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La Epístola cslá tomada <strong>de</strong>l tercer libro <strong>de</strong> los Iteyes,<br />
cap. 17,<br />
fa diebus ilUs : Mgrotavk<br />
films muiieris imtrisfami-<br />
Has, eteral languor foriisti-<br />
«lits, tía ut non remancrel<br />
in co halilas. Dix'ü ergo ad<br />
Eliam: Quid mihi et Ubi, vir<br />
Dei ? íngressus es ad me, ut<br />
rememorárenlur iniquiUilcs<br />
mew, et inlerficeres filiim<br />
tneum ? El aü ad eam Elias:<br />
Da mihi ¡tlium tmm. Tulitque<br />
eum <strong>de</strong> sinu ejus, et portavü<br />
in ccenaculum, ubi ipse<br />
manebal, el posuil super leclulum<br />
suum. Et clamavit ad<br />
Dsminum, et dixit: Domine<br />
Deus meus, etiamne viduum,<br />
apud (¡mm ego ulcumque<br />
sttstenlor, afjlixisli, ut inter-<br />
¡¡cere* filiam ejus ? El expandit<br />
se, alque mensus est super<br />
puerum tribus vicibus, et<br />
damavit ad Domimm , el<br />
ait: Domine Deus meus, revcrlulur,<br />
obsecro, anima pueñhnjus<br />
in viscera ejus. Et<br />
waudivit Dominus voccm<br />
EUai: el reversa est anima<br />
pueri intra eum, et revixit.<br />
Tulitque Elias puerum, el <strong>de</strong>posuil<br />
eum <strong>de</strong> cainaculo in<br />
infi'riore.m dommn, el tradidil<br />
viatrí sum, et ait illi:<br />
En vivil ¡ilius tuus. Dixitque<br />
mnlter ad Eliam: Nunc in<br />
islo cognovi, quoniam vir<br />
¡k'i es tu, et verbum Uomini<br />
in ore tao venan est:<br />
En aquellos dias cnfei nió<br />
un liijo <strong>de</strong> una madre do<br />
familias, y su enforiiu'datl<br />
se hizo lan violenta , que<br />
murió <strong>de</strong> ella. Díjole, pues,<br />
aquella mujer á Elias: ¿Qué<br />
es lo que hay en ti y mí,<br />
hombre <strong>de</strong> Dios? ¿has venido<br />
á mi casa para renovar<br />
la memoria <strong>de</strong> mis pecados,<br />
y para quitar Ir. vida<br />
á mi hijo? Elias la dijo: DAme<br />
á tu hijo; y hahiéndole tomado<br />
<strong>de</strong> entre sus brazos,<br />
le llevó al aposento don<strong>de</strong><br />
habitaba, le puso sobre su<br />
lecho, y clamó al Señor díciéndole<br />
: Sefior Dios mió,<br />
¿ es posible que hayas afligido<br />
á esta buena viuda que<br />
cuida <strong>de</strong> alimentarme lo<br />
mejor que pue<strong>de</strong>, hasta quitarle<br />
la vida á su hijo ? Después<br />
<strong>de</strong> dicho esto, se ochó<br />
sobro el ni Fío por tres veces,<br />
acomodándose á su cuerpo<br />
muerto; y esclamó al Señor,<br />
"diciendo : Señor Dios<br />
mió, haced que el alma <strong>de</strong><br />
este niño vuelva á su cuerpo.<br />
El Señor oyó la voz <strong>de</strong><br />
Elias, el alma <strong>de</strong>l niño volvió<br />
á entrar en su cuerpo,<br />
y resucitó. Habiendo tomado<br />
Elias el niño, <strong>de</strong>scendió<br />
<strong>de</strong> su aposento á lo bajo <strong>de</strong><br />
la casa, y le puso en mano;;<br />
<strong>de</strong> su madre, dici^ndola;<br />
Hé aquí tu hijo, que ya<br />
vive. La mujer respondió á<br />
Elias: Por esta acción reconozco<br />
yo ahora que eres<br />
un hombre <strong>de</strong> Dios, y que<br />
la palabra <strong>de</strong>l Señor es<br />
verda<strong>de</strong>ra en tu boca.<br />
Se cree, que Esdras es el autor <strong>de</strong> los dos últimos libros<br />
<strong>de</strong> los Reyes. Se lee en el tercerola muerte <strong>de</strong> David, el<br />
reinado <strong>de</strong> Salomón , la construcción <strong>de</strong>l templo y el reino<br />
sepai iido en tiempo <strong>de</strong> Uoboam. El reinado <strong>de</strong> Joroboam<br />
sobre las diez tribus. Achab casa con la impía Jezahel, y<br />
persigue á los profetas. Elias se presenta en su reinado y<br />
hace un gran número <strong>de</strong> milagros en Isixe!.<br />
REFLEXIONES.<br />
foresta acción reconozco yo ahora que eres un hombré<br />
<strong>de</strong> Dios, y que la palabra <strong>de</strong>l Señor es verda<strong>de</strong>ra en<br />
'u hoca.» Nada prueba mejor la verdad <strong>de</strong> lo que se ense-<br />
DK CUARESMA. 231<br />
fia que la conformidad <strong>de</strong> la conducta con la doctrina <strong>de</strong>l<br />
predicador. Prueben sus acciones que es un hombre <strong>de</strong><br />
Dios, y no se dudará (pie es <strong>de</strong>l Señor la palabra que se<br />
oye <strong>de</strong> su boca. Se mueve, se persua<strong>de</strong>, se convierte<br />
cuando se predica tanto con los ejemplos como con las<br />
palabras; un zelo que se exhala lodo cu palabras, hace<br />
pocos frutos. Jesucristo comenzó por hacer antes que enseñar.<br />
¿Se signe con gran<strong>de</strong> empeño este ejemplo? El Salvador<br />
echaba en cara á los fariseos, que alaban cargas<br />
pesadas y que apenas podian llevarse, y las ponian sobre<br />
las espaldas <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más, mientras que ellos ni aun les<br />
aplicaban un <strong>de</strong>do. Si esos inmorlilicados doctores <strong>de</strong> la<br />
ley, si esos <strong>de</strong>licados directores empezasen por practicar<br />
ellos mismos la moral severa que esparcen, hay motivo<br />
para creer que serian ménos estremados. ¡Qué miseria!<br />
¿Se preten<strong>de</strong> acaso adquirir fama por una ridicula reputación<br />
<strong>de</strong> severidad y <strong>de</strong> reforma que no se comienza por<br />
sí mismo? Refórmese ese orgullo secreto que es el gran<br />
móvil y el principal resorte <strong>de</strong> la mayor parte <strong>de</strong> las acciones;<br />
ese esmero <strong>de</strong> sensualidad en la afectación estudiada<br />
<strong>de</strong> todas las comodida<strong>de</strong>s déla vida. Refórmese esa<br />
malignidad <strong>de</strong> pensamientos que hace que sojuzgue tan<br />
mal <strong>de</strong>l prójimo. Refórmese ese fondo inagotable <strong>de</strong> envidia<br />
(pie se <strong>de</strong>rrama tantas veces en injurias y en maledicencias.<br />
El zelo encuentra un gran campo que brozar en<br />
nosotros mismos, ¿por qué prestarse á otros, cuimdo se<br />
carece <strong>de</strong> obreros para la cnllura <strong>de</strong> su propio campo? La<br />
caridad ciertamente no daña nunca á aquel que la cjei ce,<br />
pero seamos santos; muestren nuestras acciones que somos<br />
siervos <strong>de</strong> Dios; juzgue el pueblo por nuestra conduela,<br />
que somos hombres <strong>de</strong> Dios, entonces serán eíicaces<br />
nuestras lecciones y núes!ras instrucciones. Cuesta<br />
trabajo el creer que la palabra <strong>de</strong>l Señor se halla verda-<br />
(lerainenle en la boca <strong>de</strong> un hombre que la <strong>de</strong>smiente por<br />
su conducta; se observa siempre antes <strong>de</strong> escuchar. ¡(Jué<br />
fruto no baria un padre ó una madre <strong>de</strong> familia, cuyos<br />
ejemplos todos fuesen otras tantas lecciones! Hay indocilidad<br />
en los hijos, se lamenta el <strong>de</strong>scuido y la poca fi<strong>de</strong>lidad<br />
en los domésticos, se grita, se repren<strong>de</strong>, pero se corrige<br />
poco porque se edifica mal. <strong>Los</strong> domésticos y los hijos estudian<br />
mas las acciones que las palabras <strong>de</strong> los que Ies gobiernan;<br />
efeen siempre que aquellas <strong>de</strong>ben ser los inlérpreles<br />
<strong>de</strong> estas. Si las instrucciones espantan, las acciones<br />
aseguran; comprendamos cuánto importa practicar lo que<br />
se enseña á los otros y no caer en los <strong>de</strong>fectos que. se repren<strong>de</strong>n.<br />
El Evangelio <strong>de</strong> la misa <strong>de</strong> este dia está lomado <strong>de</strong>l cap. 4<br />
<strong>de</strong>l <strong>de</strong> san Juan.<br />
In illo lempore: Eral quídam<br />
languens Lazarus a Betliania,<br />
<strong>de</strong> casiello Mariw, et<br />
Marthce sororis ejus. [María<br />
autem eral, quw unxit Domimm<br />
niifinenlo, ct exlersil<br />
pe<strong>de</strong>s ejus capillis suis : rujus<br />
frater Lazarus i/i/iVi/irtbatur).<br />
Miserunt ergo sórores<br />
ejus ad eum, dicentcs: Domine,<br />
ecce quem amas infirmatur.<br />
Audiens autem Jesús,<br />
En aquel tiempo había<br />
un hombre enfermo llamado<br />
Lázaro, en Relhania,<br />
pueblo <strong>de</strong> María y <strong>de</strong> Marta<br />
su hermana. (María era<br />
aquella que <strong>de</strong>rramó sobre<br />
el Señor un licor odorífero,<br />
y le enjugó los ¡i> con sus<br />
cabellos; y Lázaro su hermano,<br />
el que estaba enlei -<br />
mo.) Enviaron sus hermanas<br />
á <strong>de</strong>cir á Jesús: S-.mor,