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Tomo Cuatro Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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JACILATOÍIÍAS.—Tlacediueetilonilcr dcnlro <strong>de</strong> mí que vos<br />

mismo sois mi salud; (Psahu. Bfc )<br />

¡ Qué alegría, Dios mió, cuando pienso que nuestras<br />

aflicciones présenles, que no duran mas que un mnmenlo<br />

y que son tan lijeras, nos producen un peso eterno <strong>de</strong><br />

gloria! (2. Cor. 4.)<br />

PROPÓSITOS.<br />

1 Puesto que no hay verda<strong>de</strong>ra gloria ni bien real<br />

sin la salvación, y que la salvación es la posesión <strong>de</strong> Dios<br />

mismo; ¿ podrá creerse escesivo qualquier precio que se<br />

la dé? ¿ Qué i<strong>de</strong>a no <strong>de</strong>bemos formar <strong>de</strong> ella? ¿Qué caso<br />

no <strong>de</strong>bemos hacer <strong>de</strong> ella ?¿ Es mnclio ven<strong>de</strong>r todos sus<br />

bienes para comprar este tesoro? ¿Es mucho sacrificarlo<br />

todo para obtener esta perla? (Maüh. líí. ) ¿Qué bien<br />

no tendremos cuando poseyéremos á Dios? ¿Qué fallará á<br />

nuestra dicha si nos salvamos? ¿Qué objeto mas digno <strong>de</strong><br />

nuestra ambición? ¿Qué gloria mas brillante? No se pue<strong>de</strong><br />

atinar si es falla <strong>de</strong> fé ó <strong>de</strong> buen sentido el no compren<strong>de</strong>r<br />

esta verdad; cierlamenle es lo uno y lo otro. Cesad<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> este momento <strong>de</strong> ser tan poco cristianos y tan poco<br />

sabios. Concebid una i<strong>de</strong>a justa <strong>de</strong> vueslra salvación, y<br />

obrad conforme á esta i<strong>de</strong>a. No emprendáis nada sin haber<br />

consultado este plan. Pesadlo todo en el peso <strong>de</strong> su salvación<br />

; medidlo lodo por esta regla. Asuntos, empresas,<br />

comercio, viajes, eslabiecimienlo, condición, fortuna, cargos,<br />

empico; refiérese todo á Dios, ordéneso lodo á la salvación:<br />

no hagáis nada, siguiendo el consejo <strong>de</strong>l Apóstol,<br />

que no os sirva para la otra vida. Decid á vueslra con-<br />

"ipist oncia , ó mas bien al tentador: Este placer ¡licito,<br />

esto empleo adquirido por tan malos medios, esta hacienda<br />

mal habida; todo esto ¿ vale mi salvación? Y la posesión<br />

<strong>de</strong> todo esto, que durará basta la muerte, ¿ me in<strong>de</strong>mnizará<br />

<strong>de</strong> la perdida <strong>de</strong> mi alma? i Qué pocas fallas<br />

se cometerían; qué poco habria <strong>de</strong> qué arrepentirse, si so<br />

raciocinase siempre así! Se os ha dado ya mía r egla semejante,<br />

¿ la habéis seguido? ¿os aprovechareis mas <strong>de</strong> esta?<br />

2 Tened presente el aprecio que han hecho los santos<br />

<strong>de</strong> su salvación, y <strong>de</strong> todo lo que podia contribuir á<br />

merecerles una eternidad bienavenlnrada. ¿Por qué otra<br />

fortuna han suspirado? Y para hacerse acreedores á esta<br />

felicidad verda<strong>de</strong>ra, ¡(pié <strong>de</strong> sacrificios, qué <strong>de</strong> combales,<br />

qué <strong>de</strong> victorias! Recorred todas las eda<strong>de</strong>s y todos los<br />

estados, por todas parles iqué ejemplos tan gran<strong>de</strong>s <strong>de</strong><br />

virtud, <strong>de</strong> mo<strong>de</strong>stia, <strong>de</strong> mortificación! ]qué escelenles<br />

mo<strong>de</strong>los <strong>de</strong> todas las condiciones! Todos estos gran<strong>de</strong>s<br />

santos á quienes nos parecemos tan poco, han sido sabios<br />

en no haber sido tan cobar<strong>de</strong>s y tan imperfectos como<br />

uosotros. ¿Somos nosJros igualmenle sabios en no ser tal<br />

<strong>de</strong>votos, tan humil<strong>de</strong>s, tan mortificados como ellos? ¿Nos<br />

atreveríamos á <strong>de</strong>cir que han hecho <strong>de</strong>masiado para ser<br />

santos? ¿Nos atreveríamos á pensar que hacemos bastante<br />

para merecer la misma recompensa? Es visible que nosotros<br />

llevamos un camino muy diferente que el <strong>de</strong> ellos;<br />

¿llegaremos al mismo término? y si nuestro <strong>de</strong>sline es<br />

tan diferente <strong>de</strong>l suyo, cuanlo nuestra vida es <strong>de</strong>semejante<br />

á la <strong>de</strong> estos gran<strong>de</strong>s mo<strong>de</strong>los, ¿en qué vendremos á<br />

parar? Pasad á lo menos un cnaiio<strong>de</strong> hora hoy ó maflana<br />

c'n tnedilar sobreestás verda<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l lodo prádicas, maslitad<br />

<strong>de</strong>spacio todas estas imporlaules rcllexioues. No os<br />

contenleis con confesar IViameule, como hacen h8tt(o$ que<br />

no hacemos nada por nuestra salvación; que los nego-<br />

DE CUARESMA.<br />

155<br />

cios temporales nos abson en todo el tiempo y todo el<br />

cuidado, y que no nos ocupan mas que los entrelenimieutos<br />

<strong>de</strong> esta vida. Todo esto es verdad, esla confesión está<br />

fundada en razón; pero ¿<strong>de</strong> qué serviría si no va seguida<br />

<strong>de</strong> una mudanza <strong>de</strong> conducta? Reformad vuestras costumbres,<br />

domad vuestras pasiones, poned en práctica estas<br />

instrucciones y comenzad <strong>de</strong>s<strong>de</strong> hoy á llevar una vida<br />

crisliana.<br />

SÁBADO SEGUNDO DE CUARESMA.<br />

Es tanta la relación que tienen entre sí la parábola <strong>de</strong>l<br />

Evangelio <strong>de</strong> este día, y la hisloria que se refiere eu la<br />

Epístola, que no es posible <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> ver que la intención<br />

<strong>de</strong> la Iglesia en esta elección es, que no solo celebremos<br />

boy la vocación <strong>de</strong> los gentiles á la fé, sino también su<br />

preferencia sobre los judíos, <strong>de</strong>spués que este pueblo colmado<br />

<strong>de</strong> bienes se ha hecho indigno, por <strong>de</strong>cirlo así, do<br />

su <strong>de</strong>recho <strong>de</strong> primogeniíura: este es el senlido alegórico,<br />

tanto déla parábola <strong>de</strong>l hijo pródigo, como <strong>de</strong> la historia<br />

<strong>de</strong> Jacob y Esaú. En la una y en la otra se vela misericordia<br />

<strong>de</strong> Dios bien marcada en la predilección <strong>de</strong>l hijo<br />

segundo con preferencia al primogénito. Y como nuestra<br />

salvación la liemos <strong>de</strong> obrar por la observancia <strong>de</strong> la ley<br />

divina, por tanto la Iglesia en el introito <strong>de</strong> la misa <strong>de</strong> este<br />

dia presenta el carácter y el elogio <strong>de</strong> esta misma<br />

divina ley.<br />

La ley <strong>de</strong>l Señor es pura, brillante, irreprensible, convierte<br />

al alma reformando las costumbres, y arróbala a<br />

todos los que la contemplan. Ella es fiel en sus promesas;<br />

muda el corazón y da la sabiduría á los mas simples. El<br />

salmo 18 <strong>de</strong> don<strong>de</strong> está lomadoesleintroilo, es una escelente<br />

pieza <strong>de</strong> moral. David confiesa <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego que los<br />

cielos y lodos los cuerpos celestes publican allamcnle la<br />

gran<strong>de</strong>za y laomnipolencia <strong>de</strong> Dios que los ha criado; y<br />

toda la i<strong>de</strong>a que da en seguida <strong>de</strong> la santidad <strong>de</strong> su ley,<br />

es la masá propósito para hacer santos é irreprensibles á<br />

los siervos do Dios. <strong>Los</strong> apóstoles y los padres han aplicado<br />

este salmo parle á Jesucristo, partea los predicadores<br />

<strong>de</strong>l Evangelio. Teodorelo reconoce en él tres especies <strong>de</strong><br />

leyes ó <strong>de</strong>-<strong>de</strong>claraciones <strong>de</strong> la voluntad <strong>de</strong> Dios á los<br />

hombres. Son, dice, tres veces que nos ensenan cada una<br />

en su lengua parlicular á conocer, amar y servir á Dios.<br />

La primera es la <strong>de</strong> la naturaleza que nos habla en las<br />

obras <strong>de</strong>l Criador; la segunda es la <strong>de</strong> la ley escrita que<br />

nos esplica mas por menor su vohmlad y nuestros <strong>de</strong>beres<br />

; la tercera es la ley <strong>de</strong> gracia dada por Jesucristo, y<br />

grabada en nuestros corazones por el Eípírilu Santo,<br />

mucho mas perfecta y mas eficaz que todas las otras.<br />

La Epístola que leemos en la misa <strong>de</strong> este sábado nos<br />

representa la hisioria <strong>de</strong> Jacob, cuyo nombre se íuferprel¡>:<br />

ael que suplanta.') Era hijo <strong>de</strong> Isaac y <strong>de</strong> Rebeca;<br />

vino al mundo con su herniano Esaú el año 21 (JS, y antes<br />

<strong>de</strong> Jesucristo ISIJS ó 40. Aun cuando eran gemelos,<br />

habiendo nacido Esaú el primero tenia el <strong>de</strong>recho <strong>de</strong> primogeniíura<br />

; pero muy poco <strong>de</strong>spués vendió ó cedió esla<br />

prerogativa á Jacob por una escudilla <strong>de</strong> lentejas; este<br />

<strong>de</strong>recho, tan precioso en el antiguo Testamento, dicen los<br />

padres, consistia en el sacerdocio que estaba ¡¡nejo á la<br />

persona <strong>de</strong> los primogénitos; en una doble |>orcioii en<br />

la sucesión <strong>de</strong> los bienes paternos, y en una superioridad<br />

sobro lodos ^u¿ hermanos. Uabicndose casado Esad con

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