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Tomo Cuatro Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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wodum vidisiis cum em~ vucslros ojos? Jesús que do<br />

imin ccelam.<br />

cnlre vosodos ha ascendido<br />

al cielo, venf3rá <strong>de</strong>l misino<br />

modo que le habéis vislo su-<br />

Después <strong>de</strong> haber dado san Lucas, en el Evangelio que<br />

escribió, la hisloria <strong>de</strong> la vida <strong>de</strong> Jesnciislo, en esle libio<br />

inlitulado Hechos <strong>de</strong> los Apóstoles nos presenta la historia<br />

<strong>de</strong> la fundación y <strong>de</strong>l establecimiento <strong>de</strong> la Iglesia. Eseste<br />

libro una relación fiel y compendiada <strong>de</strong> los progresos<br />

que hizo el cristianismo en los veinte y nueve ó treinta<br />

años primeros ¡mnedialüs á la ascensión <strong>de</strong>l Salvador.<br />

San Agnslin y san Grisóstomo creen que Teófilo, á quien<br />

dirige el Evangelio y los Hechos, era un sujeto <strong>de</strong> calidad,<br />

ó un gobernador <strong>de</strong> provincia convertido al crislianismo.<br />

Otros creen que Teófilo es un nombre general que significa<br />

lodo hombre que ama á Dios.<br />

REFLEXIONES.<br />

«Viéronle subir al cielo, y una nube le ocultó á su visla.»<br />

¿Qué es lo que buscaríamos, y qué podríamos amar<br />

sobre la lierra? Jesucristo ha subido al cielo, <strong>de</strong>be haber<br />

llevado Consigo todos nuestros <strong>de</strong>seos. ¿Qué po<strong>de</strong>mos enconlrar<br />

en la lierra que merezca ocupar nuestro corazón?<br />

Eorniados para el cielo, no <strong>de</strong>bemos suspirar ya masque<br />

por aquel lugar <strong>de</strong> reposo y <strong>de</strong> eterna felicidad, por aquella<br />

palria celestial. La tierra se presenta como una mansión<br />

muy triste, y lo es en cfeclopara cualquiera que conoce<br />

la felicidad <strong>de</strong> la otra vida, para cualquiera que ama<br />

verda<strong>de</strong>ramente á Jesucristo. Para mí el vivir es estar en<br />

Jesucristo, <strong>de</strong>cia san Pablo, y el morir es para mí una ganancia.<br />

Todo cristiano <strong>de</strong>bia pensar y <strong>de</strong>bía hablar <strong>de</strong>l<br />

mismo modo, i Cosa cstraíia 1 La tierra en que vivimos no<br />

está sembrada mas que <strong>de</strong> cruces, ni produce otra cosa<br />

que abrojos y espinas. Si nace alguna rosa no se pue<strong>de</strong><br />

coger sin picarse, y apenas se goza <strong>de</strong> ella cuando se<br />

marchita. ¿Qué dia hay sereno? ¿qué dia <strong>de</strong> calma? A<br />

las borrascas suce<strong>de</strong>n las nieblas. No hay estación sindias<br />

nublados, ni clima sin vientos impetuosos, sin tempesta<strong>de</strong>s.<br />

Si al menos el comercio <strong>de</strong>l mundo nos in<strong>de</strong>mnizase<br />

con su dulzura <strong>de</strong> la amargura esparcida umversalmente<br />

en toüos sus frutos; pero ¿quien no sabe que el mayor<br />

enemigo <strong>de</strong> nuestro reposo y <strong>de</strong> nuestra felicidad es el comercio<br />

<strong>de</strong> la vida civil? ¿ reinan acaso en ella la rectitud,<br />

la sinceridad, la buena fe? Pué<strong>de</strong>se muy bien <strong>de</strong>cirse que<br />

en el dia <strong>de</strong> hoy la vida civil en el mundo es un comercio<br />

<strong>de</strong> interés, <strong>de</strong> superchería, <strong>de</strong> artificios y <strong>de</strong> pasiones;<br />

cada uno estudia no mas que en sus propios intereses,<br />

cada uno traía solo <strong>de</strong> elevar su fortuna sobre las ruinas<br />

<strong>de</strong> la <strong>de</strong> otro, y enriquecerse con sus <strong>de</strong>scalabros. Estamos<br />

en este mundo comoen pais enemigo, don<strong>de</strong> todo hay<br />

que temerlo. La tierra propiamente es la región <strong>de</strong>l llanto.<br />

¡Qué <strong>de</strong> inquietu<strong>de</strong>s mudas! ¡ que<strong>de</strong> gemidos secretos<br />

! ¡ qué <strong>de</strong> cruces invisibles ! Las que mas se muestran<br />

no son ni las mas amargas ni las mas pesadas; nada hay<br />

mas amargo, nada hay roas punzante que un disgusto<br />

que se sufoca <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l corazón; así que ninguno parece<br />

mas dichoso en esle mundo que el que mejor sabe contrahacerse,<br />

y mas conoce ciarle <strong>de</strong> disimular sus disgusto*.<br />

Tal es la región en que habitamos, tal es nuestra luan-<br />

«ion: afortunadamente no es <strong>de</strong> larga duración. ¡Ah!<br />

apenas estamos en el camino y ya vemos el término, y<br />

TOMO IV.<br />

LA ASCENSION. 409<br />

muchas veces la carrera concluye en el principio. Misdias,<br />

<strong>de</strong>cia el santo Job, se han cortado con mas presteza qua<br />

corta el tejedor el hilo <strong>de</strong> la tela; mi vida no es mas ipie<br />

un soplo: lal es la triste mansión <strong>de</strong> los mortales; y sin<br />

embargo todavía los hombres tan apasionados porsu bieneslar<br />

gustan tanto déla tierra con todos lossiasaboresquc<br />

ella proporciona, que miran el cielo con indiferencia. Es<br />

cierlo que liay gentes en el mundo que se afanarían poco<br />

por ver á Dios; gentes para quienes el paraíso no tendría<br />

muy gran<strong>de</strong>s atractivos, sí pudieran ser eternamente lo<br />

que son. Esto es muy eslrafio; pero hay todavía otra cosa<br />

mucho mas eslraña. No solo se preferiría el vivir eternamenlc<br />

en la tierra, á la ventaja <strong>de</strong> vivir para siempre en<br />

el cielo, sino que esta poca vida que tenemos aquí abajo,<br />

aunque corla, aunque penosa, aunque frágil, no <strong>de</strong>jamos<br />

<strong>de</strong> preferirla á la eterna felicidad <strong>de</strong> la otra vida. Dos<br />

días <strong>de</strong> pasatiempos nos hacen olvidar este cúmulo <strong>de</strong> bienes<br />

infinitos; algunos placeres fastidiosos nos quitan el<br />

gusto <strong>de</strong> estas <strong>de</strong>licias inefables ; prefiérese á la ¡posesión<br />

<strong>de</strong> un Dios el menor objeto criado. Jesucristo ha ido á prepararnos<br />

un lugar en el cielo: ¿trabajamos mucho para<br />

llenarle? ¿Suspirase mucho por la celestial Jerusalen ?<br />

Menester es tener una alma muy baja; digamos mejor,<br />

preciso es que nuestra fé sea muy lánguida para estar lan<br />

contentos en el lugar do nuestro <strong>de</strong>stierro.<br />

El Evangelio <strong>de</strong> la misa <strong>de</strong> esle dia está lomado <strong>de</strong>l que<br />

esenhio san Marcos en su cap. 46.<br />

In illo lempore : Recumhenlibm<br />

un<strong>de</strong>cim disciputis<br />

apparuil illis Jesús:<br />

el exprohravit increduliiatem<br />

eorum, et durüiam<br />

cordis; quia iis, qui vi<strong>de</strong>rant<br />

eum resarrerisse,<br />

non credi<strong>de</strong>rvnt. El dixit<br />

eis : Emúes in mundum<br />

universum, pmdicate<br />

Evangclium omni creatnm.<br />

Qui cmli<strong>de</strong>ril, nbaptizalus<br />

fuerit, salvus erit:<br />

qui vei'o non cmli<strong>de</strong>ril,<br />

rundcinnabüur. Sú/na au~<br />

tem eos , qui credi<strong>de</strong>rint,<br />

hwc sequcnUir : In nomine<br />

meo dmmonia ejicienl :<br />

Unguis loqucnlur novis :<br />

serpenles lollcnl : et si<br />

mortiferum quid hiberinl,<br />

non eis nocebit : svyer<br />

cpgros manus imponent, et<br />

bene habebunl. El Domiñus<br />

qui<strong>de</strong>m Jesús , poslquam<br />

lomtus est eis, assumptus<br />

est in ceelum, et<br />

se<strong>de</strong>t a <strong>de</strong>xlris Dei. lili<br />

auiem profeeli prcedicaverunt<br />

ubique, Domino cooperanle,<br />

el sermonem confirmmieseqtienlibus<br />

signis.<br />

En aquel tiempo , estando<br />

los once discípulos á la mesa,<br />

se Ies apareció Jesús, y les<br />

echó en cara su incredulidad<br />

y la dureza <strong>de</strong> su corazón,<br />

porque no habían creído<br />

á los que le habían vislo<br />

resucitado. Después <strong>de</strong> esto<br />

les dijo: Id por todo el mundo<br />

, predicad el Evangelio á<br />

todos los hombres, el que<br />

creyere y recibiere el bautismo<br />

se salvará; mas el qua<br />

no creyere se con<strong>de</strong>nará. <strong>Los</strong><br />

que creyeren se darán á conocer<br />

por los milagros siguien.<br />

tes: arrojarán los <strong>de</strong>monios (du<br />

los cuerpos) en mi nombre;<br />

hablarán nuevas lenguas; manejarán<br />

las serpienles ; y si<br />

bebieren alguna cosa capaz <strong>de</strong><br />

quitarles la vida, no les dañará<br />

: pondrán las manos sobre<br />

los enfermos, y estos recobrarán<br />

la salud. Y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haberles<br />

hablado así, el Señor<br />

Jesús fué arrebatado al cielo,<br />

y allí está sentado á la diestra<br />

<strong>de</strong> Dios. Ellos pues partieron á<br />

predicar por todas partes cooperando<br />

con ellos la gracia <strong>de</strong>l<br />

Sefior, y confirmando lo que<br />

<strong>de</strong>cían con los milagros que<br />

seguían á sus palabras.<br />

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