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un asunto semejante entre las instrucciones que san Pablo<br />
da á los Tosalonicenses en la misma carta para enseñar á<br />
los Goles á vivir sanlamenle en el mundo, y ailelantarse<br />
en los caminos <strong>de</strong> la perfección. Os suplicamos, dice el<br />
Apóslol, y os conjuramos por el amor <strong>de</strong> Jesucristo, que<br />
marclieis sin cesar ni allojar en lo mas mínimo por los<br />
caminos <strong>de</strong> Dios, y en la exacta observancia <strong>de</strong> sus<br />
mandamienlos, para que así le agradéis siempre como os<br />
Id Ijemos ensenado. No basta haber comenzado bien, es<br />
preciso perseverar y a<strong>de</strong>lantar mas cada dia. Vosotros sabéis<br />
cuáles son los preceptos que os hemos intimado do<br />
parle <strong>de</strong> Dios, y loque él espera <strong>de</strong> vuestra fi<strong>de</strong>lidad en<br />
su servicio. ¡ Qué verdad mas consoladora y mas á propósito<br />
para aniüKir vucslro zelo h;icia vuestra perfección, que<br />
saber que nada <strong>de</strong>sea Dios tanto como vuestra santificación<br />
I No hay uno entre vosotros al cual no llarne Diosa la<br />
santidad. Tal fué su <strong>de</strong>signio cuando os llamó á su servicio;<br />
y por esto el divino Salvador exhorta en tantos parajes<br />
á todos los cristianos á que vivan do una manera tan<br />
pura, lan santa, tan irreprensible, <strong>de</strong> una manera, en suma,<br />
digna <strong>de</strong> su vocación. Absteneos <strong>de</strong> toda impureza: la<br />
menor culpa contra esta <strong>de</strong>licada virtud mancilla el alma y<br />
hace horrible á los ojjos <strong>de</strong> Dios. Acordaos, continúa,<br />
que vuestros cuerpos son los templos <strong>de</strong>l Espíritu Santo;<br />
no los profanéis con la mas pequeña mancha. Un cristiano<br />
<strong>de</strong>be tener una especie <strong>de</strong> veneración y <strong>de</strong> respeto á su<br />
cuerpo como miembro que es <strong>de</strong> Jesucristo. ¿No sabéis,<br />
dice el mismo Apóstol á los <strong>de</strong> Corinio (1. Cor. C), que<br />
vues'ros cuerpos son miembros <strong>de</strong> Jesucristo? ¿Ignoráis<br />
^ue vosotros mismos sois templo <strong>de</strong> Dios, y que el Espíritu<br />
<strong>de</strong> Dios habita cu vosotros? (1. Cor. 3.) ¡Qué crimen el<br />
O rejarle <strong>de</strong> él por una profanación sacrilega ! No sigáis<br />
e' ejemplo <strong>de</strong> los paganos que no tienen mas regla para<br />
obrar que sus pasiones, <strong>de</strong> las cuales son esclavos. Nadie<br />
U:5e <strong>de</strong> violencia ni <strong>de</strong> superchería con respecto á su her-<br />
•nano, en cualquiera negocio que sea, y cualquií'i a qim<br />
la razón para ello, porque dice : El Señor es á quien<br />
loca la venganza <strong>de</strong> estas cosas. La rectitud y la buena fé<br />
<strong>de</strong>ben formar en parte el carácter <strong>de</strong> los cristianos. ¿Qué<br />
Sc gana con el disimulo y los artificios? <strong>Los</strong> hombres que<br />
"o ven el corazón pue<strong>de</strong>n ser sorprendidos por las apar,encias;<br />
pero Dios penetra el fondo <strong>de</strong>l corazón (Psalm. 1.),<br />
^ubre lodos nuestros artificios. (1. Reg. IT.) Dios no<br />
f,0s ha llamado para que seamos impúdicos,, sino para que<br />
Ruemos á ser santos. ¡ Qué glorioso es para nosotros<br />
m finj<br />
Gomo el Evangelio <strong>de</strong> la misa <strong>de</strong> este dia es el mismo<br />
'jue el <strong>de</strong> la <strong>de</strong>l prece<strong>de</strong>nte, no se repite aquí la historia<br />
e 'a trasfiguracion <strong>de</strong>l Salvador <strong>de</strong>l mundo, contenlándos<br />
con añadir algunas reílexiones sobre este misterio.<br />
s« entien<strong>de</strong> por la trasíiguracion <strong>de</strong>l Salvador aquella<br />
pación milagrosa que obró. Jesucristo sobre su cuerpo,<br />
j Pj'usencia <strong>de</strong> san Pedro, <strong>de</strong> Santiago y <strong>de</strong> san Juan so-<br />
$ la montaña <strong>de</strong>l Tabor, en don<strong>de</strong> apareció con el es-<br />
U|'h' illaute <strong>de</strong> su gloria, en medio <strong>de</strong> Moisés y <strong>de</strong><br />
1'' -7 Cün quienes conversó algún tiempo acerca <strong>de</strong> la ig-<br />
^minia <strong>de</strong> su imierle. La gloria <strong>de</strong> que gozaba el alma <strong>de</strong><br />
bía ^ ^-s<strong>de</strong> el primer instante <strong>de</strong> su encarnación <strong>de</strong>eot<br />
|nalui"a'!|leilt»í pasar á su cuerpo, y solo un milagro<br />
'rod'"'!0 lc'1'a susPe"dida y como retenida esta gloria <strong>de</strong>nso<br />
{.ü SU a'míl' IWa (lue no apareciese nada <strong>de</strong> ella sobre<br />
"erpo dm-anle lodo el curso <strong>de</strong> su vida mortal. El fin<br />
Dfi CUARESMA. 129<br />
que se había propuesto en su encarnación, y la elección<br />
que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la eternidad habia hecho <strong>de</strong> res3atar á los hombres<br />
por las humillaciones <strong>de</strong> su pasión, y por la ignomi-<br />
Liia <strong>de</strong> la cruz, exigian osle milagro. Si durante su vida<br />
hubiese resaltado esta gloria en su cuerpo, ¿so hubiera<br />
jamás pensado en maltratarle? ¿se hubieran nunca atrevido<br />
á crucificar al Señor <strong>de</strong> la gloria? Jesucristo sobre la<br />
montaña en el dia <strong>de</strong> su trasfiguracion hizo que cesasepor<br />
algunos momentos este milagro. Dejó salir sobre su cuerpo<br />
algunos rayos <strong>de</strong> aquella gloria <strong>de</strong> que su alma gozaba.<br />
Su rostro y lodo su cuerpo apareció entonces mas respland<br />
Tiente que el sol, y sus vestidos mas brillantes y mas<br />
blancos que la nieve. El brillo (pie salia do lodo su cuerpo<br />
era tan eslraordinario que <strong>de</strong>slumbrados los apóstoles, y<br />
no pudiéndolo sufrir con sus ojos, se echaron á (ierra con<br />
el rostro contra el suelo. Parcela haber caido el sol sobre<br />
la cima <strong>de</strong> aquella montaña, y si esto hubiese sucedido en<br />
la noche mas oscura, el esplendor <strong>de</strong>l cuerpo <strong>de</strong> Jesuc risto<br />
|a hubiera convertido en el dia mas brillante. La trasfiguracion<br />
<strong>de</strong>l Salvador fué como un preludio <strong>de</strong> la gloria con<br />
que poco tiempo <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>bia ser glorificado, y el testimonio<br />
que dióen este dia el Padre Eterno déla divinidad<br />
<strong>de</strong> su Dijo, en quien <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la eternidad tenia sus mascaras<br />
<strong>de</strong>licias, hace esle misterio uno <strong>de</strong>Jos mas interesantes y<br />
<strong>de</strong> los mas instructivos <strong>de</strong> la religión cristiana.<br />
Santo Tomás prueba que era conveniente que Jesucristo<br />
se transfigurase para hacer así mas incontrastables la fé<br />
y la esperanza délos apóstoles. La una y la otra <strong>de</strong>bían<br />
verse espuestas á pruebas eslrañas á vista <strong>de</strong> los oprobios,<br />
<strong>de</strong> los sufrimientos y déla muerte ignominiosa <strong>de</strong>l Salvador.<br />
<strong>Los</strong> apóstoles antes <strong>de</strong> la venida <strong>de</strong>l Espíritu Santo<br />
no lenian mas que una ¡<strong>de</strong>a grosera <strong>de</strong> ¡a religión. Su fé<br />
era muy imperfecta, y su-esperanza muy débil. <strong>Los</strong> milagros<br />
que hacia el Hijo <strong>de</strong> Dios eran un motivo po<strong>de</strong>roso<br />
<strong>de</strong> credibilidad ; [icro al fin, un Moisés, un Elias, y tantos<br />
otros profetas sin ser Dios, habían hecho milagros semejantes<br />
; era necesario alguna cosa mas estraordinaria que<br />
fuese una prueba visible <strong>de</strong> su divinidad , y que les diese<br />
una i<strong>de</strong>a mas justa <strong>de</strong> la felicidad eterna que <strong>de</strong>bía ser su<br />
recompensa ; y esto es lo que se halla sensiblemente en<br />
la transfiguración.<strong>de</strong>l Salvador.<br />
Jesucristo llevó consigo á san Pedro, dice san Juan Damasceno,<br />
porque <strong>de</strong>bía ser el pastor <strong>de</strong> la Iglesia universal<br />
; y porque habia ya confesado la divinidad <strong>de</strong>l Salvador,<br />
dócil á las luces que bahía recibido <strong>de</strong>l Eterno Padre.<br />
Llevó á Santiago , porque <strong>de</strong>bía ser e! primero entre los<br />
apóstoles que firmaría con su sangre la divinidad <strong>de</strong> su divino<br />
Maestro ; en fin , llevó á san Juan como el que entre<br />
sus evangelistas (íebia publicar <strong>de</strong> una manera mas clara<br />
y mas precisa su divinidad. El Verbo, dice alcom5nzar 511<br />
Evangelio, era ya en el principio; el Verbo estaba en Dios,<br />
y el Verbo era Dios. Mas si Jesucristo les h ice testigos <strong>de</strong><br />
sugloria en el Tabor, quiereque también lesean <strong>de</strong> su agonía<br />
en el huerto <strong>de</strong> los Olivos. El Salvador no da parte <strong>de</strong><br />
sus dulzuras sino á aquellos que teman pai te en las amarguras<br />
<strong>de</strong> su pasión.<br />
Separadamente, y sobre una montaña muy elevada,<br />
hace Jesucristo á los discípulos testigos <strong>de</strong> su transligüracion.<br />
Así es como se <strong>de</strong>scubre aun todos los días á las al <br />
mas fieles que atrae al retiro, y que por medio <strong>de</strong> la (.ración<br />
se elevan sobre los objetos criados. Aquellas aliñas<br />
flojas que toda su vida andan arrastrando por la tierra,<br />
TOMO IV.<br />
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