Tomo Cuatro Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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á Salomón, «porque me la has pedido; i y porque no me has pedido mas que la sabiduría, al dártela, te daré también con ella una vida larga y feliz, te colmaré de bienes y de todo género de prosperidades. Dios proveería abundantcmenlo á todas nuestras necesidades, si nuestras oraciones fuesen siempre cristianas. Queremos tener demasiada parlo en nuestros proyectos; nuestras pasiones trastornan con mucha frecuencia las disposiciones de la Providencia; un corazón cristiano no pide jamás inútilmente. Pida un pecador á Dios con un corazón sincero su conversión; pida á Dios un padre ó una madre do familias la conversión y la salvación de sus hijos y la suya propia; pida cada uno á Dios con perseverancia una fó viva , una caridad ardiente, la victoria de sus pasiones, la gracia final, y serán todos infaliblemente atendidos. La oración es escélente con la penitencia, decia Tobías. La pomiencia da valor á la oración; el espíritu do mortificación la hace siempre eficaz; pierde toda su virtud y su fuerza en el regalo , en la inmortificacion , en los placeres. ¿Qué pueden pedir á Dios esas personas mundanas que miran con tanto disgusto las máximas del Evangelio? ¿Pueden ser muy sinceros los votos que se hacen al Sefíor, mientras el corazón está ea el mundo t Los términos mas respetuosos y mas devotos son injurias, especialmente en órílcn á Dios, cuando se piensa de otro modo que se pide; y ¡ qué oración vieneá ser , buen Dios, la de aquellos cuyas costumbres y conduela desmienten todo lo que sus labios dicen á Dios I i Quó fondo de rcílcxiones salen de todas estas verdades para aquellas personas consagradas á Dios, cuyo principal empleo en toda su vida es, por decirlo así, el pedir á Dios; si después de lanías oraciones son tan imperfectas y tan poco regulares; siempre tan indevotas ; siempre tan esclavas de sus pasiones; siempre tan inmortiGcadas ; siempre tan frías , tan insensibles en la celebración de los divinos misterios I ¿que frulo sacan de sus oraciones? y lanías oraciones, todas infructuosas é inellcaces, ¿indican un gran mérito en losquo las hacen? Ensenadme, Setior, á orar , y comenzad á darme la gracia , con que corrija mis malas disposiciones y quite los obstáculos que impiden el fruto do tantas oraciones, á fin de que no haga inútil para mí un auxilio tan poderoso. JAcm.AToaiAs.—Haced, Señor, que mi corazón se abrase en vuestro amor , y que esto divino fuego inflame mi oiaci'ín. (Psalm. 88. ) Elévese hasla vos, Scnor, mi oración, á la manera que el humo del incienso que se quema sobre vuestros altares. (Psalm. 140.) PROPOSITOS. 1 Oran muchos todos los diassin orar. Dios no oye ni atiende mas que el idioma del corazón. Muchas palabras sin atención, sin afecto, sin devoción, significan muy poco para aquel que cuenta pomada lodo culto puramente esterior. El Salvador no atiende mas que á la ie y a la devoción interior de aquella pobre mujer enferma que toea la orilla de su vestido. ¿ Estáis viendo la mullilnd quo os oprime, le dicen sus discípulos, y pregunlais quien mo ha locado ? Aquella mullitud tumultuosa hace poca impresión en éi; es menester que hable el corazón y que la fe obre, si queremos que Dios nos oiga. Cuidemos mu- LA ASCENSION. 403 cho de pedir con atención, con confianza, con humildad, con devoción: acordémonos siempre cuando oramos, que es un Dios á quien pedimos y á quien hablamos. Es una práctica muy santa el recogerse algunos momentos antes do la oración, y reflexionar sobre el acto do religión que se va á hacer, y la Majestad formidable ante quien vamos á presentarnos. 2 No hay acto mas común ni mas ordinario' que la oración, y tal vez no hay ninguno con que Dios sea menos honrado. En lodas parles resuenan las alabanzas del Señor, y los volos que se le hacen; pero el corazón y el e.- píritu ¿ piden de concierto con los labios? ¿ y no puede acaso decirse, que á la verdad se rezan muchas oraciones, pero que se hacen muy pocas? Evitad de hoy mas este efecto tan pernicioso. Haced todas vuestras oraciones con mucha atención y respeto. Orad siempre en una postura humilde y religiosa. No os carguéis de muchas oraciones vocales ; pero las que hiciereis hacedlas con mucha devoción. Pedid con confianza y con perseverancia. No nos concede Dios alguna vez lo que le pedimos, para darnos alguna cosa mejor. Haced, cuanto os sea posible, todas vuestras oraciones á una hora arreglada. LA ASCENSION DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO. La fiesta de la Iriunfanlo ascensión del Salvador al ciclo, es la celebración del misterio mas glorioso y mas consolatorio de nuestra religión, y como el que pone el sello á todos los demás. El Hijo de Diosen su Encarnación habita declarado la guerra á todas las potestades del infierno, comenzando, desde entóneos la grande obra de nuestra redención: su. vida ha sido un continuo combale que no se ha terminado hasta su muerte; y su gloriosa resurrección ha sido el día célebre de su.victoria : á la manera quo los conquistadores difieren algunos días su entrada triunfante en la capital para tener tiempo de hacerlos preparativos, asi el Salvador no quiso hacer su entrada triunfante en el cielo, quo era la mansión do su gloria, hasla cuarenta dias después de su victoriosa resurrección. En estos cuarenta dias fué cuando el Salvador convenció á sus discípulos deja verdad de su resurrección por medio, de muchas señales sensibles; les hizo ver quo estaba vivy en frecuentes apariciones; comió muchas Yeces con.ellos, y Ies habló del reino de los cielos, oslo es, do lodos los. misterios de la religión, de que se habian hecho ya mas capaces desde que habiéndoseles aparecido el mismo.dia de su resurrección, sopló sobre ellos y les dijo: Recibid el Espíritu Santo. Y aunque sea cieitp quo hasta el dia do Penlecoslés no recibiéronlos discípulos la pleíiihid de dones del Espíritu Santo, y qne estas palabras no deben entenderse propiamente mas que con respecto á la potestad de las llaves, y al poder de absolver en el sacramentodela penitencia ; puede5U!.embargo decirse que su enlendimienla quedó desde entonces mas ilustrado, que fueron ya menos groseros, y que. se hicieron mas capaces da entender las grandes verdades de que el Salvador no les habia hablado hasta entonces sino de una manera figurada y misteriosa. En estos cuarenta dias fué, pues, cuando íesucristo instruyó á sus apóstoles de todo lo que debían saber, principalmente para el establecimiento y gobierno de la Iglesia j y les prescribió muchas cosas que no están

40i espresas cu b Escritura , y qtíe no han llegado á nosotros sino por Iradicion-. Acercándose el lérmino de su mansión visible sobre la tierra, hizo venir el Salvador los once apósloles desdo (Jajilea á Judca , y hahiemlo llegado el dia on que debía subir al cielo, qn

á Salomón, «porque me la has pedido; i y porque no me<br />

has pedido mas que la sabiduría, al dártela, te daré también<br />

con ella una vida larga y feliz, te colmaré <strong>de</strong> bienes<br />

y <strong>de</strong> todo género <strong>de</strong> prosperida<strong>de</strong>s. Dios proveería abundantcmenlo<br />

á todas nuestras necesida<strong>de</strong>s, si nuestras oraciones<br />

fuesen siempre cristianas. Queremos tener <strong>de</strong>masiada<br />

parlo en nuestros proyectos; nuestras pasiones trastornan<br />

con mucha frecuencia las disposiciones <strong>de</strong> la Provi<strong>de</strong>ncia;<br />

un corazón cristiano no pi<strong>de</strong> jamás inútilmente.<br />

Pida un pecador á Dios con un corazón sincero su conversión;<br />

pida á Dios un padre ó una madre do familias la conversión<br />

y la salvación <strong>de</strong> sus hijos y la suya propia; pida<br />

cada uno á Dios con perseverancia una fó viva , una caridad<br />

ardiente, la victoria <strong>de</strong> sus pasiones, la gracia final,<br />

y serán todos infaliblemente atendidos. La oración es escélente<br />

con la penitencia, <strong>de</strong>cia Tobías. La pomiencia da<br />

valor á la oración; el espíritu do mortificación la hace<br />

siempre eficaz; pier<strong>de</strong> toda su virtud y su fuerza<br />

en el regalo , en la inmortificacion , en los placeres. ¿Qué<br />

pue<strong>de</strong>n pedir á Dios esas personas mundanas que miran<br />

con tanto disgusto las máximas <strong>de</strong>l Evangelio? ¿Pue<strong>de</strong>n<br />

ser muy sinceros los votos que se hacen al Sefíor, mientras<br />

el corazón está ea el mundo t <strong>Los</strong> términos mas respetuosos<br />

y mas <strong>de</strong>votos son injurias, especialmente en órílcn<br />

á Dios, cuando se piensa <strong>de</strong> otro modo que se pi<strong>de</strong>;<br />

y ¡ qué oración vieneá ser , buen Dios, la <strong>de</strong> aquellos cuyas<br />

costumbres y conduela <strong>de</strong>smienten todo lo que sus<br />

labios dicen á Dios I i Quó fondo <strong>de</strong> rcílcxiones salen <strong>de</strong><br />

todas estas verda<strong>de</strong>s para aquellas personas consagradas<br />

á Dios, cuyo principal empleo en toda su vida es, por <strong>de</strong>cirlo<br />

así, el pedir á Dios; si <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> lanías oraciones<br />

son tan imperfectas y tan poco regulares; siempre tan<br />

in<strong>de</strong>votas ; siempre tan esclavas <strong>de</strong> sus pasiones; siempre<br />

tan inmortiGcadas ; siempre tan frías , tan insensibles en<br />

la celebración <strong>de</strong> los divinos misterios I ¿que frulo sacan<br />

<strong>de</strong> sus oraciones? y lanías oraciones, todas infructuosas<br />

é inellcaces, ¿indican un gran mérito en losquo las hacen?<br />

Ensenadme, Setior, á orar , y comenzad á darme la<br />

gracia , con que corrija mis malas disposiciones y quite<br />

los obstáculos que impi<strong>de</strong>n el fruto do tantas oraciones, á<br />

fin <strong>de</strong> que no haga inútil para mí un auxilio tan po<strong>de</strong>roso.<br />

JAcm.AToaiAs.—Haced, Señor, que mi corazón se abrase<br />

en vuestro amor , y que esto divino fuego inflame mi<br />

oiaci'ín. (Psalm. 88. )<br />

Elévese hasla vos, Scnor, mi oración, á la manera<br />

que el humo <strong>de</strong>l incienso que se quema sobre vuestros altares.<br />

(Psalm. 140.)<br />

PROPOSITOS.<br />

1 Oran muchos todos los diassin orar. Dios no oye ni<br />

atien<strong>de</strong> mas que el idioma <strong>de</strong>l corazón. Muchas palabras<br />

sin atención, sin afecto, sin <strong>de</strong>voción, significan muy<br />

poco para aquel que cuenta pomada lodo culto puramente<br />

esterior. El Salvador no atien<strong>de</strong> mas que á la ie y a la<br />

<strong>de</strong>voción interior <strong>de</strong> aquella pobre mujer enferma que toea<br />

la orilla <strong>de</strong> su vestido. ¿ Estáis viendo la mullilnd quo<br />

os oprime, le dicen sus discípulos, y pregunlais quien<br />

mo ha locado ? Aquella mullitud tumultuosa hace poca<br />

impresión en éi; es menester que hable el corazón y que<br />

la fe obre, si queremos que Dios nos oiga. Cui<strong>de</strong>mos mu-<br />

LA ASCENSION. 403<br />

cho <strong>de</strong> pedir con atención, con confianza, con humildad,<br />

con <strong>de</strong>voción: acordémonos siempre cuando oramos, que<br />

es un Dios á quien pedimos y á quien hablamos. Es una<br />

práctica muy santa el recogerse algunos momentos antes<br />

do la oración, y reflexionar sobre el acto do religión que<br />

se va á hacer, y la Majestad formidable ante quien vamos<br />

á presentarnos.<br />

2 No hay acto mas común ni mas ordinario' que la<br />

oración, y tal vez no hay ninguno con que Dios sea menos<br />

honrado. En lodas parles resuenan las alabanzas <strong>de</strong>l Señor,<br />

y los volos que se le hacen; pero el corazón y el e.-<br />

píritu ¿ pi<strong>de</strong>n <strong>de</strong> concierto con los labios? ¿ y no pue<strong>de</strong><br />

acaso <strong>de</strong>cirse, que á la verdad se rezan muchas oraciones,<br />

pero que se hacen muy pocas? Evitad <strong>de</strong> hoy mas<br />

este efecto tan pernicioso. Haced todas vuestras oraciones<br />

con mucha atención y respeto. Orad siempre en una postura<br />

humil<strong>de</strong> y religiosa. No os carguéis <strong>de</strong> muchas oraciones<br />

vocales ; pero las que hiciereis hacedlas con mucha<br />

<strong>de</strong>voción. Pedid con confianza y con perseverancia.<br />

No nos conce<strong>de</strong> Dios alguna vez lo que le pedimos, para<br />

darnos alguna cosa mejor. Haced, cuanto os sea posible,<br />

todas vuestras oraciones á una hora arreglada.<br />

LA ASCENSION DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO.<br />

La fiesta <strong>de</strong> la Iriunfanlo ascensión <strong>de</strong>l Salvador al ciclo,<br />

es la celebración <strong>de</strong>l misterio mas glorioso y mas consolatorio<br />

<strong>de</strong> nuestra religión, y como el que pone el sello<br />

á todos los <strong>de</strong>más. El Hijo <strong>de</strong> Diosen su Encarnación habita<br />

<strong>de</strong>clarado la guerra á todas las potesta<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l infierno,<br />

comenzando, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> entóneos la gran<strong>de</strong> obra <strong>de</strong> nuestra<br />

re<strong>de</strong>nción: su. vida ha sido un continuo combale que<br />

no se ha terminado hasta su muerte; y su gloriosa resurrección<br />

ha sido el día célebre <strong>de</strong> su.victoria : á la manera<br />

quo los conquistadores difieren algunos días su entrada<br />

triunfante en la capital para tener tiempo <strong>de</strong> hacerlos<br />

preparativos, asi el Salvador no quiso hacer su entrada<br />

triunfante en el cielo, quo era la mansión do su gloria,<br />

hasla cuarenta dias <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> su victoriosa resurrección.<br />

En estos cuarenta dias fué cuando el Salvador convenció<br />

á sus discípulos <strong>de</strong>ja verdad <strong>de</strong> su resurrección por medio,<br />

<strong>de</strong> muchas señales sensibles; les hizo ver quo estaba vivy<br />

en frecuentes apariciones; comió muchas Yeces con.ellos,<br />

y Ies habló <strong>de</strong>l reino <strong>de</strong> los cielos, oslo es, do lodos los.<br />

misterios <strong>de</strong> la religión, <strong>de</strong> que se habian hecho ya mas<br />

capaces <strong>de</strong>s<strong>de</strong> que habiéndoseles aparecido el mismo.dia<br />

<strong>de</strong> su resurrección, sopló sobre ellos y les dijo: Recibid<br />

el Espíritu Santo. Y aunque sea cieitp quo hasta el dia do<br />

Penlecoslés no recibiéronlos discípulos la pleíiihid <strong>de</strong><br />

dones <strong>de</strong>l Espíritu Santo, y qne estas palabras no <strong>de</strong>ben<br />

enten<strong>de</strong>rse propiamente mas que con respecto á la potestad<br />

<strong>de</strong> las llaves, y al po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> absolver en el sacramento<strong>de</strong>la<br />

penitencia ; pue<strong>de</strong>5U!.embargo <strong>de</strong>cirse que su enlendimienla<br />

quedó <strong>de</strong>s<strong>de</strong> entonces mas ilustrado, que fueron<br />

ya menos groseros, y que. se hicieron mas capaces da<br />

enten<strong>de</strong>r las gran<strong>de</strong>s verda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> que el Salvador no les<br />

habia hablado hasta entonces sino <strong>de</strong> una manera<br />

figurada<br />

y misteriosa. En estos cuarenta dias fué, pues, cuando<br />

íesucristo instruyó á sus apóstoles <strong>de</strong> todo lo que <strong>de</strong>bían<br />

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<strong>de</strong> la Iglesia j y les prescribió muchas cosas que no están

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