Tomo Cuatro Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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MEDITACION. Sohre la impenitencia final. PUNTO PUIMF.HO.—Considera que el vivir en el pecado es la desgracia mas funesta; pero que el colmo de todas las desgracias es el morir en el pecado. El pecado MU la muerte es un gran mal, y hablando con propiedad, es el único mal que se debe temer; pero esto mal no cscluye la esperanza de todo bien; puede aun servir de materia á las virtudes mas escelentcs; puede ser, comolo ha sido en muchos grandes santos, el motivo de la penitencia mas asombrosa. Mas el supremo mal es el pecado con la muerte. El pecado imprime á la muerte el carácter de su malicia, la muerte pone el último sello á la impenitencia del pecador. El pecado hace á la muerte pala siempre funesta: iqué consecuencia tan terriblel La muerte Lace al pecado para siempre irremisible: ¿quésuerlemas triste y mas espantosa? La muerte en el pecado oslingue todo rastro de esperanza: ya no hay gracia que pedir, no hay cielo que esperar, no hay Salvador á quien implorar, no hay misericordia en que confiar. La ternura maternal de María con los pecadores, la compasión de la Igleria con sus hijos, el precio inflnito déla sangre de Jesucristo; todo se eslingue, todo cesa, lodo es perdido para el pecador por la muerte en pecado; la impenitencia final le arroja para siempre de Ja asamblea del pueblo de Dios, y borra su nombre del *ibro de la vida. Por la muerte en el pecado la divina jus- ^cia imprime en el desgraciado un carácter indeleble de Aprobación, los demonios forman su pueblo, el infierno es su morada eterna, el fuego y todos los tormentos son inherencia, la rabia y la desesperación su pasión dominante, la condenación su destino ysu suerte. ¡Impenitenria linal! Muerte horrorosa en pecado ¡cuan espantosa eres! lié aquí, sin embargo, la suerte de cuasi todos los que viven en delicias, de esos libertinos aturdidos, de esos grandes del mundo lanpoco cristianos, de esas mujeres sin re- %ioti, de esos pecadores que trasladan á la muerte su conversión y su penitencia. Morir en desgracia del principe en el polvo, en el abandono; morir poseidode latriste- 2ai en la infamia misma, entre los dolores, es unmalgran- (le; pero no es sin recurso ni sin consuelo, si no se halla Unido con el pecado y la muerte; pero la muerte en el pe- CaJo, la muerte «on el pecado, la muerte, como sucede duchas veces, por el pecado; buscad, imaginad una de- ^bicion, una desgracia mas espantosa. ¿Y se temehoy, ó 1111 dulce Jesús, se teme mucho este tremendo mal? ^UNTO SEGUNDO.—Considera que en el momento que so ^"ere en pecado, todo el mal que se ha hecho se hace ^ernoen sus castigos y en su malicia, y todo el bien que se a"'a flecho queda perdido y eternamente olvidado. Acciones de probidad, servicios hechos, limosnas dislrinos actos ^e |,e'ig'on. porque al fin no esunoaleo,ayu- 0f!, oraciones, buenas obras, rango de calidad, nombre e disiincion, talentos, gloria, mérito, lodo muere, lodo ^ a aniquilado en el pecador que muero impenitente, esoro de las misericordias queda cerrado para él, la eaifl de ei|as (Juoda seca jt,sl,cr¡sj0 olvida, por decirlo ^» '» cualidad y el nombre de Padre, de Salvador, de Y» para lomar eternamente la severidad de Juez, de rilado, de Dios de venganza; ¿y quién puede resis- 1)10S • DE CUARESMA. 135 tii', SeDor, contra el juslo terror de vuestro enojo encendido y de vuestra venganza infinita? ¿Quién puede? Un número prodigioso de pecadores que viven en el crimen, y morirán en la impenilencia. Yo mismo que hago aquí todas estas pavorosas reflexiones, si soy tan desgraciado que llegue á morir en pecado. ¿Y cómo no morir en pecado, si se deja para la muerto la penitencia? Cuando se vive en pecado, es raroquo la muerte no sea semejaute á la vida. El pecador espira, pero nó el pecado. Dios mió, ¡cuánlos trabajan en su reprobación! La muerte en el pecado acaba esta obra funesta. El mundo está lleno de eslos desgraciados obreros; no hay estado que no tenga muchos; los grandes del mundo saben demasiado este arle; los dichosos del siglo con dificultad tienen otra suerte; los que llevan una vida blanda y ociosa, difícilmente la llevan inocente; y sxrn las mismas personas consagradas á Dios que con sus relajaciones deshonran la santidad de su estado, ¿no viventambienen pecado? Todas estas personas tan familiarizadas con el pecado, que envejecen la mayor parle en el pecado, ¿morirán en estado de gracia? Los remordimientos de la conciencia se embotan; el afinase endurece; Dios se venga. ¡Espantoso, perojusto castigo de Diosl Pocos son los que mueren de repente; pero pocas muertes hay que no sean súbitas é imprevistas. Y cuando no se hace penitencia mientras dura la vida, ¿se hace, ni aun se está en estado de hacerla en la muerte? Jamás tiene el hombro mas ardor por los objetos que mantienen su codicia, que cuando estos se le escapan, ó cuando una fuerza superior se los arranca , ó le arranca á él de ellos. En la hora de la muerte no hay que esperar mas que una penitencia forzada, penitencia natural, penitencia del todo humana. Después de esto , contad con la penitencia que se hace en la hora de la muerte. ¿Y se vive Iranquilamente en el pecado? ¿y hay quien pase sus dias en la alegría , viviendo en la impenitencia? ¡Qué, Dios miol ¿hay otro objeto que me interese mas que este? ¿hay olra desgracia que me deba espantar mas? ¿No os pido yo á todas horas la gracia de no morir en pecado? ¡Ah, mi Djos! ¿quién debe temer mas que yo esta impenilenciíffinal? Desde ahora, pues, comienzo ya mi penitencia, mi dulce Jesús, y espero con vuestra gracia tenerla hecha ántes de morir. JACULATORIAS.—Ah, que el tiempo de venganza llega y se apresura, y el dia funesto en que el pecador muera impenilenlo no está muy lejos: ¿ quién nos asegura? (Deut. 32.) No son, Señor, los que mueren en el pecado los qno cantarán vuestras alabanzas, sino los que viven todavía, y que como yo comienzan hoy mismo á glorificaros. (Isai. 38.) PROPOSITOS. 1 ¿Queréis evitar la desgracia de la impenilencia final? haced penitencia durante la vida, y no la remitáis jamás para la muerte. ¿Es acaso tiempo de convertirse 6 de refonmirse, cuando se va á dejarse de vivir? ¿Es tiempo do pensar en sor hombre de bien, cuando se comienza cuasi á no ser ya hombre? ¿Es tiempo, en fin, de hacer penitencia cuando se va á morir? ¿Es Dios entonces él objeto y el motivo de aquellos temblores, de aquellos senlimien-

136 MARTES SEGÜNDO los y de aquellas lágrimas , que el puro temor do los suplicios y la espantosa vista del peligro arrancan de los corazones mas endurecidos y ménos penitentes? ¡Qué desgracia y qué scíial mas visible do reprobación, si después de haber leido todo oslo, dejais para la muerte vuestra conversión y vuestra penitencia! Judas reconocía su crimen á la hora do la miicrle : Antíoco lloraba, prometía, se afligía en la última hora, y los dos murieron impenitentes. O tenéis necesidad de convertiros ó de reformaros. No os contentéis con determinaros á la conversión ó á la reforma. No seria tal vez la primera vez que lo habéis hecho. Determinaciones inelicaces é ilusorias; en materia de conversión y de reforma, la práctica debe ser la dMerminacion. Comenzad por arrodillaros á los piés de vuestro crucifijo, y trayendo á Ja memoria vuestros desórdenes, ó vuestra relajación, formad un vivo y punzante arrepenliraienlo de vuestras infulolidades pasadas, y decidle á Dios en la amargura de vuestro corazun: Sehor, que no queréis la muerte del pecador, sino que se convierta y que viva (Ezeq. 3.), haced que este dia sea el de mi perfecta conversión , de la reforma de mis costumbres y do mi penitencia; yo comienzo por vuestra misericordia la una y la otra lleno de confianza en los méritos de Jesucristo, y en la protección de la Sanlísima Virgen ; yo espero que me librareis de la desgracia de morir impenitente. No basta orar, es preciso obrar. Tenéis una confesión estraordinaria que preparar; id en este dia mismo á doclarar vuestra necesidad y vuestra resolución al confesor que hubiereis elegido. Comenzad inmediatamente vuestra reforma cercenando cierta superfluidad do adornos, cierta demasiado delicadeza ; comenzad por quemar ciertos libros, quitar ciertas pinturas, volver á tomar ciertos aires de modestia, ciertas prácticas piadosas de que os habláis dispensado. Haced hoy alguna penitencia ó mortificación corporal; alguna obra de misericordia, ó alguna limosna. Los pobres presos están muy abandonados, y no están en estado de llegar á representaros sus necesidades y miserias. Otro tanto puedo decirse de ciertas familias vergonzantes, cuyas miserias son tanto mas sensibles cuanto que son ménos conocidas, Estos preludios de conversión y do reforma son como las arras de una perseverancia crisliaua, y alejan de vosotros la muerte en el pecado. Cuando supiereis algún accidente funesto, ó la muerte de alguna, persona conocida, tened cuidado de deciros á vosotros mismos: No hay desgracia alguna cu la vida sin recurso y sin remedio; ningún mal hay irremoJiable sino la muerte en el pecado. MARTES SEGUNDO DE CUARESMA. La Iglesia comienza la misa de este dia por esto versículo del salmo 2C: Mi corazón ^en defecto de mi voz, os ha espuesto muchas veces sus penas, y por mudo que sea, no dejais. Señor, de entenderle, y de conocer cuáles son sus votos y sus de.-eos. Por lo que hace á mí, Dios mió, no suspiro mas que por una sola de vuestras miradas ; dign:ios, Señor, mil arme con ojos favorables; la mayor de todas mis desgracias seria si apartaseis los ojos de mí. Kj texto hebreo dice: No escondáis de mí vuestro rostro. Esto salmo U es una oración que hacia á Dios David perseguido por Saúl ; pero intrépido en medio de los peligros, por su coníianza en la bondad del Señor que le sostenía y le pro- tegia. Errante para evitar el furor de aquel príncipe colérico, suspira por la vista del tabernáculo. De este modo suspira por la patria celestial una alma justa , combatida sin cesar por el enemigo de su salvación. Como el tiempo de la persecución que sufrió David fué muy largo, no puede lijarse á qué circunstancia en particular debe referirse esta oración. Teodoreto y Nicéforo quieren que este salmo haya sidocoznpuesto por David cuando fué á Nobé en busca del gran sacerdote Abimelech, ^recibió de él los panes de proposición que habia quitado de delante del Señor; pretenden que el profeta hace alusión á este aconlecimiento, cuando dice en los versículos 5, 6 y 9, que aun cuando viese á lodos sus enemigos reunidos y [.rentos á caer sobre él, nada lemeria, puesto que el Señor le ha oniIUido en su tabernáculo, y le ha tomado bajo su protección. La Epístola de este dia cotiheue la historia del retiro que el profeta Elias hizo por órden de Dios en casa de una viuda de la ciudad de Sarepta, en Fenicia, en el terrilono do los sidunios, durante la sequedad que ocasionaba el hambre que afligía á lodo elpaisde los israelitas, en tiempo del rey Achab, cuya impiedad alraia estos ¡¡zotes si.IKV todo el pueblo. Elias era nalur;.! de Tho^bos, en la tierra de Galaad ; vivia en el reinado de Achab, rey de Israel, y de Josafat, rey de Judá, háeia el año del mundo de 301)0, novecientos y catorce afios antes de Jesucristo. Este santo hombro no pudo sufrirlas impiedades de Achab y de su mujer Jezabel. Abrasado del zelo ardiente de que estaba animado, predijo al rey una sequedad que debía durar tres años y medio, y que causó una hambre que desoló todo el pais. Este profeta, conforme al órden que habia recibido de. Dios, tuvo el cielo cerrado, por decirlo así, durante lodo este tiempo, y esto de un modo tan absoluto y con un poder tan entero, que declaró al rey que no caerla un.a gola do agua, ni de rocío, sin su órden. El suceso vei iiico la predicción. Sin embargo , el Señor mandó al profeta que se retirase á un desierto próximo al torrente de Cari;h, á la parle del Jordán , en donde Dios alimenló por algún tiempo enviándole unos cuervos que le Iraian lodos los (lias qué comer. Habiéndose agolado por la sequedad el torrente de donde tomaba el agua para beber , vino de órden de Dios á Sarepta , que es una ciudad entre Tiro y Sidon, en donde reinaba el padre de la reina Jezabel. Habiendo llegado cerca de la puerta de Sarepta , vió una mujer que hacia leña, y acercándose á ella la pidió agua para apagar su sed. Inmodiatameule se preparó para írsela á buscar. Una caridad tan pronta para un eslranjero, hizo creerá Elias que podría ser muy bien que aquella mujer luei-e la viuda que debia mantenerlo , según que el Señor se lo habia indicado. Pidióle, pues, que le trajese un pedacito de-pan ; mas ella lo protestó que solamente tenia en una olla un puñado de harina, y algunas gotas de aceite en un pequeño vaso, y que en esto consistía loda su provisión: que habia venido á aquel sitio á finde ju itar unos palos de leña para componer su comida para ella y su hijo, sin que les quedase otro recurso que morir de Iiambre , después de haber consumido el resto de barina y de .-ieeüe. Hazme, sin embargo, la dijo el profeta, una pequeña torta cocida bajo la ceniza, y no te apures por lo que suei delá. Era, en efecto, esponer la fé y la caridad de aquella mujer á una prueba estraordinaria; no obstante, ella ( bedeció ; mas Dios recompensó superabundanfemente esta gran caridad por el milagro que hizo el profeta mullipli'

MEDITACION.<br />

Sohre la impenitencia final.<br />

PUNTO PUIMF.HO.—Consi<strong>de</strong>ra que el vivir en el pecado<br />

es la <strong>de</strong>sgracia mas funesta; pero que el colmo <strong>de</strong> todas las<br />

<strong>de</strong>sgracias es el morir en el pecado.<br />

El pecado MU la muerte es un gran mal, y hablando con<br />

propiedad, es el único mal que se <strong>de</strong>be temer; pero esto<br />

mal no cscluye la esperanza <strong>de</strong> todo bien; pue<strong>de</strong> aun servir<br />

<strong>de</strong> materia á las virtu<strong>de</strong>s mas escelentcs; pue<strong>de</strong> ser,<br />

comolo ha sido en muchos gran<strong>de</strong>s santos, el motivo <strong>de</strong> la<br />

penitencia mas asombrosa. Mas el supremo mal es el pecado<br />

con la muerte. El pecado imprime á la muerte el carácter<br />

<strong>de</strong> su malicia, la muerte pone el último sello á la<br />

impenitencia <strong>de</strong>l pecador. El pecado hace á la muerte pala<br />

siempre funesta: iqué consecuencia tan terriblel La<br />

muerte Lace al pecado para siempre irremisible: ¿quésuerlemas<br />

triste y mas espantosa?<br />

La muerte en el pecado oslingue todo rastro <strong>de</strong> esperanza:<br />

ya no hay gracia que pedir, no hay cielo que esperar,<br />

no hay Salvador á quien implorar, no hay misericordia<br />

en que confiar. La ternura maternal <strong>de</strong> María con<br />

los pecadores, la compasión <strong>de</strong> la Igleria con sus hijos, el<br />

precio inflnito déla sangre <strong>de</strong> Jesucristo; todo se eslingue,<br />

todo cesa, lodo es perdido para el pecador por la muerte<br />

en pecado; la impenitencia final le arroja para siempre <strong>de</strong><br />

Ja asamblea <strong>de</strong>l pueblo <strong>de</strong> Dios, y borra su nombre <strong>de</strong>l<br />

*ibro <strong>de</strong> la vida. Por la muerte en el pecado la divina jus-<br />

^cia imprime en el <strong>de</strong>sgraciado un carácter in<strong>de</strong>leble <strong>de</strong><br />

Aprobación, los <strong>de</strong>monios forman su pueblo, el infierno<br />

es su morada eterna, el fuego y todos los tormentos son<br />

inherencia, la rabia y la <strong>de</strong>sesperación su pasión dominante,<br />

la con<strong>de</strong>nación su <strong>de</strong>stino ysu suerte. ¡Impenitenria<br />

linal! Muerte horrorosa en pecado ¡cuan espantosa eres!<br />

lié aquí, sin embargo, la suerte <strong>de</strong> cuasi todos los que viven<br />

en <strong>de</strong>licias, <strong>de</strong> esos libertinos aturdidos, <strong>de</strong> esos gran<strong>de</strong>s<br />

<strong>de</strong>l mundo lanpoco cristianos, <strong>de</strong> esas mujeres sin re-<br />

%ioti, <strong>de</strong> esos pecadores que trasladan á la muerte su<br />

conversión y su penitencia. Morir en <strong>de</strong>sgracia <strong>de</strong>l principe<br />

en el polvo, en el abandono; morir poseido<strong>de</strong> latriste-<br />

2ai en la infamia misma, entre los dolores, es unmalgran-<br />

(le; pero no es sin recurso ni sin consuelo, si no se halla<br />

Unido con el pecado y la muerte; pero la muerte en el pe-<br />

CaJo, la muerte «on el pecado, la muerte, como suce<strong>de</strong><br />

duchas veces, por el pecado; buscad, imaginad una <strong>de</strong>-<br />

^bicion, una <strong>de</strong>sgracia mas espantosa. ¿Y se temehoy, ó<br />

1111 dulce Jesús, se teme mucho este tremendo mal?<br />

^UNTO SEGUNDO.—Consi<strong>de</strong>ra que en el momento que so<br />

^"ere en pecado, todo el mal que se ha hecho se hace<br />

^ernoen sus castigos y en su malicia, y todo el bien que se<br />

a"'a flecho queda perdido y eternamente olvidado.<br />

Acciones <strong>de</strong> probidad, servicios hechos, limosnas dislrinos<br />

actos ^e |,e'ig'on. porque al fin no esunoaleo,ayu-<br />

0f!, oraciones, buenas obras, rango <strong>de</strong> calidad, nombre<br />

e disiincion, talentos, gloria, mérito, lodo muere, lodo<br />

^ a aniquilado en el pecador que muero impenitente,<br />

esoro <strong>de</strong> las misericordias queda cerrado para él, la<br />

eaifl <strong>de</strong> ei|as (Juoda seca jt,sl,cr¡sj0 olvida, por <strong>de</strong>cirlo<br />

^» '» cualidad y el nombre <strong>de</strong> Padre, <strong>de</strong> Salvador, <strong>de</strong><br />

Y» para lomar eternamente la severidad <strong>de</strong> Juez, <strong>de</strong><br />

rilado, <strong>de</strong> Dios <strong>de</strong> venganza; ¿y quién pue<strong>de</strong> resis-<br />

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DE CUARESMA. 135<br />

tii', SeDor, contra el juslo terror <strong>de</strong> vuestro enojo encendido<br />

y <strong>de</strong> vuestra venganza infinita? ¿Quién pue<strong>de</strong>? Un número<br />

prodigioso <strong>de</strong> pecadores que viven en el crimen, y<br />

morirán en la impenilencia. Yo mismo que hago aquí todas<br />

estas pavorosas reflexiones, si soy tan <strong>de</strong>sgraciado que<br />

llegue á morir en pecado.<br />

¿Y cómo no morir en pecado, si se <strong>de</strong>ja para la muerto<br />

la penitencia? Cuando se vive en pecado, es raroquo la<br />

muerte no sea semejaute á la vida. El pecador espira, pero<br />

nó el pecado.<br />

Dios mió, ¡cuánlos trabajan en su reprobación! La muerte<br />

en el pecado acaba esta obra funesta. El mundo está<br />

lleno <strong>de</strong> eslos <strong>de</strong>sgraciados obreros; no hay estado que no<br />

tenga muchos; los gran<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l mundo saben <strong>de</strong>masiado<br />

este arle; los dichosos <strong>de</strong>l siglo con dificultad tienen otra<br />

suerte; los que llevan una vida blanda y ociosa, difícilmente<br />

la llevan inocente; y sxrn las mismas personas consagradas<br />

á Dios que con sus relajaciones <strong>de</strong>shonran la santidad<br />

<strong>de</strong> su estado, ¿no viventambienen pecado? Todas estas<br />

personas tan familiarizadas con el pecado, que envejecen<br />

la mayor parle en el pecado, ¿morirán en estado <strong>de</strong><br />

gracia? <strong>Los</strong> remordimientos <strong>de</strong> la conciencia se embotan;<br />

el afinase endurece; Dios se venga. ¡Espantoso, perojusto<br />

castigo <strong>de</strong> Diosl<br />

Pocos son los que mueren <strong>de</strong> repente; pero pocas muertes<br />

hay que no sean súbitas é imprevistas. Y cuando no<br />

se hace penitencia mientras dura la vida, ¿se hace, ni aun<br />

se está en estado <strong>de</strong> hacerla en la muerte? Jamás tiene el<br />

hombro mas ardor por los objetos que mantienen su codicia,<br />

que cuando estos se le escapan, ó cuando una fuerza<br />

superior se los arranca , ó le arranca á él <strong>de</strong> ellos. En la<br />

hora <strong>de</strong> la muerte no hay que esperar mas que una penitencia<br />

forzada, penitencia natural, penitencia <strong>de</strong>l todo humana.<br />

Después <strong>de</strong> esto , contad con la penitencia que se<br />

hace en la hora <strong>de</strong> la muerte.<br />

¿Y se vive Iranquilamente en el pecado? ¿y hay quien<br />

pase sus dias en la alegría , viviendo en la impenitencia?<br />

¡Qué, Dios miol ¿hay otro objeto que me interese mas que<br />

este? ¿hay olra <strong>de</strong>sgracia que me <strong>de</strong>ba espantar mas?<br />

¿No os pido yo á todas horas la gracia <strong>de</strong> no morir en pecado?<br />

¡Ah, mi Djos! ¿quién <strong>de</strong>be temer mas que yo esta<br />

impenilenciíffinal? Des<strong>de</strong> ahora, pues, comienzo ya mi penitencia,<br />

mi dulce Jesús, y espero con vuestra gracia tenerla<br />

hecha ántes <strong>de</strong> morir.<br />

JACULATORIAS.—Ah, que el tiempo <strong>de</strong> venganza llega y<br />

se apresura, y el dia funesto en que el pecador muera<br />

impenilenlo no está muy lejos: ¿ quién nos asegura?<br />

(Deut. 32.)<br />

No son, Señor, los que mueren en el pecado los qno<br />

cantarán vuestras alabanzas, sino los que viven todavía,<br />

y que como yo comienzan hoy mismo á glorificaros.<br />

(Isai. 38.)<br />

PROPOSITOS.<br />

1 ¿Queréis evitar la <strong>de</strong>sgracia <strong>de</strong> la impenilencia final?<br />

haced penitencia durante la vida, y no la remitáis jamás<br />

para la muerte. ¿Es acaso tiempo <strong>de</strong> convertirse 6 <strong>de</strong> refonmirse,<br />

cuando se va á <strong>de</strong>jarse <strong>de</strong> vivir? ¿Es tiempo do<br />

pensar en sor hombre <strong>de</strong> bien, cuando se comienza cuasi<br />

á no ser ya hombre? ¿Es tiempo, en fin, <strong>de</strong> hacer penitencia<br />

cuando se va á morir? ¿Es Dios entonces él objeto<br />

y el motivo <strong>de</strong> aquellos temblores, <strong>de</strong> aquellos senlimien-

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