Tomo Cuatro Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-
tM segunda Epístola es lomada del profeta halas, cap. 4. fíwcdkil Dominus Deas: Lavamini, mundi eslole, aufcrte malim cogitalionum vcstrarum ab ocutis meis : quicscile agen perverse, discite benefacere: quwrile judicium , subvenüe oppresso, jadh alc pupilio, dcfcndile viduam. El venite, el arguite me, dicit Dominus: si fuerint percata vestía ut coainuia, quttsi nix dealbabuntw: et si faerinl rubra quasi vermiculas, velut lana alba erunt. Si voluerilis, c( audierilis me, bona term comedetis: dicil Dominus omnipotens. Esto es lo'.que dice el Señor Dios: Lavaos, purificaoí, quitad de delante de mis ojoí ia malignidad de vuestros pensamientos: ce sad de obrar el mal, apren ded á hacer el bien. Amad la equidad, socorred al que os oprimido , haced justicia al pupilo , y defended á la viuda ; y después que hiciereis esto, venid y argüid me, dice el Señor. Aun cuando vucslros pecados fuesen como la escaríala, se volverán blancos como 1 nieve ; y aunque fueren en carnadoscomo el bermellón, se quedarán blancos como la lana mas blanca. Si vo sotros quisieseis y me oyeseis, seriáis satisfechos de los bienes de la tierra , dice el Señor omnipotente. Isaías dice 61 mismo que ha sido enviado de Dios, no solo para anunciar á Jacob, esto es, á los israelitas su vuelta y su lü^erUnl del cautiverio, sino también para predicarla salud y la conversión de los gentiles. Habla tan ciaramcule de Jesucristo, que ha sido siempre mirado mas bien como un evangelista, que como un profeta. El Martirologio romano hace mención de él el 6 de julio. REFLEXIONES. «Después que hiciereis esto, venid y argiiidmc.» ¿Pedia servirse el Señor de una espresion mas amable, mas obligante, y que mejor signitique la lernuradcsu corazón? Estad verdaderamente pesarosos de haberme ofendido, detestad vuestras culpas pasadas, tomad una resolución firme de no volverme á desagradar, sea verdadera vuestra conlricion, eficaz vuestro propósito, y dadme scflales de vuestro perfecto dolor, y después do esto yo os permilo que me acuséis deque falto á mis promesas; que dcscmiüeis de mis palabras, y dudéis de mi bondad, si no os perdono vuestros pecados, si no os vuelvo á mi gracia. Aun cuando vuestros crímenes fuesen en mayor número que vuestros cabellos, aun cuando su enormidad hubiesepucslo vuestra alma mas negra que la carne de un etíope, mas odiosa que la de un leproso, mas distante de la blancura que el rojo del berniellou y de iaescarlata; olla so pondrá tan limpia como la de una niña, tan blanca como la nieve mas relumbrante. Mi gracia os volverá á dar la inocencia, 5'seréis del número de mis mas queridos favoritos. ¿Qué padre tan afectuoso, qué madre tan tierna, qué esposo tan •ipasionado podrían espresar maseiicazmcnle su índulgenc'í> y su amor? pero ¿qué hijo tan desnaturalizado, qué ^posa lan irracional podría no rendirse auna ternura tan "Cicada, y á un motivo de confianza tan ejecutivo? Es un Wos el que habla así, y son hombres pecadores á quieni's esto Dios dirige uiiosleslimonios tan consolantes, unas ofertas tan votitpyosas y una indulgencia tanali actíva. ¡Ah, DE CUARESMA, , 221 Señor! ¡quéhorrible monstruosorá el corazón de los hombres, si resiste á una ternura lan iiicomprensiblo, si rehusa convertirse, si os niega su amor! El Evangelio de este dia es lomado del capitulo 9 del de san Juan. In iilo tempore: Pmteriens Jesús , vidit homiuem cwcum a mtívilate: et interrogaverunt eum discipuli ejus: Rabbi, quis peccavit, hic, aut párenles ejus, MÍ cwcus nasceuiurl ñespondil Jesús : Ñeque hic peccavit, ñeque pamitcsejus: sed ul manifeslenlur opera Dci in ülo. Me oportel operari opera ejus, qui misil me, doñee dies esl: venit nox , qmndo nemo potcst operari. Quandiu sum in mundo , lux sum mundi. JIoec cum dixisset, expuil in lerram, el fecil latum ex spulo, el linivit lutum super oculos ejus, et dixit ci: Vade, lava in nataloria Siloe {quod inlerpretatur Missus). Abiit ergo, el tavil, et venit videns, ¡laque vicini, et qui videranl eum prius,quia m ndicus erat, dicebant: Norme hic esl, qui sedebal, el mendicabal? Alii dicebant: Quia hic esl. Alii aulem: Nequáquam, sed siniids cst ci. Ule vero diceba t: Quia ego sum. Dicebant ergo ei. Qmmodo aperli stmt tibi oculi? Uespondit: lile homo, qui dicilur Jesús, lulum ¡'e.cit, et unxil oculos meos, el dix'ú mihi: Vade ad nataloria ^iloe, et lava. Et abii, el lavi, el video. Et dixermt ei: Ubi est ille? Ait: Nescio. Adducunt eum ad phuriswas, qut cmcus fueral. Eral autem sabbalum guando lulum [ccit Jesús, el ape- ''uil oculos ejus. Jterum ergo inlñrogabanl eum pharism quomodo vidisset. Ule autem dixil eis : /,t¡fum mihiposuit super oculos, et lavi el video. Dicebant ergo ex phorisceis quídam : Non esl hic homo a neo, qui sabbalum non cuslodil. Alii autem dicelmnl: Quomodo potcst homopeccalor hcec. signa faceré'? Et schisma crol iníir eos. Dicvnt ergo CÍÍKO üerum : Tu En aquel tiempo , pasando Jesús , vió á un hombro que era ciego de nacimienlo , y sus discípulos le hicieron esta pregunta: Maestro, ¿en qué ha pecado este ó sus padres, para naciese ciego? 1N¡ este ha pecado , respondió Jesús , n» sus padres tampoco; ha nacido así para que en el so manilieslen las obras de Dios. Es necesario que dnranle el dia haga yo las obi as de aquél que me ha enviado , poique viene la noche, cu ta cual ninguno puede hacer nada. Mientras que estoy en el mundo, soy la luz del mundo. Después de haber dicho esto, escupió en tierra , é hizo lodo con la saliva, y frotando con el lodo los ojos del ciei;o, le dijo : Vé y lávale en el baño de Süoé ((pie significa enviado). Fué, puos, el ciego, se lavó, y volvió con vista. Así fué que sus vecinos y los que antes le habían visto pedir limosna, decían : ¿No es este el que estaba sentado , y pedia limosna? Los unos decían, él es; mas otros , nó , de ninguna manera, esunosomojanlo á él. Mas él alirmaba, yo soy. Preguulábanlo, ¿ cómo le han sido abiertos los ojos ? Aquel hombre , les respondió, que se llama Jesús, hizo lodo, me frotó con él los ojos, y me dijo : Yé al baño de Siloé, y lávate. Euf, rae lavé, y veo. ¿Y dónde está ese hombre , le dijeron? Él respondió : No sé. En seguida llevaron á los fariseos el que h;d>ia sido ciego. Era sábado cuando Josus hizo el lodo y le abrió los ojos. Progimláronle , pues , los fariseos , cómo h^ibia visto; á los cuales respondió del mismo modo; puso Iodo sobre mis ojos, me lave, y
222 quid divisdcillo, qui aperuil nculos fuos? I.le auleindixit: Qaia prophela est. Non crediderunl erqo Jadcei de Ulo, quia ctcms fuissct, el vidisset, doñee vocaverunt párenles ejus. qui viderat: et interrogoverunteos, di(entes: üic esl füius vesler , quem vos dteitis quia nncus mlus esV! Quomodo ergo mine videtf fíespondcninl eis párenles ejus | el diurun t: Svimus quia kic esl filius noster, et quia ewcus nalus esl: quomodo autem nunc videat, nescimus: aul quis ejus aperuil óvulos, nos nescimus: ipsum interrógate: cetalem habety psede se loqnatur. ücccdixerunt párenles ejus, quoniam timebanl Judwos: jam enim conspiraverant Judwi, ut si quis eurn confherelur esse Chrisliim, extra sgnagogam fierel. I'roplereapárenles ejus dixerunl: Quia ailalem habet, ipsum interrógale. Voeaverunt ergo rursum hominem, qui fuer al ca'eus, et dixerunl e.i: Da gloriam Veo. Nos seimus quia hie. homo peceator est. Dixil ergo eis Ule: H peccalor est, nescio: vmm scio, quia eoeeus cum essem, modo video. Dixerunl ergo illi: Quid feeit tilñ? Qmmodo aperuil libi oculos? Jlespondil eis: Dixi vohis jam, el audistis ! fimi iterum vullis audire? Numquid el vos vidtis discipuli ejus fxeri ? Maledixerunl ergo ei, et dixerunl: Tu diseipulus illius sis: nos aukm Moysi diseiputi sumus. Nos sámus qtda Moysi loeutus esl Deus: hunr autem nescimus unde sil. Respondil Ule homo , et dixil eis : In hoc enim mirahile est, quia vos neseitis unde sil, el aperuil meos oculos : seimus autem quia pecmtares Deus non avdil; sed si quis Dei cultor esl, el vohmlfitem ejus, fácil hunc ennidii. A secuto non esl audiliini . quia ,¡nis opervit üeúhs C(PCÍ nati. Nhi cssel liic a l;co, non poleral [acere qniiipinin. Ilcsporidenint, et dixerunl ei: ín peccalU na- MIERCOLES CÜAUTO. veo. Algtmos fie los fariseos üecian : L'n hombre que no observa el sábado no puede venir de Dios; mas olios tlecian: ¿Cómo puede un hombre pecador hacer estos milagros? y estaban divididos entre sí. Entonces preguntaron de nuevo al ciego: ¿Y tú que dices del que te lia abierto los ojos? Él respondió : que es un profeta. No quisieron creer los judíos que hubiese sido ciego, y hubiese recobrado la visla, hasta que llamaron á los padres del que voia, y les preguntaron: ¿Es este, les dijeron, vuestro hijo, el cual decís vosotros que ha nacido ciego? ¿cómo es que ahora ve? Respondiéronles sus padres diciendo: Nosotros sabemos que este es nuestro hijo , y que ha nacido ciego; cómo ahora ve, ó quién le ha abierto los ojos, no lo sabemos; preguntádselo á él mismo, edad tiene suficietite para dar razón de sí. Esta rcspiies!a la dieron así sus padres, porque temian á los judíos; porque ya estos estaban convenidos entre si, que si alguno reconocia á Jesús por ei Cristo, se le echaria fuera de ia sinagoga; por esto sus padres dijeron: edad tiene bastante, preguntadle á él. Hicieron, pues, venir por segunda vez los judíos al que habia sido ciego, y le dijeron : l)á gloria á Dios. Nosotros sabemos que este hombre es un pecador. Yo no sé, Ies respondió, si es pecador: lo que yo sé üiiicamente es que yo era ciego, y ahora veo. Volviéronle, pues, á preguntar: ¿Qué es lo que hizo contigo? ¿Cómo te ha abierto los ojos? Respondióles él entonces: Os lo he dicho ya, y vosotros lo habéis oido; ¿para qué queréis oirlo otra vez? ¿queréis acaso vosotros haceros discípulos suyos? Cargáronle entonces de injurias, y le dijeron: Séaslo tú discípulo suyo: tus es totus, el tu doces nos? Et ejecerunteumforas. Audivit Jesús quia ejeccrunl eurn [oras: el cum invenisset eurn, dixil ei: Tu credis inFitium Dei? ¡lespondit Ule, el dixil: Quis es , Domine, ul credam in eurn? Et dixil ei Jesús: El vidisfi eurn, el qui loquilnr lecum, ipse est. Al Ule ait: Credo, Domine. El procidens, adoravil eum. MEDITACION. nosotros somos discípulos de Moisés. Nosotros sabemos que Dios habló á Moisés; mas este no sabemos de dónde procede. Respoiulinles el hombre y les dijo: rúes alguna cosa maravillosa hay en eslo, que vosotros no sabéis de dónde procede , y él ha ab crio mis ojos. Sabemo-- que Dios no oye á los pecadores, mas si alguno sirve á Dios y le obedece, á este sí \é oye. Desdo el principio de los siglos no se ha oido decir rpie nadie haya abierto los ojos á un hombre ciego de nacimiento. Si este no viniese de Dios, no podría hacer nada. Oyendo esto le respondieron: ¿Tú has nacido todo en pecado, y nos das lecciones? Y le. arrojaron fuera. Oyó Jesús decir que le habian echado fuera, y habiéndole salido al encuentro, le dijo: ¿Crees en el Hijo de Dios? ¿Quién es. Señor , respondió, á fin de que yo crea en él? I.e has \isto, le dijo Jesús, y es el mismo que le habla. Yo creo, Señor, esclamo él entonces ; y echándose á sus piés le adoró. Sobre la ceguera espiritual. PLNTO mniKiio.—Considera que enírc todas las enfermedades del alma no hay ninguna mas mortífera, ni que se pueda curar menos que la ceguera. Como no vo ei peligro, no busca el remedio. ¿Y á cuántas caídas no está espuesto un ciego? ¿á cuántos pasos en falso, andando durante esta vida por un camino pedregoso y Heno de precipicios? ¿Se puede caminar mucho tiempo sin caer en alguno de ellos? La ceguera espiritual abraza lacegucradel corazón y la del entendimiento. El desarreglo del corazón es el que principia osla enfermedad, que se comunica muy pronto al entendimiento. Debe juzgarse de la ceguera del alma, del mismo modo que de la ceguera del cuerpo: la causaos semejante, deben ser semejantes los síntomas, iguales los efectos. Una abundancia de humores acres y malignos debilitan el órgano de la viste, y concluyen por estinguirla. Los dolores cesan con la visia. Nb sesientenada, pero tampoco se ve ya. La coirnprhn del corazón causa muy pronto nieblas espcs;-s y malignas qné dvBIlilan y oscurecen los ojos del alma. Al principio molestan los remordimientos vivos de una conciencia juslamcnle alarmada; pero al flfl SU estímulo se embota por la cotsü-
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quid divisdcillo, qui aperuil<br />
nculos fuos? I.le auleindixit:<br />
Qaia prophela est. Non<br />
credi<strong>de</strong>runl erqo Jadcei <strong>de</strong><br />
Ulo, quia ctcms fuissct, el vidisset,<br />
doñee vocaverunt párenles<br />
ejus. qui vi<strong>de</strong>rat: et<br />
interrogoverunteos, di(entes:<br />
üic esl füius vesler , quem<br />
vos dteitis quia nncus mlus<br />
esV! Quomodo ergo mine vi<strong>de</strong>tf<br />
fíespondcninl eis párenles<br />
ejus | el diurun t: Svimus<br />
quia kic esl filius noster, et<br />
quia ewcus nalus esl: quomodo<br />
autem nunc vi<strong>de</strong>at, nescimus:<br />
aul quis ejus aperuil<br />
óvulos, nos nescimus: ipsum<br />
interrógate: cetalem habety<br />
pse<strong>de</strong> se loqnatur. ücccdixerunt<br />
párenles ejus, quoniam<br />
timebanl Judwos: jam enim<br />
conspiraverant Judwi, ut si<br />
quis eurn confherelur esse<br />
Chrisliim, extra sgnagogam<br />
fierel. I'roplereapárenles ejus<br />
dixerunl: Quia ailalem habet,<br />
ipsum interrógale. Voeaverunt<br />
ergo rursum hominem,<br />
qui fuer al ca'eus, et dixerunl<br />
e.i: Da gloriam Veo.<br />
Nos seimus quia hie. homo<br />
peceator est. Dixil ergo eis<br />
Ule: H peccalor est, nescio:<br />
vmm scio, quia eoeeus cum<br />
essem, modo vi<strong>de</strong>o. Dixerunl<br />
ergo illi: Quid feeit tilñ?<br />
Qmmodo aperuil libi oculos?<br />
Jlespondil eis: Dixi vohis<br />
jam, el audistis ! fimi iterum<br />
vullis audire? Numquid<br />
el vos vidtis discipuli ejus fxeri<br />
? Maledixerunl ergo ei,<br />
et dixerunl: Tu diseipulus<br />
illius sis: nos aukm Moysi<br />
diseiputi sumus. Nos sámus<br />
qtda Moysi loeutus esl Deus:<br />
hunr autem nescimus un<strong>de</strong><br />
sil. Respondil Ule homo , et<br />
dixil eis : In hoc enim mirahile<br />
est, quia vos neseitis un<strong>de</strong><br />
sil, el aperuil meos oculos<br />
: seimus autem quia pecmtares<br />
Deus non avdil; sed<br />
si quis Dei cultor esl, el vohmlfitem<br />
ejus, fácil hunc<br />
ennidii. A secuto non esl audiliini<br />
. quia ,¡nis opervit<br />
üeúhs C(PCÍ nati. Nhi cssel<br />
liic a l;co, non poleral [acere<br />
qniiipinin. Ilcspori<strong>de</strong>nint, et<br />
dixerunl ei: ín peccalU na-<br />
MIERCOLES CÜAUTO.<br />
veo. Algtmos fie los fariseos<br />
üecian : L'n hombre que no<br />
observa el sábado no pue<strong>de</strong><br />
venir <strong>de</strong> Dios; mas olios<br />
tlecian: ¿Cómo pue<strong>de</strong> un<br />
hombre pecador hacer estos<br />
milagros? y estaban divididos<br />
entre sí. Entonces preguntaron<br />
<strong>de</strong> nuevo al ciego:<br />
¿Y tú que dices <strong>de</strong>l que te<br />
lia abierto los ojos? Él respondió<br />
: que es un profeta.<br />
No quisieron creer los judíos<br />
que hubiese sido ciego,<br />
y hubiese recobrado la visla,<br />
hasta que llamaron á los<br />
padres <strong>de</strong>l que voia, y les<br />
preguntaron: ¿Es este, les<br />
dijeron, vuestro hijo, el cual<br />
<strong>de</strong>cís vosotros que ha nacido<br />
ciego? ¿cómo es que<br />
ahora ve? Respondiéronles<br />
sus padres diciendo: Nosotros<br />
sabemos que este es<br />
nuestro hijo , y que ha nacido<br />
ciego; cómo ahora ve,<br />
ó quién le ha abierto los<br />
ojos, no lo sabemos; preguntádselo<br />
á él mismo, edad<br />
tiene suficietite para dar<br />
razón <strong>de</strong> sí. Esta rcspiies!a<br />
la dieron así sus padres,<br />
porque temian á los judíos;<br />
porque ya estos estaban<br />
convenidos entre si, que si<br />
alguno reconocia á Jesús<br />
por ei Cristo, se le echaria<br />
fuera <strong>de</strong> ia sinagoga; por<br />
esto sus padres dijeron:<br />
edad tiene bastante, preguntadle<br />
á él. Hicieron, pues,<br />
venir por segunda vez los<br />
judíos al que habia sido<br />
ciego, y le dijeron : l)á gloria<br />
á Dios. Nosotros sabemos<br />
que este hombre es un<br />
pecador. Yo no sé, Ies respondió,<br />
si es pecador: lo que<br />
yo sé üiiicamente es que<br />
yo era ciego, y ahora veo.<br />
Volviéronle, pues, á preguntar:<br />
¿Qué es lo que hizo<br />
contigo? ¿Cómo te ha abierto<br />
los ojos? Respondióles él<br />
entonces: Os lo he dicho ya,<br />
y vosotros lo habéis oido;<br />
¿para qué queréis oirlo otra<br />
vez? ¿queréis acaso vosotros<br />
haceros discípulos suyos?<br />
Cargáronle entonces<br />
<strong>de</strong> injurias, y le dijeron:<br />
Séaslo tú discípulo suyo:<br />
tus es totus, el tu doces nos?<br />
Et ejecerunteumforas. Audivit<br />
Jesús quia ejeccrunl eurn<br />
[oras: el cum invenisset eurn,<br />
dixil ei: Tu credis inFitium<br />
Dei? ¡lespondit Ule, el dixil:<br />
Quis es , Domine, ul credam<br />
in eurn? Et dixil ei Jesús: El<br />
vidisfi eurn, el qui loquilnr<br />
lecum, ipse est. Al Ule ait:<br />
Credo, Domine. El proci<strong>de</strong>ns,<br />
adoravil eum.<br />
MEDITACION.<br />
nosotros somos discípulos<br />
<strong>de</strong> Moisés. Nosotros sabemos<br />
que Dios habló á Moisés;<br />
mas este no sabemos <strong>de</strong><br />
dón<strong>de</strong> proce<strong>de</strong>. Respoiulinles<br />
el hombre y les dijo:<br />
rúes alguna cosa maravillosa<br />
hay en eslo, que vosotros<br />
no sabéis <strong>de</strong> dón<strong>de</strong><br />
proce<strong>de</strong> , y él ha ab crio<br />
mis ojos. Sabemo-- que Dios<br />
no oye á los pecadores,<br />
mas si alguno sirve á Dios<br />
y le obe<strong>de</strong>ce, á este sí \é<br />
oye. Desdo el principio <strong>de</strong><br />
los siglos no se ha oido <strong>de</strong>cir<br />
rpie nadie haya abierto<br />
los ojos á un hombre ciego<br />
<strong>de</strong> nacimiento. Si este no<br />
viniese <strong>de</strong> Dios, no podría<br />
hacer nada. Oyendo esto le<br />
respondieron: ¿Tú has nacido<br />
todo en pecado, y nos<br />
das lecciones? Y le. arrojaron<br />
fuera. Oyó Jesús <strong>de</strong>cir<br />
que le habian echado fuera,<br />
y habiéndole salido al<br />
encuentro, le dijo: ¿Crees<br />
en el Hijo <strong>de</strong> Dios? ¿Quién<br />
es. Señor , respondió, á fin<br />
<strong>de</strong> que yo crea en él? I.e<br />
has \isto, le dijo Jesús, y es<br />
el mismo que le habla. Yo<br />
creo, Señor, esclamo él entonces<br />
; y echándose á sus<br />
piés le adoró.<br />
Sobre la ceguera espiritual.<br />
PLNTO mniKiio.—Consi<strong>de</strong>ra que enírc todas las enfermeda<strong>de</strong>s<br />
<strong>de</strong>l alma no hay ninguna mas mortífera, ni que<br />
se pueda curar menos que la ceguera. Como no vo ei peligro,<br />
no busca el remedio. ¿Y á cuántas caídas no está<br />
espuesto un ciego? ¿á cuántos pasos en falso, andando durante<br />
esta vida por un camino pedregoso y Heno <strong>de</strong> precipicios?<br />
¿Se pue<strong>de</strong> caminar mucho tiempo sin caer en alguno<br />
<strong>de</strong> ellos? La ceguera espiritual abraza lacegucra<strong>de</strong>l<br />
corazón y la <strong>de</strong>l entendimiento. El <strong>de</strong>sarreglo <strong>de</strong>l corazón<br />
es el que principia osla enfermedad, que se comunica muy<br />
pronto al entendimiento. Debe juzgarse <strong>de</strong> la ceguera <strong>de</strong>l<br />
alma, <strong>de</strong>l mismo modo que <strong>de</strong> la ceguera <strong>de</strong>l cuerpo: la<br />
causaos semejante, <strong>de</strong>ben ser semejantes los síntomas,<br />
iguales los efectos. Una abundancia <strong>de</strong> humores acres y<br />
malignos <strong>de</strong>bilitan el órgano <strong>de</strong> la viste, y concluyen por<br />
estinguirla. <strong>Los</strong> dolores cesan con la visia. Nb sesientenada,<br />
pero tampoco se ve ya. La coirnprhn <strong>de</strong>l corazón<br />
causa muy pronto nieblas espcs;-s y malignas qné dvBIlilan<br />
y oscurecen los ojos <strong>de</strong>l alma. Al principio molestan<br />
los remordimientos vivos <strong>de</strong> una conciencia juslamcnle<br />
alarmada; pero al flfl SU estímulo se embota por la cotsü-