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30 DOMINGO KNTHE NAVIDAD<br />
liles que son llamados. (I. CJV. \.)» ES'.A ciencia sobrenalui'al,<br />
<strong>de</strong>sconocida hasta entonces, <strong>de</strong>bia ser e! patrimonio<br />
<strong>de</strong> los cristianos, y el fruto <strong>de</strong>l nacimiento <strong>de</strong>l Salvador<br />
<strong>de</strong> los hombres.<br />
El Evangelio <strong>de</strong> eslc dia osta tomado <strong>de</strong>l capitulo segundo<br />
<strong>de</strong> san Lucas, en don<strong>de</strong> el santo Evangelista <strong>de</strong>scribe<br />
el recibimiento que el sanio anciano Simeón y la<br />
profetisa Ana hicieron al niño Jesús en el templo. La Santísima<br />
Virgen pasados los cuarenta dias <strong>de</strong> so parto, en<br />
que <strong>de</strong>bia puriíicarse, llevó al Salvador á Jerusaten, para<br />
ofrecerle a! Señor, como estaba or<strong>de</strong>nado por la ley, á la<br />
cual obe<strong>de</strong>ció siempre con una puntualidad ejemplar. Fué<br />
esta la primera vez que el Hijo <strong>de</strong> Dios compareció con su<br />
Madre en el templo; mas no lodos los que allí se encontraron<br />
tuvicrou la dicha <strong>de</strong> reconocerles. Esta gracia fué<br />
solo concedida á dos personas <strong>de</strong> una virtud emineníe.<br />
La primera fué un hombre justo y temeroso <strong>de</strong> Dios,<br />
llamado Simeón, venerable por su edad y mucho mas todavía<br />
por su piedad. Este santo viejo suspiraba habia mucho<br />
tiempo por la venida <strong>de</strong>l Salvador que <strong>de</strong>bia ser la<br />
consolación <strong>de</strong> su pueblo. Estaba lleno <strong>de</strong>l Espíritu Sanio,<br />
y este mismo espíritu fué también el que le condujo<br />
al templo, al tiempo mismo en que María y José iban á él<br />
con el nifio; se le habia también prometido que no moriría<br />
sin que antes hubiese visto al Mesías, el Cr¡s!o <strong>de</strong>l Sefbr.<br />
El car<strong>de</strong>nal liáronlo, con un gran número <strong>de</strong>antiguos<br />
auíores cristianos, cree que Simeón era sacerdote <strong>de</strong> la<br />
ley. Es in<strong>de</strong>cible el trasporle <strong>de</strong> alegría conque el santo<br />
viejo lomó en sus brazos al niño Jesús, y con qué afectos<br />
<strong>de</strong> rcconocimionlo comenzó á alabar á Dios y á ben<strong>de</strong>cirle,<br />
diciendo: Vcdmc aquí, Señor, dispuesloá morir; tiempo<br />
es ya que mis ojos se cierren, puesto que nádales queda<br />
ya que ver, habiendo visto al que habéis enviado para<br />
salvar al mundoi; al que <strong>de</strong>bo instruir á las naciones y disipar<br />
con su luz las tinieblas <strong>de</strong>l error y <strong>de</strong> la infi<strong>de</strong>lidad,<br />
esparcidas sobre toda la faz <strong>de</strong> ia tierra; á aquel, en fin,<br />
que <strong>de</strong>be ser la gloria <strong>de</strong> vuestro pueblo <strong>de</strong> Israel, <strong>de</strong> este<br />
pueblo amado, el cual solo tendrá la ventaja <strong>de</strong> poseerle<br />
visiblemente, <strong>de</strong> oir su palabra y <strong>de</strong> ser testigo do sus<br />
milagros.<br />
Mientras que el hombro <strong>de</strong> Dios hablaba asido las gran<strong>de</strong>zas<br />
y <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l niño Jesús, su padre y su madre<br />
estaban poseídos <strong>de</strong> la admiración. El Evangelista da á<br />
san José la cualidad <strong>de</strong> padre <strong>de</strong> Jesús, porque la <strong>de</strong> esposo<br />
<strong>de</strong> la santísima Virgen <strong>de</strong> que gozaba, le daba un <strong>de</strong>recho<br />
particular sobre la persona <strong>de</strong>l Salvador. Ocupaba<br />
el lugar <strong>de</strong> tutor y estaba encargado <strong>de</strong> mantenerle y <strong>de</strong><br />
educarle. Así que, el nombre <strong>de</strong> padre <strong>de</strong> Jesucristo que<br />
se le da no es simplemente un titulo <strong>de</strong> honor; él ha hecho<br />
los oficios <strong>de</strong> tal y llenado sus principales <strong>de</strong>beres.<br />
José y María estaban admirados al oir lo queso <strong>de</strong>cía <strong>de</strong><br />
él. El uno y la otra estaban perfectamente instruidos <strong>de</strong> lo<br />
que acababa do anunciar Simeón,no ignoraban ciertamente<br />
el misterio; pero ¿la obra <strong>de</strong> la re<strong>de</strong>nción <strong>de</strong> los hombres<br />
<strong>de</strong> que aquí se trata, el amor escesivo que Dios testifica<br />
aquí hacía los hombres, pue<strong>de</strong>n jamás consi<strong>de</strong>rarse sin un<br />
mu'vo asombro? La admiración <strong>de</strong> san José y <strong>de</strong> la Santísima<br />
Virgen no recaía sobre el fondo <strong>de</strong>l nystero, sino<br />
sobre el enca<strong>de</strong>namiento (le hechos maravillosos, sobre la<br />
sucesión <strong>de</strong> prodigios que la Provi<strong>de</strong>ncia or<strong>de</strong>naba con<br />
tanto cuidado, para manifestar á un pequeño número <strong>de</strong><br />
alaias escogidas la majestad y la gloria <strong>de</strong> Jesús recién<br />
nacido. Loque habia pasado con respectoá Juan Baulista<br />
é Isabel, en ór<strong>de</strong>n á san José y á los pastores, lo que acababa<br />
<strong>de</strong> suce<strong>de</strong>r con Sirneun y con Ana, eran en verdad<br />
molivos gran<strong>de</strong>s <strong>de</strong> admiración.<br />
Otro no menos interesante fué cuando el santo anciano<br />
<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haberles ben<strong>de</strong>cido, esto es, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haberse<br />
congratulado con ellos por el honor que les resultaba<br />
<strong>de</strong> tener por Hijo al Mesías y Salvador1 dolos hombres,<br />
y <strong>de</strong>seándoles toda suerte <strong>de</strong> bienes, dirigiéndose á María<br />
la dijo que no obstante que el <strong>de</strong>signio <strong>de</strong> Dios fuese el do<br />
salvar generalmente á todos los hombres, su Hijo seria sin<br />
embargo, un dia el motivo y la ocasión <strong>de</strong> la ruina do<br />
muchos, como también la causa <strong>de</strong> la salud <strong>de</strong> otros muchos<br />
en Israel. Mientras que viviere en el mundo, añadió,<br />
aparecerá como un prodigio á la vista <strong>de</strong>l pueblo; y con lodo,<br />
y por mas apasionados quesean los judíos á lo maravilloso,<br />
ellos conspirarán contra él; se opondrán á su doctrina<br />
; nada omitirán para <strong>de</strong>struirle con sus calumnias, y<br />
serán siempre sus mas implacables enemigos. Después, dirigiéndose<br />
á María, no creáis, la dijo, que seréis vos misma<br />
exenta do tribulación; atormentándole á él os causarán<br />
un marlirio cruel; tendréis mucho que sufrir, y una<br />
espada <strong>de</strong> dolor traspasará vuestra alma á la vista <strong>de</strong>l último<br />
suplicio <strong>de</strong> este Hijo moribundo. <strong>Los</strong> ultra jes que so<br />
harán á vuestro Hijo serán para vos como otros tantos golpes<br />
<strong>de</strong> cuchillo clavados en vuestro seno. Todo oslo, por<br />
lo <strong>de</strong>más, suce<strong>de</strong>rá como os lo he predicho á fin <strong>de</strong> quo so<br />
<strong>de</strong>scubran los pensamientos quo tanto en ór<strong>de</strong>n á su inlerés<br />
como en ór<strong>de</strong>n al vuestro, abrigarán muchos en el fondo<br />
<strong>de</strong> sus corazones. Las persecuciones que sufrirá este divino<br />
Salvador, harán quo resplan<strong>de</strong>zca la fé y la firmeza<br />
<strong>de</strong> los quo pormauocieren unidos á su docliina, y ellas<br />
servirán también para discernir á sus verda<strong>de</strong>ros discípulos.<br />
Y en efecto se pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cir que la pasión y la muerto<br />
<strong>de</strong>l Salvador, fueron una prueba que dió á conocer los<br />
que eran sinceramente suyos; la cruz y la humillación<br />
<strong>de</strong>l Salvador son las que prueban hoy los verda<strong>de</strong>ros y<br />
falsos fieles. El verda<strong>de</strong>ro cristiano no se avergüenza do la<br />
cruz <strong>de</strong> su Dios; las adversida<strong>de</strong>s son las pruebas sólidas;<br />
una virtud aplaudida en la prosperidad es siempre dudosa<br />
; en la adversidad es don<strong>de</strong> aparece la fi<strong>de</strong>lidad <strong>de</strong>l verda<strong>de</strong>ro<br />
discípulo.<br />
La otra persona que reconoció y adoró á Jesús en el<br />
templo fué una sania viuda <strong>de</strong> edad <strong>de</strong> ochenta y cuatroaños,<br />
llamada Ana, hija do Fanuel, déla tribu <strong>de</strong> Aser,<br />
célebre por el don <strong>de</strong> profecía que habia recibido <strong>de</strong> Dios,,<br />
y por la vida santa que hacia <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la muerte <strong>de</strong> su<br />
marido, con el cual no habia vivido mas que siete años,<br />
habiendo quedado viada todavía muy joven. Su abstinencia<br />
era continua; empleaba los dias y las noches en la<br />
oración: el templo era, por <strong>de</strong>cirlo así, su casa, y rara vez<br />
salía <strong>de</strong> él. Hallábale allí al mismo tiempo que Simeón, y<br />
poseída <strong>de</strong> una alegría semejante á la <strong>de</strong>l santo viejo,<br />
comenzó por su parte á alabar al Señor y á publicar en<br />
presencia <strong>de</strong> lodos los que allí se hallaban y esperaban<br />
la re<strong>de</strong>nción <strong>de</strong> Israel, que ya par fm estaban cumplidos<br />
sus <strong>de</strong>seos; que el Salvador tan <strong>de</strong>seado había venido,<br />
y qne sus votos <strong>de</strong>bían convertirse en a<strong>de</strong>lante en acciones<br />
<strong>de</strong> gracias.<br />
Habiendo, pues, cumplido José y María todo lo que estaba<br />
prescKt » por la ley, se volvieron á Nazarelh, que era<br />
el lugar <strong>de</strong> su resi<strong>de</strong>nria, y el Evangelista aña<strong>de</strong>, que el