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Tomo Cuatro Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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cando tanto aqm;lb harina y aquel poco <strong>de</strong> aceito, que<br />

tuvo suficientemente para alimentarse ella y su hijo hasta<br />

el fin <strong>de</strong>l hambre.<br />

En el Evangelio <strong>de</strong> este dia nos previene Jesucristo que<br />

creamos loque nos dicen los ministros <strong>de</strong>l Señor, y que<br />

pracliquomos lo que nos enserian en materia <strong>de</strong> salvación,<br />

sin <strong>de</strong>tenernos en los malos ejemplos que puedan darnos.<br />

Acababa el Salvador <strong>de</strong> confumlir la envidia y la malicia<br />

<strong>de</strong> los escribas y fariseos, y <strong>de</strong> <strong>de</strong>mostrarles que él no solo<br />

era Uijo <strong>de</strong> David, sino Ilijo <strong>de</strong> Dios ; y esto es lo que habla<br />

manifestado <strong>de</strong> un modo tan convincente, que no habían<br />

sabido que respon<strong>de</strong>rle; así que no se atrevieron ya<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> aquel tiempo á hacerlo ninguna pregunta : como lo<br />

que acababa <strong>de</strong> <strong>de</strong>cir podía inspirar al pueblo y h sus<br />

discípulos alguna indignación contra los doctores <strong>de</strong> la<br />

ley, quiso ensenar á lodo el mundo una verdad muy importante,<br />

esto es, que <strong>de</strong>bía siempre practicarse lo que<br />

los ministros <strong>de</strong>l Señor nos predican, sin <strong>de</strong>tenernos en lo<br />

que bacen, no confundiendo jamás sus costumbres con su<br />

doctrina. <strong>Los</strong> escribas y los fariseos, les <strong>de</strong>cía, están encar.<br />

gados <strong>de</strong> enseñar y <strong>de</strong> esplicar la ley <strong>de</strong> Dios- al pueblo:<br />

no atendáis mas que á lo que os ensenan. Y supuc-to<br />

que ocupan osle lugar y que <strong>de</strong> ellos <strong>de</strong>béis recibir la<br />

instrucción, poned en práctica los preceptos que ellos<br />

os esplíquen, aun cuando ellos mismos nolos observen. Su<br />

conducta <strong>de</strong>smiente su mol-ai, nada hacen menos que lo<br />

que or<strong>de</strong>nan á los otros; pero la ley <strong>de</strong> Dios no <strong>de</strong>ja <strong>de</strong><br />

obligar porque la esplíquen gentes que no la guardan.<br />

Aunque el bcraldo que publica la ley <strong>de</strong>l príncipe la viole,<br />

íaley no pier<strong>de</strong> nada <strong>de</strong> su autoridad. ¡Buen Dios! ¡cuan<br />

pi'onlo estarla el mundo convertido si los ministros <strong>de</strong>l<br />

Señor predicasen tanto con sus ejemplos como con sus palabras!<br />

Inúfilmenfe aconseja un padre do familias la virtud<br />

a sus hijos y á -sus domésticos, si sus costumbres correspon<strong>de</strong>n<br />

mal á su moral. Nada hay mas elocuente ni mas<br />

persuasivo que el ejemplo. Las palabras sin el ejemplo<br />

dieren los oidos; pero el ejemplo, aun sin las palabras,<br />

habla al corazón y lo conmueve. La palabra <strong>de</strong> Dios, lo<br />

'"ismo es palabra <strong>de</strong> Dios en la boca <strong>de</strong> un apóstol infiel,<br />

^"een la boca <strong>de</strong> un discípulo fervoroso; pero ¿rpié no<br />

pue<strong>de</strong> esta misma palabra <strong>de</strong> Dios en la boca <strong>de</strong> un ministro<br />

po<strong>de</strong>roso en palabras y en obras? Si el pastor quiere<br />

Po<strong>de</strong>rse, aprovechémonos siempre <strong>de</strong> sus instrucciones<br />

Para salvarnos. La corrupción <strong>de</strong> sus costumbres no disln,nnycn<br />

en nada la santidad <strong>de</strong> la ley que predica; asi<br />

como Ja santidad <strong>de</strong> la ley que predica no autoriza nunca<br />

corrupción <strong>de</strong> sus cosíumbres. Ellos imponen caigas<br />

Pesad;<br />

as y que no se pue<strong>de</strong>n soportar, aña<strong>de</strong> el Salvador;<br />

ahí<br />

^ é los <strong>de</strong>más, pero ni aun quieren aplicar un <strong>de</strong>-<br />

0" ^0s Nfós relajados en su conducta son por lo común los<br />

as Sevoi"os en su moral. Es muy fácil aumentar la carga<br />

1 o n0 sp |uoo .'lnjin0 (le Jesucristo refiere en se-<br />

(j'3 milcl'os hechos que muestran el orgullo <strong>de</strong>smesura-<br />

B los fariseos y <strong>de</strong> los escribas; ellos afectan una apaocili<br />

lollS'osa, un aire <strong>de</strong>voto, un esterior austero, y<br />

oorwr ^ ^0 t'C csl0 sel)U'C1'0 blanqueado un corazón<br />

^ mpido y una a]ma la mas negra, no tratan mas que<br />

PretetK?5'1'1)lll)lico con s'nSiila''íd.i<strong>de</strong>s estudiadas. Ellos<br />

maesi • ^ 0cil')ai"'os prinieros puestos, y ser tratados como<br />

haceV05' >'su orgullo se ostenta en todas parles. Por lo que<br />

cl,^^01'"08' añado el Salvador, tomad en todas partes<br />

0 "'gar, y poned loda vuestra gloria en pasar por los<br />

TOMO IV. -<br />

DE CUARESMA.<br />

últimos do mis siervos. Huid todos esos litólos <strong>de</strong> honor<br />

que jamás dan el mérito, no ambicionéis mas que la cualidad<br />

<strong>de</strong> hijos <strong>de</strong> Dios, y sostenadla con la pureza <strong>de</strong> vuestras<br />

costumbres. Vosotros no tenéis mas que un Padre, el<br />

cual está en el cielo. Aprenda <strong>de</strong> aquí el gran<strong>de</strong> á no ensoberbecerse<br />

con su estado, y á mirar al pobre como su<br />

hermano; y noménos <strong>de</strong>be apren<strong>de</strong>r el pobre á no envidiar<br />

la snerte<strong>de</strong>l gran<strong>de</strong>, puesto quelieneá Dios por padre, lo<br />

mismo que él, y que está <strong>de</strong>stinado á la misma herencia<br />

en el cielo; herencia mucho mas segura para los pobres<br />

que para los ricos ; en don<strong>de</strong> las primeras plazas no se dan<br />

sino á los mas humil<strong>de</strong>s, y don<strong>de</strong> no se entra sino <strong>de</strong>spués<br />

<strong>de</strong> haberse hecho pequeños como los niños. En fin,<br />

el Salvador concluye su instrucción por este oráculo, el<br />

cual contiene una verdad práctica que sirve <strong>de</strong> base á todas<br />

las virtu<strong>de</strong>s cristianas, que cualquiera que se ensalzare<br />

será humillado, y cualquiera que se humillare será ensalzado.<br />

El polvo no se levanta sino para caer, y solo se levanta<br />

pisándolo. El orgullo es el mayor enemigo <strong>de</strong> nuestro<br />

reposo y el tirano <strong>de</strong>l corazón humano: no nos solicita<br />

á subir muy alto, sino para hacernos dar mayores<br />

caídas. No hay verda<strong>de</strong>ro mérito, ni por consiguiente verda<strong>de</strong>ra<br />

gloria, sino en la humildad.<br />

Li oración <strong>de</strong> la misa <strong>de</strong> este dia es como sigue:<br />

Perfue, quwsumus, Domine,<br />

betiignus tu nobis obsermnUm<br />

saarlm siihsidiiun: ut<br />

qim te anctore facienda coguovimus,<br />

tenprninip impleamus.<br />

Per Domimm...<br />

La Epístola está sacada <strong>de</strong>l tercer<br />

Continuad, Señor, dándonos<br />

por vuestra bondad la<br />

asistencia <strong>de</strong> que necesitamos<br />

para observar perfectamente<br />

el sanio ayuno, á fin<br />

<strong>de</strong> que conociendo cuales<br />

son las cosas que exigís <strong>de</strong><br />

nosotros, las hagamos con<br />

el ausilio <strong>de</strong> vuestra gracia.<br />

Por nuestro Señor, etc.<br />

libro <strong>de</strong> (os Renes.<br />

In diebus UHs: Factus est En aquellos días le dirigió<br />

semo DominiadEliam Thesfcifcíi,<br />

dicens: Surge, ctva<strong>de</strong><br />

in Sarephta Sidoniorum, et<br />

manebis ibi: pracepi enim ibi<br />

rnulicri vidm;, ut pasca! te.<br />

Surrexit, et aldit in Sarephta.<br />

Cumqne venisset ad portam<br />

civitalis, nparuit ei mulier<br />

ridan colligcns ligna, ci vocavil<br />

eam, dixilqm ei: Da<br />

milñ paulidum aquw in vasc,<br />

ut Iribam. CuiiKjue illa pergerct<br />

ut a¡¡erret, clamavit<br />

post tergum pjus , dicens;<br />

Afjh-'] mihi, obsecro, et buceltam<br />

pañis in manu tua.<br />

Qum respondil: Vivit Dominus<br />

Deus tms, quia non habeo<br />

panem, nisi quantum pugillus<br />

capere potest farinw in<br />

hidria, el pauhlum olei in<br />

lecylho: en colligo dúo ligna<br />

MÍ ingrediar, el faciam illud<br />

mihi etfdio meo, ut cornada-<br />

el Señor su palabra á Elias<br />

Thesbita y le dijo: Levántate,<br />

y vé á Sarepta, ciudad<br />

<strong>de</strong> los sidoníos, y estáte allí,<br />

porque yo he mandado á<br />

una mujer viuda <strong>de</strong> allí que<br />

le alimente. Levantóse inmedíalamcnlcElias,<br />

y fuéá<br />

Sarepta. Cuando llegó á la<br />

puerta <strong>de</strong> la ciudad, apercibió<br />

á la mujer viuda que<br />

hacia leña; la llamó y la dijo<br />

: Dámo un poco <strong>de</strong> agua<br />

en un vaso para beber. Cuando<br />

ella hubo Midióla espalda<br />

, encaminándose para<br />

Iraérscla, la llamó y la djio:<br />

Trácme también, lo ruego,<br />

en la mano un pedacito <strong>de</strong><br />

pan. A lo cual ella respondió<br />

: Vive el Señor lu Dios,<br />

que no tengo pan , y solo<br />

tengo en una olla la harina<br />

que cabe en un puñado , y<br />

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