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Tomo Cuatro Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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aleccionad con ella á vueslros hijos, y acoslinnbraos á mirar<br />

con láslima las alegrías <strong>de</strong>l mundo. Uuid <strong>de</strong> los feslejos<br />

mundanos: os una práclica <strong>de</strong> piedad muy úlil el emplear<br />

entonces mas tiempo en el servicio <strong>de</strong> Dios.<br />

2 Estudiad cada dia mas en servir á Dios. Es un artificio<br />

<strong>de</strong>l <strong>de</strong>monio el inclinar los cristianos á que se diviertan<br />

mas en el tiempo pascual, y al mundo a que multiplique<br />

en este tiempo sus fiestas. Por vuestra parte,<br />

guardaos bien <strong>de</strong> caer en este Inzo. Sed mas fiel que nunca<br />

en vuestros ejercicios <strong>de</strong> piedad, y sobre lodo en los<br />

dias santos <strong>de</strong>l domingo. Em|iloadlos en buenas obras;<br />

asistid perennemente al servicio divino y á la oración; poned<br />

toda vuestra atención y vuestra aplicación en agradar<br />

b Dios, y no constituyáis vuestra alegría sino en Henar con<br />

fi<strong>de</strong>lidad los <strong>de</strong>beres <strong>de</strong> cristiano.<br />

CUYA<br />

EL PATROCtNIO DE SAN JOSÉ,<br />

FESTIVIDAD SE CELEBRA EN LA DOMINICA Hl DESPUES DE<br />

PASCUA.<br />

En los primeros siglos <strong>de</strong> la Iglesia, sin embargo <strong>de</strong>que<br />

por institución <strong>de</strong> los sagrados apóstoles y <strong>de</strong> los prelados<br />

que les sucedieron, se celebraba la memoria <strong>de</strong> la Virgen<br />

María, y la <strong>de</strong> los mártires que <strong>de</strong>rramaron su sangre polla<br />

confesión <strong>de</strong> Jesucristo, no encontramos que se tributase<br />

veneración alguna en las liturgias al glorioso san José.<br />

Sin duda las mismas causas que movieron á nuestro Dios<br />

para llevarse do este mundo al santo patriarca antes <strong>de</strong><br />

que el Uijo <strong>de</strong> Dios manifestase al mundo su doctrina, y<br />

obrase nuestra salud en medio <strong>de</strong> la tierra, le movieron<br />

también para que su Padre putativo estuviese sin el culto<br />

<strong>de</strong> los fieles por muchos centenares <strong>de</strong> años. La causa <strong>de</strong><br />

la divinidad <strong>de</strong> Jesucristo, que impugnaron tantos herejes,<br />

y la <strong>de</strong> la virginidad perpetua <strong>de</strong> su sacratísima Madre, pedían<br />

que no se espusiese por entonces á los ojos <strong>de</strong> los<br />

fieles, todavía rudos y tiernos en la fe, la festividad <strong>de</strong> un<br />

justo con el nombre <strong>de</strong> Esposo <strong>de</strong> la Virgen y <strong>de</strong> Padre <strong>de</strong><br />

Jesns. Fortalecidos los cristianos en la doctrina <strong>de</strong>l Evangelio,<br />

y bien instruidos en sus dogmas, les proveyó la<br />

Iglesia <strong>de</strong> todas las ayudas que podia suministrarles la<br />

religión en sus trabajos, y les señalo las fuentes don<strong>de</strong><br />

podian beber dulcísimos consuelos en sus Iribulaciones.<br />

Enseñóles que los bienaventurados son en el cielo unos<br />

po<strong>de</strong>rosos intercesores para con el Padre <strong>de</strong> misericordias,<br />

por cuyos méritos é influjo les concedo liberalísimamente<br />

el tesoro <strong>de</strong> sus gracias.<br />

Aunque el nombre <strong>de</strong>san José se halla en algunas liturgias<br />

griegas y latinas <strong>de</strong> tiempos muy remotos, es<br />

constante que su íeslividad no fué or<strong>de</strong>nada en la Iglesia<br />

latina hasta que el papa Gregorio XV lo mandó, arreglándose<br />

sin duda al espíritu <strong>de</strong> la misma Iglesia, que celebraba<br />

ya á este gran santo <strong>de</strong> tiempo inmemorial, como<br />

se <strong>de</strong>duce <strong>de</strong> los breviarios Muzárabe, el <strong>de</strong> Milán y otros<br />

muchos. Y es digno <strong>de</strong> notarse, que el fervor y cuid.ido<br />

<strong>de</strong>.su culto se ha <strong>de</strong>bido siempre con especialidad al sagrado<br />

or<strong>de</strong>n mendicante <strong>de</strong> Carmelitas, quienes tanto en<br />

el Oriente, cuando florecía allí la cristiandad, como<br />

Occi<strong>de</strong>nte, cuando en el siglo xi <strong>de</strong>cayó notablemente,<br />

conservaron siempre una particular <strong>de</strong>voción á san José,<br />

celebrando su festividad con sumo esmero. La esperiencia<br />

hizo conpeer á los fieles cuán provechosa les era la intercesión<br />

<strong>de</strong>l Esposo <strong>de</strong> María; y asi para <strong>de</strong>sahogar sus<br />

corazones clamaron á fin <strong>de</strong> que luvic<strong>de</strong> una festividad<br />

DESPUES DE PASCUA.<br />

propia y peculiar su Palrocinio. <strong>Los</strong> intérpretes <strong>de</strong> sus<br />

votos fueron los carmelitas <strong>de</strong>scalzos <strong>de</strong> la congregacioo<br />

<strong>de</strong> España, que siguiendo fielmente el espíritu <strong>de</strong> su santa<br />

madre Sta. Teresa <strong>de</strong> Jesús, dirigieron á la silla <strong>de</strong> san Pedro<br />

sus humil<strong>de</strong>s ruegos, para que concediese celebrar la<br />

Gesta <strong>de</strong>l Patrocinio <strong>de</strong> san José. En efecto, el dia 6 <strong>de</strong> abril<br />

<strong>de</strong>l año <strong>de</strong> 1682 concedió benignamente el papa Inocencio<br />

XI que en la Dominica tercera <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la Pascua <strong>de</strong><br />

Resurrección pudiesen celebrar esta festividad, dando ú<br />

lodos los cristianos el consuelo espiritual <strong>de</strong> enviar al cielo<br />

sus votos, alegrándose <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>roso patrocinio que disfrutan<br />

en el santísimo y virginal Esposo <strong>de</strong> la Madre <strong>de</strong> Dios<br />

y Madre <strong>de</strong> los pecadores.<br />

«Que los santos qué reinan con Cristo ofrecen á Dios<br />

sus oraciones por los hombres, que es bueno y útilinvocarlos<br />

humil<strong>de</strong>mente, y acogerse á sus ruegos, á su favor y<br />

auxilio para alcanzar beneficios <strong>de</strong> Dios por los méritos <strong>de</strong><br />

su hijo Jesucristo nuestro Señor, que es nuestro solo Re<strong>de</strong>ntor<br />

y Salvador,» es un dogma <strong>de</strong> féconocido siempre<br />

en la Iglesia, establecido en los concilios, y singularmente<br />

en el <strong>de</strong> Trenlo, cuyas son estas palabras. (Sess. 23.)<br />

Ignoramos el grado <strong>de</strong> gloria y valimiento, para con<br />

Dios que tiene cada uno <strong>de</strong> los bienaventurados; pero<br />

conjeturando pru<strong>de</strong>ntemente <strong>de</strong> sus virtu<strong>de</strong>s y dignidad<br />

que nos son notorias, es preciso afirmar, que el Palrocinio<br />

<strong>de</strong> san José es <strong>de</strong> los mas po<strong>de</strong>rosos que tenemos en el cielo.<br />

De dos principios po<strong>de</strong>mos <strong>de</strong>ducir esta verdad, que<br />

son el po<strong>de</strong>r y la voluntad <strong>de</strong> favorecernos, yambos están<br />

afianzados en la gran santidad <strong>de</strong> nuestro santo patriarca,<br />

y en la dignidad <strong>de</strong> Padre putativo <strong>de</strong>l Hijo <strong>de</strong> Dios, á que<br />

le <strong>de</strong>stinóla eterna Sabiduría, y <strong>de</strong> Esposo <strong>de</strong> la Reina tic<br />

los ángeles. Porque, ¿qué dignidad no contiene en sí ser<br />

esposo <strong>de</strong> María? Si el Discípulo amado <strong>de</strong>l Señor es elogiado<br />

sin término solo por haber tenido la dicha <strong>de</strong> recibirla<br />

á su cuidado, ¡cuál será la dignidad <strong>de</strong> aquel que<br />

fué verda<strong>de</strong>ro marido suyo; que tuvo en ella legítimo dominio<br />

y potestad, que fué su señor y cabeza; que la cuidó,<br />

la alimentó, y tuvo en su compañía hasta su dichosa<br />

muerte! Si el Bautista fué santificado en el vientre <strong>de</strong> santa<br />

Isabel luego que María la saludó, ¡cuánta gracia, cuántos<br />

dones, cuánta santificación causaria en nuestro Santo la<br />

conversación continua <strong>de</strong> su Esposa! Si es impon<strong>de</strong>rable<br />

la venturosa dignidad <strong>de</strong>l santo Discípulo porque la llamó<br />

madre, ¡ cuánto será la do san José, á quien la Virgen llamaria<br />

señor y esposo! ¡O sumamente admirable sublimidad<br />

<strong>de</strong> José! ¡ ó dignidad incomparable, que la misma Madre<br />

<strong>de</strong> Dios, Reina <strong>de</strong>l cielo y Señora <strong>de</strong>l mundo no se <strong>de</strong>s<strong>de</strong>ñase<br />

<strong>de</strong> llamarle señor I Así csclama el <strong>de</strong>votísimo Juan<br />

Gerson, Esta dignidad se percibe todavía con nuevos brillos<br />

<strong>de</strong> gran<strong>de</strong>za y <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r, atendiendo á que Dios mismo<br />

con una particular provi<strong>de</strong>ncia le <strong>de</strong>stinó para esposo do<br />

María, como sienten uniformemente todos los Padres. El<br />

mismo Dios dijo que la mujer habia <strong>de</strong> ser una ayuda <strong>de</strong>l<br />

varón hecha á su semejanza ; <strong>de</strong> lo cual se forma esta reflexión,<br />

que es muy obvia: Si María es semejante á José,<br />

y es al mismo tiempo la mas pura criatura, ¡qué masgracia,qué<br />

mas dignidad y po<strong>de</strong>r luvo ni tendrá hasta la consumación<br />

<strong>de</strong> ios siglos! ¡cuánta será la dignidad,cuánta la<br />

gracia y cuánto el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> este Santo para <strong>de</strong>cir con verdad<br />

(pie es semejante á su Esposa! Y si la semejanza es<br />

causa <strong>de</strong> amor, ¡ cuánto seria amado <strong>de</strong> la Señora quiea<br />

lauto se la parecía en las virtu<strong>de</strong>s y en la gracia!

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