Tomo Cuatro Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-
esludo o;! que me hallo, ii fin do impedir que vcagun á arder conmigo en esto lugar de tormentos, dotide siiá suplicios aumenlarian los míos, pues que su triste suerte seria el fruto do mis malos ejemplos. Tienen, dijo Ahrabam, los libros de Moisés y de los Profetas, y esto les basta; no tienen que bacer mas que lo que estos maestros les ensenan ; que los escueben y se salvarán. Nó, repuso el desgraciado, con ese solo socorro no se liarán mas sabios; mas si va á visitarlos algún muerto y les representa lo que se sufre en este lugar de suplicios, se espantarán y se convertirán. Te engañas , respondió Abrabam. ¿Si no quieren oír la voz do Dios, creerán mas la voz de un fantasma? Y si los bombres lian llegado basta despreciar las divinas Escrituras, ¿deferirán mejor altestimomo de los muertos? Siesta relación no contiene una bistoria verdadera, como lo cree san Ireneo, san Ambrosio, Tertuliano y san Gregorio el Grande, no se puede negar al menos que el discurso del mal rico con Abrabam, no sea una parábola por la cual el Salvador ba querido hacernos una pintura sensible de los crueles pero inútiles sentimientos, que tienen los condenados en la otra vida, y al mismo tiempo ensenarnos que no debemos esperar instrucciones de nuestros deberes por caminos estraordinarios, sino por la revelación de las verdades que él nos ha hecho conocer en sus Escrituras. En efecto,¿qué podrían decirnos los muertos vueltos del otro mundo , que no hallemos en el Evangelio? No busquemos fuera de nosotros mismos el origen de nuestra ímpenitencia. Sabemos bien lo que debemos bucer y lo que debemos temer ; no hay, pues, que instruir aI entendimiento; lo que se necesita es domar un corazón abeldé. La oración de la misa de este dia es como sigue: Prcesta nolis, quwsmms, Domiw , auxiüum gratice tuae ; ul jejunm et oralionibus convcuienkr inlenli, libcmmr' ab hostibus mutis el corporis. Per üomi- Hí(Wi... Dli: CUARKSMA. Concedednos, Señor,los auxilios do vuestra gracia, para que aplicándonos, como debemos, á los ayunos y á la oración, seamos libres do los enemigos de nuestra alma y de nuestro cuerpo. For nuestro Señor, etc. ¿a Epístola es tomada del cap. 47 de la profecía de Jeremías, lime dicil Dominus Deus: Maledklus homo , qai con- HU in homine, el ponit parne)w hrachium swum, el a brtnino recedü cor ejus. Erit ent"í quasi mijrica; in deserlo , et non videhit cum J'^em boaum ; sed habitzm in siedtate in deserto , ^ ierra salsuginis el inhawtaUli. Bencdictus vir , qui ^nfidit m Domino , el erit boviinus fidváa ejus. Eleril luasi lignum quod trans- P'aiüatwr saper aquas, quod m humown mitfil radices «(«s, cí non ibncbit cumve- Eslo es lo que ha dicho el Seiiur : Maldito el hombre que pone su confianza en el hombre, que se apoya en un brazo do carne, y cuyo corazón se retira del Señor. Será semejante al tamariz que está en el desierto ; no esperimentará nunca el bien, sino que habitará en el desierto, en la sequedad, en un terreno lleno do sal ó inhabit;;b!e. Dichoso el hombre que pone su confianza en el Señor, y de quien el Señor hace la esperanza. Será scíflejanle á nprií aislus. Eriifolium ejus viridey et m tempore suedíaíis non mí sollicitum , nec aliquandodesinet [acere fructum. Pravum esl cor omnium, el inscrutahile : qúis cognoscel illud? Ego Dominus scrutans cor, et probans renes: qui do uniaúque juxta viamsuam^t jtixta [ruotmn adinveníionum suanm: dicit Dominus omnipolens. un árbol trasplantado á la orilla do las aguas, que esliendo sus raices á favor do su humedad, y que no teme cuando llegare el calor del eslío. Su hoja estará siempre verde, y ningún incomodo sentirá en el tiempo de la sequedad, ni dejará nunca de dar fruto. El corazón de todos los hombres está corrompido; es impenelrablo ; ¿y quién es capaz de conocerle? Yo, que soy el Señor, que sondeo los corazones y que distingo los afectos ; que doy á cada uno según su conducta, y conforme al fru!o de sus pensamientos y desús obras, dice ci Señor omnipotente. E! profeta Jeremías eralbijo del sacerdote Ilelcías, déla aldea de Analhoth,gn la Iribú de Benjamin. Comenzóá profetizar el año décimolercio del reinado do Josías, esto os, el año 3315 del mundo, y el 629 ántes de Jesucristo. REFLEXIONES. «Maldito el hombre que pone su confianza en el hombre.» No es csíraño que haya tantos desgraciados en el mundo : no lo es tampoco el ver aun todos los dias esas revoluciones tan súbitas de familias que veia ya el profeta en su tiempo. Yo he visto, decia, un hombre muy desreglado en sus costumbres, muy irregular en su conducta; un hombre, que teniendo poca religión, apoyándose en un brazo de carne y retirando su corazón del Señor, que no se apoyaba mas que en la protección délos grandes, en el número de sus amigos, en su habilidad, en sus talentos, en su industria, é importándolo poco el ausilio del cielo, ponía toda su confianza en el hombre ; yo he visto á esto hombre brillando en la prosperidad, elevado como los cedros del Líbano, colocado en el mas alto grado do fortuna. Todo se le reia, todo le prosperaba, todo lo prometía una continuación de dichas sin medida: pero ¡abl no hice mas que pasar, y ya no existia. Aquel grande y soberbio coloso habiacaido en un instante, y aquella preciosa masa, aquel ídolo de la felicidad humana trabajado con lanto arle, elevado con tantos resortes y tanto trobnjo, sostenido con tantos apoyos, afirmado, al parecer, contra la violencia de todas las tempestades, se ha desmoronado, se ba hecho pedazos, ha sido reducido á polvo en un abrir y cerrar do ojos, y aquel dichoso del siglo ha desaparecido con tanta precipitación, que no he podido ntaitn encontrar el lugar que ocupaba. Tal es la suerte de esos dichosos mundanos, do esos artífices de su fortuna. lié aquí el hombre que no ba tenido necesidad del auxilio del cielo: él ha confiado en el favor de los grandes, en la mulliplicidad de sus recursos, en la grandeza de sus riquezas, débiles apoyos, brazos de carne, fundamentos caducos. ¿Quién no hubiese creído que aquella ftnnilia cslaba al abrigo de todas las borrascas, que era superior á todas las revoluciones do los tiempos? Las herencias se apoyaban sobre la vida de un tan gran número de herederos;
H8 las sustilucionc» ¡han, por decirlo así, mas allá de los siglos ; los tesoros se acumulaban diariamenlc ; las nuevas posesiones qne se adqiiTÍan todos los dias, aseguraban una fortuna que no debia jamás envejecer, y aumenlaban los títulos. Los piés de barro de una estatua compuesta de tintos melah?s (bella figura de la confianza que se pono en el hombre) han fallado ; no ha sido necesario mas que tina pequeña piedra para traslornarle, para reducir á polvo aquel coloso. Aquella fortuna cstraordinaria, tan prontamente hecha, no ha pasado á la segunda generación; so han visto caer aquellos cedros al primer golpe de viento; se han visto pobres los hijos de un padre tan rico. Todo brazo de carne se enflaquece; todo edificio sobre arena tarde ó temprano se conmueve, se desmorona. En vano se toman las medidas mas justas ; se cimenta el edificio por todo género de medios ; se multiplican los lazos que estrechan y que unen ; solo Dios es superior á todas las levoluciones; solo Dios es el que eterniza y asegura la prosperidad. Dichoso el que ha puesto en Dios toda su confianza. (Psalm. 39.) Los que ponen su confianza en el Señor, son incontestables como la montaña de Sion. (Psalm. 12í.) Sabed, dice el Sabio, que ninguno de los que han esperado en el Señor, ha sido confundido en su esperanza, (líccl. 2.) Cuakjuiera que pone su confianza en el hombre, dice Isaías, la pone en la nada. Formas que se lisonjee, y se prometa una continuación de prosperidades'; error, vanidad, mentira. Desgraciado del que se apoya en un brazo de carne. El Evangelio de la misa e$ tomado de san Lucas, del cap. i6. In tilo tmpore : Dixit Jesús Pharisceis : Homo quídam eral dives, qid induebatur purpura et bysso : et epulabatur quotidie splandide. Et eral quídam meiidicus, nomine Lazarus, qui jcicebat adjanuam ejus, ulceribus plenus, cupiens snlurari de micis, quee cadebanl de mensa divitis , et nemo iüi dabat; sed et canes veniebant,el lingebanl ulcera ejus. Faclum cst aalxm ul moreretur mendicus, el portaretur ab Angelisin sinum Ahralioe. Mortuus est autem et dives, et sepultas esl in inferno. Elevans autem oculos sitos, cum esset in tormsnlis, vidil Abraham a longc, et Lazant.n in sinu ejus : et ipse damam, dixit: Pakr Abraham, miserere mei, et miíle Lazarum, ut iatingat extremum digilí sai in aquam, ut refrigerct lingwm meam , quia crucior in hac ¡lamma. Et dixit illi Abraham : r¡/t, recordare quia recepislibona in •vita lúa, et Lazarus s'müi- JUKVES SEGUNDO EQ aquel liempo dijo Jesús á los fariseos: ílabia un hombre rico que se voslia de escarlata y do finísimo lienzo, y diariamente tenia magnífica mesa. ílabia también un pobre llamado Lázaro, que estaba tendido á su puerta cubierío do llagas, el cual se hubiera comentado para saciar su hambre con las migajas que caian de la mesa del rico, y ninguno so jas daba; y solo los perros se le acercaban y lamían sus úlceras. Sucedió, pues, que murió el mendigo, y fué llevado por los ángeles al seno de Abraham. Murió también el rico, y fué sepultado en el infierno. Levantando, pues, sus ojos cuando estaba en les tormentos, vió do lejos á Abraham, y á Lázaro en su seno , y csclamo : Padre Abraham, compadeceos de mí, y enviad á Lázaro, para que metiendo la punta de su dedo cu agua, refrigere mi lengua , porque estoy ter mala: nunc autein ¡tic cruelmente atormentado en cnnsulalur, tu vero cruciaris. esto fuego, üijo mió, le di- El in his omnilnis, inler nos jo Abraham , acuérdalo que el vos chaos magaum firma- has sido colmado de bie.' tum esl: ul /ti, qui volunt nes en vida, y del mismo hinc transiré ad vos, non modo Lázaro ha sufrido possinl, nequeinde liuclrans- muohos males; ahora, pues, mcore. Et ail: Rogo ergo te, él está lleno de regocijo, y Pater, ul millas eum in do- tú sufres. Además de todo mumpulrismei. Ilnbco enim esto, hay entre vosotros y quinqué fralres, ut lestclur nosotros un espacio muy illis , ne et ipsi veniant in hunc locum tormcnlorum. Et ail illi Abraham: Ilabent Moysen,et Prophetas. audiant illos. Al Ule dixit: Non, Pavaslo, de suerie que no es posible ni el ir ninguno desda aquí á vosotros, ni do vosotros aquí. Padre, dijo entonces el rico, yo te rueler Abraham; sed si quis ex go que le envies á casa do vwrluisieritad cos,paenUen- mi padre ; porque tengo (tari) ogent. Ail autem illi: cinco hermanos y quiero les Si Moysen el Prophetas non aúdiunl; heque si quis ex moriuis resurrexerit, cred.nl. avise á fin de que no vengan á este lugar de tormentos. Tienen á Moisés y los Prolelas, lo dijo Abraham; óiganlos. No, padre mió Abraham, repuso el rico;poiquo si volviese á ellos alguno do los muertos harán penitencia. Contestóle por último Abraham: Si no oyen áMois¿s y los Profetas, tampoco crerán aun cuando cualquiera de los muertos resucitare. MEDITACION. Del infierno. PUXTO ruiMEiio.—Considera que á fuerza de oir hablar del infierno, nos acostumbramos insensiblomenle á esta palabra y á lo que significa, y de aquí es, que no nos conmueve ni aun nos espanta. Hay un infierno; y algunos do mis parientes, algunos de mis amigos, muchos conoüidos mios están ahora sumidos en aquellos estanques de fuego, en aquel centro de todos los suplicios, donde están condenados y saben que lo están por toda la eternidad. Seria necesario podercomprender lo que os Dios, poder concebir qué tormento es el perderle sin esperanza de volverle á poseer. Esta pérdida nos interesa poco al presente, pero se juzga de ella muy de otra manera cuando efectivamente se ha verificado. Pensar eternamente que ha habido un fledenlor, y que yo no he querido aprovecharme del precio de la redención; pensar hasta qué punió me ha amado Jesucristo, y pensar que no puedo amar ya á Jesucristo, ni ser ya jamás amado de él. ¡O cruel numiorial ¡O suerte, ó desgracia incomprensihle! Yo estoy condenado, dice un reprobo; yo que tenia tantas razones y tantos medios para ser del número de los elegidos. 1Y0 estoy condenado, yo que he sido tan distinguido sobre la tierra por mi nacimiento, por mis empleos, por mis riquezas, por mis talentos, y mo veo confundido con lodos los malvados, y la mas vil y mas infame canalla del aniverso! Vo que he sido alimentado en las delicias
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las sustilucionc» ¡han, por <strong>de</strong>cirlo así, mas allá <strong>de</strong> los siglos<br />
; los tesoros se acumulaban diariamenlc ; las nuevas<br />
posesiones qne se adqiiTÍan todos los dias, aseguraban<br />
una fortuna que no <strong>de</strong>bia jamás envejecer, y aumenlaban<br />
los títulos. <strong>Los</strong> piés <strong>de</strong> barro <strong>de</strong> una estatua compuesta <strong>de</strong><br />
tintos melah?s (bella figura <strong>de</strong> la confianza que se pono<br />
en el hombre) han fallado ; no ha sido necesario mas que<br />
tina pequeña piedra para traslornarle, para reducir á polvo<br />
aquel coloso. Aquella fortuna cstraordinaria, tan prontamente<br />
hecha, no ha pasado á la segunda generación; so<br />
han visto caer aquellos cedros al primer golpe <strong>de</strong> viento;<br />
se han visto pobres los hijos <strong>de</strong> un padre tan rico. Todo<br />
brazo <strong>de</strong> carne se enflaquece; todo edificio sobre arena<br />
tar<strong>de</strong> ó temprano se conmueve, se <strong>de</strong>smorona. En vano se<br />
toman las medidas mas justas ; se cimenta el edificio por<br />
todo género <strong>de</strong> medios ; se multiplican los lazos que estrechan<br />
y que unen ; solo Dios es superior á todas las levoluciones;<br />
solo Dios es el que eterniza y asegura la prosperidad.<br />
Dichoso el que ha puesto en Dios toda su confianza.<br />
(Psalm. 39.) <strong>Los</strong> que ponen su confianza en el Señor,<br />
son incontestables como la montaña <strong>de</strong> Sion. (Psalm. 12í.)<br />
Sabed, dice el Sabio, que ninguno <strong>de</strong> los que han esperado<br />
en el Señor, ha sido confundido en su esperanza,<br />
(líccl. 2.) Cuakjuiera que pone su confianza en el hombre,<br />
dice Isaías, la pone en la nada. Formas que se lisonjee,<br />
y se prometa una continuación <strong>de</strong> prosperida<strong>de</strong>s';<br />
error, vanidad, mentira. Desgraciado <strong>de</strong>l que se apoya en<br />
un brazo <strong>de</strong> carne.<br />
El Evangelio <strong>de</strong> la misa e$ tomado <strong>de</strong> san Lucas, <strong>de</strong>l<br />
cap. i6.<br />
In tilo tmpore : Dixit<br />
Jesús Pharisceis : Homo quídam<br />
eral dives, qid induebatur<br />
purpura et bysso : et<br />
epulabatur quotidie splandi<strong>de</strong>.<br />
Et eral quídam meiidicus,<br />
nomine Lazarus, qui jcicebat<br />
adjanuam ejus, ulceribus<br />
plenus, cupiens snlurari<br />
<strong>de</strong> micis, quee ca<strong>de</strong>banl <strong>de</strong><br />
mensa divitis , et nemo iüi<br />
dabat; sed et canes veniebant,el<br />
lingebanl ulcera ejus.<br />
Faclum cst aalxm ul moreretur<br />
mendicus, el portaretur<br />
ab Angelisin sinum Ahralioe.<br />
Mortuus est autem et dives,<br />
et sepultas esl in inferno.<br />
Elevans autem oculos sitos,<br />
cum esset in tormsnlis, vidil<br />
Abraham a longc, et Lazant.n<br />
in sinu ejus : et ipse damam,<br />
dixit: Pakr Abraham,<br />
miserere mei, et miíle Lazarum,<br />
ut iatingat extremum<br />
digilí sai in aquam, ut refrigerct<br />
lingwm meam , quia<br />
crucior in hac ¡lamma. Et<br />
dixit illi Abraham : r¡/t, recordare<br />
quia recepislibona in<br />
•vita lúa, et Lazarus s'müi-<br />
JUKVES SEGUNDO<br />
EQ aquel liempo dijo Jesús<br />
á los fariseos: ílabia un<br />
hombre rico que se voslia<br />
<strong>de</strong> escarlata y do finísimo<br />
lienzo, y diariamente tenia<br />
magnífica mesa. ílabia también<br />
un pobre llamado Lázaro,<br />
que estaba tendido á<br />
su puerta cubierío do llagas,<br />
el cual se hubiera comentado<br />
para saciar su hambre<br />
con las migajas que caian<br />
<strong>de</strong> la mesa <strong>de</strong>l rico, y ninguno<br />
so jas daba; y solo los<br />
perros se le acercaban y lamían<br />
sus úlceras. Sucedió,<br />
pues, que murió el mendigo,<br />
y fué llevado por los<br />
ángeles al seno <strong>de</strong> Abraham.<br />
Murió también el rico,<br />
y fué sepultado en el infierno.<br />
Levantando, pues, sus<br />
ojos cuando estaba en les<br />
tormentos, vió do lejos á<br />
Abraham, y á Lázaro en su<br />
seno , y csclamo : Padre<br />
Abraham, compa<strong>de</strong>ceos <strong>de</strong><br />
mí, y enviad á Lázaro, para<br />
que metiendo la punta <strong>de</strong><br />
su <strong>de</strong>do cu agua, refrigere<br />
mi lengua , porque estoy<br />
ter mala: nunc autein ¡tic cruelmente atormentado en<br />
cnnsulalur, tu vero cruciaris. esto fuego, üijo mió, le di-<br />
El in his omnilnis, inler nos jo Abraham , acuérdalo que<br />
el vos chaos magaum firma- has sido colmado <strong>de</strong> bie.'<br />
tum esl: ul /ti, qui volunt nes en vida, y <strong>de</strong>l mismo<br />
hinc transiré ad vos, non modo Lázaro ha sufrido<br />
possinl, nequein<strong>de</strong> liuclrans- muohos males; ahora, pues,<br />
mcore. Et ail: Rogo ergo te, él está lleno <strong>de</strong> regocijo, y<br />
Pater, ul millas eum in do- tú sufres. A<strong>de</strong>más <strong>de</strong> todo<br />
mumpulrismei. Ilnbco enim esto, hay entre vosotros y<br />
quinqué fralres, ut lestclur nosotros un espacio muy<br />
illis , ne et ipsi veniant in<br />
hunc locum tormcnlorum.<br />
Et ail illi Abraham: Ilabent<br />
Moysen,et Prophetas. audiant<br />
illos. Al Ule dixit: Non, Pavaslo,<br />
<strong>de</strong> suerie que no es<br />
posible ni el ir ninguno <strong>de</strong>sda<br />
aquí á vosotros, ni do<br />
vosotros aquí. Padre, dijo<br />
entonces el rico, yo te rueler<br />
Abraham; sed si quis ex go que le envies á casa do<br />
vwrluisieritad cos,paenUen- mi padre ; porque tengo<br />
(tari) ogent. Ail autem illi: cinco hermanos y quiero les<br />
Si Moysen el Prophetas non<br />
aúdiunl; heque si quis ex moriuis<br />
resurrexerit, cred.nl.<br />
avise á fin <strong>de</strong> que no vengan<br />
á este lugar <strong>de</strong> tormentos.<br />
Tienen á Moisés y los Prolelas,<br />
lo dijo Abraham; óiganlos.<br />
No, padre mió Abraham,<br />
repuso el rico;poiquo<br />
si volviese á ellos alguno do<br />
los muertos harán penitencia.<br />
Contestóle por último<br />
Abraham: Si no oyen áMois¿s<br />
y los Profetas, tampoco<br />
crerán aun cuando cualquiera<br />
<strong>de</strong> los muertos resucitare.<br />
MEDITACION.<br />
Del infierno.<br />
PUXTO ruiMEiio.—Consi<strong>de</strong>ra que á fuerza <strong>de</strong> oir hablar<br />
<strong>de</strong>l infierno, nos acostumbramos insensiblomenle á esta<br />
palabra y á lo que significa, y <strong>de</strong> aquí es, que no nos conmueve<br />
ni aun nos espanta. Hay un infierno; y algunos do<br />
mis parientes, algunos <strong>de</strong> mis amigos, muchos conoüidos<br />
mios están ahora sumidos en aquellos estanques <strong>de</strong> fuego,<br />
en aquel centro <strong>de</strong> todos los suplicios, don<strong>de</strong> están con<strong>de</strong>nados<br />
y saben que lo están por toda la eternidad. Seria<br />
necesario po<strong>de</strong>rcompren<strong>de</strong>r lo que os Dios, po<strong>de</strong>r concebir<br />
qué tormento es el per<strong>de</strong>rle sin esperanza <strong>de</strong> volverle á<br />
poseer. Esta pérdida nos interesa poco al presente, pero se<br />
juzga <strong>de</strong> ella muy <strong>de</strong> otra manera cuando efectivamente se<br />
ha verificado. Pensar eternamente que ha habido un fle<strong>de</strong>nlor,<br />
y que yo no he querido aprovecharme <strong>de</strong>l precio<br />
<strong>de</strong> la re<strong>de</strong>nción; pensar hasta qué punió me ha amado Jesucristo,<br />
y pensar que no puedo amar ya á Jesucristo, ni<br />
ser ya jamás amado <strong>de</strong> él. ¡O cruel numiorial ¡O suerte,<br />
ó <strong>de</strong>sgracia incomprensihle!<br />
Yo estoy con<strong>de</strong>nado, dice un reprobo; yo que tenia tantas<br />
razones y tantos medios para ser <strong>de</strong>l número <strong>de</strong> los<br />
elegidos. 1Y0 estoy con<strong>de</strong>nado, yo que he sido tan distinguido<br />
sobre la tierra por mi nacimiento, por mis empleos,<br />
por mis riquezas, por mis talentos, y mo veo confundido<br />
con lodos los malvados, y la mas vil y mas infame canalla<br />
<strong>de</strong>l aniverso! Vo que he sido alimentado en las <strong>de</strong>licias