Tomo Cuatro Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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gar á nuestra patria celestial; y nosotros porque se nos anlojaj hacemos por ser desterrados de ella : Dios noceda de ofrecernos su amistad, aun después de habernos rebelado contra él, y haberle desobedecido ; y nosotros no cesamos de incurrir en su desgracia por nuestros pecados. Cuando se reflexiona sobre esta verdad, nuestro espíritu se alarma ; parece increíble; sin embargo, conoceremos por toda una eternidad que nada ha habido mas cierto. El Evangelio de la misa es tomado del cap. 47 di • «on Maleo. MKDITAGION. la illo tempore: Ássump- En aquel tiempo: Tomó stí Jesús Peirum, et Jaco- Jesús en su compañía á Pefotr», cí Joannem [rairem dro, á Santiago, y á Juan su

132 LUNES SKGUNDO bien puede fcilliirnos cuando se posee la fuenle do el'os? Con él es uno porfeclamcnle feliz sobre la nionlana, en la llanura, en el ilesiorlo: sin él es sobremanera desdichado, aun cuando uno estuviese en los palacios de los grandes, y sobre el Irono, Pero no se habla mas que de cruces en su compañía, no se ambiciona olra cosa que las humillaciones, no so aliinenla nías que con las adversidades; en ella debe uno mortiíicarso, huir del inundo , tener horror á sus máximas; pero esto mismo prueba que allí es donde uno es sólidamente dii lioso. Poi que en un oslado lan aislado, en medio di', todo lo que es contrario á los sentidos, de lodo lo que incomoda tanto á la naturaleza, ¿quién puede causar una alegría tan inalterable, dalzuras lan suaves, ni conteuto tan colmado? Es preciso que la alegría sea muy sólida, quo la dicha sea muy real, cuando es tan sensible y !an permanente en el retiro. ¿Se halla una tranquilidad semejante en el gran mundo? La felicidad es un fruto estraño, desconocido á las gentes del mundo, decimos nosotros mismos. Solo en el servicio de Dios y en segnimienlo de Jesucristo, es en donde se le ve nacer, y en donde se gusta de ella á todo placer. Conceded me, Seilor, por vaos! ra gracia, quo yo haga constantemente la dulce esperioncia de ello; yo quiero estar inseparablemente con vos todo el tiempo de mi vida; comprendo por el misterio de vuestra gloriosa Jjrasligiiracion, que es preciso oslar lejos del tumulto, aimjr la mortificación, vivir en el recogimiento y el retiro, para lener parle en vuestra gloria, y este es puntualmente el partido que yo tomo desde ahora. JACÜLATOIUAS.—Sí, Dios mió, yo pongo toda mi felicidad en unirme á vos. (Tsalm. 12.) No hay verdadera desgracia sino al alejarse de vos, Dios mió. (Psalm. TS.) PROPÓSITOS. 1 La separación del gran mundo, ¡a raorlificaciun y el retiro son absolulamonle necesarios par a gnsiar las dulzuras do las comunicaciones con Dios, y para sacar miidio frulo de la abstinencia y del ayuno. Si queréis hacerle útil, lomad estos medios. La soledad o^ amarga, es aun insoportable á los mundanos, porque necesitan del lumullo y de la disipación para calmar los disgustos y los remordimientos mleriores de que son viclimas. Vivid en la inocencia y amareis el retiro; morliticad vuestros senlidos, y Diosos dará parte de las dulzuras que son el palri- UKÜIÍO desús siervos. Huid las grandes reuniones y el gran mundo, sobro todo durante el tiempo do cuaresma, y vivid en el recogimiento si queréis gustar el frulo de la peni lene" a. 2 Una de las principales astucias del enemigo de la salvación, durante osle sanio tiempo, es el hacer mas sensible y menos dulce el frulo del ayuno por el tráfago, de los negocios temporales: no los descuidéis, pero arregladlos de modo que no obsten para el negocio de la salud, ni impidan oí recogimiento interior. Allí mismo en donde osláis , tened un dia eoda semana, por decirlo así, cómodo retiro. Jesucristo os hará gustar la dulzura que se halla en su servicio si vuestro corazón no eslá dividido entre él y el mundo su grande enemigo. Pasad hoy una media hora por lo ménos en la tarde dolante del Santísimo Sacramenlo, considerando la dicha de los li es Apóstoles que fueron lesligos de su trasfiguracion gloriosa. Observad esta práctica todos los domingos de Cuaresma, haciendo media ó una hora de oración todas las lardes. LÜNLS SEGUNDO DE CUARESMA. La misa de oslo dia comienza por estas palabras do! salmo 23: Tened misericordia do mí, Señor, y libradme de mis enemigos, porque yo he seguido siempre el camino recio do vuestros mandamionlos, y yo espero que no cesaré nunca de alabar vuestras mjsoricordias en las asambleas de los jusíos. David, perseguido por Saúl, so habia refugiado onlre los filisteos ó enlre los moabilas. Sus enemigos se aprovecharon de esla retirada para publicar mil calumnias contra él. Decian allamenle que era rebelde á su príncipe ó infiel á su Dios; que habiéndose relirado entre los infieles lomaba parte en sus supersticiones, en sus impiedades y aun en su idolatría, y quo por tanto debía ser proscripto para siempre. David vivamonle conmovido por ima caummia tan negra, no recurro mas que á Dios poniéndole por testigo de su inocencia, y pidiéndole justicia contra sus enemigos. Los buenos pueden aplicarse este salmo cuando se ven perseguidos por los malos, y servirse de él como de una sania - oración muy á proposito para obtener la paciencia y un nuevo esfuerzo en las adversidades. La Epístola de la misa de osle dia conlionc una parto do la fervorosa oración que el profeta Daniel hizo áDios antes que el arcángel Gabriel le descubriese el tiempo preciso do la venida del Mesías y do la culera ruina doJerusalen, en el fin de las selenla semanas de años. Esle Profeta, conmovido de las desgracias de su nación, se sirvo do todos los motivos que cree á propósito para apaciguar el enojo de Dios, y para lograr que concluyese la larga cautividad en que gomia su pobre pueblo habia ya setenta años. La sola leclura de esla Epístola ofrece un modelo perfeclo de la oración mas viva, mas enérgica, mas inlercsanle y mas palélica que puede hacerse á Dios en una calamidad pública y en el tiempo de los mayores azotes. Oídnos, Señor: aplacad Señor vuestro enojo: fijad en nosotros vuestros ojos y obrad. No lo dilatéis mas, Diosmio, por amor de vos mismo; porque esla ciudad y osle pueblo son vuestros, y tienen la gloria y la ventaja de perteneccros do un modo mas especial que el reslo de las naciones de la tierra. No lleven en vano el noinbre de pueblo do Dios. Apartad, Dios de misericordia, vuestro enojo y vuestra indignación de vuestra ciudad de Jerusalen y do vuestra montaña sania. Porque es verdad, yo lo confieso, que Jornsalen y vuestro pueblo son hoy el oprobio do todas las naciones que nos rodean, á causa de nacs- Iros pecados y de las iniquidades de nuestros padres. Pero yo me alrevo á decir lo que es contra vuestro honor y vuestra gloria, el que los enemigos de vuestro sanio nombre lengan la maligna satisfacción y se glorien do haber arruinado para siempre vueslro sanio templo; dignaos, Señor, oiruos, y dejaos ablandar por mies- Iras lágrimas, por nuestros gemidos y por nueslros votos, ele. El Evangelio requiere'una oración semejanle. En él se refieren las terribles imprecaciones que Jesucrislo hacia á los judíos por su impenilencia, y la amenaza espantosa de abandonarlos y dejarlos morir en su pecado, porque se obstinaban en no quererle reconocer después de lo-

gar á nuestra patria celestial; y nosotros porque se nos<br />

anlojaj hacemos por ser <strong>de</strong>sterrados <strong>de</strong> ella : Dios noceda<br />

<strong>de</strong> ofrecernos su amistad, aun <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> habernos rebelado<br />

contra él, y haberle <strong>de</strong>sobe<strong>de</strong>cido ; y nosotros no<br />

cesamos <strong>de</strong> incurrir en su <strong>de</strong>sgracia por nuestros pecados.<br />

Cuando se reflexiona sobre esta verdad, nuestro espíritu<br />

se alarma ; parece increíble; sin embargo, conoceremos<br />

por toda una eternidad que nada ha habido mas cierto.<br />

El Evangelio <strong>de</strong> la misa es tomado <strong>de</strong>l cap. 47 di<br />

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MKDITAGION.<br />

la illo tempore: Ássump- En aquel tiempo: Tomó<br />

stí Jesús Peirum, et Jaco- Jesús en su compañía á Pefotr»,<br />

cí Joannem [rairem dro, á Santiago, y á Juan su<br />

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