Tomo Cuatro Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

27.08.2017 Views

los pecadores suben al ciclo, este es el grande apoyo que yo (engo (después de Jesucristo), este es todo el sosten de mi esperanza. Las dos mayores lumbreras de la escuela, sanio Tomás y san Buenaventura, animados de un mismo espíritu, no tienen otros sentimientos. María, dice el primero, es bendita entre todas las mujeres, porque ella sola La alejado la maldición, ha Iraido la bendición y ha abierto la piuría del ciclo. (Opuse. 1. de Salutat. Angélica.) Así como todos aquellos i ó bienaventurada Madre de Dios I esclama san üuenavenlura, asi como lodos los que se alejan de vos, ó á quienes miráis con ojos desdeñosos, no pueden dejar de perecer; así lodos los que se acercan á vos, y á quienes miráis con ojos favorables, no es posible que perezcan. (In Hjarelr. lib. i, cap. 5.) De todo loque queda dicho, concluye el sabio cardenal, puede concluirse que la devoción ála Santísima Virgen no es de las menores señales de predestinación, porque es imposible que perezca un hombre de quien el Salvador ha dicho á su Madre: «héahí lu hijo,» y que ha recibido con grande afecto de gralilud y de amor esta otra palabra: «hé ahí lu Madre.» (Véase la Dominica 14 después de Pentecostés, y la historia de los siete Siervos de María, dia 11 de febrero.) En loda España, en la iglesia de París, de Colonia y 'en olías pai tos, en donde se celebra en este dia con mas solemnidad la íiesta déla compasión ó de los dolores de la santísima Virgen, la Epístola de la misa está (Ornada délas Lamentaciones de Jeremías, en aquel pasaje en que la ciudad de Jerusalen representa al Señor su esl remada aflicción, y la amargura en que eslá sumergida, sin que nadie eslé en oslado de consolaila, ni aun se digne únicamenle tener compasión de ella. El Evangelio que se lee en la misa de esla festividad contiene la historia de lo que pasó en el Calvario al tiempo de la muerte de Jesucristo, cuando esto divino Salvador recomendó su discípulo amado á su Madre que estaba al pié de la cruz, y su 31adre al discípulo amado, |seguii lo refiere el mismo san Juan al cap. 19 de su Evangelio. Slabat Mater dolorosa Juxla Crucem lacrymosa, Dum pemlebat Fiiius. Cujusanimam gemenleni, Contrislatam el dolentem Perlransivil gladius. O quam tristis et afllicla Fuil illa benedicta MalerUnigenili I Qua;nioerebal,eldolebat, Ellrcmebat, cum videbal Kali pumas inciyli. Quis est Lomo , qui non fleret, ChristiMalrern si videret ln lanío supplicio ? Quis possel non contristar] , Piam Malrcm contemplan Uolenlcm cum Filio? HIMNO. m La Madre estaba llorosa Junto a la Cruz dolorosa, De donde su Hijo colgaba. A cuya alma cu lan gran pena De tristeza y dolor llena Dura espada atravesaba. jOL Diosl ¡cuánentiistecida Se encontraba esla afligida Madre del Hijo mejorl [X con qué melancolía Las penas de su Hijo vía! ¡ Cuántas ansias I ¡qué dolor! ¿Quién el llanto contuviera Si á la Madre de Dios viera Puesta en tal desolación? Y ¿quién no se contristara. Si á la Madre contemplara Con su Hijo en lanía aflicción? PASION. Pro peccatis sucegentis Vidil Jesum in lormentis, El ílagellis subdilum. Vidil suum dulcem Nalum Morientem, desolalum, Dum emisil spirilum. Eia Mater, fons amoris, Me sentiré vim doloris Fac, ultecum lugeam. Fac, «t ardeat cor meum In amando Chrislum Deum, Ut sibi complacea m. Sánela Mater, istud agas, Crucitixi fige plagas Cordi meo valide. Tui Nati vulnerati, Tam dignati pro me pali, Pomas mecum divide. Fac me veré lecum ílere, Crucilixo condoleré, Doñee ego vixero. Juxta Crucem tecum stare, El me libisociare In planclu desidero. Virgo virginum príeclara, Mihi jam non sis amara, Fac me tecum plangere. Fac, uf poitem Chrisli mortem, Passionis ejus sortera, El plagas recolero. Fac me plagis vulneran, Cruce hac inebrian, Obamorem Filii. Inllammalus, el accensns, Per le, Virgo, sim defensus In dalcissimam animam gloriosw Virginis et Malris

272 Marice doloris gladm pertransivit: concede propiiius; ut qui transfixionem ejus et passionem venerando rccoUmus, gloriosis meriliset precibusornnium Sanctonm cmci fdelüer aslanlium inlercedenúbus, pas&ionis tuce ejfectum fdicem co)iiec¡mmur. Qui vivis... gloriosn Virgen Maria vuestra Madre con una espada de dolor ; concedednos benigno, que ya que celebramos con veneración la memoría de su compasión y de sui dolores, nos aprovechemos de ella, y por los mérilos é inlercesion de todos los sanios que lielmetite han permanecido junto á la cruz consigamos los dichosos frutos de vuestra pasión. Vos que vivís y reináis , etc. La oración de la misa de este dia es la siguiente Cordibus nostris, queesumus. Domine, graliam luam benignus infunde: ulpeccata nostra casligatione voluntaria cohibentes, lemporaliler potius maceremur, quam suppliciis deputemur (Bternis. Per Dominum... Derramad, Señor, benignamente vuestra gracia en nuestros corazones, á fin de que castigando nuestros pecados con un castigo voluntario, evitemos por las penas temporales que sufrimos aquí, el caer en los suplicios eternos. Por nuestro Sefior Jesucristo, etc. La Epístola de la misa está tomada dtl profeta Jeremías, capitulo 17. In diebus itlis : Dixit Jeremías ; Domine, omnes qui te derelinqumt, confundentur : recedentes a le in tena scribenlur: quoniam dereliquerunt venam aquarum vivenlium Dominum. Sána me, Domine, et sanabor: salvurn me fac, et salvus ero: quoniam laus mea tu es. Ecce ipsi dicunt ad me: Ubi est verbum Domitú ? Venial. Et ego non sum lurbatus, te pastorem sequens: et diem homi- NÍt non desideravi, tu seis. Quod egnssim est de labiis más, rectum in conspetu tuo fuü. Non 'sis tu mihi formidini, spes mea tu in die offlicliouis. Confundanlur qui mepersequuntur, et non confundar ego: paveant üli, et non paveam ego: induc super eos diem affliclionis, et dupUci contritione contera eos, Domine üeus noster. En aquellos dias di jo Jeremías: Sefior, todos losqueos abandonan serán confundidos, los que se alejan do vos serán escritos en ia tierra, porque han abandonado al Señor que es el manantial de las aguas vivas. Curadme, Señor, y quedaré sano, salvadme y seré salvo, porque tú eres mi gloria. Yo los veo que me dicen: ¿Dónde está la palabra del Señor? cúmplase. Mas por lo que hace á mí, no me he perturbado cuando os sigo como á mi pastor, ni he deseado el dia del hombre, vos lo sabéis. Lo que ha salido de mis labios, ha sido recto ante vuestros ojos. No seáis para mí un motivo de temor, puesto que sois vos mí esperanza en el dia de la aflicción. Sean confundidos ios que me persiguen, y no sea confundido yo: espántense ellos, y no me espante yo: haced que venga sobre ellos un dia de desgracias, y hacedlos pedazos abrumándolos con duplicados males, ó Señor Dios nuestro. VIERNES La oración que hace aqui Jeremías está llena de alegorías, y de grandes sentimientos de religión y de confianza en medio de sus persecuciones. Representa á Dios los mofadores discursos que hacían los judíos; los cuales insultaban en cierto modo la paciencia del Señor, y se burlaban de sus amenazas, diciendo: «Venial;» estalle su cólera, mucho tarda en hacernos sentir sus efectos. «Yo no he deseado el día del hombre,» dice, como si dijera, yo no deseo que los males que les he predicho de vuestra parte, les sucedan, no permita Dios que yo tenga elmenor deseo de venganza. Yo no he deseado jamás tií la perdida, ni el castigo, ni la desgracia de mi pueblo, y si os pido ¡que 'hagáis venir sobre ellos un día de desdichas, esto es, que les hagáis sentir el efecto de vuestras terribles amenazas, es á fin de que multiplicando sus aflicciones, se conviertan y se vuelvan á vos. REFLEXIONES. «Todos ios que os abandonan serán confundidos.» Habla el Profeta del Señor, y nada puede aplicarse mejor á la Santísima Virgen, de quien los Santos Padres han dicho tantas veces que así como los que la aman conlernura, los que la honran con perseverancia y la sirven con fidelidad, no pueden perderse; así los que se alejan de ella, los que abandonan se culto, los que no tienen confianza en ella, ni la profesan aquella devoción religiosa que reina en todos los elegidos, no pueden menos de ¡perecer. (Bonav. iu Phar.) El que sirviere dignamente á la Santísima Virgen, dice san Buenaventura, será justificado y salvo; mas el que dejare su servicio, morirá en sus pecados. (In Psalter. Marím.) Jesucristo mismo, el Espíritu Santo es el que ha inspirado á todas estas insignes lumbreras de la Iglesia, tan grandes afectos de devoción, de confianza, de veneración y de amor á la Madre de Dios; el Espíritu Santo es el quo les ha movido á formar tan magníficos elogios. De aquí aquellas espresíones tan nobles, tan ¡patéticas, aquellos términos tan enérgicos, tan espresivos: «Tú eres, Virgen Santa,» dicesan Agustín, «después de Jesucristo, la única esperanza de los pecadores.» Eslamos poseídos del respeto y de la veneración, dice san Gerónimo, hacia aquella á quien en algún sentido debemos nuestra salud. «Algunas veces somos mas prontamente oidos,» dicesan Anseimo, «invocando'el nombre dejUaría, que invecandoel de Jesús;» á manera que con frecuencia se obtienen mas bien las gracias del rey por la inlercesion déla reina, que dirigiéndose inmediatamente al rey. De aquí lodos los lí- (ulos pomposos y verdaderos de Mediadora, Abogada, Madre de gracia y de misericordia, asilo y refugio de los pecadores; de aquí el cantar muebas veces al día la Iglesia aquellas bellas y afectuosas palabras : «Yo os saludo, Reina, Madre de misericordia; yo os saludo, vida nuestra, consuelo nuestro, esperanza nuestra. » Espresíones que jamás han agradado á los herejes; su aversión á la Madre es tan antigua como su odio al Hijo; no hay uno que no so haya alejado de María, al paso que lo ha hecho de la verdadera Iglesia. No tiene la santísima Virgen otros enemigos de su culto, que los enamigos de Jesucristo. Hablando de María decía un Padre griego, que no se alejará jamás de la verdad aquel que dijere todo lo que puede decirse do grande, de sublime, de magnífico; ánles tien, por mas que pueda decir, nunca podrá su discurso corresponder á la grandeza de su mérito, ni de su dignidad. ¿Puédese

los pecadores suben al ciclo, este es el gran<strong>de</strong> apoyo que<br />

yo (engo (<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> Jesucristo), este es todo el sosten<br />

<strong>de</strong> mi esperanza. Las dos mayores lumbreras <strong>de</strong> la escuela,<br />

sanio Tomás y san Buenaventura, animados <strong>de</strong> un mismo<br />

espíritu, no tienen otros sentimientos. María, dice el primero,<br />

es bendita entre todas las mujeres, porque ella sola<br />

La alejado la maldición, ha Iraido la bendición y ha abierto<br />

la piuría <strong>de</strong>l ciclo. (Opuse. 1. <strong>de</strong> Salutat. Angélica.) Así<br />

como todos aquellos i ó bienaventurada Madre <strong>de</strong> Dios I<br />

esclama san üuenavenlura, asi como lodos los que se alejan<br />

<strong>de</strong> vos, ó á quienes miráis con ojos <strong>de</strong>s<strong>de</strong>ñosos, no<br />

pue<strong>de</strong>n <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> perecer; así lodos los que se acercan á<br />

vos, y á quienes miráis con ojos favorables, no es posible<br />

que perezcan. (In Hjarelr. lib. i, cap. 5.) De todo loque<br />

queda dicho, concluye el sabio car<strong>de</strong>nal, pue<strong>de</strong> concluirse<br />

que la <strong>de</strong>voción ála Santísima Virgen no es <strong>de</strong> las menores<br />

señales <strong>de</strong> pre<strong>de</strong>stinación, porque es imposible que perezca<br />

un hombre <strong>de</strong> quien el Salvador ha dicho á su Madre:<br />

«héahí lu hijo,» y que ha recibido con gran<strong>de</strong> afecto<br />

<strong>de</strong> gralilud y <strong>de</strong> amor esta otra palabra: «hé ahí lu Madre.»<br />

(Véase la Dominica 14 <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> Pentecostés, y la historia<br />

<strong>de</strong> los siete Siervos <strong>de</strong> María, dia 11 <strong>de</strong> febrero.)<br />

En loda España, en la iglesia <strong>de</strong> París, <strong>de</strong> Colonia y 'en<br />

olías pai tos, en don<strong>de</strong> se celebra en este dia con mas solemnidad<br />

la íiesta déla compasión ó <strong>de</strong> los dolores <strong>de</strong> la<br />

santísima Virgen, la Epístola <strong>de</strong> la misa está (Ornada délas<br />

Lamentaciones <strong>de</strong> Jeremías, en aquel pasaje en que la ciudad<br />

<strong>de</strong> Jerusalen representa al Señor su esl remada aflicción,<br />

y la amargura en que eslá sumergida, sin que nadie<br />

eslé en oslado <strong>de</strong> consolaila, ni aun se digne únicamenle<br />

tener compasión <strong>de</strong> ella.<br />

El Evangelio que se lee en la misa <strong>de</strong> esla festividad<br />

contiene la historia <strong>de</strong> lo que pasó en el Calvario al tiempo<br />

<strong>de</strong> la muerte <strong>de</strong> Jesucristo, cuando esto divino Salvador<br />

recomendó su discípulo amado á su Madre que estaba al<br />

pié <strong>de</strong> la cruz, y su 31adre al discípulo amado, |seguii lo<br />

refiere el mismo san Juan al cap. 19 <strong>de</strong> su Evangelio.<br />

Slabat Mater dolorosa<br />

Juxla Crucem lacrymosa,<br />

Dum pemlebat Fiiius.<br />

Cujusanimam gemenleni,<br />

Contrislatam el dolentem<br />

Perlransivil gladius.<br />

O quam tristis et afllicla<br />

Fuil illa benedicta<br />

MalerUnigenili I<br />

Qua;nioerebal,eldolebat,<br />

Ellrcmebat, cum vi<strong>de</strong>bal<br />

Kali pumas inciyli.<br />

Quis est Lomo , qui non<br />

fleret,<br />

ChristiMalrern si vi<strong>de</strong>ret<br />

ln lanío supplicio ?<br />

Quis possel non contristar]<br />

,<br />

Piam Malrcm contemplan<br />

Uolenlcm cum Filio?<br />

HIMNO.<br />

m<br />

La Madre estaba llorosa<br />

Junto a la Cruz dolorosa,<br />

De don<strong>de</strong> su Hijo colgaba.<br />

A cuya alma cu lan gran<br />

pena<br />

De tristeza y dolor llena<br />

Dura espada atravesaba.<br />

jOL Diosl ¡cuánentiistecida<br />

Se encontraba esla afligida<br />

Madre <strong>de</strong>l Hijo mejorl<br />

[X con qué melancolía<br />

Las penas <strong>de</strong> su Hijo vía!<br />

¡ Cuántas ansias I ¡qué dolor!<br />

¿Quién el llanto contuviera<br />

Si á la Madre <strong>de</strong> Dios viera<br />

Puesta en tal <strong>de</strong>solación?<br />

Y ¿quién no se contristara.<br />

Si á la Madre contemplara<br />

Con su Hijo en lanía aflicción?<br />

PASION.<br />

Pro peccatis sucegentis<br />

Vidil Jesum in lormentis,<br />

El ílagellis subdilum.<br />

Vidil suum dulcem Nalum<br />

Morientem, <strong>de</strong>solalum,<br />

Dum emisil spirilum.<br />

Eia Mater, fons amoris,<br />

Me sentiré vim doloris<br />

Fac, ultecum lugeam.<br />

Fac, «t ar<strong>de</strong>at cor meum<br />

In amando Chrislum Deum,<br />

Ut sibi complacea m.<br />

Sánela Mater, istud agas,<br />

Crucitixi fige plagas<br />

Cordi meo vali<strong>de</strong>.<br />

Tui Nati vulnerati,<br />

Tam dignati pro me pali,<br />

Pomas mecum divi<strong>de</strong>.<br />

Fac me veré lecum ílere,<br />

Crucilixo condoleré,<br />

Doñee ego vixero.<br />

Juxta Crucem tecum stare,<br />

El me libisociare<br />

In planclu <strong>de</strong>si<strong>de</strong>ro.<br />

Virgo virginum príeclara,<br />

Mihi jam non sis amara,<br />

Fac me tecum plangere.<br />

Fac, uf poitem Chrisli<br />

mortem,<br />

Passionis ejus sortera,<br />

El plagas recolero.<br />

Fac me plagis vulneran,<br />

Cruce hac inebrian,<br />

Obamorem Filii.<br />

Inllammalus, el accensns,<br />

Per le, Virgo, sim <strong>de</strong>fensus<br />

In<br />

dalcissimam animam<br />

gloriosw Virginis et Malris

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