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wodum vidisiis cum em~ vucslros ojos? Jesús que do<br />
imin ccelam.<br />
cnlre vosodos ha ascendido<br />
al cielo, venf3rá <strong>de</strong>l misino<br />
modo que le habéis vislo su-<br />
Después <strong>de</strong> haber dado san Lucas, en el Evangelio que<br />
escribió, la hisloria <strong>de</strong> la vida <strong>de</strong> Jesnciislo, en esle libio<br />
inlitulado Hechos <strong>de</strong> los Apóstoles nos presenta la historia<br />
<strong>de</strong> la fundación y <strong>de</strong>l establecimiento <strong>de</strong> la Iglesia. Eseste<br />
libro una relación fiel y compendiada <strong>de</strong> los progresos<br />
que hizo el cristianismo en los veinte y nueve ó treinta<br />
años primeros ¡mnedialüs á la ascensión <strong>de</strong>l Salvador.<br />
San Agnslin y san Grisóstomo creen que Teófilo, á quien<br />
dirige el Evangelio y los Hechos, era un sujeto <strong>de</strong> calidad,<br />
ó un gobernador <strong>de</strong> provincia convertido al crislianismo.<br />
Otros creen que Teófilo es un nombre general que significa<br />
lodo hombre que ama á Dios.<br />
REFLEXIONES.<br />
«Viéronle subir al cielo, y una nube le ocultó á su visla.»<br />
¿Qué es lo que buscaríamos, y qué podríamos amar<br />
sobre la lierra? Jesucristo ha subido al cielo, <strong>de</strong>be haber<br />
llevado Consigo todos nuestros <strong>de</strong>seos. ¿Qué po<strong>de</strong>mos enconlrar<br />
en la lierra que merezca ocupar nuestro corazón?<br />
Eorniados para el cielo, no <strong>de</strong>bemos suspirar ya masque<br />
por aquel lugar <strong>de</strong> reposo y <strong>de</strong> eterna felicidad, por aquella<br />
palria celestial. La tierra se presenta como una mansión<br />
muy triste, y lo es en cfeclopara cualquiera que conoce<br />
la felicidad <strong>de</strong> la otra vida, para cualquiera que ama<br />
verda<strong>de</strong>ramente á Jesucristo. Para mí el vivir es estar en<br />
Jesucristo, <strong>de</strong>cia san Pablo, y el morir es para mí una ganancia.<br />
Todo cristiano <strong>de</strong>bia pensar y <strong>de</strong>bía hablar <strong>de</strong>l<br />
mismo modo, i Cosa cstraíia 1 La tierra en que vivimos no<br />
está sembrada mas que <strong>de</strong> cruces, ni produce otra cosa<br />
que abrojos y espinas. Si nace alguna rosa no se pue<strong>de</strong><br />
coger sin picarse, y apenas se goza <strong>de</strong> ella cuando se<br />
marchita. ¿Qué dia hay sereno? ¿qué dia <strong>de</strong> calma? A<br />
las borrascas suce<strong>de</strong>n las nieblas. No hay estación sindias<br />
nublados, ni clima sin vientos impetuosos, sin tempesta<strong>de</strong>s.<br />
Si al menos el comercio <strong>de</strong>l mundo nos in<strong>de</strong>mnizase<br />
con su dulzura <strong>de</strong> la amargura esparcida umversalmente<br />
en toüos sus frutos; pero ¿quien no sabe que el mayor<br />
enemigo <strong>de</strong> nuestro reposo y <strong>de</strong> nuestra felicidad es el comercio<br />
<strong>de</strong> la vida civil? ¿ reinan acaso en ella la rectitud,<br />
la sinceridad, la buena fe? Pué<strong>de</strong>se muy bien <strong>de</strong>cirse que<br />
en el dia <strong>de</strong> hoy la vida civil en el mundo es un comercio<br />
<strong>de</strong> interés, <strong>de</strong> superchería, <strong>de</strong> artificios y <strong>de</strong> pasiones;<br />
cada uno estudia no mas que en sus propios intereses,<br />
cada uno traía solo <strong>de</strong> elevar su fortuna sobre las ruinas<br />
<strong>de</strong> la <strong>de</strong> otro, y enriquecerse con sus <strong>de</strong>scalabros. Estamos<br />
en este mundo comoen pais enemigo, don<strong>de</strong> todo hay<br />
que temerlo. La tierra propiamente es la región <strong>de</strong>l llanto.<br />
¡Qué <strong>de</strong> inquietu<strong>de</strong>s mudas! ¡ que<strong>de</strong> gemidos secretos<br />
! ¡ qué <strong>de</strong> cruces invisibles ! Las que mas se muestran<br />
no son ni las mas amargas ni las mas pesadas; nada hay<br />
mas amargo, nada hay roas punzante que un disgusto<br />
que se sufoca <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l corazón; así que ninguno parece<br />
mas dichoso en esle mundo que el que mejor sabe contrahacerse,<br />
y mas conoce ciarle <strong>de</strong> disimular sus disgusto*.<br />
Tal es la región en que habitamos, tal es nuestra luan-<br />
«ion: afortunadamente no es <strong>de</strong> larga duración. ¡Ah!<br />
apenas estamos en el camino y ya vemos el término, y<br />
TOMO IV.<br />
LA ASCENSION. 409<br />
muchas veces la carrera concluye en el principio. Misdias,<br />
<strong>de</strong>cia el santo Job, se han cortado con mas presteza qua<br />
corta el tejedor el hilo <strong>de</strong> la tela; mi vida no es mas ipie<br />
un soplo: lal es la triste mansión <strong>de</strong> los mortales; y sin<br />
embargo todavía los hombres tan apasionados porsu bieneslar<br />
gustan tanto déla tierra con todos lossiasaboresquc<br />
ella proporciona, que miran el cielo con indiferencia. Es<br />
cierlo que liay gentes en el mundo que se afanarían poco<br />
por ver á Dios; gentes para quienes el paraíso no tendría<br />
muy gran<strong>de</strong>s atractivos, sí pudieran ser eternamente lo<br />
que son. Esto es muy eslrafio; pero hay todavía otra cosa<br />
mucho mas eslraña. No solo se preferiría el vivir eternamenlc<br />
en la tierra, á la ventaja <strong>de</strong> vivir para siempre en<br />
el cielo, sino que esta poca vida que tenemos aquí abajo,<br />
aunque corla, aunque penosa, aunque frágil, no <strong>de</strong>jamos<br />
<strong>de</strong> preferirla á la eterna felicidad <strong>de</strong> la otra vida. Dos<br />
días <strong>de</strong> pasatiempos nos hacen olvidar este cúmulo <strong>de</strong> bienes<br />
infinitos; algunos placeres fastidiosos nos quitan el<br />
gusto <strong>de</strong> estas <strong>de</strong>licias inefables ; prefiérese á la ¡posesión<br />
<strong>de</strong> un Dios el menor objeto criado. Jesucristo ha ido á prepararnos<br />
un lugar en el cielo: ¿trabajamos mucho para<br />
llenarle? ¿Suspirase mucho por la celestial Jerusalen ?<br />
Menester es tener una alma muy baja; digamos mejor,<br />
preciso es que nuestra fé sea muy lánguida para estar lan<br />
contentos en el lugar do nuestro <strong>de</strong>stierro.<br />
El Evangelio <strong>de</strong> la misa <strong>de</strong> esle dia está lomado <strong>de</strong>l que<br />
esenhio san Marcos en su cap. 46.<br />
In illo lempore : Recumhenlibm<br />
un<strong>de</strong>cim disciputis<br />
apparuil illis Jesús:<br />
el exprohravit increduliiatem<br />
eorum, et durüiam<br />
cordis; quia iis, qui vi<strong>de</strong>rant<br />
eum resarrerisse,<br />
non credi<strong>de</strong>rvnt. El dixit<br />
eis : Emúes in mundum<br />
universum, pmdicate<br />
Evangclium omni creatnm.<br />
Qui cmli<strong>de</strong>ril, nbaptizalus<br />
fuerit, salvus erit:<br />
qui vei'o non cmli<strong>de</strong>ril,<br />
rundcinnabüur. Sú/na au~<br />
tem eos , qui credi<strong>de</strong>rint,<br />
hwc sequcnUir : In nomine<br />
meo dmmonia ejicienl :<br />
Unguis loqucnlur novis :<br />
serpenles lollcnl : et si<br />
mortiferum quid hiberinl,<br />
non eis nocebit : svyer<br />
cpgros manus imponent, et<br />
bene habebunl. El Domiñus<br />
qui<strong>de</strong>m Jesús , poslquam<br />
lomtus est eis, assumptus<br />
est in ceelum, et<br />
se<strong>de</strong>t a <strong>de</strong>xlris Dei. lili<br />
auiem profeeli prcedicaverunt<br />
ubique, Domino cooperanle,<br />
el sermonem confirmmieseqtienlibus<br />
signis.<br />
En aquel tiempo , estando<br />
los once discípulos á la mesa,<br />
se Ies apareció Jesús, y les<br />
echó en cara su incredulidad<br />
y la dureza <strong>de</strong> su corazón,<br />
porque no habían creído<br />
á los que le habían vislo<br />
resucitado. Después <strong>de</strong> esto<br />
les dijo: Id por todo el mundo<br />
, predicad el Evangelio á<br />
todos los hombres, el que<br />
creyere y recibiere el bautismo<br />
se salvará; mas el qua<br />
no creyere se con<strong>de</strong>nará. <strong>Los</strong><br />
que creyeren se darán á conocer<br />
por los milagros siguien.<br />
tes: arrojarán los <strong>de</strong>monios (du<br />
los cuerpos) en mi nombre;<br />
hablarán nuevas lenguas; manejarán<br />
las serpienles ; y si<br />
bebieren alguna cosa capaz <strong>de</strong><br />
quitarles la vida, no les dañará<br />
: pondrán las manos sobre<br />
los enfermos, y estos recobrarán<br />
la salud. Y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haberles<br />
hablado así, el Señor<br />
Jesús fué arrebatado al cielo,<br />
y allí está sentado á la diestra<br />
<strong>de</strong> Dios. Ellos pues partieron á<br />
predicar por todas partes cooperando<br />
con ellos la gracia <strong>de</strong>l<br />
Sefior, y confirmando lo que<br />
<strong>de</strong>cían con los milagros que<br />
seguían á sus palabras.<br />
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