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la aflicción mas viva, y en este concepto ügura <strong>de</strong> Jesucristo.<br />
Como el sábado signienlo es dia <strong>de</strong> ór<strong>de</strong>nes, la Iglesia,<br />
como se ha diclio en olra parle, lee siempre el miércoles<br />
que las prece<strong>de</strong> dos Epístolas en la misa. Las dos que ha<br />
elegido para este dia están tomadas <strong>de</strong>l profeta Isaías. La<br />
primera anuncia la llegada <strong>de</strong>! Salvador, pedido y esperado<br />
tanto tiempo había, que viene en fin á salvar ásn<br />
pueblo, sacándole <strong>de</strong> una cautividad tan larga y tan dura,<br />
<strong>de</strong> la cual era no mas que figura la <strong>de</strong> Babilonia.<br />
«Decid <strong>de</strong> parte <strong>de</strong>l Señor á la bija <strong>de</strong> Sion, esto es,<br />
<strong>de</strong>cid á Jerusalen,» que tomándose aquí por el pueblo que<br />
el Salvador venia á rescatar, signilka por consiguienie á<br />
todos los hombres, « <strong>de</strong>cidle,que por fin se han concluido<br />
todos sus males, puesto que ha venido su Re<strong>de</strong>ntor, su<br />
Libertador y su Salvador, y va á concluir su gran<strong>de</strong> obra,<br />
que es la re<strong>de</strong>nción <strong>de</strong>l género humano, cuyo cumplimiento<br />
y pciTeccion es la recompensa <strong>de</strong> sus trabajos y <strong>de</strong><br />
sus tormentos. En el nacimienio <strong>de</strong> Jesucristo, los ángeles<br />
enviados <strong>de</strong>l cielo se contentaron con <strong>de</strong>cir á los pastores,<br />
que Ies habia nacido un Salvador: mas aquí el Profeta<br />
mirando á este Salvador, nó ya naciendo, sino muriendo;<br />
nó comenzando á trabajar en la obra do nuestra re<strong>de</strong>nción,<br />
sino consumando esta gran<strong>de</strong> obra, nos le anuncia<br />
y nos le repi esenla cargado con el frulu <strong>de</strong> sus trabajos,<br />
y Ucrando consigo la recompensa <strong>de</strong> sus penas y <strong>de</strong> sus<br />
tormentos, que es nuestra Re<strong>de</strong>nción. Quién es el que<br />
viene <strong>de</strong>^Edom, esclama por el Profeta ; quién es este conquistador<br />
que viene dcBosra, con su ropa lefiida en san*<br />
gre, que encanta y que <strong>de</strong>slumhra con la belleza y el resplandor<br />
<strong>de</strong>sús vestidos, y que marcha con tanta majestad,<br />
intrepi<strong>de</strong>z y fortaleza ? Edom, esto es, la Idumea, está situada<br />
entre la Arabia Pétrea y ta Ju<strong>de</strong>a, déla que la ciudad<br />
do Rosra era antiguamente la capital. <strong>Los</strong> idumeos<br />
<strong>de</strong>scendían <strong>de</strong> Esa.ii, eran enemigos <strong>de</strong> los israelitas, y<br />
habiéndose juntado á los cal<strong>de</strong>os en tiempo <strong>de</strong> Nubucodonosor,<br />
coutiidnycron no poco á la toma <strong>de</strong> Jerusalen, y<br />
á la cautividad <strong>de</strong> los judíos en Babilonia. El Profeta nos<br />
representa al Salvador bajo <strong>de</strong> la persona <strong>de</strong> un conquistador<br />
que vuelve <strong>de</strong> la Idumea, cubierto todo <strong>de</strong> sangre<br />
<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber triunfado <strong>de</strong> los enemigos <strong>de</strong> su pueblo.<br />
Quién es, pues, osle héroe, dice, todo cubierto <strong>de</strong> sangre,<br />
y cuya sangre da un esplendor tan gran<strong>de</strong> á su triunfo?<br />
Soy yo, respondo el mismo Salvador ; soy yo, que he salislecho<br />
plenamente á la justicia divina con mi sangre, y<br />
que he emplcadu lodo mi po<strong>de</strong>r y todas mis fuerzas para<br />
salvar á los hombres. ¿ Y por que eslá roja toda vuestra<br />
llinica ? y por qué vuestros veslidos se parecen á los <strong>de</strong><br />
los que pisan la vendimia en al lagar ? Esto consiste en<br />
que he sido solo para pisar la uva, sin que ninguno <strong>de</strong><br />
todas las naciones <strong>de</strong>l mundo me haya ayudado. El Profe'.a<br />
hace siempre hablar al Salvador <strong>de</strong> los hombres en<br />
sentido alegórico y figurado. No ha habido patriarca, ni<br />
hombre tan santo y querido do Dios, que haya podido<br />
jamás quebrantar h cabeza <strong>de</strong> !a serpiente infernal, ni pisar<br />
como se pisa la uva al enemigo <strong>de</strong> la salud á quien<br />
el pecado habia hecho tan po<strong>de</strong>roso en el mundo. No ha<br />
habido mas que yo, ni podia haber otro que yo que pudiese<br />
<strong>de</strong>struirla. Yo solo he triunfado <strong>de</strong> todo el infiei no<br />
con la fortaleza <strong>de</strong> mi brazo : no eslralieia, por lanío, si<br />
aun llevo sobre mis vestidos las sefialcs <strong>de</strong> una victoria<br />
lan sangrienla. Hace UIULLIO tiempo ya que yo meditaba<br />
SANTO.<br />
307<br />
su <strong>de</strong>rrota; pero por fin ha llegado el tiempo <strong>de</strong> rescatar<br />
á mi pueblo. El combate ha sido violento, la victoria ha<br />
sido sangrienta, yo me he encontrado í*a!o con un enemigo<br />
tan formidable, y no he esperado socorro <strong>de</strong> nadie.<br />
La fuerza sola do mi brazo es la que me ha salvado.<br />
A mi valor solo, á mi sangre, es á lo que yo <strong>de</strong>bo mi<br />
victoria.<br />
P.ii ece que el Profeta pasa en seguida <strong>de</strong> la vicloria <strong>de</strong>l<br />
Salvador sobre todo el infierno, á las gloriosas consecuencias<br />
y á los frutos maravillosos <strong>de</strong> esta señalada vicloria.<br />
El <strong>de</strong>monio habia subyugado cuasi loda la tierra.<br />
¡ Qué <strong>de</strong> templos sacrilegos ievanlados en su honor pollos<br />
paganos, y qué número <strong>de</strong> ídolos infames en ks mismos<br />
templos! La idolatría cstendida por loda la tierra, reinaba<br />
con imperio en todas parles : los re;.es, los emperadores<br />
eran los mas zelosos <strong>de</strong>fensores <strong>de</strong>l paganismo.<br />
El Salvador <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber vencido y <strong>de</strong>íJii niado el<br />
infierno, ha triunfado do lodos sus partidarios; sus discípulos<br />
sin armas, sin fuerzas, sin auxilios humanos, por<br />
sola la virtud <strong>de</strong> su nombre, han purgado toda la tierra<br />
<strong>de</strong> los ministros <strong>de</strong> la impiedad; su cruz ha triunfado <strong>de</strong><br />
todos los pueblos idolalias. ¿ Pné<strong>de</strong>nse olvidar, <strong>de</strong>spués<br />
<strong>de</strong> esto, las misericordias iníinilas <strong>de</strong> nueslro Dios? ¿y<br />
qué alabanzas, qué acciones <strong>de</strong> gracias no <strong>de</strong>ben tributarse<br />
al Señor por lanías maravillas ? .<br />
La segunda Epístola <strong>de</strong> la misa <strong>de</strong> esie dia-i, tomada <strong>de</strong>l<br />
capitulo í)3 <strong>de</strong>l profeta Isaías, mas parece una historia qne<br />
nna predicción do la pasión <strong>de</strong> Jesucristo, y al leerla se<br />
creería oir mas bien un hisloi'Ía(lor sagrado (pie cuenta<br />
lo quo ha sucedido, que un profeta que predice lo que<br />
<strong>de</strong>be suce<strong>de</strong>r al Salvador <strong>de</strong>l mundo. Comienza IMUÍUS<br />
quejándose <strong>de</strong> la eslraña incredulidad <strong>de</strong> los judíos y <strong>de</strong>su<br />
ceguera, no habiendo querido creer ni á su palabra ni<br />
á sus milagros. «¿ Quién es, dice, el qne ha dado fe á lo<br />
quo se nos ha oido <strong>de</strong>cir? ¿y á quién se ha dado á conocer<br />
el brazo <strong>de</strong>l Señor? El brazo <strong>de</strong>l Señor indica aquí e-I<br />
po<strong>de</strong>r divino que brillaba en los milagros <strong>de</strong> JcsucrisUi.<br />
El es la palabra y el brazo <strong>de</strong>l SeFior, porque en él resi<strong>de</strong><br />
la sabiduría y !a fortaleza; sin embargo, apenas ha encontrado<br />
en su propriopuebio, masque oidos sordos á su<br />
voz, y corazones endurecidos. Eslo es lo qne obligó al<br />
evangelisla san Juan á <strong>de</strong>cir, que <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> tanlos milagros<br />
como el Salvador habia hocbo á su vista, « no creian<br />
en él, á fin, aña<strong>de</strong>, <strong>de</strong> qne se niiuplieso lo que habia<br />
cichoel profelaísaías.o Noeran infieles losiudíos en consecuencia<br />
<strong>de</strong> la predicción do Isaías; su infi<strong>de</strong>lidad vohm^taria<br />
y obstinada oslaba ya présenle al EspíriUi Santo que<br />
se la habia hecho pre<strong>de</strong>cir. Después <strong>de</strong> este preludio que<br />
tan exactamenlc conviene a! retrato tan semejanleque va<br />
á hacer do Jesucristo en su pasión, toca como <strong>de</strong> p;iso la<br />
verda<strong>de</strong>ra causa <strong>de</strong>l error <strong>de</strong> los judíos, que habiéndose<br />
figurado siempre un Mesías ro<strong>de</strong>ado <strong>de</strong>l esplendor, <strong>de</strong> la<br />
gran<strong>de</strong>za y <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> la tierra, han dosconecido á Jesucristo<br />
en su abatimiento. Os engañáis, les dice, represenlándoos<br />
al Salvador como nn gran<strong>de</strong> déla lierra, criado<br />
entre los honores <strong>de</strong>l mondo, en la a'imulam ia y en la<br />
brillantez; os engañáis represenlándooslo como un alio<br />
cedro; « él se elevará dolante <strong>de</strong>l Señor como un arbolillo,<br />
y como un renuevo que sale <strong>de</strong> una lierra seca.<br />
Aparecerá á los ojos <strong>de</strong> los hombres sin belleza y sin lucimicnlo.<br />
((Nosotros le hemos visto» en el lastimoso e,>l«-<br />
do en que vosotros le habéis írnoslo, « y nos ha cos'-ado