Tomo Cuatro Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

27.08.2017 Views

la constornacion de lodos los hombros, osle Rey de reyes, | esle Juez soberano, dirá á ios que oslarán á derecha: «Venid, benditos de mi l'adic, poseed el reino que se 89 hi preparado desde la creación del mundo.» ¡Qué alegría, dice san Crisóstomo, qué honor en eslas palabras pnra aquellos á quienes irán dirigidas I Jesucrislo no les dice: recibid el reino, sino poseedlc como heredad vuestra, como una herencia que os toca, que habéis recibido de vuestro Padre, y que se os debe en todo tiempo; porque yo os la he preparado aun antes que estuvieseis en ú mundo; porque yo sabia enlódala eternidad que seriáis loque sois, y que siendo fieles á la gracia, habríais conservado la caridad. Porque he tenido hambre y me habéis dado de comer; lo cual, según san Agustín, es como si Jesucristo dijese: Vosotros erais deudores á la justicia divina, porque habéis pecado; entrad, sin embargo, en mi reino, yo os hago misericordia, porque he tenido hambre y me habéis dado de comer. No os abro, pues, el ciclo, porque no hayáis nunca pecado, sino porquecon vuestras limosnas habéis redimido vuestros pecados. En vano os uno acusado de sus pecados, dice san Pedro Crisólogo, cuando se escusa con el pobre: dando al pobre, se hace uno deudor de su mismo Juez. Después, dirigiéndose á los (pie estarán á la izquierda: «Id, malditos, lejos de 'm',» U>s dirá con un tono fulminante, «id al fuego eterno que está preparado para el demonio y para sus ángeles.» Gomo si Jesucristo los dijese, según san Crisóstomo: No soy y o el que os ha preparado este fuego. Lo que yo os h^bia preparado era un reino; solo para los demonios estaban preparadas eslas llamas. Vosotros solos debéis acusaros de vuestra desgracia , vosotros os habéis procipilado volunfariamonle en estos abismos. ¿Y quién al oir esto l'n-onlrará demasiado largos los ayunos de Cuaresma, y duro el rigor de la penitencia? «Id al fuego eterno, preparado para el demonio y sus ángeles.» Notemos que no l'abla del suplicio eterno, como ha hablado de la recompensa cierna : «que os ha sido preparado desde la creación del mundo;» porque el fuego eterno y la condenación no han sido nunca su primera idea, ni su primer designio; (;oudcna á los pecadores á este último suplicio, dice san Crisóstomo, en cierto modo,á pesar suyo. La muerte, dice 0| Sabio, ha entrado en el mundo, únicamente por la malina del demonio ; Dios no se complace en la pérdida de los 1!lalos. Los pecadores se atraen la muerte y los suplicios 0^'ii!os por su pura malicia; ninguno perece sino aquel quiere perecer. Se ha dicho ya en otra parte, y minea ^ tiré bastante, que los santos deben á la misericordia de ^10' y h ios mérilos de Jesucristo su salvación y la gloria «i que gozan en el cielo; mas ninguno de los reprobados ? fpie no sea el arlilico de su reprobación atoro*] la ^pi'obacion es la obra del hombre pecador, y osla verdad sora por toda la eternidad el menor de los sentimiencon f 'asa'masrt'P1'0^ac'as' Jesucristo castiga álos malos , i . 8°' Y Con i'" fuego eterno ; y este fuego no es nui- POP 'r' ^SW'ico y pasajero, sino un fuego real, cor- , 1 ' V16 no se estinguirá jamás. El suplicio de los nú'0"3 no 'ondrá fin ni disminución ; obrará eternaete-* So^re su aln)a y sobre su cuerpo; y como serán ¡Rué0'1101110 cn'Pa'3'es' serán eternamente castigados, eler "i 1)'(>S! iflll'^n 110sc estremece á la sola idea de una lieni1( ,,

104 LUNES PRÍIMERO salen, de la cautividad de Babilonia, la vuelta de osla cautividad, el restablecimiento del templo, la venida del Mesías, el eslablccimienlo de la Iglesia de Jesucristo y la vocación de los pueblos gentiles á la fé, no pueden ser mas claras. REFLEXIONES. himentable estravío de tantos pueblos paganos, las tristes cstravagancias de tantos herejes son una prueba deplorable de esto. No hay ninguno que se propusiese ir fan léjos en el nacimiento de su error; pero la pasión no tiene liEiiües. Admirémosla bondad, la misericordia, el amor de e-le amable Pastor. Nada omite el Salvador divino para volverá traer todas las ovejas esfrnviadas. Las busca ól mismo para reunirías, quiere conducirlas á Jos mejores pastos: yo mismo las haré reposar, dice el Scfior.IIé aquí como trata el buen Taslorá sus ovejas que se habían perdido, y como va él mismo á buscarlas; no se sirve de amenazas, ni las reprende con amargura de su estravío. Su dulzura, su bondad, el gozo que tiene por haberlas traído, le inspiran una conducta mucho mas obligante. Levanta ¿aquellasque hablan caido, y las carga él mismo sobre sus espaldas para ahorrarlas el trabajo de caminar: venda las llagas de las que estaban heridas. ¿Qué Padre mas tierno? ¿qué Pastor mas diligente? ¿qué Médico mas compasivo, mas caritativo? y después de esto ¿puede el pecador, por mas estraviado que esté, por mas criminal que sea, dejar de tener confianza en la misericordia de un Salvador semejante? ¿y deberá hacerse sordo á la voz de un pastor tan bueno? ¿deberá obstinarse en sus extravíos? ¿deberá rehusar el volver al redil, después de (antas amorosas invitaciones, solicitaciones ó impresiones de la gracia? Si la bondad de Dios con el pecador es ciertamente incomprensible, ¿es mas fácil comprenderla malicia y la impía tenacidad de un pecador que difiero el convertiise? El Evangelio déla misa es de San ¡Mateo, cap. ¿fe «Yo mismo apacentaré mis ovejas, iré á buscar las que estaban perdidas, levantaré las queestaban caldas, vendaré las llagas de las que estaban heridas, ele.» ¿Podia el profeta hacer un retrato mas semejante de Jesucristo buen paslor? ¿y no es toda esta Epístola la pintura mas justa de él? ¡Qué cuidado no se loma por volver á llevar al aprisco á sus ovejas que se han estraviado durarrte los dias de nubes y de oscuridad! Nuestro corazón es un fondo de donde nacen muchas nieblas, y nuestras pasiones Icvaiilan en él muchas nubes. El alma se halla muchas veces en la oscuridad, y no se necesita mas que ima pasión dominante para oscurecerlo todo. iCuánlos pasos falsos en medio de las tinieblas! ¡qué modos de obrar tan engafiosos! La pasión, cualquiera que sea, lleva siempre mas lejos de lo que se quei ia ir; la noche impide que se perciba cuánto se estraviauno. Esos escesosde disolución, esos monstruos de irreligión y de impiedad, esas ruidosas rebeliones contra la religión, ese tenaz endurecimiento en el error, esas detestables herejías, que han desolado el rebano, que han armiñado los reinos mas florecientes, y que hacen todavía gemir á toda la Iglesia, lodos esos espantosos desarreglos en materia de religión y de costumbres son el efecto de algunos pasos falsos durante las tinieblas. No se ha advertido este horrible estravío hasta que ha apuntado el dia. Se hace mucho camino, cuando no se deja de andar en toda la noche. Se atraviesan vallados, barrancos, arroyos, cuando se camina en las tinieblas fuera del camino real: la débil luz de las estrellas, el dia mismo no encamina ya, cuando se ha ¡do mas allá de donde se iba, y cuando no tiene uno mas que su propio parecer por guia. La ceguera espantosa de los judíos, el In illo íempore: Dixü Jesús discipulis suis: Cim vcnerü Filius hominis in majeslate sua, et omnes angelí mm eo, tune sedebit super sedem majestalis SUM : et congregalmntur ante eumomnes gentes], et separavü eos, ab invicem, sicul pastor segregal oves ab Itoedis: et staluet oves qnidem á dextris suis, hcedos autem á sinistris. Tune dket ñex his, qui ¿i dextris ejus erunl: Yenile, benedicti PatHs mei, possideteparatumvobis regnum a constüutione mundi. Esurivi enim, et dedistis mihi manducare: sitivi, et dedistis milii bibere: hospes eram, eícollegistis me: nudus , et coo- En aquel tiempo dijo Jesús á sus discípulos: Cuando viniere el Uijo del hombre rodeado del esplendor de su majestad, y todos los ángeles con él, entonces se sentará sobre el trono de su grandeza, y todas las naciones se reunirán delante de él, y separará los m OÍ de los otros como un pastor separa las ovejas de los cabritos , y colocará las ovejas á su derecha, y los cabritos á su izquierda. Entonces dirá el Rey á los que eslará.i á su derecha Venid, benditos de mi Padre, poseed el reino que os ha sido preparado desde la creación del mundo ; porque tuve hamperuistis me:infirmus, et vi- bre, y me habéis dado de silaslis me: in carcere eram, comer ; tuve sed, y me hael venistis ad me. Tune respondebunt ci justi, diecntes: Domine, quando le vidimus esurientem, et pavimus te? sitienlem , et dedimus tibi potum ? quando autem te vidimns hospilcin , el collegimus te? aut nudum,et coobeis dado de beber; no tenia en donde alojarme, y me habéis recogido en vuestra casa ; estaba desnudo, y me halléis vestido; enfermo, y me habéis visitado; entre prisiones, y habéis venido á verme. Entonces le permmus te? aut quando te responderán los justos, y le vidimus infirmun,aulin car- dirán: Señor, ¿cuándo le cere, et venmus ad le? St vimos hambienlro y le alimentamos? respondens ñex, dicet illis. Amendico vobis, quamdiüfecistisuni exhis fratribusmeis ¿sediento y le dimos de beber ? ¿cuándo te vimos sin hospedaje y minimis , mihi fecisiis. Tune te recogimos en nuestra dket el his, qui á sinislris erunl: Disccdile á me, maledirli, in ignem aternum, qui paralus cst diabolo et angelis ejus. Esurivi enim, et non dedistis mihi manducare : sitivi, ct non dedistis casa? ¿ó cuándo te vimos enfermo, ó en la cárcel , y fuimos á visitarte ? Y el Rey le responderá. En verdad os digo , que cuantas veces hicisteis todo eslo con uno de mis hermanos mihi folum: hospes eram, mas pequeños , lo habéis etnon collcgislis me: nudus, et non cooporuistis me: infirmus, hecho conmigo mismo. Entonces dirá también á les el in carcere, et non que estarán á su izquierda: visitastis me. Tune respondebuntei etipsi, dicentes : Domine, quando tevidimus esurientem , aut sitienlem, aut hospitem, aut nudum , aut infrmum, aut in carcere. el Id lejos de mí, malditos, al fuego eterno , que ha sido preparado para el demonio y para sus ángeles; porque tuve hambre , y no me disteis de comer ; tuve sed,

la constornacion <strong>de</strong> lodos los hombros, osle Rey <strong>de</strong> reyes, |<br />

esle Juez soberano, dirá á ios que oslarán á <strong>de</strong>recha:<br />

«Venid, benditos <strong>de</strong> mi l'adic, poseed el reino que se 89<br />

hi preparado <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la creación <strong>de</strong>l mundo.» ¡Qué alegría,<br />

dice san Crisóstomo, qué honor en eslas palabras pnra<br />

aquellos á quienes irán dirigidas I Jesucrislo no les dice:<br />

recibid el reino, sino poseedlc como heredad vuestra,<br />

como una herencia que os toca, que habéis recibido <strong>de</strong><br />

vuestro Padre, y que se os <strong>de</strong>be en todo tiempo; porque<br />

yo os la he preparado aun antes que estuvieseis en ú<br />

mundo; porque yo sabia enlódala eternidad que seriáis<br />

loque sois, y que siendo fieles á la gracia, habríais conservado<br />

la caridad. Porque he tenido hambre y me habéis<br />

dado <strong>de</strong> comer; lo cual, según san Agustín, es como<br />

si Jesucristo dijese: Vosotros erais <strong>de</strong>udores á la justicia<br />

divina, porque habéis pecado; entrad, sin embargo, en<br />

mi reino, yo os hago misericordia, porque he tenido hambre<br />

y me habéis dado <strong>de</strong> comer. No os abro, pues, el ciclo,<br />

porque no hayáis nunca pecado, sino porquecon vuestras<br />

limosnas habéis redimido vuestros pecados. En vano<br />

os uno acusado <strong>de</strong> sus pecados, dice san Pedro Crisólogo,<br />

cuando se escusa con el pobre: dando al pobre, se hace<br />

uno <strong>de</strong>udor <strong>de</strong> su mismo Juez. Después, dirigiéndose á<br />

los (pie estarán á la izquierda: «Id, malditos, lejos <strong>de</strong><br />

'm',» U>s dirá con un tono fulminante, «id al fuego eterno<br />

que está preparado para el <strong>de</strong>monio y para sus ángeles.»<br />

Gomo si Jesucristo los dijese, según san Crisóstomo: No<br />

soy y o el que os ha preparado este fuego. Lo que yo os<br />

h^bia preparado era un reino; solo para los <strong>de</strong>monios estaban<br />

preparadas eslas llamas. Vosotros solos <strong>de</strong>béis acusaros<br />

<strong>de</strong> vuestra <strong>de</strong>sgracia , vosotros os habéis procipilado<br />

volunfariamonle en estos abismos. ¿Y quién al oir esto<br />

l'n-onlrará <strong>de</strong>masiado largos los ayunos <strong>de</strong> Cuaresma, y<br />

duro el rigor <strong>de</strong> la penitencia? «Id al fuego eterno, preparado<br />

para el <strong>de</strong>monio y sus ángeles.» Notemos que no<br />

l'abla <strong>de</strong>l suplicio eterno, como ha hablado <strong>de</strong> la recompensa<br />

cierna : «que os ha sido preparado <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la creación<br />

<strong>de</strong>l mundo;» porque el fuego eterno y la con<strong>de</strong>nación<br />

no han sido nunca su primera i<strong>de</strong>a, ni su primer <strong>de</strong>signio;<br />

(;oudcna á los pecadores á este último suplicio, dice san<br />

Crisóstomo, en cierto modo,á pesar suyo. La muerte, dice<br />

0| Sabio, ha entrado en el mundo, únicamente por la malina<br />

<strong>de</strong>l <strong>de</strong>monio ; Dios no se complace en la pérdida <strong>de</strong> los<br />

1!lalos. <strong>Los</strong> pecadores se atraen la muerte y los suplicios<br />

0^'ii!os por su pura malicia; ninguno perece sino aquel<br />

quiere perecer. Se ha dicho ya en otra parte, y minea<br />

^ tiré bastante, que los santos <strong>de</strong>ben á la misericordia <strong>de</strong><br />

^10' y h ios mérilos <strong>de</strong> Jesucristo su salvación y la gloria<br />

«i que gozan en el cielo; mas ninguno <strong>de</strong> los reprobados<br />

? fpie no sea el arlilico <strong>de</strong> su reprobación atoro*] la<br />

^pi'obacion es la obra <strong>de</strong>l hombre pecador, y osla verdad<br />

sora por toda la eternidad el menor <strong>de</strong> los sentimiencon<br />

f 'asa'masrt'P1'0^ac'as' Jesucristo castiga álos malos<br />

, i . 8°' Y Con i'" fuego eterno ; y este fuego no es nui-<br />

POP 'r' ^SW'ico y pasajero, sino un fuego real, cor-<br />

, 1 ' V16 no se estinguirá jamás. El suplicio <strong>de</strong> los<br />

nú'0"3 no 'ondrá fin ni disminución ; obrará eternaete-*<br />

So^re su aln)a y sobre su cuerpo; y como serán<br />

¡Rué0'1101110 cn'Pa'3'es' serán eternamente castigados,<br />

eler "i 1)'(>S! iflll'^n 110sc estremece á la sola i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> una<br />

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