strong> la verdad <strong>de</strong> nuestra religión<br />
y <strong>de</strong> ía Iglesial<br />
lM;\To sicoiiNDO.—Consi<strong>de</strong>ra que lo que se ha cumplido<br />
poi' primera vez en los apóstoles, <strong>de</strong>be cumplirse en noso-<br />
M PENTECOSTES. 423<br />
tros, si estamos dispuestos como ellos lo estaban para recibir<br />
oslo don celestial <strong>de</strong>l Espíritu do Dios, puesto quo<br />
Jesucristo con su muerte lo ha merecido para nosotros lo<br />
mismo que para los apóstoles. Sea puro nuestro corazón,<br />
esté vacío <strong>de</strong>l amor <strong>de</strong> las criaturas, y muy pronto se llenará<br />
<strong>de</strong> este divino Espíritu. Siendo el Espíritu Santo<br />
siempre el mismo, <strong>de</strong>ben lambien sentir los que le reciben<br />
sus mismos efectos. Es el Espíritu Sanio un espíritu d«<br />
verdad que nos iiustra, un espíritu <strong>de</strong> santidad quo :;os puri<br />
fica, un espíritu <strong>de</strong> fortaleza que nos anima y noshacesobri'pujar<br />
lodos los obsláculos y lodos las diliculla<strong>de</strong>s.<br />
Como espíritu <strong>de</strong> verdad, nos <strong>de</strong>sengaña <strong>de</strong> nucslros<br />
errores; como espíritu <strong>de</strong> santidad nos <strong>de</strong>spren<strong>de</strong> <strong>de</strong> nuestros<br />
empeños criminales; y como espíritu <strong>de</strong> fortaleza,<br />
nos hace Iriunfar <strong>de</strong> nuestras flaquezas. No se limita el<br />
Espíritu Santo áenseñarnos algunas verda<strong>de</strong>s en particular,<br />
como pue<strong>de</strong>n hacerlo los hombres; este Espíritu divino enseña<br />
y persua<strong>de</strong> al mismo tiempo sin escepcion toda verdad,<br />
enseña sin distinción á toda clase <strong>de</strong> personas, lo cual solo<br />
pertenece áDios, Este divino Espíritu no solo es esencialmente<br />
santo,- es también Espíritu santificador, esto es,<br />
fuente y principio <strong>de</strong> santidad en lodos aquellos á quienes<br />
se comunica, y esto es lo que signilica la espresion misteriosa<br />
<strong>de</strong> queso sirvió el Salvador el dia <strong>de</strong> su ascensión,<br />
cuando dijo á sus discípulos que <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> pocos dias serian<br />
bautizados en el Espíritu Santo. Purificar y santificar<br />
es el efecto propio <strong>de</strong>l bautismo. En fin; el Espíritu Santo<br />
es en nosotros el principio inmedialo y sustancial <strong>de</strong> todas<br />
las operaciones <strong>de</strong> la gracia; por él somos reengendrados<br />
en el bautismo ; por él somos reconciliados en la penitencia;<br />
por el Espíritu Santo se ha dilatado la caridad en<br />
nuestros corazones. De aquí la clara inteligencia y persuasión<br />
délas verda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la fé en todos los que reciben el<br />
Espíritu Santo. De aquí la pureza y el fervor <strong>de</strong> la <strong>de</strong>voción.<br />
De aquí la caridad y el zelo que inspira tanta generosidad<br />
en la práctica <strong>de</strong> la virtud, y que obtiene la perseverancia.<br />
Por estos efectos consolatorios podremos nosotros<br />
venir en conocimiento si hemos recibido el Espirilu<br />
Santo. ¿E-> nuestra fé universal? ¿es nui'slra <strong>de</strong>voción fervoro.sa?<br />
¿sentimos nuevo aliento en los caminos <strong>de</strong> Jesucristo?<br />
Si nuestra fe es todavía limitada y lánguida; si<br />
nuestra <strong>de</strong>voción permanece flaca; si no tenemos mas zelo<br />
que ántes por la salvación <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más y por nneMni<br />
piO[)ia salvación, tenemos gr an motivo para temer quo no<br />
hayamos recibido este don celestial.<br />
Haced ó Dios mió, por vuestra gracia y por vuestra<br />
misericordia que no encontremos en nosotros esta triste<br />
prueba; suplid vos, como os lo pedimos, el <strong>de</strong>fecto <strong>de</strong><br />
nuestras disposiciones. Conce<strong>de</strong>dnos vuestro Sanio Espíritu<br />
y pronto quedaremos renovados y aun mudados en oíros<br />
hombres.<br />
JACULATOIUAS.— Conce<strong>de</strong>dnos, Sefior, vuestro Sanio<br />
Espíritu, y todo quedará renovado. ¡Psalm. 103.)<br />
No permitáis, Señor, que se aparte jamás <strong>de</strong> mí vuestro<br />
Espíritu Santo. ^ Psalm. riO.)<br />
PI'.Oi'ÓSITÜS.<br />
1 Es el Santo Espíritu el Espirilu <strong>de</strong> santidad quo<br />
aiiinia la iglesia <strong>de</strong> Je¿ucristo y la conduce ; y el Sanio<br />
t'spirilu es el quo <strong>de</strong>bo animar y dirigir á lodos los fieles.<br />
Él es el que <strong>de</strong>be ilustrarnos, vivilicarnos, conducirnos,<br />
fortificamos, abrasamos con el fuego divino <strong>de</strong> que él es