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JUEVES<br />
liabla; lodos nosolros le perlunecemos por innclios lílnlos;<br />
somos <strong>de</strong> Dios por dorcclio <strong>de</strong> creación, <strong>de</strong> re<strong>de</strong>nción, do<br />
conservación, <strong>de</strong> adopción ; ¿pero somos suyos por voluntad,<br />
por inclinación, por amor y por una <strong>de</strong>cisión inviolable?<br />
Somos todo <strong>de</strong> nuestros placeres, <strong>de</strong> nosotros<br />
mismos, <strong>de</strong> nuestros negocios temporales. Somos <strong>de</strong>l mundo<br />
basta la servidumbre; somos <strong>de</strong> los gran<strong>de</strong>s basta la<br />
bajeza; somos <strong>de</strong> nuestros amigos hasta sacrificar en su<br />
favor nuestro tiempo y nuestro reposo; pero ¿somos do<br />
Dios con esta universalidad <strong>de</strong> <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia? ünseñormanda,y<br />
es.obe<strong>de</strong>cido; un príncipe da á enten<strong>de</strong>rsu voluntad,<br />
¡buen Dios! con qué empefio se trata basta <strong>de</strong> prevenir<br />
sus ór<strong>de</strong>nes: un general <strong>de</strong> ejércilo or<strong>de</strong>na que se guardo<br />
un puesto ó que se suba al asalto; se corre, se vuela. La<br />
vista <strong>de</strong>l peligro, la esposicion á la muerte, lo arduo <strong>de</strong> la<br />
empresa escitan el ánimo y equivalen á la recompensa. ¿Y<br />
Dios es servido con la misma ü<strong>de</strong>lidad? ¿es obe<strong>de</strong>cido con<br />
el mismo fervor con la misma puntualidad? ¿con el mismo<br />
empeño, con el mismo ánimo? Dios habla, Dios manda; ¿y<br />
es muy escuchado? Uace leyes; ¿y quién las guarda? ¿Se<br />
duda <strong>de</strong> su autoridad? ¿se ignora su po<strong>de</strong>r? De ninguna<br />
manera, porque esto seria dudar <strong>de</strong> su existencia. Sin<br />
embargo, ¿hubo un padre menos amado? ¿hubo un señor<br />
mas mal servido? ¿hubo un soberano menos respetado por<br />
aquellos que le <strong>de</strong>ben el ser y la vida? ¿Nos conmueven<br />
mucho sus beneficios? ¿nos espantan mucho sus castigos?<br />
¿nos llaman mucho la atención el esplendor y el precio <strong>de</strong><br />
sus recompensas? El número <strong>de</strong> los que le sirven es peqmmo;<br />
con todo, en eslo pequeño número ¡cuán pocos son<br />
los siervos fieles! ¿Tenemos acaso muchos dueños soberanos<br />
ú quienes contemplar, muchos salvadores á quienes<br />
amar? ¿tenemos muchos arbitros <strong>de</strong> nuestra suerte eterna<br />
á quien temer? Si alguno encuentra exagerado este pormenor<br />
<strong>de</strong> reflexiones, que ponga en paralelo la regla <strong>de</strong><br />
las costumbres y el Evangelio, y la conducta <strong>de</strong> la mayor<br />
parte délos cristianos; que se consuele cada uno á sí mismo.<br />
¿Se obe<strong>de</strong>ce á Dios con puntualidad, con prontitud?<br />
¿so le ama con ternura? ¿se le teme como soberano Juez?<br />
¿se le sirve con fi<strong>de</strong>lidad? ¡Ah! se violan sus mandamientos<br />
cuasi sin remordimiento; se <strong>de</strong>sprecian sus prereplos<br />
con arrogancia; se miran cuasi con <strong>de</strong>sprecio las máximas<br />
<strong>de</strong>l Evangelio; se avergüenzan <strong>de</strong> la cualidad <strong>de</strong> cristianos<br />
y <strong>de</strong>l nombre <strong>de</strong> <strong>de</strong>voto; mientras que las perniciosas<br />
máximas <strong>de</strong>l mundo son aplaudidas umversalmente.<br />
¿Hay quién se avergüence <strong>de</strong> ser mundano? ¡Abl falta<br />
poco para que no se haga honor <strong>de</strong> ser libertino: á lo menos<br />
es este hoy un titulo para ser bien recibido don<strong>de</strong><br />
quiera, que es como una reprobación <strong>de</strong> ser <strong>de</strong>voto y poseer<br />
emiuenlemenle el espíritu <strong>de</strong>l mundo. Nosolros pertenecemos<br />
á Dios; este carácter es in<strong>de</strong>leble, este <strong>de</strong>recho<br />
no pue<strong>de</strong> enajenarse; nosotros pertenecemos á Dios, pero<br />
¿no servimos á otro señor? ¿somos verda<strong>de</strong>ramente siervos<br />
<strong>de</strong> Dios?<br />
El Evangelio <strong>de</strong> la misa es lomado <strong>de</strong>l capítulo 15 <strong>de</strong><br />
san Mateo.<br />
lu illo tempore: Egressus En aquel tiempo: Ilabien-<br />
Jesns, secessil in partes Tyri do salido Jesús, se retiró báct<br />
Sidoms. Et cece mulier cia Tiro y Sidon. Y hé aquí<br />
Chnmncea, a fmibus illis que una mujer cananea que<br />
eáressa, clamavit, dicens ei: habla venido <strong>de</strong> los confines<br />
Miícrerere mei. Domine fili <strong>de</strong> aquella tierra, empezó á<br />
miiMERO<br />
David! filia mea malé a (hmonio<br />
vexatur. Qui nonrespondil<br />
ei verbum. El acce<strong>de</strong>ntes<br />
discipuli ejus, rogabant<br />
eum diccnles: Dimitle<br />
cam; quiaclamat post nos.<br />
Ipse autem respon<strong>de</strong>ns, aü:<br />
Nonsummissusnisi ad oves,<br />
qua; perierunl domus Israel.<br />
Al illa venit, et adoravü<br />
eum, diceiis: Domine, adjuva<br />
me. Qui respon<strong>de</strong>ns, aü: Non<br />
est bomm sumere panem filiorum,<br />
el mllere canibus.<br />
Alilladiml:Eliam, Domine:<br />
nam el calelli edunt <strong>de</strong> miéis,<br />
qumcadunl<strong>de</strong> mensa dominorum<br />
suomm. Tune res-'<br />
pon<strong>de</strong>ns Jesús, aü illi: O<br />
mulier, magna esl fules tua:<br />
(ial tibi sicut vis. Et sánala<br />
esl filia cjus ex illa hora.<br />
clamar y <strong>de</strong>cirle: Señor,<br />
hijo <strong>de</strong> David, compa<strong>de</strong>ceos<br />
do mí, porque mi hija es<br />
muy maltratada por el <strong>de</strong>monio.<br />
A la cual no respondió<br />
una sola palabra. Llegándose<br />
entonces sus discípulos,<br />
lo rogaban y le <strong>de</strong>cían<br />
: Despachadla, porque<br />
viene gritando <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> nosotros.<br />
Mas él les respondió<br />
diciendo: No soy enviado<br />
sino para las ovejas que s©<br />
han perdido <strong>de</strong> la casa <strong>de</strong><br />
Israel. Ella, sin embargo, se<br />
a<strong>de</strong>lantó á él y le adoró diciéndolc:<br />
Señor, socorredme.<br />
No es racional, la respondió,<br />
tomar el pan <strong>de</strong> los<br />
hijos y echarlo á los perros.<br />
Esveidad, Señor, dijo ella;<br />
pero también los perros comen<br />
<strong>de</strong> las migajas que caen<br />
<strong>de</strong> la mesa <strong>de</strong> sus dueños.<br />
Entonces Jesús la dijo: ¡ Oh<br />
mujerl ¡ gran<strong>de</strong> es lu fel<br />
Sucédato como <strong>de</strong>seas. Y<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> aquel momento quedó<br />
sana su hija.<br />
MEDITACION.<br />
Sobre la oración.<br />
PCNTO PRIMEUO.—Consi<strong>de</strong>ra cuál es la dignidad, el mérito,<br />
cuáles las ventajas y los ausilios <strong>de</strong> la oración: con<br />
razón se ha dicho, que la oración es el recurso mas seguro<br />
délos cristianos en todas sus necesida<strong>de</strong>s. No es necesario<br />
ir á la montaña ni á Jerusalen para orar con mérito;<br />
no cuesta tanto la oración: el verda<strong>de</strong>ro culto <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>,<br />
por <strong>de</strong>cirlo así, <strong>de</strong> nuestra disposición: nosotros hallamos<br />
á Dios en todas partes, y siempre pronto para proveer ú<br />
nuestras necesida<strong>de</strong>s. Solo pi<strong>de</strong> que se le ospongan, y una<br />
dé las mas esenciales condiciones para ser oidos es el creer<br />
firmemente y sin dudar que lo seremos. ¡Qué consolatorio<br />
es estol Si no fuera necesario mas que esta confianza para<br />
obtener do los gran<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la tierra los socorros que se les<br />
pi<strong>de</strong>n, ¿qué ruegos quedarían sin fruto? La multitud no<br />
nos impi<strong>de</strong> el acercarnos á Jesucristo. Por gran<strong>de</strong> que sea<br />
el número <strong>de</strong> los que suplican, cada uno quiero una audiencia<br />
particular, y siempre es á nosotros á quienes toca<br />
el <strong>de</strong>terminar su duración. No hay precisión <strong>de</strong> esperar á<br />
un tiempo <strong>de</strong>socupado; el tiempo <strong>de</strong>l Señor es siempre el<br />
nuestro; po<strong>de</strong>mos estar á sus piés cuanto queramos, sin<br />
que Marta tenga <strong>de</strong>recho para quejarse. No hay discípulo<br />
alguno que reprenda nuestra imporlunidad; ningún faririseo<br />
cuya censura haya que temer, todo favoi ere nuestra<br />
piedad. No hay tampoco que eslrañar que Dios tonga tanta<br />
consi<strong>de</strong>ración á las oraciones <strong>de</strong> los hombros cuando se<br />
hacen como se <strong>de</strong>be. Para rechazarlas seria necesario q«e<br />
tuviese, ó ménos bondad, ó monos po<strong>de</strong>r (pie el que ci con<br />
los que le ruegan, puostoquo no nos dirigimosá olon um^"<br />
tras necesida<strong>de</strong>s sino porque estamos persuadidos que su