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154 VIERNES SEGUNDO<br />
yo os digo, que seos qiii-<br />
j<br />
lará el reino do Dios , y<br />
dará á otro pueblo que pro<br />
íes eum lenere , limacrunt<br />
iurhas; quoniam sicul Vrophetam<br />
eum hahhant.<br />
MEDITACION.<br />
Sobre el precio <strong>de</strong> la salvación.<br />
duzca sus frutos ; y el qne<br />
cayere sobre esla ijiedra, se<br />
hará pedazos; y aplastará á<br />
aquel sobre quien cayere,<br />
llabiemio pues los principes<br />
<strong>de</strong> las sacerdotes y los fariseos<br />
oido esla parábola, reconocieron<br />
que hablaba do<br />
ellos ; y tratando <strong>de</strong> pren<strong>de</strong>rle,<br />
nose atrevieron, porque<br />
tennieron al p ucblo, el<br />
cual miraba á Jesucristo comoun<br />
profeta.<br />
PUNTO PRIMERO.—Consi<strong>de</strong>ra cuál es el precio <strong>de</strong> la sangre<br />
adorable <strong>de</strong> Jesucristo: esto es juslamenle lo que vale<br />
mi salvación; tal es el precio <strong>de</strong> la salvación <strong>de</strong> mi alma.<br />
Pero ¿es esta la i<strong>de</strong>a que tenemos <strong>de</strong> nuestra salvación?<br />
Es un tesoro puesto que encierra lodos los bienes, y<br />
la fuente misma <strong>de</strong> lodos los bienes en la posesión <strong>de</strong> Dios<br />
mismo; pero que pue<strong>de</strong> muy bien llamarse tesoro escondido,<br />
en razón <strong>de</strong> que son muy pcos los que reconocen su<br />
precio ; oculto, puesto que no se quiere dar nada, no so<br />
quiere hacer cuasi nada para comprarlo; oculto, puesto<br />
que se pier<strong>de</strong> sin pena, sin embargo <strong>de</strong> que todo el mundo<br />
conviene que somos <strong>de</strong>sgraciados <strong>de</strong>s<strong>de</strong> que lo hemos<br />
perdido. ¡Qué lamentable es nuestra conduela ! ¿liemos<br />
obrado nuestra salvación? ¿Nada tenemos ya que sentir?<br />
¿ ya somos soberanamente dichosos ? ¿no hay nada qi¡e<br />
temer? ¿Nos hemos con<strong>de</strong>nado? Aun cuando durante<br />
nuestra vida hubiésemos salido bien en todo lo que hubiéramos<br />
emprendido; aun cuando hubiéremos sido los<br />
mas dichosos, los únicos dichosos <strong>de</strong> todos los mortales,<br />
lodo so ha perdido, nada se ha hecho: nuestro patrimonio<br />
el supremo mal, el conjunto <strong>de</strong> lodos los males y <strong>de</strong><br />
lodos los males eternos. ¿Que os parece?¿Es <strong>de</strong> algún precio<br />
la salvación? ¿merece nuestras solicitu<strong>de</strong>s? ¿será<br />
mucho<br />
salvación ?<br />
sacrificar alguna cosa para conseguir nuestra<br />
¡ Dios mió! ¿ en qué consiste nuestra sabiduría ? ¿qué<br />
se ha bocho nuestra razón ? ¿dón<strong>de</strong> está el buen sentido?<br />
¿y á que se reduce nuestra creencia? Se hacen gastos inmensos,<br />
se agota, se <strong>de</strong>sparrama aun mas <strong>de</strong> lo que se<br />
liene para comprar un cargo, para tener una tierra, para<br />
adquirir muchas veces un nuevo fondo <strong>de</strong> inquieluJ, <strong>de</strong><br />
penas y <strong>de</strong> disguslos; y por el cielo, para adquirir este<br />
fondo inagotable <strong>de</strong> felicidad, esla fuente perenne <strong>de</strong> bienes<br />
eternos, se rehusa con frecuencia el dar aun lo superíluo;<br />
no se querría dar á les pobres lo que se pier<strong>de</strong> al<br />
juego; una abstinencia, un ayuno <strong>de</strong> cuaresma parecen<br />
preceptos muy pesados. ¡A cuántos les parece que la salud<br />
eterna es <strong>de</strong>masiado costosa !y sin embargo ¡qué proporción<br />
hay, buen Dios, entre la bienavenluranza, la felicidad<br />
eterna y lodo lo (pie po<strong>de</strong>mos hacer y sufrir en esla<br />
.vida!<br />
¡ Dios mió, qué caro nos cuestan nuestros errores, y<br />
I cuán lastimosamente <strong>de</strong>smicnle nuestra conduela á nuestra<br />
creencia! Saber lo (pie es la salud eterna, creer lo que ha<br />
costado mi salvación, y <strong>de</strong>cir que es <strong>de</strong>masiado lo que se<br />
pi<strong>de</strong> para salvarse: ¡qué estravagancia mas impía ni mas<br />
execrable!<br />
PUYIO siiuuNDO.—Consi<strong>de</strong>ra lo que los santos han hecho<br />
y lo que han sufi ido para salvarse. <strong>Los</strong> unos <strong>de</strong>sesperando<br />
<strong>de</strong> obrar su salvación en el mundo, se han ido á<br />
buscar en los <strong>de</strong>siertos mas espantosos un asilo á su inocencia;<br />
los otros precisados porsu estado á permanecer en<br />
él, han envidiado la suerte <strong>de</strong> los solitarios, han vivido en<br />
una vigilancia continua, se han consi<strong>de</strong>rado comegentes<br />
combatidas por la borrasca, y siempre en peligro <strong>de</strong> per<strong>de</strong>rse,<br />
lié aquí unas personas sabias que han tenido una<br />
i<strong>de</strong>a justa <strong>de</strong>l precio y <strong>de</strong> la importancia <strong>de</strong> la salvación:<br />
¿somos nosotros tan ilustrados, ó mas ilustrados que eslas<br />
gran<strong>de</strong>s almas? Una sania Perpetua, una santa Felicitas,<br />
tantos millones do mártires, han estado persuadidos<br />
que se les daba ol ciclo por nada, aun cuando les costase<br />
toda su sangre. Nosotros rehusamos una tijera mortilicacion,<br />
ni aun queremos verter una lágrima por él. ¿De<br />
cuando acá ha valido tan poco el cielo?<br />
Dios no nos ha impuesto un precepto <strong>de</strong> que lo <strong>de</strong>mos<br />
lodo para obtener el cielo; pero ¿no hay uno que nos manda<br />
preferir á lodo nuestra salvación? ¿y el mismo Dios<br />
podi'ia dispensarnos <strong>de</strong> esle precepto? ¿Do qué sirve al<br />
hombre ganar todo el universo, si llega á per<strong>de</strong>rse; ó qué<br />
daria en cambio por sí mismo, si se pier<strong>de</strong>?<br />
Estas gran<strong>de</strong>s verda<strong>de</strong>s han hecho esos cscelenles mo<strong>de</strong>los<br />
<strong>de</strong> santidad, esos gran<strong>de</strong>s ejemplos <strong>de</strong> mortificación,<br />
<strong>de</strong> <strong>de</strong>sprendimiento, <strong>de</strong> penitencia. ¿Pero qué impresión<br />
hacen hoy sobre mi corazón y sobre mi espíriln?<br />
Ellas hacen aun todos los dias conversiones, ¿y porqué<br />
no seré yo <strong>de</strong>l número <strong>de</strong> los que se convierten? ¿Creo yo<br />
haber liecbo bastante para salvarme? Ysi yo me veo obligado<br />
á confeíar que no he hecho cuasi nada todavía para<br />
ello, ¿por qué no empezaré <strong>de</strong>s<strong>de</strong> ahora? ¿ Creo yo que<br />
me salvaré á menor precio, ó que lo que yo he hecho sea<br />
<strong>de</strong> gran mérito ?<br />
Pero Dios es bueno: Jesucristo ha merendó el cielo para<br />
nosotros; su muerte p r lodos los hombres les da á lodos<br />
un <strong>de</strong>recho á su gloria, i Qué bello es este principio,<br />
y qué saludable nos seria si supiésemos sacar <strong>de</strong> él consecuencias<br />
mas justas ! Dios es bueno: ¿y por qué somos<br />
nosolros tan malos? Dios es bueno ; ¿y porqué le ofen<strong>de</strong>mos?<br />
Jesucristo ha muerto para salvarnos; ¿ y porqué<br />
leíiusamos trabajaren nuestra salvación? Bella correspon<strong>de</strong>ncia<br />
íeria por cierto <strong>de</strong>cir al Hijo <strong>de</strong> Dios: ¿Señor, no<br />
habéis trabajado bástanle? ¿y era razón que yo también<br />
trabajase? Vos habéis muerto por mí, ¿ para qué era necesario<br />
que yo viviese por vos? ¿Se alreveria nadieá prevalerse<br />
<strong>de</strong> su pasión, mienlras fuese así enemigo <strong>de</strong> la<br />
cruz? Apliquémonos el mérito <strong>de</strong> ella como el Apóstol.<br />
¿ Cuándo diremos como él: Yo lleno en m ^arac lo que<br />
falta á los tormentos <strong>de</strong> Jesucristo?<br />
Des<strong>de</strong> este momento, mi dulce Jesús, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> ahora ya no<br />
lo difiero. Lo (pie habéis hecho para salvarme me da una<br />
justa i<strong>de</strong>a <strong>de</strong>l precio <strong>de</strong> mi salvación, y me ensefia perfectamente<br />
lo que yo <strong>de</strong>bo hacer. Concedcdme vuestra gracia,<br />
Scílor, para que no sean inútiles nuestras resoluciones.<br />
Des<strong>de</strong> este momento todo va á ce<strong>de</strong>r á mi salvación.