Tomo Cuatro Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

27.08.2017 Views

it dixerüis visionem, doñee Filius hominis á morluis resurgat. MEDITACION. estas palabras, los discípulos llenos de espanto cayeron con el rostro contra el suelo. Llegándose á ellos: Jesús, les tocó y les dijo: Levantaos, y no tengáis miedo. Entonces levantando los ojos vieron que Jesús estaba solo. Y cuando bajaban del monte les intimó Jesús este precepto, y les dijo : k nadie digáis lo que babeis visto, hasta que el Hijo del hombro resucite do entre los muertos. Sobre que no podemos ser felices ni aun en esta vida , sinreel trono ; en una palabra, las cruces nacen en lü] as Pai',es; ningún estado, ninguna condición hay en el 1 0' ningún particular, ninguna familia que estén tóas 08 ^e C"as; ta'vcz son mas fundantes en donde hay con8 (>0mocI'tlatlos- Si se las quiere arrancar se pica uno arries'J'llas, ^ como lü^0 es|3 sembrado de ellas, si se Oí' Una' sc von muy pi'ooto nacer otras muchas, -enios ser felices? Es preciso apartarse del tumulto; DE CUARESMA. 127 no basta, es preciso subirse & la cima de una alta montana; y porque á todas partes nos llevamos á nosotros, y con nosotros llevamos á todas partes la fuente y la causa de todas nuestras penas, esto es, nuestro natural, nuestro humor, nuestras pasiones, nuestras disposiciones, nuestro amor propio , si Jesucristo no está con nosotros para apaciguar los vientos, para sosegar la mar, para producir la calma, en todas partes somos desgraciados. PUNTO SEUUNDO.—Considera que solo allí en donde se halla Jesucristo es en donde reina la calma, la paz y la abundancia. Si se halla en la barca agitada de los vientos y de las olas, no hay nada que temer ; la calma viene desde el momento en que él se muestra. Si se halla en un desierto estéril, acompañado de una multitud innumerable de pueblos, sin otra provisión que cinco panes, no (iene mas que bendecirlos y los multiplica hasta quedar muchas canastas de sobra, después de satisfecha la multitud. Si los discípulos se ven oprimidos de temor y de perplejidades, no es necesario mas que el que se les aparezca anunciándoles la paz , y se la da y les tranquiliza. En fin , si sube sobre la cima de una alta montaña, aunque no hable mas que de su pasión y de las humillaciones de su muerte, aunque los Apóstoles estén abrumados de tristeza y de pesar, no necesita mas que hacer que aparezca un débil rayo de su gloria para hacer de aquel lugar escarpado, .solitario y espantoso, un paraíso en la tierra , y para colmar á todos los que están con él de tantas dulzuras , que esclamen: que ya no hay que pensar en irá buscar la dicha y la felicidad á otra parte , y que se tendrían por dichosos en permanecer eternamente allí donde están, con tal que Jesucristo permaneciese también alli. Por mas que se acumulen tesoros sobre tesoros , se reúnan todos los placeres, y se multipliquen los honores todos del mundo, todos estos encantos son esleriores; el corazón no está ménos sujeto á sus pesadumbres, ni ménos entregado á sus inquietudes mortales; á lo mas no es otra cosa que una víctima cubierta de flores en la víspera de ser inmolada. Solo el pensamiento de la muerte turba todas las fiestas, y empapa de una amargura cruel todos los placeres. Solo pertenece al servicio de Dios el hacer que desaparezcan todas estas nieblas ; no hay mas que el amor que se tiene á Jesucristo, y que Jesucristo nos tiene á nosotros, que produzca las dulzuras de la paz que el hombre carnal no puede comprender. Esta paz dulce de que goza el alma, es un gusto anticipado de los regocijos del cielo ; comparad la modestia, la dulzura inalterable de las" gentes buenas, con el humor siempre fastidioso, arrebatado y sombrío de los mas dichosos del siglo. Se derraman lágrimas á los piés de un Crucifijo ; pero i qué alegría, qué dulzura encierran estas lágrimas! Se derraman en el mundo, son inagotables las fuentes de donde nacen entre los mundanos ; y ¡qué amargura, qué angustia , inseparable de todos estos llantos, tanto mas amargos, cuanto mas secretos y mas estériles! Búsquese, eslúdiese, consúmanse los hombres por hallar ni aun una sombra de felicidad sobre la tierra ; no puede decirse, yo soy feliz, sino en tanto que estoy con Jesucristo. Uacedme, Señor, sensible esta verdad por mi esperiencia. Yo veo lodo mi bien, ó Dios mío, en unirme á vos. JACULATORIAS.—Mi alma se une á vos, Señor, y vuestra diestra me protege. (Psalm. 62.) Sí, Dios raio, yo reconozco que toda mi felicidad con-

piste en unirme á vos, y en poner en vos mi esperanza. (Psalm. n.) PROPÓSITOS. 1 Es estraíía que después que se confiesa, y que se cono - ce que los' bienes criados, los honores y los placeres no pueden hacer á un hombre dichoso sobre la lierra, no se busque en otra cosa que en ellos la felicidad ; ó que habiéndola encontrado no se fije allí la ambición, los deseos y la fortuna. Este estado tan dichoso, y único á propósito para hacer dichosos á los hombres , es el estado de un verdadero cristiano qu^ guarda los mandamientos de Dios, que os verdadero discípulo de Jesucristo, y que regla su conducta sobre las máximas del Evangelio. No tengáis otro deseo, otra ambición que fijaros en esteeslado. Nuestra felicidad, por decirlo así, depende de npsotros, puesto que en nosotros consiste ser tales como debemos ser. Persuadidos que solo en la escuela de Jesucristo es en donde se aprende la ciencia de los santos, estudiad con aplicación y con constancia en esta escuela. Solo en el servicio de Dios es uno dichoso ; no tengáis , por decirlo así, otro señor. Imponeos una ley de seguirle, de escucharle, y de obedecerle. Sed fieles discípulos suyos, y no dejareis de ser dichosos. 1 Toda la majestad de Jesucristo se halla en la divina Eucaristía. Allí está como trastigurado bajo las apariencias de pan, de un modo á la verdad diferente que sobre el Tabor, pero tan realmente como sobre aquella montana. Allí no se encontraron mas que los tres apóstoles privilegiados; nosotros podemos todos, en alguna manera, tener el mismo privilegio á los piés de los altares. Id con frecuencia á hacer estación al lugar santo, con una fé viva y una devoción perseverante. Jesús os comunicará allí parte desús dulzuras, y aun se puede decir, de su gloria, comunicándose á vuestra alma, con tal que halle en vosotros un corazón cristiano. Podéis decirle allí con tantas almas fieles : ¡ qiié bueno es el estar aquí l No paséis ningún dia sin ir á visitarle por lo menos media hora. Muy pronto esperimentareis cuan dulce es el estar de continuo á los pies de Jesucristo. DOMINGO SEGUNDO DE CUARESMA. Esie segundo domingo de Cuaresma ha sido vacante por espacio de muchos siglos en la Iglesia; oslo es, ha estado sin oficio particular, porque el del sábado precedente, que era estraordinariamente largo á causa de la ordenación, ocupaba á los fieles toda la noche; de suerte que muchas veces no se acababa la misa hasta la salida del sol. Esto es lo que ha hecho decir á muchos, que las oraciones y las ceremonias de la ordenación, la cual no comenzaba hasta después del oficio de las cuatro témporas, esto es, el sábado por la tarde, y á lasque asistían lodos los fieles, era el verdadero oficio del segundo domingo de Cuaresma. El ayuno del sábado duraba hasta el domingo por la mañana; y desde la comida del ayuno del viernes, hasta la mañana del domingo, se pasáb.1 sin tomar nada. Habiéndose hecho en lo sucesivo dañoso á la salud de muchos la fatiga de este doble, ayuno, junta á la de. la vigilia de toda la noche y á |a de la .ordenación, la Jglésia, esta buena Madre, siempre atenta á las necesidades aun corporales desús hijos, redujo las ordenaciones á los sábados de las cuatro témporas, dejando por consiguiente libre todo el oficio del DOMINGO PRIMMO domingo. Esta nueva disposición dejó al segundo domingo de Cuaresma en un vacío, por decirlo así, que fué necesario llenar con un oficio particular. Por de pronto se contenió con repetir el oficio y la misa del sábado precedente, quitando las lecciones del antiguo Testamento, y así permaneció hasta algunos años ántes de establecer una uniformidad en el oficio. En algunas iglesias se observó todavía algún tiempo el uso que se practicaba en Francia, de leer la parábola del Hijo pródigo para el Evangelio de la misa del dia ; en otras partes se adoptó del oficio del jueves precedente el Evangelio de la Cananea; y esto es lo que indica el uso que aun se sigue en algunas iglesias antiguas de predicar hoy el Evangelio de la Cananea con preferencia al Evangelio del dia. Por último, todos se han convenido en la elección del Evangelio del sábado precedenle, el cual contiene la historia déla trasliguracion. La Iglesia de Milán guarda todavía su antigua costumbre de leer en la misa de este dia el Evangelio de la Samarilana. También se llamó comunmente este segundo domingo a Reminiscere,» tomado de la primera palabra del introito de la misa. Este introito está tomado del salmo 2í, que como hemos dicho ya, fué compuesto por el santo profeta Rey c iando la rebelión de su hijo Absalon le obligó á salir de Jerusa* ien y salvarse á pié abandonado casi de todo el mundo. El Espíritu Santo se sirvió de esta atliccion y de esta humillación para inspirarle los mas devotos y mas interesantes sentimientos de penitencia, y una confianza la mas viva en la misericordia de Dios: también hallamos en todoesie salmo la oración mas cristiana que puede hacer un pecador, principalmente cuando se halla mas combatido de los enemigos de la salud. Acordaos, Señor, de viíéstras antiguas misericordias, de aquellas misericordias que tantos siglos hace ejercitáis; no permitáis que caigamos jamás bajo el poder de los enemigos de nuestra salvación. Libradnos, Dios mió, de todos los peligros que nos amenazan. San Agu>lin traduce estas últimas palabras de este modo: Libradme, ó Dios de Israel, de todos los motivos de mis aflicciones. En todo este salmo David pondera y exalta la misericordia del Señar como el motivo principal de su confianza en él, á pesar del número y la gravedad de sus pecados. Considera el Profeta la misma gravedad de su pecado como un motivo particular de su grande confianza: «Me perdonarás mi penólo, porque es muy grande.» Como si dijera: Vuestra misericordia. Señor, es infinita, y me atrevo á decir que no hay nada que os haga tanto honor, y que dé una idea mas alta de vuestra grandeza infinita y de vuestro poder sin límites, como vuestra escesiva bondad. Tampoco hay por lo mismo cosa alguna mas á propósito para que brille osla bondad, que el perdón que me concederéis de todos mis pecados, por grande que sea su número. Es bien claro que lo que ha obligado á todos los profetas, y singularmente á David en los salmos á admirar y exaltar sin cesar con espresiones enfáticas la misericordia de Dios sobre todos sus atributos, es el haberse dignado hacerse hombre para rescatar á los hombres por su muerte de cruz. En efecto, la encarnación y la redención son misterios incomprensibles; pero muy á propósito para escitar nuestra coiilbnza y nuestro arrepentimiento. Con respecto á la Epístola que se ha aplicado al nuevo oficio de este domingo, no se ha creido oportuno el repetir la del oficio del sábado precedente; pero se ha tomado

it dixerüis<br />

visionem, doñee Filius<br />

hominis á morluis resurgat.<br />

MEDITACION.<br />

estas palabras, los discípulos<br />

llenos <strong>de</strong> espanto cayeron<br />

con el rostro contra el<br />

suelo. Llegándose á ellos:<br />

Jesús, les tocó y les dijo:<br />

Levantaos, y no tengáis<br />

miedo. Entonces levantando<br />

los ojos vieron que Jesús<br />

estaba solo. Y cuando bajaban<br />

<strong>de</strong>l monte les intimó<br />

Jesús este precepto, y les<br />

dijo : k nadie digáis lo que<br />

babeis visto, hasta que el<br />

Hijo <strong>de</strong>l hombro resucite do<br />

entre los muertos.<br />

Sobre que no po<strong>de</strong>mos ser felices ni aun en esta vida , sinreel trono ; en una palabra, las cruces nacen en<br />

lü] as Pai',es; ningún estado, ninguna condición hay en el<br />

1 0' ningún particular, ninguna familia que estén<br />

tóas 08 ^e C"as; ta'vcz son mas fundantes en don<strong>de</strong> hay<br />

con8 (>0mocI'tlatlos- Si se las quiere arrancar se pica uno<br />

arries'J'llas, ^ como lü^0 es|3 sembrado <strong>de</strong> ellas, si se<br />

Oí' Una' sc von muy pi'ooto nacer otras muchas,<br />

-enios ser felices? Es preciso apartarse <strong>de</strong>l tumulto;<br />

DE CUARESMA. 127<br />

no basta, es preciso subirse & la cima <strong>de</strong> una alta montana;<br />

y porque á todas partes nos llevamos á nosotros, y con nosotros<br />

llevamos á todas partes la fuente y la causa <strong>de</strong> todas<br />

nuestras penas, esto es, nuestro natural, nuestro humor,<br />

nuestras pasiones, nuestras disposiciones, nuestro<br />

amor propio , si Jesucristo no está con nosotros para apaciguar<br />

los vientos, para sosegar la mar, para producir la<br />

calma, en todas partes somos <strong>de</strong>sgraciados.<br />

PUNTO SEUUNDO.—Consi<strong>de</strong>ra que solo allí en don<strong>de</strong> se<br />

halla Jesucristo es en don<strong>de</strong> reina la calma, la paz y la<br />

abundancia. Si se halla en la barca agitada <strong>de</strong> los vientos<br />

y <strong>de</strong> las olas, no hay nada que temer ; la calma viene <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />

el momento en que él se muestra. Si se halla en un<br />

<strong>de</strong>sierto estéril, acompañado <strong>de</strong> una multitud innumerable<br />

<strong>de</strong> pueblos, sin otra provisión que cinco panes, no (iene<br />

mas que ben<strong>de</strong>cirlos y los multiplica hasta quedar muchas<br />

canastas <strong>de</strong> sobra, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> satisfecha la multitud. Si<br />

los discípulos se ven oprimidos <strong>de</strong> temor y <strong>de</strong> perplejida<strong>de</strong>s,<br />

no es necesario mas que el que se les aparezca anunciándoles<br />

la paz , y se la da y les tranquiliza. En fin , si<br />

sube sobre la cima <strong>de</strong> una alta montaña, aunque no hable<br />

mas que <strong>de</strong> su pasión y <strong>de</strong> las humillaciones <strong>de</strong> su muerte,<br />

aunque los Apóstoles estén abrumados <strong>de</strong> tristeza y <strong>de</strong><br />

pesar, no necesita mas que hacer que aparezca un débil<br />

rayo <strong>de</strong> su gloria para hacer <strong>de</strong> aquel lugar escarpado,<br />

.solitario y espantoso, un paraíso en la tierra , y para colmar<br />

á todos los que están con él <strong>de</strong> tantas dulzuras , que<br />

esclamen: que ya no hay que pensar en irá buscar la dicha<br />

y la felicidad á otra parte , y que se tendrían por dichosos<br />

en permanecer eternamente allí don<strong>de</strong> están, con<br />

tal que Jesucristo permaneciese también alli. Por mas que<br />

se acumulen tesoros sobre tesoros , se reúnan todos los<br />

placeres, y se multipliquen los honores todos <strong>de</strong>l mundo,<br />

todos estos encantos son esleriores; el corazón no está ménos<br />

sujeto á sus pesadumbres, ni ménos entregado á sus<br />

inquietu<strong>de</strong>s mortales; á lo mas no es otra cosa que una<br />

víctima cubierta <strong>de</strong> flores en la víspera <strong>de</strong> ser inmolada.<br />

Solo el pensamiento <strong>de</strong> la muerte turba todas las fiestas,<br />

y empapa <strong>de</strong> una amargura cruel todos los placeres. Solo<br />

pertenece al servicio <strong>de</strong> Dios el hacer que <strong>de</strong>saparezcan<br />

todas estas nieblas ; no hay mas que el amor que se tiene<br />

á Jesucristo, y que Jesucristo nos tiene á nosotros, que<br />

produzca las dulzuras <strong>de</strong> la paz que el hombre carnal no<br />

pue<strong>de</strong> compren<strong>de</strong>r. Esta paz dulce <strong>de</strong> que goza el alma,<br />

es un gusto anticipado <strong>de</strong> los regocijos <strong>de</strong>l cielo ; comparad<br />

la mo<strong>de</strong>stia, la dulzura inalterable <strong>de</strong> las" gentes buenas,<br />

con el humor siempre fastidioso, arrebatado y sombrío<br />

<strong>de</strong> los mas dichosos <strong>de</strong>l siglo. Se <strong>de</strong>rraman lágrimas<br />

á los piés <strong>de</strong> un Crucifijo ; pero i qué alegría, qué dulzura<br />

encierran estas lágrimas! Se <strong>de</strong>rraman en el mundo,<br />

son inagotables las fuentes <strong>de</strong> don<strong>de</strong> nacen entre los mundanos<br />

; y ¡qué amargura, qué angustia , inseparable <strong>de</strong><br />

todos estos llantos, tanto mas amargos, cuanto mas secretos<br />

y mas estériles! Búsquese, eslúdiese, consúmanse los<br />

hombres por hallar ni aun una sombra <strong>de</strong> felicidad sobre<br />

la tierra ; no pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cirse, yo soy feliz, sino en tanto que<br />

estoy con Jesucristo.<br />

Uacedme, Señor, sensible esta verdad por mi esperiencia.<br />

Yo veo lodo mi bien, ó Dios mío, en unirme á vos.<br />

JACULATORIAS.—Mi alma se une á vos, Señor, y vuestra<br />

diestra me protege. (Psalm. 62.)<br />

Sí, Dios raio, yo reconozco que toda mi felicidad con-

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!