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Tomo Cuatro Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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312 MIERCOLES<br />

tura, el divitem pro mor- lores , dospucs <strong>de</strong> haber site<br />

sita : eo qnod iniquila- do injaslamcnle con<strong>de</strong>nado.<br />

tan non feeerit, ñeque do- ¿Quién contará su generación?<br />

¡us fueril in ore ejus. El Porque ha sido corlado <strong>de</strong> la<br />

Üominus voluü conterere tierra <strong>de</strong> los vivientes. Yo le<br />

cum initifírmilalc : si posueril<br />

pro peccato animam <strong>de</strong> los pecados <strong>de</strong> mi pueblo.<br />

he llorido (dice Dios) á causa<br />

sUam, vi<strong>de</strong>bil semen lon- Él dará los impíos por precio<br />

¡jenvum, et voluntas Domini<br />

M mam ejus dirigelur. recompensa <strong>de</strong> su muerte; por­<br />

<strong>de</strong> su sepultura, y al rico por<br />

Pro eo quod laboravit anima<br />

ejus, vi<strong>de</strong>bil, et salu-<br />

la mentira no se ha hallado<br />

que no ha cometido pecado, y<br />

rabitur : in scienlia sua jamás en su boca. Pero el Señor<br />

le ha querido <strong>de</strong>strozar en<br />

juslificabit ipse justus servus<br />

meus mullos, el iniquilales<br />

eorvm ipse porta-<br />

por el pecado, verá una larga<br />

su flaqueza. Si él da la vida<br />

bit. I<strong>de</strong>o dispertiam ei y dichosa posteridad, y la voplurimos<br />

: et forlium divi- luntad <strong>de</strong>l Seíior será cumpli<strong>de</strong>t<br />

spolia , pro eo quod da felizmente para él: verá el<br />

t nidldit in mortem ani- fitilo <strong>de</strong> las penas que su alma<br />

mam svam, et cum scele- habrá sufrido, y quedará lleratis<br />

reputalus esl: elip- no <strong>de</strong> satisfacción. ÉÍ es mi<br />

sepeccala mullorum luHí, siervo fiel y justo, que justiüet<br />

pro iransgressoribus cará por su doctrina á innu-<br />

rogavil. raerables, y llevará sobre sí<br />

sus iniquida<strong>de</strong>s. Por esto le<br />

daré en herencia gentes innumerabk'^,<br />

y él distribuirá los<br />

<strong>de</strong>spojos <strong>de</strong> los fuertes, porque<br />

se ha entregado á la muerte,<br />

y porque ha sido puesto en la<br />

clase <strong>de</strong> los malvados; ha llevado<br />

el pecado <strong>de</strong> muchos, y<br />

ha rogado por los violadores<br />

<strong>de</strong> la ley.<br />

Isaías ha tenido siempre en todas sus profecías por<br />

primero y principal objetóla venida <strong>de</strong>l Mesías, su pasión<br />

y ta re<strong>de</strong>nción <strong>de</strong>l género humano. Jesucristo, su pasión,<br />

su muerte, sus victorias, su Iglesia, aquí es en don<strong>de</strong> se<br />

vcriíican todas las gran<strong>de</strong>s y nobles espresiones <strong>de</strong> este<br />

Profeta. Si Isaús hubiese cscriío <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la muerte <strong>de</strong><br />

Jesucristo, no hubiera podido hacer una pintura mas justa,<br />

mas parecida, ni un relíalo mas verda<strong>de</strong>ro <strong>de</strong>sús tormentos,<br />

<strong>de</strong> su causa y <strong>de</strong> sus frutos, qne el que ha resumido<br />

en las dos Epístolas <strong>de</strong> la misa <strong>de</strong> este día.<br />

es la suerte <strong>de</strong> nuestro divino Salvador. Es el hombre <strong>de</strong><br />

dolores, todos los sufre, y en medio <strong>de</strong> estos dolores es<br />

t ratado como el último y el mas <strong>de</strong>spreciable <strong>de</strong> todos los<br />

hombres. Nos compa<strong>de</strong>cemos <strong>de</strong> un vil esclavo á quien<br />

vemos pa<strong>de</strong>cer; el mas malo <strong>de</strong> lodos los criminales nos<br />

mueve á lástima cuando le vemos espirar en el suplicio.<br />

Esle instinto tan natural á lodos los hombres, solo ha faltado<br />

en favor <strong>de</strong>l Salvador. Diríase que durante su pasión<br />

se han trastornado todas las leyes <strong>de</strong> la naturaleza y <strong>de</strong> la<br />

razón. ¡Buen Dios! ¿y por qué no nos acordamos <strong>de</strong> esle<br />

punto <strong>de</strong> nuestra creencia en tantas ocasiones en que nuestro<br />

orgullo nos hace obrar tan poco cristianamente? ¿qué<br />

no pue<strong>de</strong> la envidia sobre aquellos corazones que ha infestado<br />

con su veneno? ¿y están mas exentas que las <strong>de</strong>más<br />

las almas mas religiosas al parecer? Hubiera estado el Hijo<br />

<strong>de</strong> Dios ménos espueslo á la persecución <strong>de</strong> los sacerdotes<br />

y á los tiros calumniosos <strong>de</strong> los escribas y <strong>de</strong> los doctores<br />

déla ley, si hubiese profesado ménos santidad, si hubiese<br />

obrado ménos prodigios. Siempre será la virtud el blanco<br />

déla envidia. Las gentes <strong>de</strong> bien <strong>de</strong>ben esperar, á ejemplo<br />

<strong>de</strong> Jesucristo, ser perseguidas <strong>de</strong> mil maneras; pero ay<br />

<strong>de</strong> aquellos que ejercitan la paciencia <strong>de</strong> los buenos. ¡Qué<br />

brillante aparece la paciencia <strong>de</strong>l Salvador en medio <strong>de</strong><br />

lantas cruelda<strong>de</strong>s! Durante su pasión, se encuentra en todas<br />

las circunstancias en que es mas difícil callar. Hacensele<br />

injurias tan visibles; dirígense contra él tan negras y<br />

tan falsas acusaciones; hácensele sufrir indignida<strong>de</strong>s tan<br />

brutales y tan inhumanas, que no es el menor <strong>de</strong> sus prodigios<br />

el que haya podido tolerar todo esto sin <strong>de</strong>cir una<br />

palabra. ¿Qué bellos pretesíos no habia, al parecer, para<br />

que hubiera confundido la malicia <strong>de</strong> sus enemigos con<br />

sus palabras? el procurar la gloria <strong>de</strong> su Padre, el sostener<br />

la santidad <strong>de</strong> su doctrina, el evitar el escándalo. Estréchasele,<br />

se le pregunta ; y Jesús no dice una palabra.<br />

¡Oh, y qué cosas tan gran<strong>de</strong>s dice esle silencio; y qué bellas<br />

lecciones nos ofrece I Pílalo reconoció la inocencia <strong>de</strong><br />

Jesucristo, quiso salvarle, y con lodo le con<strong>de</strong>nó. ¡ Oh Dios<br />

mío, qué distancia hay entre conocer el bien y praclicarle!<br />

¡entre conoceros y amaros! ¡ Ah! todo el mundo cristiano<br />

os conoce; ¿y hay muchos que os amen? Dilato quería<br />

salvar á Jesucristo cuya inocencia conocía; pero no queria<br />

<strong>de</strong>sagradar á los judíos, cuyas amenazas y cuyo furor temía.<br />

Desdichada política, fal^a pru<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> los hombres,<br />

por la cual siempre es sacrificada la religión á la ambición<br />

y al interés.<br />

DEFLEXIONES.<br />

«Un hombre <strong>de</strong> dolores, y tratado como el último <strong>de</strong><br />

todos los hombres.» lié aquí todo lo mas fuerte, lo mas admirable,<br />

lo mas enérgico que pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cirse, para espresar<br />

el dolor mas vivo, la pena mas estraordinaria, el suplicio<br />

mas cruel que pue<strong>de</strong> sufrir un hombre. Un hombre<br />

<strong>de</strong> dolores es un hombre cuyo corazón está anegado en la<br />

amargura, y el espíritu oprimido <strong>de</strong> aflicciones; es un<br />

hambre amasado, por <strong>de</strong>cirlo así, en dolores y trabajos.<br />

Pero lo que pone el colmo á la miseria, es cuando el oprobio<br />

y el <strong>de</strong>sprecio acompañan á las penas. Es por lo ménos<br />

una especie <strong>de</strong> alivio en los males, cuando uno se vecompa<strong>de</strong>eido,<br />

cuando se ve honrado en medio <strong>de</strong> los dolores;<br />

pero es el colmo <strong>de</strong> la aflicción y <strong>de</strong> la <strong>de</strong>solación, cuando<br />

los mayores dolores están acompañados <strong>de</strong> injurias, do<br />

<strong>de</strong>sprecios, <strong>de</strong> insultos y <strong>de</strong> ultrajes todavía mayores. Tal<br />

Inillotemporc :Áppropinquabal<br />

diesfeslus Azymorum,<br />

qui dicilur ¡'ascha<br />

: el queerebaul príncipes<br />

sacerdolum et scriba>,<br />

quomodo Jesum interfirerenl<br />

: timcbanl vero<br />

plebem. Inlravit aulcm<br />

Satanás in Judam , qui<br />

cognominabalur Iscariotes,<br />

unum <strong>de</strong> duo<strong>de</strong>cim.<br />

Et abiil, et locutus esl<br />

cum principibus sacerdolum<br />

el maqislratibus ,<br />

El Eiangelio <strong>de</strong> la misa es la Pasión <strong>de</strong> nuestro Señor Jesucristo,<br />

según san Lucas, cap. 22.<br />

En aquel tiempese acercaba<br />

la tiesta <strong>de</strong> los Azimos, llamada<br />

Pascua , y los príncipes<br />

<strong>de</strong> los sacerdotes en unión con<br />

los escribas buscaban cómo<br />

quitar la vida á Jesús; pero<br />

temían al pueblo. En este<br />

tiempo entró Satanás en Judas,<br />

apellidado Iscariotes, uno<br />

<strong>de</strong> los doce ,-el que inmediatamente<br />

se fué á tratar con los<br />

príncipes <strong>de</strong> los sacerdotes y<br />

con los magistrados acerca <strong>de</strong><br />

los medios <strong>de</strong> eulregarle. Ale-

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