Tomo Cuatro Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-
DE CUARESMA. pro dos Kpistobs. Las dos de h misa de oslo dia nos presonla las liguras del ayuno que Josumsto practicó en su retiro en el desierto después del baulismo, y demueslrau que la inslitucion que la Iglesia ha hecho de la Cuaresma para honrar y rcpresenlar en alguna manera aquella Cuaresma misleriosa del divino Salvador, puede autorizarse por la ley y por los profetas, del mismo modo que osla por el Kvangolio. La primera Epístola osla sacada del Ewnlo. Habiendo i'ofcrido Moisés al pueblo las leyó? de Dios, y bajo que condiciones se habia Dios dignado hacer alianza con ra pueblo, recibió orden para volver á subir solo á la cima de la monlafia de Sinaf, para recibir allí la ley y los mandamientos que Dios habia grabado en dos tablas de piedra. Apenas hubo llegado arriba, cuando quedó por espacio de seis dias envuelto en la nube resplandeciente que la cubria, y que formaba un torbellino de luz donde residía la gloria del Señor. Lo que aparecia de esta gloria del Señor, era como un fuego ardiente en lo mas alto de la monlafia que se elevaba hacia los cielos y se dejaba ver de todos los hijos de Israel. Necesitaba un pueblo tan grosero como aquél de alguna cosa sensible que le hiriese. Moisés pasó al través de la nube para ir adonde Dios le llamaba. Estuvo allí cuarenta dias y cuarenta noches sin co- BMjr ni beber, pasando lodo este tiempo en comunicacionos ínliiiias con Dios, las cuales de un simple pastor que ^ i», hicieron de él un tan sanio y tan ilustrado legisla- ^oi'. En el ayuno y en la oración es donde Dios se comunica al alma. i'n la segunda Epístola déla misa de esto dia, leemos ^"e el profeta Elias espantado con las amenazas que Jo- 2
412 MIERCOLES PHJMERÜ aqaella princesa á quien el ileseo de ver un rey fainn?o por sn sabiduría aleja tic sus estados y le hace emprender un viaje lan penoso, es muy capaz de confundir al pueblo jndíoque rechaza la doctrina que el Hijo de Dios le anuncia en persona, y qne autoriza con los milagros mas pasmosos. Pero ¿y el ejemplo de esta misma reina, no debe también confundirnos á nosotros? Lamentándose en seguida el Hijo de Dios sobre el endurecimiento de los judíos, les predice la reprobación que iban á atraer sobre si por su mucha malicia, y les propone, á este fm la parábola siguiente: Cuando el espíritu inmundo se ve obligado á salir de un cuerpo de que se habia apoderado, se halla en la propia situación de un hombre arrojado de su propia casa. Lleno de desesperación este hombre anda errante de una parle en otra, y busca algún paraje, adonde retirarse. Fastidiado, por fin, de su destierro, loma la resolución de volver á sru antigua habilacion. Hallándola vacia, limpia y adornada, pero mal guardada, porque no se creia que el demonio pensase en volver á ella, juzga que le será fácil volverla á poseer; mas para no ponerse á peligro do volver á ser arrojado de ella otra vez, va y toma oíros siete espíritus peores que él (la palabra siete en la Escritura significa un gran número), y aprovechándose del descuido y de la ausencia de los (pie doblan guardarla, entra en ella con este refuerzo formidable, se establece y permanece allí seguro de lodo insulto. ¿Quién no ve que la última condición de esta alma íigurada por esta casa de que se han apoderado los espíritus inmundos, es peor que la primera ? El fm de esta parábola es mostrar que los fariseos liándose demasiado de su pretendida justicia, y creyéndose santos porqu9 tenían un cslerior imponente, eran mas lamentables por su odio contra Jesucristo, que aquellos que vivían visiblemente en los mayores desórdenes. Queria también el Salvador darles á entender, que habiendo la divina bondad librado á aquella perversa nación del yugo de Satanás, con preferencia á los demás pueblos del mundo, si volvían á sujetarse otra vez á este soberbio y cruel tirano, rehusando el reconocer al Mesías, su legüimo rey, y único capaz de defenderlos contra un enemigo tan poderoso, serian por fin condenados á una eterna sevidumbre. Mientras que el Salvador instruía de este modo al pueblo, se le vino á decir que su Madre y sus horriianos estaban fuera, y querían hablarle. Pero quiMÍendo enseñarnos con su ejemplo á reprimir el demasiado amor á los parientes : ¿quién es mi madre, y quiénes son mis hermanos? respondió al que le hablaba; y señalando entonces á sus amados discípulos: Hé aquí, les dice, mi madre y mis hermanos; porque cualquiera que hiciere la voluntad de mí Padre, añadió, este es mi hermano, mi hermana y mi madre. Queriendo decir que aquellos que le siguen, y que guardan sus preceptos, tienen mas crédito para con él, que el que podría tener un hermano ó una hermana para con su hermano, y aun el de una madre para con su hijo. Como los judíos no miraban al Salvador mas que como un puro hombre; el Salvador, por esta respuesta, que en ulras circunstancias hubiera parecido demasiado dura (era entonces necesaria), Jesucristo quiso enseñar á los judíos á que no le mirasen simplemente como hijo de María, yá que reconociesen en su persona alguna cosa sobrehumana. La santísima Virgen que comprendía perfectamente el sentido de estas palabras, y que sabia el misterio de la En- carnación, ni le pasó por la imaginación el ofenderse de ellas. Se sabe también que los hebreos daban el nombre de hermanos á los que nosotros llamamos primos. Aquelks de quienes aquí se trata, eran los sobrinos ó de san José, ó mas bien déla Sanlisima Virgen, Santiago el menor. Judas, Simón y José. ¿Podía indicar mas sensiblemente el Salvador, á los ministros del Evangelio, hasta qué punto deben estar desprendidos de la carne y de la sangre, y que las afecciones humanas no deben jamás introducirse en las funciones de su ministerio, ni separarles de él un solo momento? La oración de la misa de esle dia es como sigue. Preces noslras, (¡mamas, Te rogamos. Señor , que Domine, dcinoüer exuudi: el oigas benigno micsíras oraconlra canela nobis adversan- clones, y que emiendas el lia dcxleram tnir majeslalis brazo de tu majeslad para exlende. Per Domiuam ms- librarnos de lodo lo que nos irum... puede dañar. Por nuestro Señor, ele. Ln primera Epístola es lomuda del libro del Exodo, cap. fA. ¡n dichas illis : Dlxil l)o~ En aquellos dias dijo «'I minas ad Moifsen : Ásccn- Señor á Moisés: Sube á lo de ad me in monlem , et alio de la monlaña , donde esto ibi: dabofjnc tibi tabulas yo estoy, y permanece allí, lapideas, el legem, ac man- y te daré las tablas de piedalaqum scripsi, ut doceas dra en que he escrilo la ley filiosIsrael. SiirrexerualMoy- y los mandamíenios, á lin ses et Josué- minisler ejus: de que los enseñes al pueascendensque Moysesinmon- blo do Israel. Levantáronse iem D i, senioribas uit: Ex~ Moisés y Josué su ministro, pertale klc doñee reverlamur y a! subir Moisés al monadvos. ííabelis Aaron elIhir te de Dios, dijo á los anvobiscum : si qaid natum cíanos: Esperad aquí, basfuerit qmslionis, referelis ta que volvamos á vnsoad eos. Cumque asccndissel tros. Quedan con vosotros Moyses, operuitnubes mon- Aaron y Ilur: si sobrevinietem, el habitavit gloria Do- re alguna diíicnltad ellos la mini super Sinai tegensillum resolverán. Habiendo subinube sexdiebus: séptimo au- bo Moisés cubrió la nube la lem die vocavil eum de me- montaña, y la gloria del dio caligiuis. Eral aulem Señor descansó sobre el Sispecies glorice Domini, quasi nal, ocultándole una nube ignis ardens super verlicem poi" seis dias , y el Séptimo monlis,in conspeclu filiorum dia llamó Diosa Moisés do Israel. Ingrcssusqae Mogses en medio de aquella osenmédium nébula»., ascenditin ridad. Loque represenlaba monlem: el fail ibi quadra- la gloria del Señor, á la gima diebus, el cuadraginta vista de todos los hijos de noclibus. Israel, era como un fuego ardiente sobre la cima de la monlaña. Introducido Moisés por medio de la nube, subió á la montaña , y csluvo allí cuarenta dias y cuarenta noches. El libro sagrado de donde se ha lomado esta Epístola se llama Exodo, de una palabra griega que signiíica la salida, porque contiene la relación de la salida de los israelitas de Egipto. Contiene también la historia de ciento cuareula f cinco años después de la muerte de José hasta la crcccio» del tabernáculo al pié del monte Sinaí.
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aqaella princesa á quien el ileseo <strong>de</strong> ver un rey fainn?o<br />
por sn sabiduría aleja tic sus estados y le hace empren<strong>de</strong>r<br />
un viaje lan penoso, es muy capaz <strong>de</strong> confundir al pueblo<br />
jndíoque rechaza la doctrina que el Hijo <strong>de</strong> Dios le anuncia<br />
en persona, y qne autoriza con los milagros mas pasmosos.<br />
Pero ¿y el ejemplo <strong>de</strong> esta misma reina, no <strong>de</strong>be también<br />
confundirnos á nosotros?<br />
Lamentándose en seguida el Hijo <strong>de</strong> Dios sobre el endurecimiento<br />
<strong>de</strong> los judíos, les predice la reprobación que<br />
iban á atraer sobre si por su mucha malicia, y les propone,<br />
á este fm la parábola siguiente: Cuando el espíritu inmundo<br />
se ve obligado á salir <strong>de</strong> un cuerpo <strong>de</strong> que se habia<br />
apo<strong>de</strong>rado, se halla en la propia situación <strong>de</strong> un hombre<br />
arrojado <strong>de</strong> su propia casa. Lleno <strong>de</strong> <strong>de</strong>sesperación este<br />
hombre anda errante <strong>de</strong> una parle en otra, y busca algún<br />
paraje, adon<strong>de</strong> retirarse. Fastidiado, por fin, <strong>de</strong> su <strong>de</strong>stierro,<br />
loma la resolución <strong>de</strong> volver á sru antigua habilacion.<br />
Hallándola vacia, limpia y adornada, pero mal guardada,<br />
porque no se creia que el <strong>de</strong>monio pensase en volver á<br />
ella, juzga que le será fácil volverla á poseer; mas para<br />
no ponerse á peligro do volver á ser arrojado <strong>de</strong> ella otra<br />
vez, va y toma oíros siete espíritus peores que él (la palabra<br />
siete en la Escritura significa un gran número), y<br />
aprovechándose <strong>de</strong>l <strong>de</strong>scuido y <strong>de</strong> la ausencia <strong>de</strong> los (pie<br />
doblan guardarla, entra en ella con este refuerzo formidable,<br />
se establece y permanece allí seguro <strong>de</strong> lodo insulto.<br />
¿Quién no ve que la última condición <strong>de</strong> esta alma íigurada<br />
por esta casa <strong>de</strong> que se han apo<strong>de</strong>rado los espíritus<br />
inmundos, es peor que la primera ? El fm <strong>de</strong> esta parábola<br />
es mostrar que los fariseos liándose <strong>de</strong>masiado <strong>de</strong> su pretendida<br />
justicia, y creyéndose santos porqu9 tenían un cslerior<br />
imponente, eran mas lamentables por su odio contra<br />
Jesucristo, que aquellos que vivían visiblemente en los<br />
mayores <strong>de</strong>sór<strong>de</strong>nes. Queria también el Salvador darles á<br />
enten<strong>de</strong>r, que habiendo la divina bondad librado á aquella<br />
perversa nación <strong>de</strong>l yugo <strong>de</strong> Satanás, con preferencia á<br />
los <strong>de</strong>más pueblos <strong>de</strong>l mundo, si volvían á sujetarse otra<br />
vez á este soberbio y cruel tirano, rehusando el reconocer<br />
al Mesías, su legüimo rey, y único capaz <strong>de</strong> <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>rlos<br />
contra un enemigo tan po<strong>de</strong>roso, serian por fin con<strong>de</strong>nados<br />
á una eterna sevidumbre.<br />
Mientras que el Salvador instruía <strong>de</strong> este modo al pueblo,<br />
se le vino á <strong>de</strong>cir que su Madre y sus horriianos estaban<br />
fuera, y querían hablarle. Pero quiMÍendo enseñarnos<br />
con su ejemplo á reprimir el <strong>de</strong>masiado amor á los parientes<br />
: ¿quién es mi madre, y quiénes son mis hermanos?<br />
respondió al que le hablaba; y señalando entonces á sus<br />
amados discípulos: Hé aquí, les dice, mi madre y mis<br />
hermanos; porque cualquiera que hiciere la voluntad <strong>de</strong><br />
mí Padre, añadió, este es mi hermano, mi hermana y mi<br />
madre. Queriendo <strong>de</strong>cir que aquellos que le siguen, y que<br />
guardan sus preceptos, tienen mas crédito para con él,<br />
que el que podría tener un hermano ó una hermana para<br />
con su hermano, y aun el <strong>de</strong> una madre para con su hijo.<br />
Como los judíos no miraban al Salvador mas que como un<br />
puro hombre; el Salvador, por esta respuesta, que en<br />
ulras circunstancias hubiera parecido <strong>de</strong>masiado dura (era<br />
entonces necesaria), Jesucristo quiso enseñar á los judíos á<br />
que no le mirasen simplemente como hijo <strong>de</strong> María, yá<br />
que reconociesen en su persona alguna cosa sobrehumana.<br />
La santísima Virgen que comprendía perfectamente el sentido<br />
<strong>de</strong> estas palabras, y que sabia el misterio <strong>de</strong> la En-<br />
carnación, ni le pasó por la imaginación el ofen<strong>de</strong>rse <strong>de</strong><br />
ellas. Se sabe también que los hebreos daban el nombre<br />
<strong>de</strong> hermanos á los que nosotros llamamos primos. Aquelks<br />
<strong>de</strong> quienes aquí se trata, eran los sobrinos ó <strong>de</strong> san José,<br />
ó mas bien déla Sanlisima Virgen, Santiago el menor. Judas,<br />
Simón y José. ¿Podía indicar mas sensiblemente el<br />
Salvador, á los ministros <strong>de</strong>l Evangelio, hasta qué punto<br />
<strong>de</strong>ben estar <strong>de</strong>sprendidos <strong>de</strong> la carne y <strong>de</strong> la sangre, y<br />
que las afecciones humanas no <strong>de</strong>ben jamás introducirse<br />
en las funciones <strong>de</strong> su ministerio, ni separarles <strong>de</strong> él un<br />
solo momento?<br />
La oración <strong>de</strong> la misa <strong>de</strong> esle dia es como sigue.<br />
Preces noslras, (¡mamas, Te rogamos. Señor , que<br />
Domine, dcinoüer exuudi: el oigas benigno micsíras oraconlra<br />
canela nobis adversan- clones, y que emiendas el<br />
lia dcxleram tnir majeslalis brazo <strong>de</strong> tu majeslad para<br />
exlen<strong>de</strong>. Per Domiuam ms- librarnos <strong>de</strong> lodo lo que nos<br />
irum... pue<strong>de</strong> dañar. Por nuestro<br />
Señor, ele.<br />
Ln primera Epístola es lomuda <strong>de</strong>l libro <strong>de</strong>l Exodo, cap. fA.<br />
¡n dichas illis : Dlxil l)o~ En aquellos dias dijo «'I<br />
minas ad Moifsen : Ásccn- Señor á Moisés: Sube á lo<br />
<strong>de</strong> ad me in monlem , et alio <strong>de</strong> la monlaña , don<strong>de</strong><br />
esto ibi: dabofjnc tibi tabulas yo estoy, y permanece allí,<br />
lapi<strong>de</strong>as, el legem, ac man- y te daré las tablas <strong>de</strong> piedalaqum<br />
scripsi, ut doceas dra en que he escrilo la ley<br />
filiosIsrael. SiirrexerualMoy- y los mandamíenios, á lin<br />
ses et Josué- minisler ejus: <strong>de</strong> que los enseñes al pueascen<strong>de</strong>nsque<br />
Moysesinmon- blo do Israel. Levantáronse<br />
iem D i, senioribas uit: Ex~ Moisés y Josué su ministro,<br />
pertale klc doñee reverlamur y a! subir Moisés al monadvos.<br />
ííabelis Aaron elIhir te <strong>de</strong> Dios, dijo á los anvobiscum<br />
: si qaid natum cíanos: Esperad aquí, basfuerit<br />
qmslionis, referelis ta que volvamos á vnsoad<br />
eos. Cumque asccndissel tros. Quedan con vosotros<br />
Moyses, operuitnubes mon- Aaron y Ilur: si sobrevinietem,<br />
el habitavit gloria Do- re alguna diíicnltad ellos la<br />
mini super Sinai tegensillum resolverán. Habiendo subinube<br />
sexdiebus: séptimo au- bo Moisés cubrió la nube la<br />
lem die vocavil eum <strong>de</strong> me- montaña, y la gloria <strong>de</strong>l<br />
dio caligiuis. Eral aulem Señor <strong>de</strong>scansó sobre el Sispecies<br />
glorice Domini, quasi nal, ocultándole una nube<br />
ignis ar<strong>de</strong>ns super verlicem poi" seis dias , y el Séptimo<br />
monlis,in conspeclu filiorum dia llamó Diosa Moisés do<br />
Israel. Ingrcssusqae Mogses en medio <strong>de</strong> aquella osenmédium<br />
nébula»., ascenditin ridad. Loque represenlaba<br />
monlem: el fail ibi quadra- la gloria <strong>de</strong>l Señor, á la<br />
gima diebus, el cuadraginta vista <strong>de</strong> todos los hijos <strong>de</strong><br />
noclibus.<br />
Israel, era como un fuego<br />
ardiente sobre la cima <strong>de</strong> la<br />
monlaña. Introducido Moisés<br />
por medio <strong>de</strong> la nube,<br />
subió á la montaña , y csluvo<br />
allí cuarenta dias y<br />
cuarenta noches.<br />
El libro sagrado <strong>de</strong> don<strong>de</strong> se ha lomado esta Epístola se<br />
llama Exodo, <strong>de</strong> una palabra griega que signiíica la salida,<br />
porque contiene la relación <strong>de</strong> la salida <strong>de</strong> los israelitas <strong>de</strong><br />
Egipto. Contiene también la historia <strong>de</strong> ciento cuareula f<br />
cinco años <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la muerte <strong>de</strong> José hasta la crcccio»<br />
<strong>de</strong>l tabernáculo al pié <strong>de</strong>l monte Sinaí.