AguaTinta N° 26
La Danza - Julio de 2017
La Danza - Julio de 2017
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PLÁSTICA<br />
Lee Jung-seob, el pintor leyenda de Corea<br />
Por Claudia Carmona Sepúlveda<br />
p Lee Jung-seob expone su obra en Tongyeong, 1954.<br />
Nació el 10 de abril de 1916,<br />
en la hoy norcoreana localidad<br />
de Pyongwon, provincia de<br />
Pyongannam-do, poco después de<br />
que la Corea unificada de la dinastía<br />
Joseon quedara bajo el dominio<br />
colonial de Japón. Ejerció cuanto<br />
pudo la resistencia cultural al<br />
invasor y se opuso a la escisión de<br />
la península, pero no logró torcer<br />
un destino mediado por la histórica<br />
disputa de ese territorio, por la<br />
Segunda Guerra Mundial y por la<br />
Guerra de Corea. Hoy, el nombre de<br />
Lee Jung-seob, el que pintó añorando<br />
a su mujer e hijos, se reconoce como<br />
sinónimo de renovación artística, y,<br />
casi paradojalmente, es Corea del<br />
Sur la nación que le rinde póstumo<br />
tributo y ha instalado su figura en el<br />
altar de sus más grandes creadores.<br />
Una eterna pugna<br />
Sucesivas oleadas de tropas han tomado o intentado<br />
tomar el control de la península de Corea desde que la<br />
historia ha dejado registro. Su ubicación en el continente<br />
asiático constituye un punto estratégico entre los<br />
territorios de China y Japón como los conocemos hoy,<br />
por lo que dominar desde sus colinas los tres mares que<br />
la rodean ha sido la ambición del emperador chino Han<br />
Wuti en 109 a. C., de los mongoles desde 1231 y por casi<br />
un siglo, del soberano feudal japonés Toyotomi Hideyoshi<br />
a fines del s. XVI, de los manchúes en el siglo XVII y, en<br />
1905, nuevamente de los nipones tras el establecimiento<br />
de la supremacía de Japón sobre China. Ese año Corea fue<br />
anexada al naciente imperio y en 1910 pasó a constituirse en<br />
su colonia. Instalados los japoneses en tierras peninsulares<br />
se hicieron de sus riquezas, en especial carbón mineral,<br />
pero también de insumos alimenticios que comenzaron a<br />
ser enviados a Japón en desmedro de la población local .<br />
Alrededor de 170 mil agricultores y pescadores japoneses<br />
se asentaron en Corea e iniciaron la explotación de sus<br />
recursos. Los coreanos que cruzaron el mar buscando un<br />
supuesto bienestar en el propio Japón, así como quienes<br />
partieron a la también ocupada Manchuria, no tuvieron<br />
mejor destino que los que permanecieron en su tierra,<br />
pues en su calidad de inmigrantes fueron víctimas de la<br />
segregación.<br />
La política de asimilación impuesta por el imperio<br />
negaba a los coreanos el derecho a su lengua y cultura.<br />
El sistema educativo fue el mejor enclave para aplicarla,<br />
y en las escuelas los estudiantes debían vestir según la<br />
tradición japonesa, seguir sus costumbres, respetar sus<br />
íconos desechando los propios y escribir su nombre con la<br />
grafía nipona.<br />
A merced de la historia<br />
Seis años después de iniciado este período colonial<br />
nació Lee Jung-seob. Su abuelo era comerciante y tenía<br />
un buen pasar, de modo que, ya instalados en la ciudad de<br />
Pyongyang y pese a la situación de desmedro en que estaba<br />
la población local, el muchacho tuvo una buena educación<br />
y pudo dar curso a sus inquietudes artísticas; también<br />
ejerció su derecho al libre pensamiento. Una anécdota de<br />
sus tiempos de estudiante ilustra esto: convocado a decorar<br />
con sus creaciones los márgenes y espacios en blanco del<br />
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