Tomo Cuatro Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

DE CUARESMA. 215
auxilium. Per Domimm piedad, y qne nos procuren contra los hebreos. La historia de la vida do Moisés. Toiwsinm...
de continuo Ja la asistencia de dos los campamentos de ios israelitas en el desierto. Y la
vuestra misericordia. Por alianza que Dios hizo con este pnehlo, del cual se declaró
nuestro Señor, etc.
su Dios, su Rey, su Protector, su Legislador y su Padre.
La fistola es tomada ¿til M)'o del Exodo, cap. 52.
In diebvs illis; Lomlus e$t En aquellos dias habló el
Dominus ad Moysen, dicens: Soííor á Moisés , y le dijo:
Desrende de monte: peccavü Baja de la montana, porque
pnpulm tuus, qum eduxisti tu pueblo, al que has sacado
ds ierra Jigypti. Hecesscrunt de Egipto, ha pecado. Han
cito de via, quam oslcndisti dejado muy pronto el camieis:
fecenmtque sibi vüulum no que les hablas mostrado.
conjlaiilem, et adoraverunt, Han hecho un becerro va-
«í^tte immoíaníes * hostias, ciado , y le han adorado, y
üixerunl: Isli sunl dii tui, habiéndole inmolado hos-
Israd, qui te eduxerunt lias, han dicho: ¡Oh Israel!
'de ierra jEgipii. Itursum- hé aquí tus dioses , que te
que ait Dominus ad Moy- sacaron de Egipto. Dijo tamse»:
Cerno qmd populus bien el Sefior á Moisés: Veo
isie:diirw cervicis síí; di- que este pueblo es de cabetnittc
me, ut irascalur furor za dura: déjame obrar á (in
wieus contra eos, et delcam de que mi colera se enclencos,
faciamque te in genlem da contra ellos y los estermagnam.Moyses
aulemora- mine, y yo le haré á tí gefe
bal Dominum Deum suum, de una gran nación. Pero
dicens: Cur, Domine, iras - Moisés rogaba al Señor sn
citur furor ims contra po- Dios, y le decia ^Por qué,
pulum tmm , quem eduxisti Sefior, se enciende vuestra
de ierra jEgypi in forliludi- indignación contra vuestro
na magna , et in manu ro- pueblo, al cual habéis saca-
^«sía? ATe, qumo , dicant do de Egipto con gran forla-
Mgypin: Cattideeduxit eos, iezaycon mano poderosa?
ut interficerel in montibus, et No deis , Seflor , lugar , os
dcleret e térra : quiescat ira ruego, á quediganlos egiptua,ctesto
placabilis super cios: Los ha sacado mañosanequitia
populi luí. Recorda- mente de Egipto para hacerre
Abraham, Isaac, el Israel los perecer en las montañas
scnwum íuoriím, quibusfu- y esterminarlos en la tierra.
rasti per tcmetipsum, dicens: Apacigüese vuestra ira , y
MultipUcabo semen vestrum dejaos ablandar para per-
SÍCMÍ sullas cculi: el unmr- donar la malicia de vuestro
sum terram hanc, de qua lo- pueblo. Acordaos de Ab racutus
sum, daba seminives- ham , de Isaac y de .Israel
tro, et possidebitis eamsem- vuestros siervos, á los cuajper.
Placatusqueest Dominus les habéis dichojurando por
nefaceret malum , quod lo- vos mismo : Yo multiplicaré
CttttíS fucrat adversus popu- vuestra descendencia como
ÍMTJI suum.
las estrellas del cielo , yo
daré á vuestra posteridad
toda la tierra que os he prometido
, la cual poseeréis
para siempre. Entonces ei
Sefior se aplacó , y «1 pueblo
no osperimentó el mal
con que le habia amenazado,
y el Señor tuvo compasión
de su pueblo.
Kste libro llamado Exodo de una palabra griega que
s'gniQGa la salida, porque reQere la salida de los israclitasde
ligjpto, es el segundo del Pentateuco. Contiene la
historia do la persecución suscitada por o) rey de Egipio
REFLEXIONES.
«Déjame obrar á fin de que mi cólera se encienda contra
ellos.» ¡Qué idea tan alta y tan consoladora nos dan
estas palabras de la bondad infinita de nuestra Dios! Un
pueblo que Dios por un puro efecto de su misericordia habia
elegido con preferencia á todas las naciones de la tierra,
para que fuese su pueblo muy amado y favorito, en
favor del que acababa de obrar tan grandes maravillas;
un pueblo colmado, repleto de milagros y de beneficios;
azotes multiplicados sobre los egipcios hasta que hubieron
dejado en libertad este pueblo; paso del mar Rojo á pié
enjulo; nube espesa durante el dia para defenderle de los
ardores del sol abrasador; nube luminosa que le alumbra
durante la noche en medio de las mas espesas tinieblas.
Comida esquisila quts les cae ya preparada en las manos,
maná milagroso, pan celestial que satisface sus gustos diferentes;
alianza preciosa con Dios mismo, por la cual so
constituye su Dios, su Protector especial, su Legislador y
Padre: en medio de todas estas maravillas y tantas otras
que de continuo se obraban en favor suyo y á su vista,
este pueblo ingrato é impío olvida en un momento iodos
los insignes beneficios, olvida su autor, se rebelaabierfamente
contra su bienhechor, contra su Dios, contra su
Padre, y llevando su impiedad basta los últimos escesos,
se hace un becerro de oro, le adora como su Dios, y le
ofrece sacrificios. ¿De qué rayos y de qué dardos no debe
servirse la cólera de Dios lan justamente irritada para
esterminar una nación tan abominable? Jamás hubo un
pueblo que mereciese mas los mas horribles castiges;
nunca hubo pecadores mas indignos de la divina venganza.
Dios está irritado, es verdad; su indignación, su ira
se enciende contra este pueblo infiel; pero su misericordia,
su bondad brilla todavía mas que su enojo. «Déjame
obrar,» dice á Moisés, « á fin de que mi cólera se encienda
contra ellos,» Si hubiera querido tomar venganza, no
diria á Moisés que le dejase hacer; hubiera hecho, hubiera
castigado, hubiera esterminado. ¿Para que, pues,
prevenir á su siervo sino para advertirle que le des.irme
por la oración? «Déjame obrar.» Moisés no se oponía;
pero Dios desea que se oponga: Moisés no le rogaba todavía
que le perdonase; pero Dios temeque Moisés indignado
de la atrocidad del crimen, no se atreva a suplicar, y
le deje obrar. Dios obra como un buen padre, qne está
afligido de verse precisado á castigará un hijo criminal,
y que en el mayor ardor de su ira desea que alguno se
interponga entre su hijo y él, que le quiten de la mano las
varas que ha tomado para castigarle, y que alguna persona
de autoridad interceda por el hijo criminal, y le sirva
de pretesto para perdonar al culpable. De este modo es
como Dios obra con respecto al pecador. Quiere que las
oraciones de Moisés sean como un brazo poderoso que detenga
la mano de Dios, pronta ya pora herir á su pueblo;
ó mas bien inspira, forma en el corazón de Moisés los ruegos
con que queria dejarse ablandar. La misericordia do
Dios combate contra su justicia, y deíiene los efectos de
esta. En este sentido dicen los Padres, que Dios grila tan
alto y hace tanto ruido cuando amenaza; al hacer anun-