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Tomo Cuatro Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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193<br />

nw, uhi jurgati sunt filii Israel<br />

contra Domimm, et me habéis creido como dc-<br />

Moisés y Aaron : Porque no<br />

sanclifmlus esl in m. biais hacerlo para santificarme<br />

en presencia <strong>de</strong> los<br />

hijos <strong>de</strong> Israel, no seréis<br />

vosotros los que introduciréis<br />

este pueblo en la tierra<br />

que yo le daré. Esta es el<br />

agua <strong>de</strong> contradicción , en<br />

don<strong>de</strong> murmuraron los hijos<br />

<strong>de</strong> Israel contra el Señor,<br />

y él fué santificado en<br />

medio <strong>de</strong> ellos.<br />

El libro <strong>de</strong> don<strong>de</strong> está sacada esta Epístola es el cuarto<br />

<strong>de</strong>l Pentateuco. <strong>Los</strong> griegos y los latinos le han intitulado<br />

los Números, porque los tres primeros capítulos contienen<br />

el empadronamiento <strong>de</strong>l pueblo y <strong>de</strong> los Levitas.»<br />

REFLEXIONES.<br />

«Porque no habéis creido como di-biais hacerlo para<br />

santificarme en presencia <strong>de</strong> los hijos <strong>de</strong> Israel, no seréis<br />

vosotros los que introduciréis este pueblo en la tierra que<br />

yo le daré.» ¿Qué crimen han cometido Moisés y Aaron<br />

para ser tan severamente castigados? Dios habia dicho á<br />

Moisés: Habla á la roca, y te dará agua. Moisés creyó que<br />

bastaba herirla con la vara, con la cual habia hecho ya<br />

tantas maravillas, y que esto modo <strong>de</strong> sacar agua <strong>de</strong> una<br />

piedra era mas conveniente que el hablarla. Dios nada<br />

tiene que ver con nuestros razonamientos; quiere\ma obediencia<br />

simple y ciega: no consulta ni proporción ni conveniencia<br />

cuando quiere hacer un milagro; su voluntad<br />

omnipolente nu tiene necesidad <strong>de</strong> socorros. Él dijo : Hágase<br />

la luz; y fué hecha. La pura nada ha sido el único<br />

fondo <strong>de</strong> don<strong>de</strong> ha sacado todas las cosas; y tan poco 1c<br />

cuesta sacar el agua <strong>de</strong> una roca, diciendo una palabra,<br />

como golpeándola con una vara. Pero ¡qué caro le cosió á<br />

Moisés esta üjera <strong>de</strong>sobediencia! Un favorito <strong>de</strong> Dios tan<br />

distinguido, tan amado, á quien Dios habia dotado con el<br />

don <strong>de</strong> milagros tan estupendos, con quien Dios conversaba<br />

tan familiarmente, á quien habia elegido para legislador<br />

<strong>de</strong> su pueblo, <strong>de</strong> quien Dios se habia servido para<br />

éaesl este mismo pueblo <strong>de</strong> la servidumbre <strong>de</strong> Egipto, y<br />

para conducirle á la tierra <strong>de</strong>liciosa que le habia prometido;<br />

este hombre estraordinario, este gran siervo <strong>de</strong> Dios,<br />

este obrador <strong>de</strong> maravillas, ¿no introducirá á este pueblo<br />

en el pais prometido, él mismo no entrará en él en castigo<br />

<strong>de</strong> su ligera <strong>de</strong>sobediencia? ¡Buen Dios! ¡cuántas faltas ligeras<br />

llevan por consecuencias males muy graves! Saúl<br />

contra el or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> Dios reserva algunas ovejas para ofrecerlas<br />

<strong>de</strong>spués en sacrificio, y él es <strong>de</strong>scebado por el Sefior,<br />

y aun pier<strong>de</strong> el reino. Una lijera complacencia <strong>de</strong>l<br />

rey Exequias en mostrar á los estranjeros sus tesoros, se<br />

los hizo per<strong>de</strong>r. Si en lugar <strong>de</strong> tres veces hubiere herido<br />

VIERNES TERCERO<br />

cinco o seis veces Joas la tierra, hubiera esterminadu la<br />

Siria enteramente. iQsé castigo se sigue á unas omisiones<br />

y á unas faltas, alparacertan lijeras! Siervos <strong>de</strong> Dios,<br />

ministros <strong>de</strong>l Sefior, almas prevenidas <strong>de</strong> bendiciones,<br />

personas religiosas, vosotros <strong>de</strong>scuidáis ciertos <strong>de</strong>beres<br />

pequeños, ciertos preceptos lijeros; vosotros miráis como<br />

minuciosida<strong>de</strong>s ciertos puntos <strong>de</strong> la ley, cuya omisión no<br />

llegará á constituir un pecado grave; vosotros conceptuáis<br />

un escrúpulo la puntualidad en obe<strong>de</strong>cer á Dios en las cosas<br />

menores; vosotros esperimentarcis algún dia la consecuencia<br />

funesta <strong>de</strong> vuestra poca fi<strong>de</strong>lidad. Y ¡quiera Dios<br />

que la eselusion <strong>de</strong> la tierra prometida <strong>de</strong>l legislador y<br />

conductor <strong>de</strong>l pueblo <strong>de</strong> Israel, no sea una figura <strong>de</strong> la reprobación<br />

<strong>de</strong> muchas almas prevenidas con muchas gracias<br />

cuasi <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la cuna, colmadas en lo sucesivo <strong>de</strong> muchísimos<br />

dones, privilegiadas para los empleos, y escogidas<br />

para convertir á los <strong>de</strong>más! Moisés golpea la piedra y<br />

sale el agua. Por imperfecto que uno sea, Dios no <strong>de</strong>ja <strong>de</strong><br />

servirse <strong>de</strong> nuestro ministerio para hacer maravillas. Un<br />

director flojo, poco regular, y que no practica el mismo<br />

lo que or<strong>de</strong>na á los que dirige , no <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> conducir á la<br />

perfección aquellos que Dios ha puesto su cuidado. Un<br />

predicador poco <strong>de</strong>voto pue<strong>de</strong> mover hasta hacer <strong>de</strong>rramar<br />

lágrimas; golpea, saca agua <strong>de</strong> una roca, aun cuando<br />

él se mueva tal vez muy poco délas gran<strong>de</strong>s verda<strong>de</strong>s<br />

que predica. Un padre <strong>de</strong> familia, un maestro pue<strong>de</strong> corregir<br />

el vicio en los que están sujetos á él, aunque él sea<br />

un malísimo mo<strong>de</strong>lo; <strong>de</strong> este modo saca Dios su gloria <strong>de</strong><br />

la misma nada; pero no se hallan ya <strong>de</strong> estos hombres<br />

autorizados para convertir á los <strong>de</strong>más á quienes Dios diga:<br />

«Porque no me habéis santiGcado en su presencia, no<br />

seréis vosotros los que introduciréis este pueblo en la tierra<br />

que yole daré.»<br />

El Evangelio <strong>de</strong> este dia está tomado <strong>de</strong>l cap. 4 <strong>de</strong> san Juan.<br />

In illo lempore : Venit Jesús<br />

in civilatem Samaría},<br />

quee dicitur Sichar: juxta<br />

pmdiam, quod <strong>de</strong>dit Jacob<br />

Jowph filio sito. Eral aulem<br />

ihi fons Jacob. Jesús ergo faligatus<br />

ex itinere sedcbal sic<br />

supra fontem. llora eral<br />

quasi sexta. Venit muher <strong>de</strong><br />

Samariahaurireaquam. Dictí<br />

ei Jesús: Da rot&tbibere.<br />

(Discipuli enim ejus abieranl<br />

in civitatem, ut cihos cinerent.)<br />

Didl ergo ci mulicr illa<br />

Samaritana: Quomodo la,<br />

Judceus cum sis, bibere a me<br />

poscis, quee sum mulicr Samaritana?<br />

non enim conluntar<br />

Juda;i Sumarüanis. Respondit<br />

Jesús el dixil ei: Si<br />

scires donum Dei, el quis esl,<br />

qui dicit libi, Da miki Libere,<br />

tu forsitan petisses ab<br />

eo, el <strong>de</strong>disset tibi aquam vivam.<br />

Dicil ei mulier: Domine,<br />

ñeque in quo kaurias habes,<br />

el pateus allus esl: un<strong>de</strong><br />

ergo ¡tabes aquam vivam?<br />

Numquid tu mijor es paire<br />

noslro Jacob, qui <strong>de</strong>dil nobis<br />

puleum, el ipse ex eo bibit,<br />

et filii ejus , el pécora<br />

ejus? Respondü Jesús, el dixil<br />

ei: Omnis, qui bibil ex<br />

aqua hac, siliel ilerum:<br />

autem biberü ex aqua, qxiam<br />

En aquel<br />

tiempo llegó<br />

Jesús á una ciudad <strong>de</strong> Samaría,<br />

que se llama Sichar,<br />

cerca <strong>de</strong> la heredad que dió<br />

Jacob á su hijo José. Estaba<br />

allí la fuente <strong>de</strong> Jacob. Jesús<br />

fatigado <strong>de</strong>l camino estaba<br />

sentado á la orilla <strong>de</strong> la<br />

fuente. Era cerca <strong>de</strong> la hora<br />

<strong>de</strong> sexta. Vino pues allí<br />

una mujer <strong>de</strong> Samarla á sacar<br />

agua , y Jesús la dijo:<br />

Dáme <strong>de</strong> beber (porque sus<br />

discípulos habían ido á la<br />

ciudad á comprar que comer).<br />

Dijole , pues la mujer<br />

samaritana : ¿ Cómo siendo<br />

tú judío me pi<strong>de</strong>s <strong>de</strong> beber<br />

á mí que soy samarüana?<br />

porque los judíos no<br />

tienen comunicación con los<br />

samaiítanos. Respondióla<br />

Jesús, diciéndola: Si tú conocieses<br />

el don <strong>de</strong> Dios, y<br />

quién es el que te dice: Dáme<br />

<strong>de</strong> beber, pue<strong>de</strong> ser quo<br />

tú se lo hubieses pedido á<br />

él, y te hubiera dado una<br />

fuente <strong>de</strong> agua viva. Señor,<br />

le dijo la mujer , no tenéis<br />

con que sacarla , y el pozo<br />

es alto : ¿dón<strong>de</strong> , pues, tenéis<br />

esta agua viva? ¿por<br />

ventura sois mayor que<br />

nuestro padre Jacob, que<br />

nos dió este pozo , <strong>de</strong>l cual

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