Tomo Cuatro Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-
lán de niii'slrn pflfta, ¿ atlóndo ir.'má parnr c^os proyoc- 'os de ambición, lodas osas francachelas, lodos esos sis- 'cmas de felicidad, todos esos planes imaginarios de elevación, de mundanidad y de forlnna? ¿qué será do esos partidarios del mnndo, de esas viciimas de las pasiones, de esos tristes esclavos de un señor (piimérico? ¡Unen Dios! ¡qué irracionales son los hombres cuando se trata de su verdadero bien! ¡ qué lamentable es su ceguera! El Evangelio de la misa es tomado de san Mateo del cap. Sí. Iti Uto tempore: Cam ta- Irasset Jesús Jerosohjmnm, comnwla esl universa tiritas, dicens : Quis esl hic? Populi uutem dicehanl: llicesljesns propheta á Nazarelh Gali- W. El intravit Jesús in t mtplitm Dei, el ejiciebal omines véndenles el ementes in Implo, el mensas nummulariorum] el caihedras vendentiam columbas everlit: et dicit eis : Scriptam esl: Domus mea domas oralio- *k vocaúbur : vos aulem hcislis illam spelmram lalronum. El aceessn'unt ad "un cccci el dandi in templo el xaiumt eos. YideMesnnlem Vñncipes sacerdolum el scrimirabilia qux (ecil, et PU«mt daiaanli's in templo, et diccnles: Hosanna Filio havid; indignali SMTIÍ, et di- ^eruiU et; Audis quid isú di- ' Jesús aulem dixil eis: Ütique, Nimrjuam lerfislis: Qm» ex ore infanlium et lattentium perfecisti laudm? relicils itlis, flbiil [oras extra civitatem in lielkaniam:ibiqucmansit MEDITACION. üel respeto debido á las iglesias. m En aquel tiempo: Hahiendo entrado Jesús en Jerusalen, se conmovió toda la c iudad , diciendo: ¿Quién es este? A lo que la multitud respondía: Eslees Jrsus. el profeta de Nazarelh en Galilea. Y Jcsns entró en el templo de Dios , y arrojaba á todos los que vendian y á los que compraban en él, y echó al suelo también las mesas de los cambistas y los puestos de los que vendian palomas. Esltá escrito, les dijo, que mi casa se llamará casa de oración; y vosotros Inbeis hecho de ella una cueva de ladrones. Al mismo tiempo se llegaron á él dentro del templo los ciegos y los cojos, y los sanó. Viendo, pues, los príncipes de los sacerdotes y los escribas las maravillas que acababa de bacer, y que los niños clamaban en el templo: Hosanna al Hijo de David; so llenaron de indignación, y dijeron á Jesns: ¿Oyes lo (pie dicen estos niños? Si, les dijo Jesús, y vosotros, ¿no habéis leido nunca que de la boca de los niños y de los que laclan, sacas(e la alabanza perfecía? Y habiéndoles dejado se salió de la ciudad para ir á Bethania, donde permaneció. ^TO PIUMERO.—Considera que nuestras iglesias son la ''asa del 1)¡US v¡VOi 0i güniuario de la divinidad, el templo '"'^"^o donde reside, nó el arca del antiguo Tesíamento, ^ 'a divina Eucaristía , de la cual el arca era solo una débil • son las iglesias el lugar mas santo que pue- ^ haber sobre la tierra, por la presencia real de Jesu- ("••lo que resjaé en ellas ¡ por el divino sacrificio que allí Slí ofrece, — • y por la elección especial que Dios ha hecho de CUARESMA. 109 ellas para escuchar allí nueslms votos y recibir nueslro culto. Para hacer santo cualquiera lugar quesea , basta que esté destinado para honrar á Dios en él; desdo el momento en que ha sido solemnemenle consagrado para este uso, se hace venerable á los ángeles, y terrible á los demonios ; ¿y cuán respetable no debe ser desde enlonces á los hombres? Toda la santidad que el nacimiento del Hijo de Dios comunicó al establo de líelen ; toda la que con su sangre comunicó al Calvario , y su cuerpo muerto al sepulcro, lodo esto se halla en las iglesias de los cristianes. No es ya una tmve milagrosa la que hace formidables nuestras iglesias como en el templo de Jerusalen , es el mismo Jesucrisío el que hace en ellas su asiento, del mismo modo que del cielo el asiento de su gloria ; si pues cuando yo entro en nuestras iglesias, cuando me acerco á los altares, no me siento penetrado de aquel santo pavor de que uno se siente poseído cuando se acerca á los lugares mas santos ; si no me siento conmovido de aquellos mismos senlimienlos que hacen correr lágrimas dulces de los ojos de aquellos que tienen la dicha de ver el pesebre en que nació Jesucristo ; si no esperimenio en mí aquellos trasportes de amor y de alegría que han hecho espirar á algunos subiendo á la montaña en que el mismo Dios fué crucifleado, ó besando los vestigios que dejó al subir al cielo, esto no es que me falte la fé, es indevoción , es el efecto de una insensibilidad poco crisliana. Pensad que en nue.-tras iglesias reposa el cuerpo adorable del Salvador, que no estuvo mas que nueve meses en el seno de María, pocos días en el cslablo , tres horas en la cruz , tres dias en el sepulcro, y que por esta poca morada en lodos estos lugares sagrados, los ha hecho tan dignos de nneslra veneración, de nuestros respetos y de nueslro culto: esto mismo Salvador, esle mismo Dios , es el que está dia y noche en nuestras iglesias : á la verdad , el está allí continuamente adorado de una multitud inumerable de ángeles, de arcángeles y de serafines que componen su corte; pero ¿y nó habrá mas que los cristianos , por cuyo amor ha escogido el Salvador nuestros templos para su palacio, que no se dignen venirle á adorar en ellos , ó que tal vez se atrevan á no venir allí sino para insultarle? Los demonios se estremecen á la sola vista del lugar santo; los cristianos le profanan con una insolencia que hubiera causado horror á los mismos paganos. ¿Qué se diria si se viese un crisliano en el Calvario , en pié ó sentado , tan inmodesto como en un mercado, si se le viese hablar, reir, requebrar, en el mismo sitio en donde el Salvador fué crucificado? pero ¿cuánto mas horrible hubiera sido lodo esto, si se hubiera hecho cuandoel Salvador espiraba allí? ¡Oh, abominación de la desolación! Nueslras iglesias son lan sagradas como el Calvario, Jesucristo renueva en ellas todos los dias su sacrificio inmolándose sin cesar por nosotros al Eterno Padre ; ¿y qué irreverencias , qué de profanación se cometen durante este sacrificio? ¿Hubo jamás un escándalo mas espantoso , una profanación mas horrorosa, una abominación mas impía? pero ¿hubo jamás un crimen ménos perdonable á los cristianos? PUNTO SECUNDO.—Considera si es posible llevar mas lejos la impiedad, si puede haber una impiedad que irrite, que encienda mas la cólera divina. Las casas de los particulares son un asilo contra los insulíosde sus enemigos. Cada uno está seguro en su casa ; y ¿qué crimen no es el fallar al respeto en el palacio de un príncipe? ¿ Y ha de
110 MARTES PRIMRRO ser solo Jesucristo el que en su propia casa no esté al abrigo de la insolencia, de las irreverencias, de los insultos de sus propios vasallos? ¿Con qué aires tan desvergonzados, tan vanos, tan inmodestos, tan insolentes, nose entra hoy en las iglesias? ¿con qué indecencia no se presentan á los piés de los altares? ¿con qué impudencia, con qué impiedad no se comportan en el lugar santo? Si el demonio tomase un cuerpo, notendria jamás el atrevimiento deeslar en nuestras iglesias con la misma irreligión con que se presentan cu ellas la mayor parle de los cristianos. ¿Qué escándalo no dan esas mujeres mundanas que con lodo desahogo vienen allí medio desnudas, y con esos trajes huecos, cuyo primer uso es debido á los farsantes? ¿Qué escándalo no dan esos libertinos que vienen allí á renovar todos los días las irrisiones, los oprobios, de que Jesucristo fué lleno de aquellos impíos soldados que le trataron como rey de teatro? ¿Qué escándalo no dan aquellas personas que permiten allí á sus hijos lo que no les sufrirán en las casas particulares? En fin, ¿qué irreverencias por lodo género de gentes que están en el lugar santo con ménos compostura ,' con ménos reserva , con. rnénos respeto que estarían en los lugares mas profanas? Comparad aquellos cumplimientos, aquella cortesía, aquella modestia respetuosa , aquellas consideraciones infinitas que se tienen en una visita de civilidad, en una reunión de gentes honradas, y cuántas veces se presenta uno delante del príncipe, con la inmodestia, la negligencia , la disipación , la displicencia, la irreligión con que se está á la vista de Jesun islo en las iglesias. ¿Se estraflará después de esto si Dios está irritado ; si abandona los pueblos enteros al error ; si está sordo é insensible á nuestros votos? ¿Se estrañaiá el desarreglo délas estaciones, la intemperie del aire y lodos los acontecimientos espantosos que nos afligen? Sí Seílor, yo reconozco que estáis justamente irritado contra vuestro pueblo. Las irreverencias solas que se coinelen ledos los dias en el lugar santo encienden vuestra cólera ; yo he pecado, Seflor, yo reconozco mi falla , pero yo espero con el ansilio de vuestra gracia que el respeto y la devoción con que estaré de aquí adelante en las iglesias os inclinará á perdonarme. JACULATORIAS.—Yo comprendo, Señor, con qué respeto tan profundo debe uno presentarse en vuestro templo, y con qué piedad debe oslarse en el lugar santo. (Psalm. 92.) Conozco, ó Dios mió , cuan terrible es este lugar; aquí está la casa de Dios y la puerta del cielo. (Genes. 28.) PROPOSITOS. 1 Hay pocos pecados que tarde ó temprano castigue Dios con mas severidad que la falta de respeto y las irreverencias que se cometen en las iglesias. Acordaos siempre que nuestros templos son la casa de Dios ,'.y el lugar santo por escelencia, especialmente destinado á dar á Dios en él un culto religioso, ydondeel Señorquiere que le representéis vuestras necesidades; el lugar donde se ha obligado á oir vuestras oraciones; pero no las hagáis infructuosas por vuestra falta de respeto. Jamás entréis en las iglesias sin tía pavor sanio que os mantenga en ellas con un respeto religioso, y con una modestia ejemplar. Estad siempre allí con una postura decente, humilde, edificante, tal como es consiguiente en personas que creen que están á la vista de Jesucristo realmente presente. No habléis allínun' ca, ni permitáis que se os hable ; salios del templo cuando haya necesidad de hablar algo. 2 Inspirad á todos vuestros hijos y á vuestros domésticos este profundo y religioso respeto. Acostumbrad desde sus primeros años á vuestros hijos á respetar un lugar tan temible. Estáis encargados de alguna iglesia ó de alguna capilla, cuidad de que todo esté decente en ella y aun magnífico; no escaseéis nada. Ninguna cosa eontrilmye tanto para inspirar la veneración y el respeto como esta religiosa magnificencia. Los palacios de los grandes están tan ricos, todo es brillante aun en las casas de los particulares, y las iglesias están muchas veces espantosas, tan descuidadas están. En fin, no estéis jamás en la iglesia sin pensar que estáis en la casa de Dios. Vuestro respeto y vuestra modestia deben ser la prueba de vuestra fé, de vuestra religión y de vuestra piedad. MIÉRCOLES PRIMERO DE CUARESMA, LLAMADO TAMBIEN MIÉRCOLES DE LAS TÉMPORAS. La Iglesia ha fijado á esta primera semana de Cuaresma las témporas de primavera. Se ha dicho ya en otra parte, que los ayunos de las témporas son ayunos que la Iglesia prescribe de tres entres meses, los miércoles, viernes y sábados de una misma semana. Esta práctica do religión estaba ya establecida en la Iglesia Romana ánlos del quinto siglo; y san León, que vivia en este tiempo, dice que los ayunos de las témporas son de tradición apostólica, habiendo querido consagrar el Espíritu Santo cada estación del ano por la penitencia de algunos dias. Pregunta san Agustín por qué ha escogido la Iglesia particularmente el miércoles y el viernes para los dias do ayuno; y responde, que ba sido porque el miéitolcs fué cuando los judíos formaron el designio execrable de dar la muerte al Autor de la vida, lo cual ejecutaron el viernes. Se ayuna, pues, el miércoles, porque en este diaquedó convenida la muerte del Salvador; así como se ayuna el viernes que fué el dia en que se verificó esta muerte, San Fulgencio, obispo de Ruspe, en África, en el siglo v, ordenó que los eclesiásticos, las viudas, y entre los legos los que pudiesen hacerlo , ayunasen regularmente todos los miércoles y los viernes. La misa de este dia comienza por estas afecluosas palabras del salmo 24: Acordaos, Señor, de vuestras antiguas misericordias, que tantos siglos hace ejercitáis con nosotros ; no permitáis nunca que los enemigos de nuestra salud consigan ventaja alguna sobre nosotros. Libradnos, ó Dios mió, de todas las angustias y de los males que nos afligen. Este salmo es una oración devota hecha por un hombre afligido. Es verisímil que este salmo fuese compuesto durante la rebelión de Absalon. David implora td ausilio de Dios en su aflicción, y considerando sus males como penas justas de sus pecados, concibe los mayores sentimientos de penitencia. Nosotros podemos aplicarnos este salmo en todas nuestras aflicciones, pero sobre lodo cuando nos vemos mas combatidos por los enemigos de nuestra salud. A tí, Señor, debemos decir con David, levanto yo mi corazón; en tí, ó Dios mió, pongo yo mi confianza; no esperimenlc yo la confusión de verme abandonado de vos. En la misa del miércoles de las témporas se leen siciw-
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ser solo Jesucristo el que en su propia casa no esté al abrigo<br />
<strong>de</strong> la insolencia, <strong>de</strong> las irreverencias, <strong>de</strong> los insultos <strong>de</strong><br />
sus propios vasallos? ¿Con qué aires tan <strong>de</strong>svergonzados,<br />
tan vanos, tan inmo<strong>de</strong>stos, tan insolentes, nose entra hoy<br />
en las iglesias? ¿con qué in<strong>de</strong>cencia no se presentan á<br />
los piés <strong>de</strong> los altares? ¿con qué impu<strong>de</strong>ncia, con qué impiedad<br />
no se comportan en el lugar santo? Si el <strong>de</strong>monio<br />
tomase un cuerpo, notendria jamás el atrevimiento <strong>de</strong>eslar<br />
en nuestras iglesias con la misma irreligión con que se<br />
presentan cu ellas la mayor parle <strong>de</strong> los cristianos. ¿Qué<br />
escándalo no dan esas mujeres mundanas que con lodo<br />
<strong>de</strong>sahogo vienen allí medio <strong>de</strong>snudas, y con esos trajes<br />
huecos, cuyo primer uso es <strong>de</strong>bido á los farsantes? ¿Qué<br />
escándalo no dan esos libertinos que vienen allí á renovar<br />
todos los días las irrisiones, los oprobios, <strong>de</strong> que Jesucristo<br />
fué lleno <strong>de</strong> aquellos impíos soldados que le trataron<br />
como rey <strong>de</strong> teatro? ¿Qué escándalo no dan aquellas personas<br />
que permiten allí á sus hijos lo que no les sufrirán<br />
en las casas particulares? En fin, ¿qué irreverencias por<br />
lodo género <strong>de</strong> gentes que están en el lugar santo con ménos<br />
compostura ,' con ménos reserva , con. rnénos respeto<br />
que estarían en los lugares mas profanas? Comparad aquellos<br />
cumplimientos, aquella cortesía, aquella mo<strong>de</strong>stia respetuosa<br />
, aquellas consi<strong>de</strong>raciones infinitas que se tienen<br />
en una visita <strong>de</strong> civilidad, en una reunión <strong>de</strong> gentes honradas,<br />
y cuántas veces se presenta uno <strong>de</strong>lante <strong>de</strong>l príncipe,<br />
con la inmo<strong>de</strong>stia, la negligencia , la disipación , la<br />
displicencia, la irreligión con que se está á la vista <strong>de</strong> Jesun<br />
islo en las iglesias. ¿Se estraflará <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> esto si<br />
Dios está irritado ; si abandona los pueblos enteros al error<br />
; si está sordo é insensible á nuestros votos? ¿Se estrañaiá<br />
el <strong>de</strong>sarreglo délas estaciones, la intemperie <strong>de</strong>l<br />
aire y lodos los acontecimientos espantosos que nos<br />
afligen?<br />
Sí Seílor, yo reconozco que estáis justamente irritado<br />
contra vuestro pueblo. Las irreverencias solas que se coinelen<br />
ledos los dias en el lugar santo encien<strong>de</strong>n vuestra<br />
cólera ; yo he pecado, Seflor, yo reconozco mi falla , pero<br />
yo espero con el ansilio <strong>de</strong> vuestra gracia que el respeto<br />
y la <strong>de</strong>voción con que estaré <strong>de</strong> aquí a<strong>de</strong>lante en las iglesias<br />
os inclinará á perdonarme.<br />
JACULATORIAS.—Yo comprendo, Señor, con qué respeto<br />
tan profundo <strong>de</strong>be uno presentarse en vuestro templo,<br />
y con qué piedad <strong>de</strong>be oslarse en el lugar santo.<br />
(Psalm. 92.)<br />
Conozco, ó Dios mió , cuan terrible es este lugar; aquí<br />
está la casa <strong>de</strong> Dios y la puerta <strong>de</strong>l cielo. (Genes. 28.)<br />
PROPOSITOS.<br />
1 Hay pocos pecados que tar<strong>de</strong> ó temprano castigue<br />
Dios con mas severidad que la falta <strong>de</strong> respeto y las irreverencias<br />
que se cometen en las iglesias. Acordaos siempre<br />
que nuestros templos son la casa <strong>de</strong> Dios ,'.y el lugar santo<br />
por escelencia, especialmente <strong>de</strong>stinado á dar á Dios en él<br />
un culto religioso, ydon<strong>de</strong>el Señorquiere que le representéis<br />
vuestras necesida<strong>de</strong>s; el lugar don<strong>de</strong> se ha obligado á<br />
oir vuestras oraciones; pero no las hagáis infructuosas por<br />
vuestra falta <strong>de</strong> respeto. Jamás entréis en las iglesias sin<br />
tía pavor sanio que os mantenga en ellas con un respeto<br />
religioso, y con una mo<strong>de</strong>stia ejemplar. Estad siempre<br />
allí con una postura <strong>de</strong>cente, humil<strong>de</strong>, edificante, tal como<br />
es consiguiente en personas que creen que están á la<br />
vista <strong>de</strong> Jesucristo realmente presente. No habléis allínun'<br />
ca, ni permitáis que se os hable ; salios <strong>de</strong>l templo cuando<br />
haya necesidad <strong>de</strong> hablar algo.<br />
2 Inspirad á todos vuestros hijos y á vuestros domésticos<br />
este profundo y religioso respeto. Acostumbrad <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />
sus primeros años á vuestros hijos á respetar un lugar<br />
tan temible. Estáis encargados <strong>de</strong> alguna iglesia ó <strong>de</strong> alguna<br />
capilla, cuidad <strong>de</strong> que todo esté <strong>de</strong>cente en ella y aun<br />
magnífico; no escaseéis nada. Ninguna cosa eontrilmye<br />
tanto para inspirar la veneración y el respeto como esta<br />
religiosa magnificencia. <strong>Los</strong> palacios <strong>de</strong> los gran<strong>de</strong>s están<br />
tan ricos, todo es brillante aun en las casas <strong>de</strong> los particulares,<br />
y las iglesias están muchas veces espantosas, tan<br />
<strong>de</strong>scuidadas están. En fin, no estéis jamás en la iglesia<br />
sin pensar que estáis en la casa <strong>de</strong> Dios. Vuestro respeto<br />
y vuestra mo<strong>de</strong>stia <strong>de</strong>ben ser la prueba <strong>de</strong> vuestra fé, <strong>de</strong><br />
vuestra religión y <strong>de</strong> vuestra piedad.<br />
MIÉRCOLES PRIMERO DE CUARESMA,<br />
LLAMADO TAMBIEN MIÉRCOLES DE LAS TÉMPORAS.<br />
La Iglesia ha fijado á esta primera semana <strong>de</strong> Cuaresma<br />
las témporas <strong>de</strong> primavera. Se ha dicho ya en otra<br />
parte, que los ayunos <strong>de</strong> las témporas son ayunos que la<br />
Iglesia prescribe <strong>de</strong> tres entres meses, los miércoles,<br />
viernes y sábados <strong>de</strong> una misma semana. Esta práctica do<br />
religión estaba ya establecida en la Iglesia Romana ánlos<br />
<strong>de</strong>l quinto siglo; y san León, que vivia en este tiempo,<br />
dice que los ayunos <strong>de</strong> las témporas son <strong>de</strong> tradición<br />
apostólica, habiendo querido consagrar el Espíritu Santo<br />
cada estación <strong>de</strong>l ano por la penitencia <strong>de</strong> algunos dias.<br />
Pregunta san Agustín por qué ha escogido la Iglesia<br />
particularmente el miércoles y el viernes para los dias do<br />
ayuno; y respon<strong>de</strong>, que ba sido porque el miéitolcs fué<br />
cuando los judíos formaron el <strong>de</strong>signio execrable <strong>de</strong> dar<br />
la muerte al Autor <strong>de</strong> la vida, lo cual ejecutaron el viernes.<br />
Se ayuna, pues, el miércoles, porque en este diaquedó<br />
convenida la muerte <strong>de</strong>l Salvador; así como se ayuna<br />
el viernes que fué el dia en que se verificó esta muerte,<br />
San Fulgencio, obispo <strong>de</strong> Ruspe, en África, en el siglo v,<br />
or<strong>de</strong>nó que los eclesiásticos, las viudas, y entre los legos<br />
los que pudiesen hacerlo , ayunasen regularmente todos<br />
los miércoles y los viernes.<br />
La misa <strong>de</strong> este dia comienza por estas afecluosas palabras<br />
<strong>de</strong>l salmo 24: Acordaos, Señor, <strong>de</strong> vuestras antiguas<br />
misericordias, que tantos siglos hace ejercitáis con nosotros<br />
; no permitáis nunca que los enemigos <strong>de</strong> nuestra<br />
salud consigan ventaja alguna sobre nosotros. Libradnos,<br />
ó Dios mió, <strong>de</strong> todas las angustias y <strong>de</strong> los males que nos<br />
afligen. Este salmo es una oración <strong>de</strong>vota hecha por un<br />
hombre afligido. Es verisímil que este salmo fuese compuesto<br />
durante la rebelión <strong>de</strong> Absalon. David implora td<br />
ausilio <strong>de</strong> Dios en su aflicción, y consi<strong>de</strong>rando sus males<br />
como penas justas <strong>de</strong> sus pecados, concibe los mayores<br />
sentimientos <strong>de</strong> penitencia. Nosotros po<strong>de</strong>mos aplicarnos<br />
este salmo en todas nuestras aflicciones, pero sobre lodo<br />
cuando nos vemos mas combatidos por los enemigos <strong>de</strong><br />
nuestra salud. A tí, Señor, <strong>de</strong>bemos <strong>de</strong>cir con David, levanto<br />
yo mi corazón; en tí, ó Dios mió, pongo yo mi confianza;<br />
no esperimenlc yo la confusión <strong>de</strong> verme abandonado<br />
<strong>de</strong> vos.<br />
En la misa <strong>de</strong>l miércoles <strong>de</strong> las témporas se leen siciw-