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38 TKRGEU<br />
Madre. Estando en la mesa, la Santísima Virgen noló que<br />
fallaba el vino, lo cual <strong>de</strong>bía ocasionar gran confusión á<br />
los que celebraban la boda. Esta Madre <strong>de</strong> misericordia,<br />
siempre atenta á las necesida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> aquellos qne la tienen<br />
consi<strong>de</strong>ración y amor, quiso escusarlea esta vergüenza<br />
suplicando á su Hijo amado que hiciese en favor suyo<br />
uno <strong>de</strong> los mas gran<strong>de</strong>s milagros. No tuvo necesidad <strong>de</strong><br />
hacer un gran discurso para obligarle, bastó que le insinuase<br />
su voluntad, su <strong>de</strong>seo suplió al ruego. Se vuelve<br />
á Jesús que estaba á su lado, y le dice simplemente: «No<br />
tienen vino.» Admiremos la atención y el cmpeíio benéfico<br />
<strong>de</strong> la Santísima Virgen; nadie se dirige á ella ; muchos<br />
do los que celebraban la boda ignoraban aun el embarazo<br />
que ocurría, y ¡a mayor parte nada saben <strong>de</strong> la<br />
penuria en que se hallaban. No importa, la Santísima Virgen<br />
conoce la necesidad y se interesa por ellos por pura<br />
amistad; no se necesita mas para que pida á su hijo que<br />
baga un milagro, para salvar la vergüenza que este acciáéttW<br />
iba á ocasionar á los recién casados; y sin <strong>de</strong>cirles<br />
nada, emplea todo su crédito con Jesús para hacerles un<br />
servicio tan importante. Dios mió ¡qué dichosos son aquellos<br />
por quienes la Santísima Virgen se interesa! La respuesta<br />
queda Jesús á su Madre es misteriosa: «¿Qué nos<br />
importa ni á tí ni á mí, mujer? Como si dijese: ¿Pensáis<br />
que ignoro la necesidad en que se hallan aquellos por<br />
quienes os interesáis? ¿ó que no conozco el <strong>de</strong>seo que teneis<br />
<strong>de</strong> que yo haga un milagro para sacarles <strong>de</strong>l apuro?<br />
pero vos sabéis que basta ahora no me he dadoá conocer<br />
en nada, y que en todas las cosas no puedo obrar sino conforme<br />
á la voluntad <strong>de</strong> mi Padre. Si no hubiese llegado<br />
todavía el tiempo <strong>de</strong> hacer brillar mi gloria y <strong>de</strong> hacerme<br />
conocer, ¿querríais que yo lo a<strong>de</strong>lantase? La Santísima<br />
Virgen no ignoraba el misterio; sabia que Dios habia <strong>de</strong>terminado<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> la eternidad, que el Salvador no haría<br />
eu primer milagro sino á ruego <strong>de</strong> su Madre. Esto es lo<br />
que la obligó, sin esperar otra respuesta, á llamar á los<br />
que servían á la mesa y <strong>de</strong>cirles: «Haced sin réplica lodo<br />
lo (pie Jesús os or<strong>de</strong>nare,» porque sabia bien que bastaba<br />
haberle manifestado el <strong>de</strong>seo que tenia para obtener <strong>de</strong> él<br />
un milagro. En efecto, se hace, el milagro, y todos son<br />
tesligos <strong>de</strong> la omnipotencia <strong>de</strong>l Hijo y <strong>de</strong>l crédito casi omnipotente<br />
<strong>de</strong> la Madre. ¡Oh, dichosos aquellos por quienes<br />
se interesa la Sanlísima Virgen! ¡dichosos aquellos que<br />
tienen una <strong>de</strong>voción tierna á María! ¡dichosos los que la<br />
sirven y la sirven con fervor y con fi<strong>de</strong>lidad!<br />
Haced, Señor, que yo sea <strong>de</strong> esíe número; y la gracia<br />
singular que os pido, Virgen Santa, el primer Uso, por <strong>de</strong>cirlo<br />
así, que yo <strong>de</strong>seo que bagáis <strong>de</strong> vuestro crédito en<br />
favor mió, es que yo sea uno <strong>de</strong> vuestros mas fieles siervos<br />
el resto <strong>de</strong> mis días.<br />
J.\ax.vi'OiiiAS.—¡Uuó dicho-os son vuestros verda<strong>de</strong>ros<br />
siervos, Virgen Sania, que están continuamente en vuestra<br />
presencia! (3 Reg. 10.)<br />
Haced ver en todas mis necesida<strong>de</strong>s que sois mi madre,<br />
y haga yo ver también en todas ocasiones que soy uno <strong>de</strong><br />
vuestros hijos. íEcles.)<br />
PROPÓSITOS.<br />
t Para que la Santísima Virgen se interese por nosotros,<br />
es noce-ario que nosotros nos interesemos por ella.<br />
Interesémonos en :-u gloria, en su culto y en todo cuanto<br />
DOMhNGO<br />
pueda honrarle. No hay sociedad alguna erigida en honor<br />
<strong>de</strong> María, que no sea un antemural y un fuerte contra los<br />
insultos <strong>de</strong>l enemigo <strong>de</strong> la salvación ; un abrigo contra la<br />
corrupción <strong>de</strong>l siglo, un asilo para los pecadores, una escuela<br />
don<strong>de</strong> se apren<strong>de</strong> la ciencia <strong>de</strong> la salud, un arsenal<br />
contra el vicio. Nada hay mas santo que estas cofradías<br />
aulorizadas por la sania Se<strong>de</strong>, bajo el titulo y la protección<br />
especial <strong>de</strong> la Madre <strong>de</strong> Dios. ¿Pue<strong>de</strong> dudarse que<br />
ella se interese por todos sus cofra<strong>de</strong>s ? La <strong>de</strong>l Rosario y<br />
la <strong>de</strong>l Escapulario son <strong>de</strong> las mas célebres en la Iglesia, y<br />
lo mismo que las <strong>de</strong>más congregaciones. Haceos alistar<br />
en las unas y en las otras; pero cuidad do cumplir todas<br />
las obligaciones que imponen sus constituciones. Annmeraos<br />
en su congregación : ninguna sociedad mas propia<br />
para interesar á la Sanlísima Virgen en todas vuestras ,<br />
necesida<strong>de</strong>s, ninguna escuela mas útil á los verda<strong>de</strong>ros<br />
siervos <strong>de</strong> María, con tal que seáis frecuentes en ella y quo<br />
sigáis sus reglamentos.<br />
2 A mas <strong>de</strong> las prácticas <strong>de</strong> <strong>de</strong>voción á la Santísima<br />
Virgen, que se bailan en todo el curso <strong>de</strong>l Año Cristiano,<br />
y <strong>de</strong> que no <strong>de</strong>béis nunca dispensaros, rezad todos los<br />
dias la oración siguiente, que tan eíicozmenlenos obliga á<br />
la Sanlísima Virgen á no negarnos su ausilio, y una protección<br />
particular en todas nuestras necesida<strong>de</strong>s. Esta es<br />
la oración que era tan familiar al célebre Claudio Bernard,<br />
llamado comunmente el pobre sacerdote, y á la que este<br />
sanio eclesiástico atribuía todos los favores que recibía <strong>de</strong>l<br />
cielo, como se lee en la bisloría <strong>de</strong> su vida.<br />
Acordaos, Virgen Sania, llena toda <strong>de</strong> bondad, quo<br />
jamás ha sucedido que ninguno <strong>de</strong> los que han recurrido<br />
á vuestra po<strong>de</strong>rosa protección, que han implorado vuestro<br />
ausilio, que han confiado en vuestra bondad y en vuestra<br />
benevolencia, haya nunca sido <strong>de</strong>spedido. Lleno <strong>de</strong> la<br />
misma confianza, recurro á vos, Reina <strong>de</strong> las vírgenes<br />
í y aunque soy pecador, me atrevo á presentarme<br />
<strong>de</strong>lante <strong>de</strong> vos, lamentando el recuerdo <strong>de</strong> mis miserias:<br />
Madre <strong>de</strong> Dios, no <strong>de</strong>spreciéis mis humil<strong>de</strong>s súplicas,<br />
antes bien, sedme propicia, y dignaos escuchar mis votos.<br />
Así sea.<br />
Una dichosa esperiencia ha <strong>de</strong>mostrado que es tan grata<br />
esla oración á la santísima Virgen, que nunca se hace sin<br />
fruto, con lal que so haga con <strong>de</strong>voción y confianza.<br />
TERCER DOMINGO DESPUES DE LA EPIFANÍA,<br />
Esle domingo nada tiene <strong>de</strong> particular que interese.<br />
Solo se sabe que en la antigüedad se le ha <strong>de</strong>nominado <strong>de</strong><br />
diferentes modos. Domingo <strong>de</strong>l Leproso, domi ngo <strong>de</strong>l<br />
Cenlurion, ó domingo <strong>de</strong>spués do la Cátedra <strong>de</strong> san Pedro:<br />
las dos primeras <strong>de</strong>nominaciones se tomaban <strong>de</strong>l<br />
asunto <strong>de</strong>l Evangelio ; precedía <strong>de</strong> que esle domingo es<br />
siempre el primero que sigue á la celebración <strong>de</strong> la[Cálcdra<br />
<strong>de</strong> san Pedro en Roma, la cual está asignada al día l'S<br />
<strong>de</strong> enero.<br />
La misa <strong>de</strong> esledia comienza por estas hermosas palabras<br />
<strong>de</strong>l versículo octavo <strong>de</strong>l salmo 96 : «Ángeles <strong>de</strong>l Señor,<br />
adorad al Salvador y Juez soberano <strong>de</strong> los hombres<br />
y vuestro. Sion ha salido fuera <strong>de</strong> sí <strong>de</strong> alegría al oír ensalzar<br />
la gloria <strong>de</strong> su Rey. Las hijas <strong>de</strong> Judá han dado sal •<br />
tos <strong>de</strong> regocijo, Señor, a! saber que <strong>de</strong>béis juzgar al universo.»<br />
Restablecido David cu áa '.roño se sirve <strong>de</strong>l castigo<br />
<strong>de</strong> sus enemigos para <strong>de</strong>scubrir eu este salmo la fegunJu