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Tomo Cuatro Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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38 TKRGEU<br />

Madre. Estando en la mesa, la Santísima Virgen noló que<br />

fallaba el vino, lo cual <strong>de</strong>bía ocasionar gran confusión á<br />

los que celebraban la boda. Esta Madre <strong>de</strong> misericordia,<br />

siempre atenta á las necesida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> aquellos qne la tienen<br />

consi<strong>de</strong>ración y amor, quiso escusarlea esta vergüenza<br />

suplicando á su Hijo amado que hiciese en favor suyo<br />

uno <strong>de</strong> los mas gran<strong>de</strong>s milagros. No tuvo necesidad <strong>de</strong><br />

hacer un gran discurso para obligarle, bastó que le insinuase<br />

su voluntad, su <strong>de</strong>seo suplió al ruego. Se vuelve<br />

á Jesús que estaba á su lado, y le dice simplemente: «No<br />

tienen vino.» Admiremos la atención y el cmpeíio benéfico<br />

<strong>de</strong> la Santísima Virgen; nadie se dirige á ella ; muchos<br />

do los que celebraban la boda ignoraban aun el embarazo<br />

que ocurría, y ¡a mayor parte nada saben <strong>de</strong> la<br />

penuria en que se hallaban. No importa, la Santísima Virgen<br />

conoce la necesidad y se interesa por ellos por pura<br />

amistad; no se necesita mas para que pida á su hijo que<br />

baga un milagro, para salvar la vergüenza que este acciáéttW<br />

iba á ocasionar á los recién casados; y sin <strong>de</strong>cirles<br />

nada, emplea todo su crédito con Jesús para hacerles un<br />

servicio tan importante. Dios mió ¡qué dichosos son aquellos<br />

por quienes la Santísima Virgen se interesa! La respuesta<br />

queda Jesús á su Madre es misteriosa: «¿Qué nos<br />

importa ni á tí ni á mí, mujer? Como si dijese: ¿Pensáis<br />

que ignoro la necesidad en que se hallan aquellos por<br />

quienes os interesáis? ¿ó que no conozco el <strong>de</strong>seo que teneis<br />

<strong>de</strong> que yo haga un milagro para sacarles <strong>de</strong>l apuro?<br />

pero vos sabéis que basta ahora no me he dadoá conocer<br />

en nada, y que en todas las cosas no puedo obrar sino conforme<br />

á la voluntad <strong>de</strong> mi Padre. Si no hubiese llegado<br />

todavía el tiempo <strong>de</strong> hacer brillar mi gloria y <strong>de</strong> hacerme<br />

conocer, ¿querríais que yo lo a<strong>de</strong>lantase? La Santísima<br />

Virgen no ignoraba el misterio; sabia que Dios habia <strong>de</strong>terminado<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> la eternidad, que el Salvador no haría<br />

eu primer milagro sino á ruego <strong>de</strong> su Madre. Esto es lo<br />

que la obligó, sin esperar otra respuesta, á llamar á los<br />

que servían á la mesa y <strong>de</strong>cirles: «Haced sin réplica lodo<br />

lo (pie Jesús os or<strong>de</strong>nare,» porque sabia bien que bastaba<br />

haberle manifestado el <strong>de</strong>seo que tenia para obtener <strong>de</strong> él<br />

un milagro. En efecto, se hace, el milagro, y todos son<br />

tesligos <strong>de</strong> la omnipotencia <strong>de</strong>l Hijo y <strong>de</strong>l crédito casi omnipotente<br />

<strong>de</strong> la Madre. ¡Oh, dichosos aquellos por quienes<br />

se interesa la Sanlísima Virgen! ¡dichosos aquellos que<br />

tienen una <strong>de</strong>voción tierna á María! ¡dichosos los que la<br />

sirven y la sirven con fervor y con fi<strong>de</strong>lidad!<br />

Haced, Señor, que yo sea <strong>de</strong> esíe número; y la gracia<br />

singular que os pido, Virgen Santa, el primer Uso, por <strong>de</strong>cirlo<br />

así, que yo <strong>de</strong>seo que bagáis <strong>de</strong> vuestro crédito en<br />

favor mió, es que yo sea uno <strong>de</strong> vuestros mas fieles siervos<br />

el resto <strong>de</strong> mis días.<br />

J.\ax.vi'OiiiAS.—¡Uuó dicho-os son vuestros verda<strong>de</strong>ros<br />

siervos, Virgen Sania, que están continuamente en vuestra<br />

presencia! (3 Reg. 10.)<br />

Haced ver en todas mis necesida<strong>de</strong>s que sois mi madre,<br />

y haga yo ver también en todas ocasiones que soy uno <strong>de</strong><br />

vuestros hijos. íEcles.)<br />

PROPÓSITOS.<br />

t Para que la Santísima Virgen se interese por nosotros,<br />

es noce-ario que nosotros nos interesemos por ella.<br />

Interesémonos en :-u gloria, en su culto y en todo cuanto<br />

DOMhNGO<br />

pueda honrarle. No hay sociedad alguna erigida en honor<br />

<strong>de</strong> María, que no sea un antemural y un fuerte contra los<br />

insultos <strong>de</strong>l enemigo <strong>de</strong> la salvación ; un abrigo contra la<br />

corrupción <strong>de</strong>l siglo, un asilo para los pecadores, una escuela<br />

don<strong>de</strong> se apren<strong>de</strong> la ciencia <strong>de</strong> la salud, un arsenal<br />

contra el vicio. Nada hay mas santo que estas cofradías<br />

aulorizadas por la sania Se<strong>de</strong>, bajo el titulo y la protección<br />

especial <strong>de</strong> la Madre <strong>de</strong> Dios. ¿Pue<strong>de</strong> dudarse que<br />

ella se interese por todos sus cofra<strong>de</strong>s ? La <strong>de</strong>l Rosario y<br />

la <strong>de</strong>l Escapulario son <strong>de</strong> las mas célebres en la Iglesia, y<br />

lo mismo que las <strong>de</strong>más congregaciones. Haceos alistar<br />

en las unas y en las otras; pero cuidad do cumplir todas<br />

las obligaciones que imponen sus constituciones. Annmeraos<br />

en su congregación : ninguna sociedad mas propia<br />

para interesar á la Sanlísima Virgen en todas vuestras ,<br />

necesida<strong>de</strong>s, ninguna escuela mas útil á los verda<strong>de</strong>ros<br />

siervos <strong>de</strong> María, con tal que seáis frecuentes en ella y quo<br />

sigáis sus reglamentos.<br />

2 A mas <strong>de</strong> las prácticas <strong>de</strong> <strong>de</strong>voción á la Santísima<br />

Virgen, que se bailan en todo el curso <strong>de</strong>l Año Cristiano,<br />

y <strong>de</strong> que no <strong>de</strong>béis nunca dispensaros, rezad todos los<br />

dias la oración siguiente, que tan eíicozmenlenos obliga á<br />

la Sanlísima Virgen á no negarnos su ausilio, y una protección<br />

particular en todas nuestras necesida<strong>de</strong>s. Esta es<br />

la oración que era tan familiar al célebre Claudio Bernard,<br />

llamado comunmente el pobre sacerdote, y á la que este<br />

sanio eclesiástico atribuía todos los favores que recibía <strong>de</strong>l<br />

cielo, como se lee en la bisloría <strong>de</strong> su vida.<br />

Acordaos, Virgen Sania, llena toda <strong>de</strong> bondad, quo<br />

jamás ha sucedido que ninguno <strong>de</strong> los que han recurrido<br />

á vuestra po<strong>de</strong>rosa protección, que han implorado vuestro<br />

ausilio, que han confiado en vuestra bondad y en vuestra<br />

benevolencia, haya nunca sido <strong>de</strong>spedido. Lleno <strong>de</strong> la<br />

misma confianza, recurro á vos, Reina <strong>de</strong> las vírgenes<br />

í y aunque soy pecador, me atrevo á presentarme<br />

<strong>de</strong>lante <strong>de</strong> vos, lamentando el recuerdo <strong>de</strong> mis miserias:<br />

Madre <strong>de</strong> Dios, no <strong>de</strong>spreciéis mis humil<strong>de</strong>s súplicas,<br />

antes bien, sedme propicia, y dignaos escuchar mis votos.<br />

Así sea.<br />

Una dichosa esperiencia ha <strong>de</strong>mostrado que es tan grata<br />

esla oración á la santísima Virgen, que nunca se hace sin<br />

fruto, con lal que so haga con <strong>de</strong>voción y confianza.<br />

TERCER DOMINGO DESPUES DE LA EPIFANÍA,<br />

Esle domingo nada tiene <strong>de</strong> particular que interese.<br />

Solo se sabe que en la antigüedad se le ha <strong>de</strong>nominado <strong>de</strong><br />

diferentes modos. Domingo <strong>de</strong>l Leproso, domi ngo <strong>de</strong>l<br />

Cenlurion, ó domingo <strong>de</strong>spués do la Cátedra <strong>de</strong> san Pedro:<br />

las dos primeras <strong>de</strong>nominaciones se tomaban <strong>de</strong>l<br />

asunto <strong>de</strong>l Evangelio ; precedía <strong>de</strong> que esle domingo es<br />

siempre el primero que sigue á la celebración <strong>de</strong> la[Cálcdra<br />

<strong>de</strong> san Pedro en Roma, la cual está asignada al día l'S<br />

<strong>de</strong> enero.<br />

La misa <strong>de</strong> esledia comienza por estas hermosas palabras<br />

<strong>de</strong>l versículo octavo <strong>de</strong>l salmo 96 : «Ángeles <strong>de</strong>l Señor,<br />

adorad al Salvador y Juez soberano <strong>de</strong> los hombres<br />

y vuestro. Sion ha salido fuera <strong>de</strong> sí <strong>de</strong> alegría al oír ensalzar<br />

la gloria <strong>de</strong> su Rey. Las hijas <strong>de</strong> Judá han dado sal •<br />

tos <strong>de</strong> regocijo, Señor, a! saber que <strong>de</strong>béis juzgar al universo.»<br />

Restablecido David cu áa '.roño se sirve <strong>de</strong>l castigo<br />

<strong>de</strong> sus enemigos para <strong>de</strong>scubrir eu este salmo la fegunJu

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