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18 TERCRR<br />
dona y castiga seguríimenle. ¡Bnon Dios, qué muerte tan<br />
triste, qué fin tan duro espera á una vida blanda I<br />
No permitáis Señor, que todas estas reflexiones sean<br />
inútiles para mí. Yo sé que la vida fie un cristiano <strong>de</strong>be ser<br />
una vida humil<strong>de</strong>, penitente, laboriosa ; c.-toy, pues, resuello<br />
á llevar una vida cristiana ; conce<strong>de</strong>dme, Sefior,<br />
la gracia <strong>de</strong> que también lo sea mi muerte.<br />
JACULATORIAS.—Enseñadme, Señor, el camino <strong>de</strong> vuestros<br />
mandamientos , y yo me aplicaré siempre á seguirlos.<br />
( Ps. 118.)<br />
Detesto, Dios mió, con todo mi corazón la vida blanda y<br />
ociosa, y he resuello trabajar toda mi vida en mi salud,<br />
guardando todos vuestros mandamientos. «;ibid.><br />
PROPÓSITOS.<br />
1 La vida blanda es lanío mas temible, cuanto que<br />
adormece la conciencia y la fé, y que á favor <strong>de</strong> este adormecimiento,<br />
sin ruido ni tumulto, corrompe el corazón<br />
y el entendimiento. Estad alerta contra un estado tan peligroso.<br />
Si tenéis la <strong>de</strong>sgracia <strong>de</strong> hallaros en él, salid sin<br />
dilación y no escuchéis ni los pretestos especiosos <strong>de</strong> una<br />
razón seducida por el amor propio, ni las quejas importunas<br />
<strong>de</strong>l amor propio que tan bien se acomoda con la vida<br />
blanda y que se nutre con la ociosidad. El santo tiempo<br />
<strong>de</strong> Adviento es muy á propósito para la reforma ; trabajad<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> hoy en ella. Arreglad vuestros ejercicios <strong>de</strong> piedad,<br />
<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> una confesión en la cual <strong>de</strong>béis sobre lodo<br />
acusaros con una gran contrición <strong>de</strong> haber pasado y perdido<br />
la mayor parte <strong>de</strong> vuestros dias en una vida blanda,<br />
y <strong>de</strong> ninguna manera cristiana. Es estrafio que haya tan<br />
pocos que piensen en acusarse en sus confesiones <strong>de</strong> una<br />
ociosidad y una molicie <strong>de</strong> vida que con<strong>de</strong>na á tantos.<br />
2 Got»enzad por hacer todos los dias á la tar<strong>de</strong> una<br />
corla visita al Santísimo Sacramento , y no <strong>de</strong>jéis dia alguno<br />
<strong>de</strong> oir misa. Rezad todos los dias el rosario: esta<br />
oración tan santa, tan familiar á todos los sanios y á todas<br />
las personas verda<strong>de</strong>ramenle cristianas, está cuasi abolida<br />
en el dia <strong>de</strong> hoy en el gran mundo ; un hombre poco<br />
<strong>de</strong>voto, una mujer mundana creerian,á lo que parece, envilecerse<br />
si rezasen e! rosario, no obstante que haya pocas<br />
oraciones que estén mas autorizadas en la Iglesia.<br />
¡ Cosa estraña ! se diria hoy que la mayor parle <strong>de</strong> las<br />
gentes <strong>de</strong>l mundo se avergüenzan <strong>de</strong> llevar esta señal <strong>de</strong><br />
catolicismo. No <strong>de</strong>jéis, pues, <strong>de</strong> hacer diariamente alguna<br />
lectura edificante en cualquiera libro <strong>de</strong> piedad, y empren<strong>de</strong>r<br />
con eficacia una vida cristiana. Uno <strong>de</strong> vuestros<br />
primeros <strong>de</strong>beres es el cuidado <strong>de</strong> vuestros hijos , <strong>de</strong><br />
vuestros domésticos y <strong>de</strong> loda vuestra familia. De este<br />
<strong>de</strong>berían esencial se disgusta muy pronto el que vive<br />
con molicie. Con<strong>de</strong>nad vuestra negligencia sobre un punto<br />
tan importante, y que sea este uno <strong>de</strong> los primeros frutos<br />
<strong>de</strong> vuestra reforma.<br />
TERCER DOMINGO DE ADVIENTO.<br />
El tercer domingo <strong>de</strong> Adviento , que en otro tiempo se<br />
llamaba segundo antes <strong>de</strong> Navidad, no es ménos solemne<br />
en la Iglesia que en los dos prece<strong>de</strong>ntes. Como la venida<br />
<strong>de</strong>l Salvador <strong>de</strong>l mundo <strong>de</strong>be ser el objeto <strong>de</strong> la <strong>de</strong>voción,<br />
<strong>de</strong> las oraciones y <strong>de</strong> lodos los ejercicios piadosos <strong>de</strong> esle<br />
santo tiempo, la Iglesia tiene cuidado lodos los domingos,<br />
DOMINGO<br />
dias singularmente consagrados para renovar el fervor <strong>de</strong><br />
los fieles, <strong>de</strong> escüar su fe y su esperanza , á medida que<br />
se acerca el dia <strong>de</strong>l nacimiento <strong>de</strong>l Re<strong>de</strong>ntor; á fin <strong>de</strong><br />
que <strong>de</strong>spertándose su zelo al aproximarse una fiesta tan<br />
gran<strong>de</strong>, nada <strong>de</strong>jen <strong>de</strong> hacer [tara disponerse bien á ella.<br />
El introito <strong>de</strong> la misa <strong>de</strong> este es el mas á propósito para<br />
oscilar esle zelo. Hermanos n;ios, «regocijaos siempre en<br />
el Señor,» nos dice el sacerdote subiendo al altar, «otra*<br />
vez os lo digo, regocijaos,» nó con aquella alegi ía vana y<br />
tumultuosa que nace mas bien <strong>de</strong> los sentidos que <strong>de</strong>l corazón,<br />
la cual no teniendo por principio mas que un bien<br />
vacío y aparente, está siempre acompañada <strong>de</strong> amargura,<br />
y ordinariamente seguida <strong>de</strong>l arrepentimiento ; regocijaos<br />
con una alegría verda<strong>de</strong>ramente cristiana, y por consiguiente<br />
humil<strong>de</strong>, mo<strong>de</strong>sta, y al mismo tiempo pura, sólida,<br />
real; con una alegría que no teniendo mas que á Dios<br />
por principio, es inalterable, llena el corazón y satisface<br />
el alma. Aparezca vuestra mo<strong>de</strong>stia á los ojos <strong>de</strong> lodos los<br />
hombres, brille vuestra alegría porque el Señor está cerca:<br />
en efecto, ¿ qué motivo mas justo para una santa alegría ?<br />
«Señor, vos habéis <strong>de</strong>rramado vuestras bendiciones sobre<br />
vuestra heredad,» continua «vos habéis puesto fin á la<br />
cautividad <strong>de</strong> Jacob,» os habéis compa<strong>de</strong>cido <strong>de</strong> vuestro<br />
pueblo, y habéis, por fin, escuchado sus votos, la Ju<strong>de</strong>a<br />
que en otro tiempo babia tratado con tanta bondad, y que<br />
<strong>de</strong>spués habíais repudiado con horror, como una tierra<br />
manchada con los crímenes <strong>de</strong> sus habitantes, ha encontrado<br />
nuevamente gracia en vuestros ojos ; vos le habéis,<br />
al fin, enviado el Mesías. El Rey lanío tiempo esperado,<br />
el Señor tan <strong>de</strong>seado, el Salvador objeto <strong>de</strong> lautos votos,<br />
el cumplimiento <strong>de</strong> vuestras promesas va á aparecer ; ¿qué<br />
motivo mas justo para hacer resaltar nuestra alegría? Do<br />
esle modo consuela é instruye en este dia á sus hijos la<br />
Iglesia en el principio <strong>de</strong> la misa.<br />
Las palabras que acaban <strong>de</strong> citarse son tomadas <strong>de</strong> la<br />
Epístola que el apóstol san Pablo escribe á los Filipenses,<br />
por las cuales empieza la Epístola <strong>de</strong> este dia.<br />
Habiendo sido llamado <strong>de</strong> Dios san Pablo á Macedonia,<br />
vino á Filipos, ciudad <strong>de</strong> aquella provincia edificada por<br />
Filipo el cual le dió su nombre. El santo apóstol tan luego<br />
como llegó allí convirtió á una merca<strong>de</strong>ra do púrpura,<br />
llamada Lydia. Esta conversión fué muy pronto seguida<br />
<strong>de</strong> otras muchas ; y los fieles se aumentaron tanto en tan<br />
poco tiempo, que alarmados los magistrados hicieron pren<strong>de</strong>r<br />
á san Pablo y Silas su compañero , les hicieron azotar<br />
y los enviaron ú una prisión. Durante la noche so sintió<br />
un temblor <strong>de</strong> tierra que conmovió hasta los fundamentos<br />
el lugar en que estaban. Se abrieron las puerlas <strong>de</strong> la<br />
prisión, y se rompieron las ca<strong>de</strong>nas <strong>de</strong> los prisioneros.<br />
Habiendo acudido el alcai<strong>de</strong>, y creyendo que los presos<br />
se hablan salvado, traló <strong>de</strong> atravesarse con su espada;<br />
pero san Pablo le aseguró , le convirtió, y habiéndole instruido<br />
le bautizó con loda su familia. Amanecido el dia,<br />
enviaron los magistrados á <strong>de</strong>cir al alcai<strong>de</strong> que <strong>de</strong>jase ir<br />
á Pablo y á Silas; pero san Pablo les hizo <strong>de</strong>cir que no se<br />
trataba do este modo á unos ciudadanos romanos. Vinieron<br />
los magistrados á la prisión , dieron sus escusas y les rogaron<br />
que saliesen <strong>de</strong> la ciudad. El santo apóstol fué <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />
Filipos á Tesalónica ¡ pero siempre profesó mucha ternura<br />
y mucha bondad á los filipenses. Él mismo dice que<br />
se acordaba siempre do ellos en sus oraciones. <strong>Los</strong> filipenses<br />
por su parle mostraron el roconocimiento mas vivo