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DE AD\<br />
Po<strong>de</strong>rosa que, segnn Isaías, <strong>de</strong>bia resonar en el <strong>de</strong>sierto,<br />
Y enseñar á los pueblos á que se dispuíiesen para la venida<br />
<strong>de</strong> su Rey. Él anunció el reino <strong>de</strong> Dios, clamó contra<br />
los vicios que reinaban en e! pueblo y en la corte, y no<br />
se las ahorró ni con los gmi<strong>de</strong>s, ni con el príncipe mismo.<br />
Era este príncipe Hero<strong>de</strong>s Antipas, el CIÍÜI manlenia<br />
trato escandaloso con Uerodías, mujer <strong>de</strong> su hermano Fihpo.<br />
Sun Juan que gozaba <strong>de</strong> cierto JiscendieiiU' con el principe,<br />
no pudiendo ver con frialdad el que viviese en un<br />
adulterio escandaloso, le reprendía su crimen. Uerodías<br />
irritada por el zeío <strong>de</strong>l hombre <strong>de</strong> Dios, obligó á Here<strong>de</strong>s<br />
para que le hiciese pren<strong>de</strong>r. Mientras que el santo Precursor<br />
estaba en la prisión, el Señor llenaba toda la Ju<strong>de</strong>a<br />
con sus maravillas; acababa <strong>de</strong> curar en Cafarnaum al<br />
siervo <strong>de</strong>l centurión, y <strong>de</strong> resucitar el hijo <strong>de</strong> la viuda <strong>de</strong><br />
Naím, y por todas partes no se hablaba mas que <strong>de</strong> los<br />
milagros <strong>de</strong> este nueva Profeta. El ruido <strong>de</strong> tantos prodigios,<br />
y la reputación <strong>de</strong>l que los hacia , ¡legaron á noticia<br />
<strong>de</strong> san Juan. Queriendo el santo Precursor que sus discípulos<br />
conociesen ei mérito y la cualidad <strong>de</strong> aquél <strong>de</strong>l<br />
cual sabia muy bien que el no era mas que el heraldo,<br />
se aprovechó <strong>de</strong> esta ocasión para enviarle dos <strong>de</strong> los mas<br />
distiguidos <strong>de</strong> sus discípulos, á Gn <strong>de</strong> que en su nombre,<br />
y en nombre <strong>de</strong> todos le hiciesen esta pregunta: «¿.Eres<br />
tu el que <strong>de</strong>be venir, ó <strong>de</strong>bemos esperar otro?» El Salvador<br />
no Ies respondió sino con los milagros; dió la vista á<br />
muchos ciegos en su presencia, curó instantáucamentc á<br />
muchos enfermos, y curó un gran número <strong>de</strong> poseídos<br />
<strong>de</strong>l <strong>de</strong>monio, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> lo cual les dijo: Id, y <strong>de</strong>cidle<br />
á Juan Bautista lo que acabáis <strong>de</strong> ver y <strong>de</strong> oír; <strong>de</strong>cidle<br />
que al imperio <strong>de</strong> mi voz, los ciegos recobran la vista,<br />
los cojos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos<br />
oyen, los muertos resucitan ; <strong>de</strong>cidle en Qn, que los pobres<br />
que son el <strong>de</strong>secho <strong>de</strong>l mundo, los pobres, aunque<br />
miserables, aunque ignorantes y groseros, vienen á mí,<br />
yo les instruyo, y reciben y abrazan mi Evangelio, mientras<br />
que los sabios y los gran<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la tierra no pue<strong>de</strong>n<br />
ni compren<strong>de</strong>rle, ni resolverse á observar sus preceptos y<br />
sus máximas. Vosotros sabéis que si se ha <strong>de</strong> creer á los<br />
profetas, estas son las señales que <strong>de</strong>ben dar á conocer al<br />
Mesías; pero que no obstante y á pesar <strong>de</strong> tantos motivos<br />
como hay para creer que soy yo verda<strong>de</strong>ramente este Mesías<br />
tan esperado y tan <strong>de</strong>seado, encuentro muy poca fé<br />
entre los <strong>de</strong>l pueblo. ¡ Oh, y qué dichoso será aquel que<br />
viéndome perseguido permaneciere Grme en su fé; que en<br />
medio <strong>de</strong> mis tormentos no rebajará nada en la eslima ni<br />
en el amor que me tenia, y para quien mi vida pobre y<br />
^is humillaciones no serán ocasión <strong>de</strong> escándalo!<br />
Habiendo <strong>de</strong>spedido el Salvador á los dos discípulos <strong>de</strong><br />
san Juan, se eslendió mucho en las alabanzas <strong>de</strong> este santo<br />
hombre, y dirigiéndose á los que estaban en re<strong>de</strong>dor <strong>de</strong><br />
les dijo: Cuando habéis ¡do á verá Juan en el <strong>de</strong>sierto,<br />
¿qué es lo que pensáis haber visto? ¿ Acaso un hombre<br />
^constante en sus resoluciones, ó lijero como una caña<br />
Que es juguete <strong>de</strong>l viento? ¿Acaso un hombre sensual,<br />
<strong>de</strong>licado, suntuoso en sus vestidos y criado en la molicie?<br />
^ó, no es en el <strong>de</strong>sierto, es sí en la córle don<strong>de</strong> reinan la<br />
v>da blanda y el lujo, y en don<strong>de</strong> se hallan esta especie <strong>de</strong><br />
Se|ites. ¿ Qué viene, pues, á ser este hombre á quien habéis<br />
ido á ver? Tal vez me diréis que es un profeta ; mas<br />
5 ° os digo que es mas que profeta : que este es el ángel<br />
ü[' (iuien el Señor, hablando al Mesías, dice en la Escrilu-<br />
IEMO. 15<br />
ra: « Hé aquí mi ángel; hé aquí tu precursor, al cual he<br />
enviado <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> tí para allanarle los caminos.» Estas<br />
palabras que el Salvador cita aquí son <strong>de</strong>l profeta Malaquias<br />
en el capítulo 3, en todo el cual no habla mas que<br />
<strong>de</strong> la venida <strong>de</strong>l Mesías.<br />
Este profeta acababa <strong>de</strong> dirigir una censura sangrienta<br />
á los judíos por el modo impío con (pie (ralaban al Señor,<br />
acusándole <strong>de</strong> injusúcia; «Vosotros habéis hecho sufrir<br />
mucho al Señor por vuestros discursos», les habia dicho<br />
concluyendo el capítulo prece<strong>de</strong>nte. «¿Y en qué, <strong>de</strong>cís, le<br />
hemos hecho nosotros sufrir? En que habéis dií ho: Todos<br />
los que obran mal pasan por buenos á los ojos <strong>de</strong>l<br />
Señor, y tales personas le son agradables. ¿ Dón<strong>de</strong>, pues,<br />
está este Dios tan justo? » El profeta para respon<strong>de</strong>r á estas<br />
quejas <strong>de</strong> los judíos, cuenta lo que el Señor le ha dicho<br />
á él mismo. «El Señor dice, aña<strong>de</strong>, que va á venir para<br />
casligar á los perversos cuya impunidad habia escandalizado<br />
á los tlacus <strong>de</strong> su pueblo.» Inmediatamente el profeta<br />
nos <strong>de</strong>scribe la venida <strong>de</strong> su Precmsor, y en seguida la<br />
<strong>de</strong>l Señor mismo. Mezcla allí las amenazas con las promesas,<br />
porque su venida al mundo <strong>de</strong>bia será un tiempo para<br />
la salud y para la perdición <strong>de</strong> muchos <strong>de</strong> los <strong>de</strong> Israel;<br />
y en efecto, la mayor pai te han quedado en un lastimoso<br />
endurecí míenlo que dura todavía.<br />
En cuanto al sentido <strong>de</strong> las palabras <strong>de</strong> Malaquías que<br />
reüere el Evangelio, algunos escritores antiguos, y entre<br />
otros Orígenes, han creído que el profeta anunciaba la<br />
venida <strong>de</strong> un íngel verda<strong>de</strong>ro, y que san Juan era un ángel<br />
encarnado; y san Cirilo <strong>de</strong> Alejandría ha tratado <strong>de</strong><br />
sostener que este error, que él refuta, habia sido común<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> el tiempo <strong>de</strong> Jesucristo, y que el apóstol san Juan<br />
evangelista habia intentado oponerse á él y <strong>de</strong>struirle por<br />
estas palabras: «Hubo un hombre llamado Juan, que fué<br />
enviado <strong>de</strong> Dios.» Pero el verda<strong>de</strong>ro sentido <strong>de</strong> las palabras<br />
<strong>de</strong>l profeta, según todos los santos Padres, es que<br />
Juan Bautista era un ángel, nó por su naturaleza, sino por<br />
su minislerio do precursor, y por la pureza y la iiioce¡¡cia<br />
<strong>de</strong> su vida.<br />
La oración <strong>de</strong> h Misa <strong>de</strong> este dia es como sigue :<br />
Emia, Domine, corda nos- Escitad, Señor, nuestros<br />
(ra ad pmparandas Unige- corazones, á que preparen<br />
nili lui mas; ul per cjus ad- los caminos <strong>de</strong> vuestro único<br />
venlum purificatis Ubi men~ Hijo, á fin <strong>de</strong> que puriticadas<br />
libm serviré mereamur. Qui nuestras almas por la gracia<br />
tecuí» uii'ií cí regual... <strong>de</strong> su advenimiento, poda -<br />
í<br />
mos rendiros un culto digno<br />
<strong>de</strong> vuestra soberana Majestad.<br />
Os lo rogamos por el<br />
mismo Jesucristo que siendo<br />
Dios vive y reina, etc.<br />
ÍÍI ^pistola es <strong>de</strong> la caria <strong>de</strong>l apóstol san Pablo á los<br />
Romanos cap. /5, vers. 4 á 13.<br />
Fraires, quaicumquescripta Hermanos míos : todas<br />
swuí, ad nostram doctrinam las cosas que han sido esscripla<br />
suni: ul per palie»- critas, lo han sido para<br />
liam el consolalionem Scrip- nuestra instrucción: á íin <strong>de</strong><br />
lurarum spem habearnus. que por la paciencia y por<br />
Deus autem palienlice el so- la consolación que se saca<br />
íaítí <strong>de</strong>l vohis idipsam sapere <strong>de</strong> las Escrituras, conservein<br />
allerulrum secmdum Je- nios la esperanza. Por lo