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Excodra XXXVI: La tecnología

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EXCODRA<br />

REVISTA DE LITERATURA<br />

(Y OTRAS ARTES)<br />

Nº 36<br />

<strong>La</strong> <strong>tecnología</strong><br />

REVISTA EXCODRA<br />

2017


Edición: © Revista <strong>Excodra</strong>.<br />

Imagen portada: © Ahmed Emad Eldin.<br />

<strong>La</strong> autoría de los textos e imágenes de la revista pertenece a cada uno de sus respectivos autores.<br />

Dirección Revista <strong>Excodra</strong>: Rubén Darío Fernández.<br />

Revista <strong>Excodra</strong>. Número <strong>XXXVI</strong>, <strong>La</strong> <strong>tecnología</strong>. Julio, 2017.<br />

ISSN: 2014­1998.<br />

Nuestro próximo número será sobre <strong>La</strong> violencia, no lo dudes y escríbenos al e­mail con tu propuesta.<br />

http://excodra.wixsite.com/excodra<br />

excodra@excodraeditorial.com


ÍNDICE<br />

Contenidos<br />

Página<br />

EXCODRA <strong>XXXVI</strong>: LA TECNOLOGÍA 3<br />

EDITORIAL 7<br />

ARTÍCULOS 9<br />

Antonio Maura: Apuntes para una reflexión sobre la <strong>tecnología</strong> 9<br />

Vicente Luis Mora: El efecto de la bruja de Blair 13<br />

Fran Norte: Embebidos por la <strong>tecnología</strong> 19<br />

Federico Fernández Giordano: Merleau­Ponty y la filosofía del cuerpo tecnológico 23<br />

FICCIÓN 30<br />

Alberto Quintana: Despierto y arranco 30<br />

Mariona Rodríguez: <strong>La</strong>vadora de alta gama 35<br />

POESÍA 39<br />

José Luis Zerón Huguet: Ecosistema I 39<br />

Alberto Chessa: Manuscrito del Mar Menor 42<br />

José Manuel Ramón: <strong>La</strong>urel olvidado 43<br />

Juan EseKa Rodríguez: El bote de las esencias 45<br />

Juan Trigo: <strong>La</strong>s lágrimas del príncipe Rupert 47<br />

José Manuel Pozo Herencia: Paisajes quebrados y Demasiada luz 49<br />

<strong>La</strong> <strong>tecnología</strong> 1 <strong>Excodra</strong> <strong>XXXVI</strong>


ARTES VISUALES 51<br />

Ahmed Emad Eldin 52<br />

Sarah DeRemer 68<br />

Dariusz Klimczak 84<br />

Kai Ziehl 100<br />

Dorian Vallejo 116<br />

ENTREVISTAS 131<br />

Hector Geffner 131<br />

Juan R. Granja 141<br />

COLABORADORES 151<br />

<strong>Excodra</strong> <strong>XXXVI</strong> 2 <strong>La</strong> <strong>tecnología</strong>


EXCODRA<br />

REVISTA DE LITERATURA<br />

(Y OTRAS ARTES)<br />

Nº 36<br />

<strong>La</strong> <strong>tecnología</strong><br />

<strong>La</strong> <strong>tecnología</strong> 3 <strong>Excodra</strong> <strong>XXXVI</strong>


<strong>Excodra</strong> <strong>XXXVI</strong> 4 <strong>La</strong> <strong>tecnología</strong>


Hay un ambiente exterior, el mundo de los fenómenos sensibles,<br />

que nos envuelve y sustenta, y un ambiente interior, nuestra propia<br />

conciencia, el mundo de nuestras ideas, imaginaciones, deseos y sentimientos.<br />

Nadie puede decir dónde acaba el uno y el otro empieza, nadie<br />

trazar línea divisoria, nadie decir hasta qué punto somos nosotros<br />

del mundo externo o es éste nuestro. Digo «mis ideas, mis sensaciones»<br />

lo mismo que «mis libros, mi reló, mis zapatos», y digo «mi pueblo, mi<br />

país» y hasta «¡mi persona!». ¡Cuántas veces no llamamos nuestras a<br />

cosas de que somos poseídos!<br />

Lo mío precede al yo; hácese éste a luz propia como posesor, se ve<br />

luego como productor y acaba por verse como verdadero yo cuando logra<br />

ajustar directamente su producción a su consumo.<br />

Del ambiente exterior se forma el interior por una especie de condensación<br />

orgánica, del mundo de los fenómenos externos el de la conciencia,<br />

que reacciona sobre aquél y en él se expansiona. Hay un continuo<br />

flujo y reflujo difusivo entre mi conciencia y la naturaleza que me<br />

rodea; que es mía también, mi naturaleza; a medida que se naturaliza<br />

mi espíritu saturándose de realidad externa espiritualizo la naturaleza<br />

saturándola de idealidad interna. Yo y el mundo nos hacemos mutuamente.<br />

Y de este juego de acciones y reacciones mutuas brota en mí la<br />

conciencia de mi yo, mi yo antes de llegar a ser seca y limpiamente yo,<br />

yo puro. Es la conciencia de mí mismo el núcleo del recíproco juego entre<br />

mi mundo exterior y mi mundo interior. Del posesivo sale el personal.<br />

Innecesario es que aquí me dilate en explicar cómo el ambiente hace<br />

al hombre y éste se hace aquél haciéndose a él. El hombre, modificado<br />

por el ambiente, lo modifica a su vez y obran uno sobre otro en acciones<br />

y reacciones recíprocas. Puede decirse que obran el ambiente sobre<br />

el hombre, el hombre sobre el ambiente, éste sobre sí mismo por ministerio<br />

del hombre y el hombre sobre sí por mediación del ambiente. <strong>La</strong><br />

Naturaleza hizo que nos hiciéramos las manos; con ellas nos fabricamos<br />

<strong>La</strong> <strong>tecnología</strong> 5 <strong>Excodra</strong> <strong>XXXVI</strong>


en nuestro mundo exterior los utensilios y en el interior el uso y la comprensión<br />

de ellos; los utensilios y su uso enriquecieron nuestra mente y<br />

nuestra mente así enriquecida enriqueció el mundo de donde los habíamos<br />

sacado. Los utensilios son a la vez mis dos mundos: el de dentro y<br />

el de fuera.<br />

Miguel de Unamuno<br />

<strong>Excodra</strong> <strong>XXXVI</strong> 6 <strong>La</strong> <strong>tecnología</strong>


EDITORIAL<br />

Queridos lectores,<br />

Ha sido nuestro deseo comenzar este número con las palabras de<br />

nuestro querido Miguel de Unamuno, quien con esos breves párrafos<br />

resume perfectamente la esencia de lo que en este nuevo número os<br />

queremos transmitir y, sobre todo, la esencia de lo que representa en<br />

nuestras vidas la <strong>tecnología</strong>.<br />

Vivimos a la vera de lo que creamos y ello nos cambia, y después de<br />

haber creado algo nuevo tal vez se consolide y perdure por un tiempo,<br />

o lo hacemos cambiar prontamente o lo abandonamos por siempre por<br />

nuevas creaciones, pues estamos constantemente re­construyendo<br />

nuestra existencia, haciendo evolucionar el entorno artificial que elaboramos<br />

y que él a su vez nos hace también evolucionar. Forman ahora<br />

mismo la humanidad y su <strong>tecnología</strong> un tándem indisoluble.<br />

Esto es lo que os acercamos con el número sobre <strong>La</strong> <strong>tecnología</strong>, reflexiones<br />

sobre cómo vivimos con ella, desde nuestros orígenes hasta<br />

nuestro presente. Lo abordamos de frente y también alrededor, poetizamos,<br />

ficcionamos, ilustramos y diseccionamos a la <strong>tecnología</strong> en este<br />

número, recorriendo sucintamente su historia, los principales cambios<br />

que a ella le debemos, apuntes sobre nuestro día a día en una vida rodeados<br />

de creaciones que nos ayudan a vivir, sobre el mundo de las<br />

más recientes <strong>tecnología</strong>s, en el ámbito de la imagen, en el ámbito de la<br />

comunicación y del arte, con entrevistas que indagan en las más punteras<br />

<strong>tecnología</strong>s de nuestro presente.<br />

Es un número cálido, entrañable con lo tecnológico, esperamos que<br />

lo disfrutéis enormemente. <strong>La</strong> <strong>tecnología</strong>, cuánto ha marcado nuestro<br />

devenir en el vida.<br />

<strong>La</strong> <strong>tecnología</strong> 7 <strong>Excodra</strong> <strong>XXXVI</strong>


<strong>Excodra</strong> <strong>XXXVI</strong> 8 <strong>La</strong> <strong>tecnología</strong>


ARTÍCULOS<br />

Apuntes para una reflexión sobre la <strong>tecnología</strong><br />

Antonio Maura<br />

Siempre estuvo la técnica unida a los hombres, ya desde sus oscuros<br />

comienzos, prolongando sus sentidos, sus brazos, su capacidad de acción<br />

sobre el mundo. En sus inicios era un útil para el hombre, pues<br />

servía para cazar o hacer fuego, canalizar el agua o atravesar ríos de<br />

una margen a otra, trazar calzadas y vías de comunicación, construir<br />

catedrales o símbolos de poder, fabricar calefactores, trenes, barcos de<br />

vapor. Sin embargo, hoy, con la revolución tecnológica, todos vivimos<br />

rodeados de aparatos que nos intercomunican, nos informan de la realidad<br />

del mundo, nos transportan, nos resuelven los problemas cotidianos<br />

y domésticos, y se han vuelto imprescindibles. No es cuestión en estar<br />

de acuerdo o en desacuerdo con ellos, pues son inevitables. Son parte<br />

de nuestras vidas y nos sería altamente difícil sobrevivir sin ellos. Los<br />

aparatos tecnológicos –móviles, tabletas, ordenadores, reproductores<br />

de música, videos, cámaras fotográficas, televisores, etc., etc.– están<br />

por todas partes: cuando vamos en un metro o autobús, cuando viajamos<br />

o buscamos una entrada de teatro, están allí los celulares de última<br />

generación para auxiliarnos, para hacernos pasar el tiempo, para informarnos<br />

y comunicarnos. Se articulan con nuestra identidad, son incluso<br />

una prolongación de nuestro ‘yo’ y, sólo gracias a estos aparatos,<br />

a los recursos tecnológicos, podemos ser y sentirnos nosotros mismos.<br />

Esta presencia tan íntima y universal es nueva en la historia de la<br />

humanidad, pues anteriormente el hombre se servía de los útiles, pero<br />

guardaba su independencia, mientras que hoy son estos mismos útiles<br />

los que, al volverse imprescindibles, usan al hombre y lo someten, les<br />

dan un contenido a sus vidas y a su identidad. ¿Se puede entonces ha­<br />

<strong>La</strong> <strong>tecnología</strong> 9 <strong>Excodra</strong> <strong>XXXVI</strong>


lar del hombre tecnológico? Ciertamente. Si Gutenberg y la imprenta<br />

cambiaron la forma de transmisión del conocimiento y abrieron las<br />

puertas a una de las mayores transformaciones de la cultura occidental<br />

–la eclosión renacentista–, esta nueva revolución tecnológica y de la comunicación<br />

anuncia sin duda un nuevo modelo para la vida y la cultura<br />

humana.<br />

¿A qué mundo, a qué forma de vida nos vemos abocados? Quizás algunas<br />

características se anuncian ya en los movimientos del poder económico<br />

y político, en las relaciones sociales, en las formas de entretenimiento<br />

y en la metodología del saber. Avanzamos muy rápido y tenemos<br />

conocimiento de las cosas a la velocidad de la luz, sea lo que sea<br />

que ocurra en cualquier lugar del planeta está instantáneamente en<br />

nuestros móviles o tabletas, en los medios de comunicación. Podemos<br />

igualmente comunicarnos con la misma rapidez, lo que modifica nuestros<br />

comportamientos y la posibilidad de nuestros encuentros y desencuentros.<br />

Y es cierto de que en muchas ocasiones estamos indefensos<br />

ante determinadas actuaciones económicas o políticas, pues, como se<br />

sabe, los mensajes, las redes sociales, los tuit han tenido una incidencia<br />

indiscutible y difícil de contrarrestar en las elecciones de más de un<br />

país, así como en las crisis de cualquier orden. Sí, posiblemente nos sintamos<br />

impotentes ante la incontrolable avalancha de imágenes, mensajes,<br />

informaciones, muchas veces no contrastadas, pues lo que prima es<br />

la inmediatez, no la validez o consistencia de las mismas. Pero también,<br />

gracias a este alud de comunicaciones que vienen de todas las partes<br />

del planeta, distinguimos también aquellas voces que estaban sepultadas<br />

en el silencio. Los seres que antes estaban callados, las voces mudas<br />

ahora se agrupan, se asocian, entran en contacto unas con otras: son<br />

los antiguos grupos marginados que se ocultaban a la luz pública y que<br />

ahora suman miles y millones en todo el mundo. Ahora son una fuerza,<br />

mientras que antes eran una minoría intrascendente y desdeñable.<br />

Así, pues, los pros y los contras se entremezclan en la actuación de<br />

las nuevas <strong>tecnología</strong>s, en esta nueva revolución, que está dando a luz<br />

a un ser humano en un nuevo paso evolutivo, quizá tan significativo<br />

como el biológico. Pero el hombre, así lo creemos desde los albores de<br />

<strong>Excodra</strong> <strong>XXXVI</strong> 10 <strong>La</strong> <strong>tecnología</strong>


la cultura occidental, camina hacia su plenitud. ¿Será ésta una nueva<br />

etapa hacia consecución del Ideal, hacia la consumación de los siglos?<br />

Me temo que no. Creo que, como cualquier realidad humana, todo tiene<br />

su sombra y su luz, pues es en el claroscuro donde se asienta lo humano:<br />

ese claro del bosque, donde la luz entra a ráfagas, generando<br />

brillos y penumbras, desvelando algunas realidades y sumergiendo<br />

otras en las sombras, que Heidegger imaginó como uno de los mejores<br />

ejemplos para describir el conocimiento humano y la verdad. ¿Nos llevará<br />

este mundo de las nuevas <strong>tecnología</strong>s hacia el ‘pensamiento débil’<br />

o hacia esa ‘ontología del declinar’, que profetiza Gianni Vattimo, uno<br />

de los herederos más significativos de la filosofía y el pensamiento del<br />

maestro alemán?<br />

¿Surgiremos de las aguas turbulentas del pasado, de un mundo donde<br />

la guerra, el hambre, la enfermedad y la muerte hayan desaparecido?<br />

Me temo también que no. Ninguno de los siniestros jinetes dejará<br />

de acosarnos. <strong>La</strong>s guerras no han desaparecido ni lo harán con las nuevas<br />

<strong>tecnología</strong>s, se adaptarán a ellas y se volverán más peligrosas si<br />

cabe. Y el hambre tampoco, pues aumenta cada vez más el abismo entre<br />

pobres y ricos. Ni tampoco la enfermedad ni la muerte desaparecerán,<br />

pues se controlarán unas enfermedades y aparecerán otras, y la<br />

muerte será la misma matrona que nos iguala a todos y nos sepulta en<br />

idéntica ceniza. Los siglos pasarán, como vientos de tormenta, y perderemos<br />

la silueta y los nombres de los que han sido y seguirán siendo en<br />

su multiplicación incontrolable, fantasmagórica. Nada habrá cambiado<br />

en lo fundamental, pero sí en la superficie, pues las nuevas <strong>tecnología</strong>s<br />

nos aportarán otra representación del hombre y de la mujer, otra forma<br />

de identificarnos, de soñar incluso.<br />

Aseguran que una imagen vale más que mil palabras, lo afirmaron<br />

tantos que ya nadie recuerda al primero que lo mencionó. Sin embargo,<br />

lo que tal vez fuera verdad en algún tiempo, hoy ya no lo es. Es tal la<br />

profusión de instantáneas, que nos asaltan desde los medios de comunicación<br />

y las redes sociales, que la memoria no es capaz de conservarlas<br />

ni la inteligencia de valorarlas. <strong>La</strong> imagen ha sido y es nuestro primer<br />

contacto con la realidad, con nuestro cuerpo, con los otros cuerpos<br />

<strong>La</strong> <strong>tecnología</strong> 11 <strong>Excodra</strong> <strong>XXXVI</strong>


y las cosas. Nuestra conciencia apenas es un filtro de imágenes: las que<br />

proyectamos hacia dentro y hacia fuera de nosotros mismos. Sin embargo,<br />

hoy, las nuevas <strong>tecnología</strong>s han ampliado en exceso, hasta lo inconmensurable,<br />

ese espacio imaginario donde se superponen unas representaciones<br />

con otras, donde se anulan y confunden, borrándose sus<br />

contornos, apagándose sus significados. El bosque vuelve a la oscuridad<br />

tras aquel fugaz rayo de luz, que alumbró parte de la floresta y nos dejó<br />

atisbar la verdad. ¿Caminamos hacia el ocaso o hacia los inicios de un<br />

ser humano nuevo, de un nuevo orden social? ¿Estamos en los albores<br />

del hombre cósmico o ante el declinar inevitable de una especie que no<br />

ha sabido superar sus contradicciones? Como siempre la pregunta está<br />

en el alero. Vivimos en el filo de una navaja. Cada uno de nosotros será<br />

capaz de resolver el dilema o de conducirnos a la destrucción. Hoy<br />

cualquier idea puede irradiarse hacia un pensamiento único, destructivo,<br />

o bien multiplicarse como el ramaje de un árbol ensanchando su<br />

copa hasta abarcar el mundo. Quiero ser optimista y creo en el futuro,<br />

pero también lo temo. El hombre es la gran incógnita que no puede<br />

desvelar la más avanzada de las <strong>tecnología</strong>s.<br />

AM<br />

<strong>Excodra</strong> <strong>XXXVI</strong> 12 <strong>La</strong> <strong>tecnología</strong>


El efecto de la bruja de Blair<br />

Vicente Luis Mora<br />

Los antiguos indios creían perder su alma<br />

frente a la cámara. Fueron afortunados:<br />

jamás tuvieron que ponerse del lado del<br />

disparador.<br />

Jordi Doce 1<br />

En la recordada película El proyecto de la bruja de Blair (Daniel Myrick<br />

y Eduardo Sánchez, 1999), hay un elemento que me sigue pareciendo<br />

fascinante, pasados casi veinte años. Recordemos el argumento:<br />

tres estudiantes de cine se pierden en un oscuro bosque de Maryland,<br />

donde se habían adentrado para rodar un documental sobre los rastros<br />

de una leyenda acerca de una supuesta bruja. Su equipo es ligero, sólo<br />

llevan consigo dos cámaras, una de ocho milímetros y una de vídeo. <strong>La</strong><br />

de 8mm, más cara y compleja de utilizar, es portada por uno de los actores;<br />

de la de vídeo se hace cargo la productora y presentadora del documental,<br />

Heather. Mientras se van desarrollando las sucesivas escenas<br />

de desorientación, angustia creciente y miedo, ella va grabando todo en<br />

vídeo, dejando para la otra cámara las tomas más representativas o que<br />

podrían ser más importantes para el reportaje. A pesar de que les suceden<br />

hechos que ya no tienen que ver con el documental, y de que la situación<br />

personal es cada vez más conflictiva entre los miembros del<br />

equipo, ella no deja de rodar. Los lectoespectadores sabemos que esa<br />

grabación continua es un imperativo técnico, por cuanto la película se<br />

basa en ese supuesto documental, sin posibilidad de utilizar cámaras<br />

exteriores a los propios actores 2 , pero la justificación que el otro cámara<br />

hace de la conducta de la Heather es extremadamente interesante: le<br />

1 Jordi Doce, Hormigas blancas; Bartleby Editores, Madrid, 2005, p. 49.<br />

<strong>La</strong> <strong>tecnología</strong> 13 <strong>Excodra</strong> <strong>XXXVI</strong>


achaca que graba para mantener una distancia con la realidad, para no<br />

involucrarse, para pensar que todo lo que les está pasando es ficticio, y<br />

que los hechos en que se ven envueltos no tienen lugar más que en el<br />

metraje; a su juicio, la productora graba para no sentirse responsable<br />

de la coyuntura de desorientación en la que se encuentran.<br />

El novelista Juan José Millás había descrito la misma sensación:<br />

Me compré una videocámara (...) Los primeros días lo grababa<br />

todo y llegué a comprender a los japoneses, pues observar el mundo<br />

a través de un visor tranquiliza mucho, como si uno no estuviera implicado<br />

en lo que sucede al otro lado 3 .<br />

<strong>La</strong> película de Daniel Myrick y Eduardo Sánchez ha influido mucho<br />

en otros filmes concebidos como filmaciones encontradas, como Cloverfield<br />

o Chronicle, pero su “espíritu” membranoso extiende sus pasadizos<br />

a grabaciones reales: un caso similar se remontaría a los atentados del<br />

11/S: Jules Naudet, uno de los hermanos autores del famoso documental<br />

grabado desde uno de los edificios, dice durante el metraje que seguir<br />

grabando le ayudó a tomar distancia con la tragedia que estaba<br />

ocurriendo frente a sus ojos. Como ha explicado Jorge Fernández Gonzalo,<br />

el motivo es que el formato del documental constituye “el género<br />

del siglo XXI, no tanto por levantar acta de verosimilitud, sino por todo<br />

lo contrario, por registrar una serie de convenciones narratológicas a<br />

partir de las cuales hacer más real lo real” 4 .<br />

Este es uno de los grandes debates subclínicos, no tratados como tales,<br />

que existen hoy en día. <strong>La</strong> cámara y la distancia. Una distancia moral,<br />

y no sólo física, mesurable, hacia­para­contra la realidad. Frederic<br />

2 En contra de lo que se ha dicho, esta técnica no es ninguna novedad: el director mexicano Jaime<br />

Humberto Hermosillo ya la utilizó en una divertida película, <strong>La</strong> tarea (1990), con María<br />

Rojo. Hay otras películas donde los protagonistas se graban a sí mismos, como My Life (Bruce<br />

Joel Rubin, 1999), el documental Tarnation (2003) de Johnatan Caouette o los proyectos actuales<br />

de César Kuriyama, pero tienen otro alcance.<br />

3 Juan José Millás, “Vídeo”, en Algo que te concierne; El País / Aguilar, Madrid, 1995, p. 185.<br />

4 J. Fernández Gonzalo, Filosofía zombi; Anagrama, Barcelona, 2011, p. 131.<br />

<strong>Excodra</strong> <strong>XXXVI</strong> 14 <strong>La</strong> <strong>tecnología</strong>


Raphael, el novelista y guionista de cine, decía a propósito de una conversación<br />

con Stanley Kubrick: “no me contradijo cuando le contesté<br />

que ciertas personas nacen como una membrana entre ellos y la realidad,<br />

que para otros resulta de tan fácil acceso. Estar 'tras la cámara' es<br />

el correlato objetivo de ese sentimiento, y tal vez su remedio solapado”.<br />

<strong>La</strong>s recientes generaciones, entre las que me quizá me encuentro, hemos<br />

crecido con la presencia omnipresente de las cámaras; no ya fotográficas,<br />

sino de súper­ocho, de vídeo doméstico, digitales, incorporadas<br />

al teléfono móvil y un largo etcétera. Se nos ha acostumbrado desde<br />

niños a posar en movimiento y, algo después, a grabar a los otros.<br />

Hemos visto la televisión una media de cuatro horas al día en nuestra<br />

infancia. Hemos ido al cine. Hemos contemplado la vida de la gente,<br />

real o ficticia, por el mismo lugar: la pantalla. De modo imperceptible,<br />

hemos desarrollado esa membrana y a veces se apodera de nosotros su<br />

paroxismo. <strong>La</strong> confusión o posibilidad de confusión ha desatado la imaginación<br />

artística: piénsese en las tan citadas películas El show de Truman<br />

o Ed TV, donde se narra la existencia de personas sometidas 24<br />

horas al día a una cámara en directo. Los habitantes de Bagdad, según<br />

Saramago, veían durante la primera guerra del Golfo la CNN para ver<br />

las bombas que les caían desde fuera 5 . <strong>La</strong>s catástrofes, como contaba en<br />

primera persona Javier Rioyo tras la inundación de Nueva Orleans, no<br />

pueden verse desde dentro, necesitan la pantalla para vivirse 6 . Muchos<br />

de los turistas muertos por el Tsunami de diciembre de 2004 fallecieron<br />

por quedarse en la playa haciendo fotos de las olas, según testigos presenciales.<br />

Escribe David Foster Wallace:<br />

5 José Saramago, en entrevista con Gómez Pin, Babelia de El País, 30/12/2000. Lo mismo hacían<br />

los habitantes de Nueva York durante el 11/S. Quizá por ello puede escribir Edmundo Paz<br />

Soldán sobre unos altercados públicos cerca del palacio presidencial: “abroquelados en el Palacio,<br />

observábamos en la pantalla de un televisor lo que sucedía a pocos pasos de donde nos hallábamos”;<br />

Edmundo Paz Soldán, Palacio Quemado; Alfaguara, Madrid, 2008, p. 162.<br />

6 “<strong>La</strong>s catástrofes no se ven cuando estás dentro. <strong>La</strong> realidad necesita la televisión, la luz: el poder.<br />

(…) Nuestra memoria sabía del desastre, pero no lo podía recordar. Ahora, después de ver<br />

las globalizadas imágenes de la catástrofe en la televisión de nuestro hotel en Alabama, ahora es<br />

cuando tenemos conocimiento de lo que realmente estaba pasando a nuestro lado. Ahora podemos<br />

recordar lo que antes creímos. Lo que sentimos”; Javier Rioyo, “Escapando hacia el este”,<br />

El País, 01/09/2005.<br />

<strong>La</strong> <strong>tecnología</strong> 15 <strong>Excodra</strong> <strong>XXXVI</strong>


Nuestras seis horas diarias no solamente nos ayudan a sentirnos<br />

íntimos y personales con cosas como los Juegos Panamericanos o la<br />

Operación Escudo del desierto, sino que, a la inversa, también nos<br />

enseñan a relacionarnos con personas vivas y reales de la misma forma<br />

en que nos relacionamos con lo distante y exótico, como si estuvieran<br />

separados de nosotros por la física y el cristal, solamente,<br />

existentes únicamente como espectáculos que esperan que los miremos<br />

desde lejos. 7<br />

Es tristemente célebre la imagen de la película documental Llueve<br />

sobre Santiago (Helvio Soto, 1975) donde un periodista no deja de enfocar<br />

al soldado que le mata, como pensando –quizá– que la cámara<br />

pueda defenderle, lo que por desgracia no sucede. En realidad, es un<br />

acto de coraje periodístico como han existido pocos en la historia. Es<br />

uno de los documentos más terribles de la contemporaneidad, porque a<br />

quienes lo vemos nos sitúa cada vez, como diría <strong>La</strong>can, en el momento<br />

de ser el siguiente ante la muerte.<br />

Aunque nos refiramos a un simulacro que oculta algunas zonas de lo<br />

real que no deberían estar en la penumbra, el simulacro no es tan terrible.<br />

En cierto modo, resulta más bien risible, absurdo. Los jugadores de<br />

la Superbowl y los atletas olímpicos graban con las cámaras de sus teléfonos<br />

las ceremonias de inauguración de sus eventos deportivos. En las<br />

ferias eróticas, como las de Barcelona o <strong>La</strong>s Vegas, los asistentes graban<br />

lo que ven, en vez de experimentarlo por una vez sin membrana interpuesta,<br />

quizá porque no imaginan que las estrellas porno puedan tener<br />

una existencia real fuera de la pantalla. Ni siquiera piensan que puedan<br />

tener un cuerpo tridimensional, con olor y tacto. Gracias a las cámaras<br />

GoPro, no hay récord de saltos, puénting, paracaidismo o deporte extremo<br />

en que el protagonista no porte consigo una cámara subjetiva; en<br />

sus obsesivos registros visuales nos llega cierto pálpito de que la documentación<br />

tiene más relevancia para ellos que la experiencia (jugarse la<br />

vida para grabarse haciéndolo, como los chicos rusos que se pasean sin<br />

7 David F. Wallace, “E unibus pluram”, en Algo supuestamente divertido que no volveré a hacer;<br />

Mondadori, Barcelona, 2001, p. 82.<br />

<strong>Excodra</strong> <strong>XXXVI</strong> 16 <strong>La</strong> <strong>tecnología</strong>


cables por las azoteas de los rascacielos). Ya en los 90, Phil Collins y<br />

Bono, del grupo U2, grababan al público durante los conciertos, lo que<br />

ahora hace Justin Bieber para su Instagram. En todos estos casos, hay<br />

un intento de borrar la diferencia entre realidad y ficción; ambas parecen<br />

–pero no son, pese a lo que quiera decir el lánguido Baudrillard– la<br />

misma cosa y a la vez, sin solución de continuidad. <strong>La</strong> alienación del<br />

sentido es absoluta. <strong>La</strong> vida se intenta presentar como una película de<br />

serie B, o un mockumentary, o un spaguetti western donde la sangre quizá<br />

no es siempre de tomate. <strong>La</strong> membrana se vuelve burbuja: envuelve<br />

indiferentemente a grabadores y grabados, a cámaras y escenario. Comienza,<br />

como hemos visto en El proyecto de la bruja de Blair, a pensarse<br />

que estar “detrás de la cámara” es una salvación ante una realidad que<br />

no nos gusta, y que, sin embargo, sigue ocurriendo ahí, delante de<br />

nuestros ojos, a unos centímetros del objetivo. Todo esto me recuerda<br />

al Martín Mantra de Rodrigo Fresán (Mantra, 2001), que graba su vida<br />

durante años, o al entrañable protagonista homónimo de Leolo (Jean­<br />

Claude Louzon, 1993), que escribía para no volverse loco, o al personaje<br />

de Magda en la novela de Coetzee En medio de ninguna parte, que<br />

habla para no dejarse llevar por el pánico 8 . <strong>La</strong> narradora blanca Riestra,<br />

en su novela distópica Greta en su laberinto (una ópera rock) (2016),<br />

describe una “televisión perpetua” 9 , con 24 horas al día de programación<br />

en directo, la mayor parte de la cual tiene como protagonistas centrales<br />

a dos payasos que sostienen un programa de<br />

entretenimiento/alienación sin fin.<br />

<strong>La</strong> distancia entre la realidad y el objetivo en principio no existe;<br />

pero comienza a pensarse que tiene entidad real, con lo cual tiene ya<br />

personalidad, solidez, sustancia, y como es lógico, existe, de algún<br />

modo. Así, una realidad de la que cada vez dudamos más es observada<br />

con una percepción cada vez más dudosa. Hay un intento político de<br />

borrar la diferencia social entre la visión difusa y la otra: si lo que ve­<br />

8 “Tal vez, por otra parte, si dejase de hablar cedería al pánico, perdería la presa que he hecho sobre<br />

el mundo que mejor conozco; J. M. Coetzee, En medio de ninguna parte; Mondadori, Barcelona,<br />

2003, p. 109.<br />

9 Blanca Riestra, Greta en su laberinto (una ópera rock); Alianza, Madrid, 2016, p. 164.<br />

<strong>La</strong> <strong>tecnología</strong> 17 <strong>Excodra</strong> <strong>XXXVI</strong>


mos no es la realidad, no necesita ser cambiada: todo puede seguir<br />

como estaba. Es una forma de cobardía social hacer como que los hechos<br />

no existen. Para la modernidad pangeica, digitalizada, el imaginario<br />

es borroso. Se nos intentan vender lentes correctoras, bajo la forma<br />

de Google Glasses o de casco inmersivo para videojuegos: se nos dice<br />

que es para ver más, pero en realidad vemos menos. Como el personaje<br />

de Deconstructing Harry, de Woody Allen, tendremos que ponernos<br />

unas gafas de diez dioptrías para contrarrestar la miopía estructural del<br />

mundo.<br />

VLM<br />

<strong>Excodra</strong> <strong>XXXVI</strong> 18 <strong>La</strong> <strong>tecnología</strong>


Embebidos por la <strong>tecnología</strong><br />

Fran Norte<br />

<strong>La</strong> <strong>tecnología</strong> nos inunda, toda ella nos engloba, desde los más punteros<br />

avances tecnológicos a los ya históricos como puedan ser una radio,<br />

un refrigerador, o mismamente la luz eléctrica, desde los útiles<br />

más sencillos de uso doméstico a sofisticados teléfonos móviles, tablets<br />

y ordenadores, pasando por todos los electrodomésticos que pueblan<br />

un hogar y por todos los productos e infraestructuras tecnológicas que<br />

llenan y surcan las ciudades.<br />

<strong>La</strong> creación de herramientas, de útiles, de instrumentos, de artefactos<br />

para determinada función doméstica, laboral, científica, industrial o<br />

de servicios ha estructurado y estructura nuestro mundo, determina<br />

nuestro entorno más cercano, nuestro día a día y nos conduce hacia un<br />

determinado futuro. Principalmente, en los países desarrollados, en el<br />

conocido como Primer Mundo, existimos en una realidad con base tecnológica<br />

y por ella nos regimos, marchando guiados por la evolución de<br />

la <strong>tecnología</strong> que nos circunda, que hacemos que nos rodee por doquier.<br />

Estamos inmersos en nuestras propias creaciones. Somos lo que somos<br />

a día de hoy y no de otra manera a causa de lo que hemos desarrollado<br />

en torno nuestra para uso y disfrute, gracias a cómo hemos explotado<br />

la capacidad de crear y de darle usos a lo creado. Cojemos el ambiente<br />

exterior, el ambiente natural desde las materias primas y desde<br />

las ya elaboradas y creamos nuevos ambientes exteriores artificiales<br />

cargados de artilugios y estructuras e infraestructuras que cambian<br />

nuestras vidas, las facilitan, las hacen más rápidas, más certeras, más<br />

seguras, más duraderas, más hábiles, o esa es su finalidad, liberarnos<br />

de ciertas pesadas tareas, ahorrarnos tiempo, resguardarnos de esfuerzos<br />

físicos extremos, expandir conocimientos, ser más exactos, más<br />

<strong>La</strong> <strong>tecnología</strong> 19 <strong>Excodra</strong> <strong>XXXVI</strong>


prácticos, más eficientes, ampliar lo que abarcamos con nuestras acciones,<br />

tratando de mejorar lo que hay constantemente.<br />

Comenzó el ser humano en su Prehistoria dándole uso a palos y piedras<br />

y demás recursos naturales sin apenas desarrollo tecnológico para<br />

facilitar sus tareas cotidianas de alimentación y supervivencia y fuimos<br />

creando sin cesar, modificando la materia, puliendo, transformando,<br />

conjugando, adaptando, aprovechando el entorno, desarrollamos la ganadería<br />

y la agricultura con sus utensilios y técnicas necesarias para sacarlas<br />

adelante y validarlas haciéndolas sostenibles, perdurables, pasamos<br />

por la Edad de los Metales a base de forja y del desarrollo de nuevos<br />

utensilios y de más sofisticadas organizaciones sociales, con el comercio<br />

de alimentos, bienes y útiles consolidándose y propagándose,<br />

modificamos y mejoramos nuestras viviendas y la manera de agruparnos<br />

en sociedad, enriquecimos nuestro lenguaje con los avances tecnológicos<br />

y el establecimiento de nuevas habilidades, con la escritura pudimos<br />

hacer perdurar los conocimientos y los procedimientos de las técnicas<br />

para transmitirlos y ampliarlos perfeccionándolos generación tras<br />

generación, fuimos albergando nuevas ciencias capacitándonos para<br />

más tareas y saberes, creamos nuevas maneras de vivir con nuevas políticas<br />

amparadas y fortalecidas por los desarrollos tecnológicos, nos expandimos<br />

con la Revolución Industrial produciendo al por mayor dejando<br />

en un segundo plano la vida y economía rurales con menor peso<br />

de la <strong>tecnología</strong> para establecernos principalmente en las ciudades con<br />

su creación de necesidades artificiales alrededor de la industria que tiene<br />

su fundamento en los adelantos tecnológicos, con las revoluciones<br />

tecnológicas sucediéndose sin descanso, creando más y más sobre lo ya<br />

creado, desde el incremento de los saberes en medicina, con nuevas<br />

técnicas con nuevos instrumentos, al amplio aumento de los medios de<br />

comunicación y al lanzamiento de satélites al espacio exterior, a toda la<br />

creación informática, llegando a la Revolución Digital y de Internet y a<br />

la Era de la Información donde la comunicación y su información viajan<br />

instantáneamente a casi cualquier punto del globo, unificando culturas<br />

a velocidad de vértigo de la mano de transportes más veloces y masivos<br />

<strong>Excodra</strong> <strong>XXXVI</strong> 20 <strong>La</strong> <strong>tecnología</strong>


haciendo fluir a las personas a modo de ríos con toda la cohesión y<br />

mezcla social que ello conlleva. Tal vez, ahora, llegan los nuevos tiempos<br />

de la robótica doméstica, de la inteligencia artificial, de las realidades<br />

virtuales, de la bio<strong>tecnología</strong>, de las modificaciones genéticas a nivel<br />

humano y de las nano<strong>tecnología</strong>s también de aplicación en el ámbito<br />

de la salud y tendremos que adaptarnos a nuevas formas de ser y de<br />

estar, de vivir, <strong>tecnología</strong> mediante.<br />

Estamos embebidos por nuestras propias creaciones, que son las que<br />

son pero bien podrían haber sido otras las consolidadas, y gran parte de<br />

la educación de los jóvenes se basa en transmitirles los conocimientos<br />

adecuados para saber emplear, y entender lo necesario, nuestro creado<br />

entorno artificial. Nos hemos convertido en animales tecnológicos en<br />

constante expansión, retroalimentándose incesantemente lo creado y su<br />

compresión con lo que ello permite conocer y crear de nuevo, incrementándose<br />

exponecialmente los nuevos desarrollos, habilidades y conocimientos,<br />

facilitándose nuevos movimientos de creación y de entendimiento<br />

tras cada nuevo avance tecnológico. Es una carrera sin descanso<br />

donde las nuevas invenciones van marcando épocas y proporcionando<br />

diferentes contextos para nuestras vidas.<br />

Se podrá opinar más o menos positivamente sobre la conveniencia<br />

de los extendidos desarrollos en <strong>tecnología</strong> que marcan nuestras formas<br />

de vivir, pero casi no hay opción, viviendo actualmente fuera de una<br />

economía rural, donde la expansión tecnológica es menor en número y<br />

relevancia, a escapar a sus redes, redes creadas por nosotros y con las<br />

que nos atrapamos para estar en la vida, para socializar, para comunicar,<br />

para compartir, para investigar y desarrollar, para viajar, para mirar,<br />

para trabajar, para entretenernos, para seguir creando y conociendo<br />

siempre con la idea de más y mejor.<br />

Lo más increíble es que casi no hay límite para el avance de nuestras<br />

nuevas creaciones más allá de donde alcance la imaginación, como raíces<br />

de progreso con crecimiento sin medida, sin posibilidad de parada<br />

<strong>La</strong> <strong>tecnología</strong> 21 <strong>Excodra</strong> <strong>XXXVI</strong>


siempre en expansión y pura ramificación. Es una vorágine de producción,<br />

ya sea artesanal, científica o industrial, donde establecemos, fundamos,<br />

instituimos lo nuevo que desplaza a lo anterior sin cese de la<br />

fructífera creatividad encuadrando cada vez de manera diferente el<br />

campo de juego, el tablero en el que se desenvuelven y organizan nuestras<br />

vidas, sin saber bien si es muro o puente, puerta abierta o callejón<br />

sin salida, hacia lo que la vida nos ofrece de por sí, si con ello ampliamos<br />

o con ello acotamos y delimitamos a nuestra libertad para ser y<br />

nuestras posibilidades de ser, pues con cada nueva creación, con cada<br />

nuevo y deslumbrante desarrollo tecnológico abrimos un nuevo camino<br />

que transitamos y en él y con él vivimos sin saber qué otros caminos estamos<br />

dejando de andar, qué otros recursos y qué otras posibilidades<br />

estamos aparcando en el silencio y dejando sin explorar. Es un vasto y<br />

salvaje océano lo que en potencia podemos desarrollar y lo navegamos<br />

por corrientes concretas que bien podrían haber sido diferentes. Sea<br />

como fuere, desde el primer hueso al que le dimos un uso, desde la primera<br />

lasca de piedra a la que le dimos afilada forma, navegamos los<br />

senderos que vamos abriendo y construyendo y ajustamos nuestras vidas<br />

a lo que hemos creado modificando con ello y constantemente<br />

nuestras maneras de vivir, ampliando día tras día los desarrollos tecnológicos<br />

que hacemos que nos rodeen por todos los costados de nuestra<br />

existencia.<br />

Nos hemos convertido en Homo tecnologicus en perpetua, feroz y veloz<br />

evolución.<br />

FN<br />

<strong>Excodra</strong> <strong>XXXVI</strong> 22 <strong>La</strong> <strong>tecnología</strong>


Merleau­Ponty y la filosofía del cuerpo tecnológico<br />

Federico Fernández Giordano<br />

Nos equivocamos al decir: yo pienso; deberíamos decir:<br />

Alguien me piensa. (…)<br />

Porque Yo es otro.<br />

¿Qué culpa tiene el cobre si un día se despierta convertido en corneta? Para<br />

mí es algo evidente: asisto a la apertura, a la expansión de mi propio pensamiento:<br />

lo miro, lo escucho: lanzo un golpe de arco: la sinfonía se remueve en<br />

las profundidades, o entra de un salto en escena.<br />

Arthur Rimbaud<br />

En su último curso de 1961, Merleau­Ponty les había hablado a sus<br />

alumnos de estas líneas epistolares de Rimbaud. Sólo a través de un colosal<br />

“desarreglo” de los sentidos (dérèglement), decía Rimbaud en su<br />

carta, podía llegar a hacerse el “vidente” (voyant), y su famoso “Yo es<br />

Otro” no es sino la variación de su pensamiento más merlopontiano:<br />

On me pense. Alguien me piensa. O: alguien piensa por mí. Alguien, ese<br />

otro –pero, sobre todo, alguien que no es yo, alguien que es no­yo–,<br />

piensa en mí y ve a través de mí. Y lo que es más: dice ser mí. Ya no<br />

hay mí, pues. Sólo el “entrelazo”, la “comunión”, el “quiasmo”... todos<br />

esos términos que Merleau­Ponty utilizó y que convirtió en las piedras<br />

angulares de su filosofía.<br />

El recorrido exhaustivo de la filosofía de Merleau­Ponty, así como<br />

de sus tensas vinculaciones con la escuela de la fenomenología, sería<br />

una vasta tarea que por otra parte ya ha ocupado a muchos. Por ello, lo<br />

que quiero proponer en el presente artículo no es tanto la tarea de síntesis<br />

de su obra (aunque algo también hay de eso), sino poner el acento<br />

en uno o algunos aspectos de su legado, que se constituyen a día de<br />

hoy como efectos sorprendentes y provechosos para comprender nues­<br />

<strong>La</strong> <strong>tecnología</strong> 23 <strong>Excodra</strong> <strong>XXXVI</strong>


tro tiempo. Me refiero a la huella que dichos aspectos de la filosofía de<br />

Merleau­Ponty han dejado, no siempre de manera consciente, en el arte<br />

y las ciencias contemporáneas. Como es lógico, en las artes performativas<br />

o que se ocupan del cuerpo, pero todavía más (y éste es nuestro<br />

punto) en las creaciones multimedia y tecnológicas de la actualidad.<br />

Asimismo, la reciente recuperación de la teoría de la “tactilidad” merlopontiana<br />

y su conexión con las políticas del cuerpo llevada a cabo por<br />

Judith Butler, 1 así como la renovación de filosofías de corte materialista<br />

–por ejemplo en el Realismo Especulativo al estilo de Graham Harman,<br />

o en el revival del materialismo dialéctico žižekiano–, contribuyen de<br />

una manera u otra a reactivar la obra de este pensador enorme cuyo<br />

materialismo fenomenológico constituye una de las aventuras más apasionantes<br />

del pensamiento moderno, y cuya obra recién hoy empieza a<br />

sortear los fueros de una rigidez académica tradicionalmente afianzada<br />

sobre las dos patas del análisis epistemológico y el kantismo –es decir,<br />

en aquellas escuelas de pensamiento más “anti­merlopontianas”.<br />

En nuestro mundo gobernado por la telemática y la virtualidad, por<br />

la política de salón y la digitalización creciente de nuestras vidas, pareciera<br />

que no hay lugar para una vuelta decidida a la materialidad, pero<br />

es precisamente esa disgregación y esa virtualización la que genera<br />

toda una corriente de pensamiento que, si bien no se adscribe al concepto<br />

clásico de “materialismo”, sí pivota en torno a la materialidad en<br />

alguna de sus formas. Esta materialidad ya no es la teoría de las sustancias<br />

ni la teoría de las esencias al estilo metafísico, pero sí nos vuelve a<br />

confrontar, de un modo pertinente y necesario, con los órdenes que<br />

afectan al cuerpo –ya sea éste el cuerpo en su sentido “carnal” o matérico,<br />

o en su sentido post­tecnológico y bio­tecnológico. Aquí es donde<br />

entran en escena las prácticas performativas del siglo XX, y sus sucesores<br />

naturales dentro de las artes y ciencias posmodernas, que como es<br />

sabido vienen aunando sus tentáculos, resultando de todo ello una síntesis<br />

biomaquínica y post­humana que pondría en tela de juicio las apa­<br />

1 Judith Butler, “Merleau­Ponty y el tacto de Malebranche”; publicado en Los sentidos del sujeto<br />

(Herder, Barcelona, 2016).<br />

<strong>Excodra</strong> <strong>XXXVI</strong> 24 <strong>La</strong> <strong>tecnología</strong>


entes compartimentaciones y categorías de la vida o de la razón tal<br />

como son concebidas desde el cartesianismo y el platonismo.<br />

Así es como, según ha dicho Teresa Aguilar García, el teatro anatómico<br />

de la posmodernidad incorpora “los avances tecnológicos de Internet,<br />

las videocámaras, la retransmisión vía satélite y los adelantos quirúrgicos<br />

al servicio de un cuerpo vivo modificable a voluntad y que supone<br />

el alejamiento de los cánones corporales en boga (…)”. 2 Y, ya antes<br />

de eso, desde el body­art de los años sesenta y el Teatro de la Crueldad<br />

de Antonin Artaud, pasando por las obras y anatomías de performers<br />

como Cindy Sherman, Carolee Scheemann o Samuel Fosso, hasta<br />

los cuerpos torturados de ese teatro anatómico del que habla Aguilar<br />

García, la artista quiroplástica ORLAN o el transhumanista Stelarc, vemos<br />

una línea de continuidad que se retuerce y culebrea en las simas y<br />

los pozos abyectos de la carne, entre los despojos de la identidad y los<br />

restos humeantes del sujeto trascendental… y que a menudo juguetea,<br />

como en una deriva merlopontiana de la posmodernidad, con aquel<br />

“desarreglo de los sentidos” que citábamos al principio.<br />

Es precisamente el “quiasmo” lo que predomina en las prácticas<br />

multidisciplinares, en los ciberartistas, en los procedimientos queer de<br />

performers e instalaciones multimedia, donde el desarreglo de los sentidos<br />

rimbaudiano se diría que deviene en el análisis sinestésico de la<br />

realidad. Vemos esta interacción quiasmática (entre lo “virtual” y lo<br />

“real”; entre lo sentido y lo sintiente; entre la mano que toca y es tocada;<br />

entre lo que es “humano” y no lo es; entre lo que es yo y es otro...)<br />

en la profusión de realizaciones artísticas, tecnológicas o performativas<br />

que, de un modo u otro, adhieren las ideas de Merleau­Ponty.<br />

En su conocida obra de 2007, Tercera oreja, Stelarc se implanta en<br />

el antebrazo una oreja artificial, conectada a una interfaz que permite<br />

escuchar sus movimientos desde cualquier parte del mundo. Esa oreja<br />

implantada se extrae de su lugar convencional y oye por sí sola, se<br />

constituye en un “oír” desubicado de su centro natural, es decir de su<br />

condición de mero agregado del sujeto, para ser una pura entidad<br />

2 Teresa Aguilar García, “ORLAN y el teatro anatómico de la posmodernidad”; publicado en Ontología<br />

Cyborg (Gedisa, Barcelona, 2008).<br />

<strong>La</strong> <strong>tecnología</strong> 25 <strong>Excodra</strong> <strong>XXXVI</strong>


oyente, una pura escucha para sí o para el otro –pues, como leíamos en<br />

Merleau­Ponty, “toda percepción tiene algo de anónimo”–. 3 ¿Quién escucha<br />

a quién en ese diálogo imposible entre Stelarc y su oreja? ¿Es<br />

Stelarc u otro ente el que percibe ese aliento, esa vibración fonética?...<br />

El sujeto hablante/oyente se disgrega y ya no ocupa una parte privilegiada<br />

del cuerpo; cada una de las partes de ese cuerpo (la oreja, la<br />

mano, el brazo, el ojo…) es a su vez un sujeto. Y aun así, cuando atomizamos<br />

y desmontamos al sujeto, éste no se diluye en la “nada”. El sujeto<br />

no es, como dice Hegel, un “vacío en el ser”, sino “un hueco, un pliegue<br />

que se ha hecho y puede deshacerse”. 4<br />

Los sentidos, el sujeto y su integridad son temas constantes en los<br />

procedimientos del arte cibernético, en Stelarc o el catalán Marcelí<br />

Antúnez, que son una típica muestra del laberinto sinestésico al que los<br />

creadores de la posmodernidad nos tienen acostumbrados. Museos, galerías<br />

o instalaciones urbanas incorporan con naturalidad el paso y el<br />

paseo continuo de los sentidos, el juego de las percepciones y las sensaciones;<br />

lo que antes era escuchar, ahora es ver o tocar, etc. –Y cabe<br />

recordar las potestades que Merleau­Ponty otorgaba a la visión, no solamente<br />

como percibiente de las cualidades del espacio y del color, sino<br />

incluso de propiedades matéricas: el ojo ve la blandura de la carne, la<br />

humidad de la tierra, la rugosidad o la porosidad de la piedra… El ojo<br />

incluso percibe otras cosas más difíciles de definir, como la dicha o el<br />

trastorno en un rostro.<br />

En la mirada crónica de cámaras y dispositivos de videovigilancia<br />

(cfr. Michael Klier, Harun Farocki…) vemos la concepción de la visión<br />

“espectacular” de Merleau­Ponty, que surge al “abandonar al mundo mi<br />

mirada”; y la “tactilidad” propia de los objetos cyborg encarna esa sensorialidad<br />

ajena al “yo” que con anterioridad la ciencia sólo podía imaginar.<br />

<strong>La</strong> tactilidad es lo que se pierde, y lo que se busca, al adentrarnos<br />

en un dispositivo de realidad virtual. Y, si hiciéramos un ejercicio de<br />

anacronismo, de la virtualidad podríamos decir lo mismo que Merleau­<br />

Ponty decía de la sensación:<br />

3 Maurice Merleau­Ponty, Fenomenología de la percepción, II, 1 (Fondo de Cultura Económica, México<br />

D.F., 1957).<br />

4 Maurice Merleau­Ponty; op. cit.<br />

<strong>Excodra</strong> <strong>XXXVI</strong> 26 <strong>La</strong> <strong>tecnología</strong>


Experimento la sensación como modalidad de una existencia general,<br />

ya dada a un mundo físico y que corre a través de mí sin que<br />

yo sea su autor (…). No estoy por entero en estas operaciones, se<br />

quedan al margen, se producen antes que yo, el yo que ve y el yo que<br />

oye es en cierta forma un yo especializado.<br />

(…) Lo sensible plantea a mi cuerpo una especie de problema<br />

confuso. Es preciso que encuentre la actitud que va a procurarle el<br />

medio de determinarse y convertirse en azul, es preciso que encuentre<br />

la respuesta a un problema mal planteado. Y, sin embargo, sólo lo<br />

hago por petición, mi actitud no basta nunca para hacerme ver verdaderamente<br />

el azul o tocar verdaderamente una superficie dura. Lo<br />

sensible me da lo que le he prestado, pero lo que me da lo tuve de él.<br />

(…) De tal manera que, si quisiera traducir exactamente la experiencia<br />

perceptiva, debería decir que se percibe en mí, y no que yo percibo.<br />

5<br />

Merleau­Ponty escribía estos pasajes pensando en la percepción “natural”,<br />

si bien ése es un concepto no muy distinto de lo virtual. Tantea<br />

con los procesos mescalínicos, funde y fusiona los sentidos (y el sentido)<br />

como en una experimentación de body­art y multimedia (como en<br />

A­Positive, la performance orgánico­robótica de Eduardo Kac en la que<br />

el artista transfería su sangre a un robot, que a su vez extraía el oxígeno<br />

de la sangre para mantener encendida una llama en su mecanismo,<br />

estableciendo así un punto de paralaje entre las fronteras de lo robótico<br />

y lo corpóreo, lo humano y lo no­humano, etc.). Y, como ha escrito<br />

Teresa Aguilar García en su libro Ontología Cyborg, “la cibercepción<br />

acarrea consecuencias múltiples que trascienden la mera definición<br />

psicológica al perder el ‘yo’ sus estatutos”.<br />

<strong>La</strong> percepción es llevada en Merleau­Ponty a su límite extremo, fuera<br />

del cuerpo (“sólo veo desde un punto, pero en mi existencia soy mirado<br />

desde todas partes”), 6 y con este proceso nos descubre que la carne<br />

no es solamente mi carne, sino que consiste en la esencia misma de<br />

la alteridad como requisito. El cuerpo nómada, el cuerpo cibernético, el<br />

5 Maurice Merleau­Ponty; op. cit.<br />

6 Maurice Merleau­Ponty, Lo visible y lo invisible (Ediciones Nueva Visión, 2010).<br />

<strong>La</strong> <strong>tecnología</strong> 27 <strong>Excodra</strong> <strong>XXXVI</strong>


cuerpo transgénero o el cuerpo transespecie… son todos pequeños retoños<br />

en estado larváreo en las manos de Merleau­Ponty. Y, si como ha<br />

dicho Jorge Fernández Gonzalo a propósito de Cronenberg, “el cuerpo<br />

pertenece a la ficción, a la construcción performativa, a sus discursos y<br />

prótesis tecnológicas”, 7 ese yo corpóreo adolece desde siempre un metamorfismo<br />

que trasciende sus meras funciones biológicas, sociales o de<br />

género. El acalorado debate entre “realistas” y “transhumanistas” es un<br />

falso debate porque se fundamenta, para los segundos, en la creencia<br />

arbitraria de un sentido del progreso y de un determinismo tecnológico<br />

atado a éste; y para los primeros, en una cuestión insoluble en torno a<br />

lo “natural” y lo “artificial”, lo “real” y lo “virtual”… Ya vivíamos de forma<br />

permanente, desde el principio y sin necesidad de ninguna quimera<br />

informática, en una fantasía virtual, y dentro de esa fantasía virtual<br />

también encontramos al cuerpo –pues no hay tanto una relación de reconocimiento<br />

con el cuerpo propio, sino una construcción psíquica,<br />

cuando no una imagen cultural y social, etc–. En este sentido, el cuerpo<br />

“prehistórico”, el cuerpo anterior a la fantasía virtual, anterior al sujeto<br />

y a la conciencia, constituye un límite opaco e irreflexivo (irréfléchi)<br />

que no se somete a las tentativas del intelecto para penetrarlo, para dominarlo<br />

y formatearlo. El cuerpo, ya sea orgánico o tecnológico, es un<br />

límite textual en donde el reino de las ideas pierde su centro. El “ser en<br />

el mundo” sería así una instancia mucho más ambigua y radical, pues<br />

ese ser­cuerpo en el que nos intuimos insertos no sólo actúa como un<br />

ser silencioso, como el silencioso Selbst del que hablaba Heidegger, sino<br />

bajo unas operaciones que son incalculables.<br />

<strong>La</strong> filosofía de Merleau­Ponty, a fin de cuentas, prescribe la necesidad<br />

del otro, o de lo otro, en el más amplio sentido del término: tanto<br />

como una condición necesaria para la existencia, tanto como un lazo<br />

ético­afectivo que nos circunda, tanto como un subtexto inerte (una<br />

“pasividad”, en los términos de Merleau­Ponty) que “estaba ahí” antes<br />

de nosotros. El otro no es imposible, precisamente, porque el yo no existe.<br />

Y a partir de este lugar, de esta “comunión” o “entrelazo” merlopontia­<br />

7Jorge Fernández Gonzalo; Políticas de la nueva carne: calas filosóficas en la filmografía de David Cronenberg<br />

(<strong>Excodra</strong> Editorial, Barcelona, 2016).<br />

<strong>Excodra</strong> <strong>XXXVI</strong> 28 <strong>La</strong> <strong>tecnología</strong>


no, el papel del hombre en la filosofía –entendida como la historia asintótica<br />

de la toma de conciencia entre lo enlazado y el lazo, entre lo que<br />

percibe y lo que es percibido…– aún puede tener un resquicio para ser.<br />

FFG<br />

<strong>La</strong> <strong>tecnología</strong> 29 <strong>Excodra</strong> <strong>XXXVI</strong>


FICCIÓN<br />

Despierto y arranco<br />

Alberto Quintana<br />

Despierto. Seis y media de la mañana. El sol aún está durmiendo<br />

pero a punto de alzarse por el horizonte. Madrugar, la verdad, es que<br />

sienta muy bien. Lo jodido es cuando día tras día suena el despertador<br />

siempre, pero siempre, a la misma hora, estés cansado o no, menos un<br />

día de la semana, en que lo silencias el sábado por la noche hasta el lunes<br />

en la mañana en que vuelve a avisarte de que tienes que salir del<br />

sueño. Hay semanas que se hacen duras, pero en general, se hace transitable<br />

la lucha con el despertador y su musiquilla infernal. Ducha de<br />

agua caliente. Esto sí que sienta bien todos los días. Meter el pan en el<br />

tostador. Huele bien, muy bien, el pan tostado en la madrugada,<br />

abriendo el día, con los ojos aún queriendo despertar, como acurrucados<br />

en sus cuencas tras la ducha caliente. Me gusta mucho la sensación<br />

de ir despertando poco a poco. Sacar de la nevera la mermelada, la<br />

mantequilla, la leche. Poner la mesa del desayuno como quien prepara<br />

un banquete, un banquete de dos tostadas, una fruta, y un café recién<br />

salido de la hermosa cafetera que me regaló Diana en uno de mis cumpleaños,<br />

hace ya cuatro años. Parece que fue ayer, pero el tiempo ha<br />

pasado, en un suspiro, sí, pero cuatro años más a la espalda, para mí, y<br />

de vida para la cafetera. Es casi anciana ya, tiene muchísimas horas de<br />

vuelo. Es una campeona, en verdad. Tomo el desayuno rápidamente<br />

pero pensando en por qué Diana y yo nunca hemos echado un polvete.<br />

Cosas del desayuno. Hay amistades que tendrían que consagrarse con<br />

un polvazo de los buenos, esas amistades que ya son desde hace muchos<br />

años y estar desnudos frente a frente sería una mezcla de recuerdos<br />

insondable, sería hacer el amor con el pasado, con todo lo vivido,<br />

<strong>Excodra</strong> <strong>XXXVI</strong> 30 <strong>La</strong> <strong>tecnología</strong>


sería bonito. Amigable, excitante. Termino el desayuno y cesan mis<br />

pensamientos matutinos sobre la conveniencia o no del sexo en la amistad.<br />

Aún falta un poco para la hora de salir y reviso el móvil por si alguien<br />

me escribió por la noche. Me han enviado dos chistes, están bien.<br />

Me siento frente al ordenador fumando un cigarro y sorbiendo el segundo<br />

café. Me da tiempo a responder a un mail de uno de los compañeros<br />

de baloncesto, quiere quedar el domingo una hora más tarde.<br />

Nos reunimos siempre en el parque de la vieja fábrica, es un lugar con<br />

mucho encanto, nos transporta a otra época el ver ahí la fábrica en ruinas.<br />

Marrón y vieja, derruida, casi ancestral. Ya, es la hora. Antes de<br />

salir me apunto el número del servicio de reparación del calentador.<br />

Hace un ruido furioso, funciona, pero ruge como leona, no puede ser<br />

bueno, mejor llamar. Este otoño está siendo frío casi desde el comienzo.<br />

Llego al coche y está frío como la nieve. Enciendo el motor, pongo<br />

la radio y espero un minuto a que el aire acondicionado caldee un poco<br />

el ambiente para conducir más tiernamente. He comprobado que si vas<br />

con frío conduciendo lo haces bastante a lo cabrón, se sube la mala leche<br />

que es algo espectacular. En el coche es siempre mejor ir calentito,<br />

resguardado por la temperatura, cálidamente conduciendo, con la música<br />

acompañando, así, se conduce de maravilla y no hay atasco ni semáforo<br />

en rojo que excite el ánimo. <strong>La</strong> media hora en coche por las mañanas,<br />

camino del trabajo, suele ser el momento gloria del día. Ese momento<br />

en que la soledad es cojonuda. Anita y Carlos ya han llegado y,<br />

como siempre, me han quitado el sitio del aparcamiento que más me<br />

gusta. Pero es un coche que no conozco. Imagino que vendrá una visita<br />

a primera hora para la dirección, pero se le fue la castaña y no aparcó<br />

en el sitio de las visitas, que está sumamente señalado, con un cartel y<br />

pintado en el suelo. Será un despistado. O alguien del curro tiene coche<br />

nuevo, que también puede ser. Vuelvo a pensar en Diana. En sus dos<br />

hijos. Cómo lo hará estando separada. Su ex marido era un buen amigo<br />

pero terminaron discutiendo demasiado. Yo les escuchaba en estéreo<br />

sus problemas. En realidad eran cosas mínimas, imagino que simplemente<br />

se les fue el amor. A veces tampoco tiene que ocurrir mucho<br />

más, te desenamoras y se acabó. Se activa una guerra cotidiana de an­<br />

<strong>La</strong> <strong>tecnología</strong> 31 <strong>Excodra</strong> <strong>XXXVI</strong>


dar por casa, se merman los ánimos de ambos frentes durante un tiempo,<br />

y finaliza el conflicto un día tal como un día empezó. No hay mucho<br />

más, en ocasiones. Tiempos revueltos entre periodos de calma, la<br />

vida misma. Andrés se fue a Bélgica hace unos seis años, qué loco. Al<br />

menos regresa dos semanas al año para ver a sus críos, que cada vez<br />

son más chavales, y se parecen mucho a él, además. Ahora están en la<br />

fase de darle todo el día a los videojuegos, son muy majos, la verdad.<br />

Bueno, hay que entrar a trabajar, apago el cigarro mientras por la vía<br />

del tren pasa un mercancías a toda velocidad. Hace un ruido del demonio<br />

y eso que en realidad no está tan cerca. Hace temblar la tierra y se<br />

ven pájaros alzando el vuelo. Un avión, al mirar a los pájaros en lo alto,<br />

pinta el cielo con una línea blanca. Son hermosos los aviones, a lo lejos,<br />

reventando el cielo suavemente. He cogido muy pocos aviones en mi<br />

vida pero me encanta la sensación de surcar los cielos. Hay una cierta<br />

belleza, inquietante, en los aviones atravesando las nubes, navegando<br />

por el aire, tan lejanos. Bien, sentado a la mesa y a currar. Hola a todos,<br />

vamos a ello. Pantalla, teclado, teléfono e impresora, mis colegas<br />

inseparables de lunes a sábado. Organizamos envíos, todo telemático,<br />

un coñazo. Teléfono por aquí, e­mail por allá, base de datos por el otro<br />

lado, imprimir etiquetas, albaranes, preparar facturas, reír con los compañeros.<br />

Al menos está bien pagado. No demasiado, pero sí lo suficiente.<br />

Podría ser peor. Sea como sea, unos quince años que llevo aquí. El<br />

tiempo vuela como los aviones, ya lo creo. El tema de conversación en<br />

la comida es la revisión médica de mañana. Nos la hacen una vez al<br />

año. Nos miran el cuerpo entero con mil chismes, los ojos, la garganta,<br />

los oídos, los reflejos de las rodillas, nos auscultan y nos hacen un electro,<br />

nos toman la tensión, soplamos por un tubo conectado a una maquinita,<br />

nos sacan sangre y les orinamos en un bote. Luego lo estudian<br />

y lo analizan todo y nos dan una hoja llena de resultados que apenas si<br />

nos enteramos de nada. Prestamos atención a los asteriscos, cuando<br />

hay alguno, algo hay que mejorar y cuidarse de esto o de esto otro, o<br />

eso nos dicen, que si menos grasa, que si más deporte. Siempre suele<br />

ser lo mismo. Durante este tiempo no ha habido ningún susto con los<br />

compañeros. Vamos por turnos a un centro de salud que está a un par<br />

<strong>Excodra</strong> <strong>XXXVI</strong> 32 <strong>La</strong> <strong>tecnología</strong>


de kilómetros, es divertido. Desde donde nos sacan la sangre se puede<br />

ver el laboratorio de análisis, creo que será. Siempre me impresiona la<br />

cantidad de aparatos que tienen, con tubitos por todos los lados, luces<br />

parpadeando, máquinas en funcionamiento haciendo sus labores. Hay<br />

una que parece una lavadora y otra que es igualita a un horno pero meten<br />

vasos vacíos y tubos de cristal dentro. Es curioso el mundo de la<br />

medicina, no lo entiendo en absoluto, pero me llama mucho la atención,<br />

cuánto sabrá esta gente. Cuántas historias tan diferentes a las<br />

mías tendrán los que visten batas blancas todo el día. Anita está preocupada<br />

porque dice que orina muy oscuro. Anita siempre está preocupada.<br />

Se pone a mirar con el móvil sobre la orina oscura y nos dice que<br />

hay un montón de enfermedades que oscurecen la orina. Joaquín, siempre<br />

amable, le dice que estamos comiendo. Luego reímos con un vídeo<br />

que nos enseña Carlos de una caída en bicicleta. Cosas de las redes sociales.<br />

En la televisión están echando vídeos musicales. <strong>La</strong> cafetería está<br />

muy bien, a dos pasos del trabajo, siempre comemos aquí. Huele a fritos,<br />

el ambiente es aceitoso, cargado de vapores, nos encanta. Vienen<br />

los de la fábrica de lámparas de al lado y están siempre como locos.<br />

Son buena gente, de trabajos muy mecánicos, eso sí, aún más que nuestro<br />

trabajo. Desprenden una mezcla de alegría y tristeza. Son buena<br />

gente, es seguro, están siempre riendo, pero en sus ojeras hinchadas se<br />

lee otra cosa, como una cierta angustia, como un cierto toque en el rostro<br />

de aguantar más de lo debido. Me gusta verlos pasarlo bien, inflándose<br />

a pinchos y jarras de cerveza mientras llega la comida, pero hay<br />

algo en ellos que también me ensombrece. Hay algo en sus rostros cansados<br />

que enturbia su alegría. Nosotros gestionamos envíos, ellos hacen<br />

lámparas y algunas cosas más, pero no estoy muy seguro, es un centro<br />

que tiene muchísimos años y ahora hacen mil trastos para el hogar, con<br />

cerámicas, con metal, con plástico, les llegan camiones y camiones de<br />

finos y larguísimos cilindros metálicos y de pasta, digo yo que será casi<br />

la misma dura tarea de trabajo pero con distinto ropaje. Los trabajos<br />

demasiado mecánicos deberían estar prohibidos, qué caray, en los que<br />

hay que repetir día tras día lo mismo, una y otra vez, una y otra vez,<br />

año tras año, generación tras generación, tantas horas seguidas al día,<br />

<strong>La</strong> <strong>tecnología</strong> 33 <strong>Excodra</strong> <strong>XXXVI</strong>


caja sobre caja, como poniéndole siempre una tuerca a un tornillo, repitiéndolo<br />

hasta el agotamiento, como eternas y monótonas cadenas de<br />

montaje, pero bueno, alguien tiene que hacerlo y esos, me temo, somos<br />

nosotros. Tal vez el principal problema sea la de horas al día que dedicamos<br />

a estos trabajos. No sé, a veces no está mal del todo, pero llega a<br />

oscurecernos un poco. <strong>La</strong> vida tiene sus cosas, sobre todo después del<br />

trabajo. Aunque tal vez no estemos encajando correctamente las piezas<br />

de la vida, como si algo estuviera fallando desde las raíces del mundo.<br />

Como si algo fuera a cambiar, pronto, e irremediablemente. En cualquier<br />

caso, el sábado por la tarde, al salir, hemos quedado Anita, Carlos<br />

y yo para ir al cine y luego ir a emborracharnos un poco y bailar por los<br />

pubs, que también hace falta. Carlos, a la cuarta cerveza, se vuelve un<br />

bailarín de cuidado. Es muy buena gente. A Anita siempre le suele entrar<br />

el sueño y baila como lacia, es muy divertido verla así. Se suele poner<br />

los auriculares cuando está muy ciega y cambiamos de un local a<br />

otro. Creo que se siente protegida con ellos. Es curioso. Yo les hago fotos<br />

con el móvil cuando están torcidos y los lunes nos meamos de risa<br />

con las imágenes. Nos conocemos los tres desde hace más de diez años<br />

y tenemos buena amistad. Somos los solteros del trabajo, tal vez eso<br />

nos haya ido uniendo más con el paso de los años. Al salir estoy un rato<br />

dentro del coche, pensando. Enciendo el motor y la radio. <strong>La</strong> música<br />

está baja, tengo puesta una radio local, es muy buena. Le pongo un<br />

mensaje de texto a Diana. Le digo que estoy enamorado de ella, solamente<br />

escribo eso. Arranco.<br />

AQ<br />

<strong>Excodra</strong> <strong>XXXVI</strong> 34 <strong>La</strong> <strong>tecnología</strong>


<strong>La</strong>vadora de alta gama<br />

Mariona Rodríguez<br />

Yo tenía una lavadora o un amado, no recuerdo bien, que no sabía<br />

llorar. Era ese artificio que ocupa su sitio, siempre firme y rígido por<br />

todos sus lados. Me despistaba de tanta cuadratura su puerta redonda y<br />

acomodada en su centro, en realidad era una trampilla a su esqueleto,<br />

a su osamenta más dura. Todos olvidaban que era cuadrada, incluso yo<br />

no calculaba bien sus filos, negaba sus puntas, sus esquinazos y toda su<br />

pesadez a fin de cuentas. Me timaba su portezuela. Y es que cualquier<br />

abertura por muy agrietada, cualquier resquicio por muy vacío,<br />

cualquier rendija por muy hoyo, cualquier brecha aunque sea en la<br />

cabeza, puede parecernos una salida si buscamos con ojos liquidados.<br />

Se meten en la mente de tu mirada esas lágrimas arrinconadas,<br />

empañan cada nervio para hacer llegar a tus sesos y juicios, visiones<br />

que son una farsa validada. Si tienes una lavadora que no sabe llorar,<br />

te desesperarás y tanto tormento traerá grandes tormentas. Tras los<br />

cristales de tu propio llanto verás cruzar un goteo de intuiciones y entre<br />

ellas, resbalando lentamente aparecerá el fantasma de tu presencia, con<br />

eldedo querrás seguir tu voluntad que ya no deja rastro de compromiso<br />

a nada y mientras todo esto ocurre, en tu cráneo resuena el vulgar<br />

testamento de tu embobecida memoria que pasó a ser el sustituto de<br />

cualquier elevada e inalcanzable promesa. A eso se le llama<br />

conformismo cuando eres niño o cuando vas a morir, pero entre tanto<br />

puede que te quedes ahí.<br />

O pudiera ser aún peor y convertirte en una llaga errante, tramando<br />

por siempre una extrema moral, de tanta amargura por no haberte salido<br />

bien aquello que haber hecho bien jurarías mil vidas alargadas. Revisas<br />

y todo indica que seleccionaste la ropa por colores, matices y fundamentales<br />

motivos de tu vida. Cuidaste mucho no malmeter nunca un<br />

calcetín rojo y fiero con los bordados de tiernos recuerdos. Escogiste el<br />

programa de proyectos más delicado para asegurarte de no lastimar las<br />

<strong>La</strong> <strong>tecnología</strong> 35 <strong>Excodra</strong> <strong>XXXVI</strong>


caricias en pieles crudas y limpias. Pusiste transparentes pompas de jabón<br />

para bañar de comprensión y futuro los desaliños de tu poco ajuar,<br />

de tus pocas pertenencias de abrigo verdadero. Después de todo eso, la<br />

hiciste funcionar. Como yo. Por aquéllas lo hice sin atribuir sospecha alguna<br />

a que el ritmo de una lavadora era a las claras y de corazón. Supuse<br />

también que con pasión se puede bañar a lametazos un desierto<br />

entero. Creí con mucha inocencia que empapar no implicaba desangrarse,<br />

sólo colarse en todas direcciones y en cada litro de sangre.<br />

Pues bien, yo tenía una lavadora o un amado, no recuerdo, que no<br />

sabía llorar. <strong>La</strong>vaba en seco y sólo ventilaba trapos, viciándolos de enrarecidos<br />

ambientes y centrifugados concéntricos. Me hacía sufrir mareos<br />

y atontamientos de tanto verle hacer lo mismo en su callejón sin<br />

salida, enrollado en su propio ombligo tan grande como un tambor a<br />

motor, pero atiborrado con el tejido de mis afectos y mi colada apagada<br />

de aspecto. Recuerdo un mundo real, donde la pesadilla era no poder<br />

abrir su puerta encasquillada, no poder recoger lo que era mío, mis retales<br />

y también encajes, mi vida. Con tanto intento por recuperar mi<br />

piel, con sus ganchos me corté no sé cuántos dedos de no sé cuántas<br />

manos que me iban naciendo por cualquier parte de mi cuerpo, no me<br />

quedó mucho sitio para conservar la cabeza y menos para mantenerla<br />

tiesa. Y en esa extraña posición fue cuando ponderé que una lavadora<br />

que no llora, es como un hombre que no suelta lágrimas y que nadie<br />

diga que los hombres no lloran o que no lavan. Tampoco que las máquinas<br />

son inhumanas o los humanos mejores que las máquinas porque<br />

lo importante es la poesía y no el poeta, no importa de dónde venga. ¿Y<br />

si la poesía llegara por tuberías? Cuán máquina más perfecta sería alguien<br />

donde poder guardar tu ser en su interior, como antes de nacer,<br />

desnudo y mojado.<br />

Con los ojos sazonados<br />

y los hombros bajo las rodillas,<br />

grita una sombra de sapo<br />

tu nombre enlatado.<br />

Érase que se era una vez,<br />

<strong>Excodra</strong> <strong>XXXVI</strong> 36 <strong>La</strong> <strong>tecnología</strong>


en un taburete cercano,<br />

alguien a la deriva<br />

que te quiere leer.<br />

A centímetros de distancia<br />

tu viaje más lejano y<br />

vuestro espacio íntimo<br />

es vértigo envasado en válvula<br />

<strong>La</strong>s pupilas se dilatan<br />

y a ti huérfano de libertad<br />

sólo te queda el gobierno<br />

del chispeo de su nada.<br />

El amor es un injerto<br />

tecnológicamente entelequia<br />

aliento bizarro en vida<br />

y al morir un cohete.<br />

Todo esto es para aclarar<br />

que ahora aparte de cabeza<br />

tengo una lavadora Siemens<br />

y un amor para Siempre.<br />

MR<br />

<strong>La</strong> <strong>tecnología</strong> 37 <strong>Excodra</strong> <strong>XXXVI</strong>


<strong>Excodra</strong> <strong>XXXVI</strong> 38 <strong>La</strong> <strong>tecnología</strong>


POESÍA<br />

Ecosistema I<br />

José Luis Zerón Huguet<br />

También nosotros queremos estar<br />

donde el tiempo dice la palabra umbral.<br />

Paul Celan<br />

…los seres humanos no somos máquinas. ¿Por qué? Porque las máquinas<br />

sirven para algo y tienen un propósito, mientras que el propósito de los seres<br />

humanos nadie sabe cuál es.<br />

Andrés Ibáñez<br />

El ser humano es un ser divergente. Que se define por su variedad. Por su<br />

pluralidad constitutiva. Es un ser que vive socialmente en conflicto, en disidencia.<br />

Un ser multidimensional con un cuerpo multisensorial que habita una cultura<br />

multifacética. Aceptar el modelo de la siliconización del mundo, el de las<br />

<strong>tecnología</strong>s exponenciales, en suma, el modelo de la “convergencia”, supone aniquilar<br />

todo aquello que nos hace humanos; supone, entonces, la muerte de la<br />

política.<br />

Éric Sadin<br />

<strong>La</strong> <strong>tecnología</strong> 39 <strong>Excodra</strong> <strong>XXXVI</strong>


<strong>La</strong> tarde es cálida y soleada<br />

y el aire esparce un limo sementero<br />

en la mirada.<br />

El ojo busca en el propio asombro<br />

el fuego de las causas perdidas y se instala<br />

en la intensidad de una exclamación<br />

de llagas abiertas.<br />

Ya no existe la posibilidad de retroceder<br />

porque hemos quemado las naves<br />

en la bocana del nuevo milenio.<br />

Sólo nos queda favorecer el misterio<br />

escondido en cada palabra que invoca a la esperanza<br />

o en las miradas asombradas ante el mundo.<br />

Ya no hay hombres inocentes,<br />

ni héroes que naveguen el sueño,<br />

tampoco sabios capaces de recolectar en las simas.<br />

Los biohakers reinventan la biología<br />

en siniestros garajes,<br />

nuevos Sénecas negocian con los mercaderes<br />

de la comunicación<br />

y evangelizadores tecnocapitalistas<br />

predican desde sus urbanizaciones de lujo.<br />

A los patriarcas del posthumanismo que prometen<br />

la luz y la salvación,<br />

les turba la inocencia,<br />

les turba la plenitud cristalina del mundo,<br />

por eso hipotecan todos los prodigios<br />

y niegan la muerte automatizando la vida.<br />

Te encoges de hombros, ciudadano seguro de tu conciencia,<br />

cuando paseando junto al mar<br />

tropiezas con el cadáver de un desafortunado<br />

engullido por las aguas de un espejismo.<br />

<strong>Excodra</strong> <strong>XXXVI</strong> 40 <strong>La</strong> <strong>tecnología</strong>


El mar borra todos los sueños garabateados en la orilla.<br />

Ya no hay nadie que escriba en la arena<br />

la palabra porvenir, porque la inteligencia artificial<br />

está eliminando el libre albedrío.<br />

No hay inocentes, lo sé,<br />

porque los hombres inocentes no<br />

son siervos de la utilidad.<br />

Ya no hay inocentes,<br />

pero yo aún sigo creyendo que la palabra umbral<br />

borra todos los muros.<br />

Aquí, entre el sueño y la vigilia,<br />

Entre la fascinación y el horror,<br />

en medio de la ciudad que extiende su manto<br />

de destellos y sombras,<br />

en el lugar donde hombre y máquina celebran sus nupcias,<br />

yo, un fugitivo anónimo,<br />

me he parado para celebrar que existe un refugio<br />

donde habla lo que florece.<br />

JLZH<br />

<strong>La</strong> <strong>tecnología</strong> 41 <strong>Excodra</strong> <strong>XXXVI</strong>


Manuscrito del Mar Menor<br />

Alberto Chessa<br />

Lo que yo hubiera dado, como Luke Skywalker,<br />

Por luchar con mi padre sin saberlo.<br />

...No: yo sí lo sabía.<br />

No me hizo falta que una voz metálica<br />

Me dijese: Yo soy tu padre.<br />

Yo luché siempre como Trioshka dentro<br />

De Matrioshka, y aún hoy acabo exhausto,<br />

Herido de mí mismo, ajusticiado<br />

Por mi sed de justicia. Y aún hoy,<br />

Con treintaycinco años, después de cada lance,<br />

Levanto a los caídos, admirado<br />

De encontrar tras los brazos unas manos pequeñas.<br />

Lucha, no disimules, sé quién eres.<br />

Blandimos las espadas otra vez<br />

Para sellar aquello que nos une.<br />

Lucha, no disimules, no te escondas.<br />

Elí, Elí, lemá sabaktaní.<br />

Comprender la memoria de mi voz,<br />

El asma de la vida.<br />

Aceptar que mi rostro es cada vez<br />

El completable mapa que conduce a los antepasados.<br />

Tan sólo una manera de acabar con la noche:<br />

Deletreándola. Lo mismo que una fruta tropical<br />

O que la isla de Trinidad y Tobago. Avíos<br />

De un viaje entonces infinito.<br />

ACh<br />

<strong>Excodra</strong> <strong>XXXVI</strong> 42 <strong>La</strong> <strong>tecnología</strong>


<strong>La</strong>urel olvidado<br />

José Manuel Ramón<br />

Otras cosas, aún tal vez más importantes,<br />

encontraré yo, o encontrarán otros algún día.<br />

Galileo Galilei,<br />

Sidereus Nuncius<br />

¡oh mar del frío<br />

y de la tranquilidad innominados antaño<br />

oh ciencia tullida oh avejentado progreso<br />

desde esta latitud dictamos últimas<br />

comprensiones!<br />

oníricos pantanos<br />

rebosantes de putridez y asperezas<br />

junto al lago de la muerte<br />

océanos tempestuosos<br />

sierpes y vapores<br />

la fecundidad<br />

temida<br />

la rudeza<br />

que adensara distancias<br />

con la luz fangosa del humano sopor<br />

aún reclama su laurel<br />

olvidado<br />

¡ni un tiempo<br />

en que discrepar sea innecesario<br />

<strong>La</strong> <strong>tecnología</strong> 43 <strong>Excodra</strong> <strong>XXXVI</strong>


ni el presente que banalice<br />

cuanto espera!<br />

JMR<br />

<strong>Excodra</strong> <strong>XXXVI</strong> 44 <strong>La</strong> <strong>tecnología</strong>


El bote de las esencias<br />

Juan EseKa Rodríguez<br />

Lo siento, se me cayó el bote de las esencias<br />

la maldición ya venía conmigo, que eso<br />

no sea la excusa.<br />

Mi mundo es escéptico y un poco vago<br />

cruel e inanimado, enfangado dicen algunos,<br />

una arboleda de encinas aceroxidables<br />

una ciénaga de sueños estériles<br />

una vida procrastinada.<br />

Lo siento, se me cayó…<br />

y no le echo la culpa a esta película<br />

a esta escena, a este Neruda follándose<br />

a Blanca Luz, mientras Siqueiros luce su mural<br />

más rojo burgués.<br />

No le echo la culpa a esta película,<br />

tampoco a la mía, pero sí a la impuesta.<br />

Al guión para actores de baja pasión<br />

plásticas siluetas moldeadas al nacer,<br />

hologramas sin locura transitoria<br />

que alivie su inútil existencia.<br />

No encuentro casting para mi papel, y<br />

por mucho que he buscado<br />

no veo espacio en este mundo<br />

para uno mejor.<br />

Me quedé sin Janis tras su mamada<br />

yo, la verdad, nunca he sido Leonard,<br />

me he quedado sin el bote de las esencias<br />

lamento que la maldición no procrastine,<br />

me quedaré sin Goya al actor revelación<br />

pero aún me queda un último acto:<br />

<strong>La</strong> <strong>tecnología</strong> 45 <strong>Excodra</strong> <strong>XXXVI</strong>


volveré a enamorarme…<br />

comenzaré por hacerlo de mí mismo.<br />

JER<br />

<strong>Excodra</strong> <strong>XXXVI</strong> 46 <strong>La</strong> <strong>tecnología</strong>


<strong>La</strong>s lágrimas del príncipe Rupert<br />

Juan Trigo<br />

Habría que retrotraerse a un albor australopiteco<br />

En el imaginario que Kubrick alfombraría de epítetos<br />

Pues un dedo prensil nos abriría un firmamento de ideas<br />

No nos pongamos estupendos, que todo no es cubicaje<br />

Los cuervos utilizaban herramientas mucho antes<br />

Que el triste homínido deseara lanzar huesos al aire<br />

<strong>La</strong> enredadera de la bóveda celeste era nuestro azimut<br />

Ingeniaríamos milenios después los astrolabios y el compás<br />

Estábamos demasiado ocupados ayudando a la extinción del mamut<br />

En Göbekli Tepe, en su solaz, sonríe entre anatemas el monolito<br />

Nos arrastra la elocuencia, nos vence el ingenio exquisito<br />

Después de los diluvios y del incidente Younger Dryas<br />

Llegaron las edades metalúrgicas como la marea a las playas<br />

Con ellas llegaron las catapultas y el espejo ustorio a las batallas<br />

Acero de Damasco como remedio contra la insolente disidencia<br />

Desde el primer suspiro, la <strong>tecnología</strong> se emplea en industria bélica<br />

Pero hace menos de un siglo que Fleming se tropezó con la<br />

[serendipia<br />

Depende de subvenciones la ciencia médica, del magnate y su<br />

[caridad<br />

Posiblemente lámparas de Bagdad iluminaran la temprana botánica<br />

Los principios activos de aquellos ungüentos a día de hoy salvan<br />

[vidas<br />

Y es que la penicilina, aquella trampa divina a la selección natural<br />

Propició posiblemente la exponencial revolución industrial<br />

Mucho antes que Turing dominara bipolaridades<br />

El mecanismo de Anticitera ya calculaba inmensidades en la<br />

[primavera griega<br />

Se resolvía el algoritmo del Minotauro antes que Dijkstra naciera<br />

<strong>La</strong> <strong>tecnología</strong> 47 <strong>Excodra</strong> <strong>XXXVI</strong>


En la Baja Edad Media echaron los candados los gremios<br />

Guardando los secretos de las majestuosas catedrales<br />

En esos anales, la vela se apagaba, se enceraban las falanges<br />

A las cortes feudales llegaron alquimistas y nigromantes<br />

[religiosas<br />

Moisés y su báculo de serpientes mordían los baluartes de las nubes<br />

No había martillo que destrozase las lágrimas del príncipe Rupert<br />

Después de la noche ciega, el postrero Renacimiento<br />

El hombre de Vitrubio y las lentes De Brahe y Copérnico<br />

Y se hizo la luz eléctrica, el caballo de vapor y el átomo de Bohr<br />

Estamos sembrando el planeta de megaestructuras y nano<strong>tecnología</strong><br />

Existen once dimensiones, si la receta de la partícula de Dios no<br />

[presenta avería<br />

En la carrera espacial fue esencial el vodka y la telemetría<br />

Mientras <strong>La</strong>ika orbita congelada aullando el ocaso de la Guerra Fría<br />

El bisnieto de Bradbury ganará un Pulitzer con su última crónica<br />

[marciana<br />

De visionarios estamos surtidos, Verne, K. Dick y Asimov<br />

Será antológico cuando Skynet optimice su cerebro positrónico<br />

Para masturbarse con hologramas pornográficos<br />

The future is now nos recordaban los grupos de punk<br />

Porque esto tiene que ser así y justo lo contrario, amigo Plank.<br />

JT<br />

<strong>Excodra</strong> <strong>XXXVI</strong> 48 <strong>La</strong> <strong>tecnología</strong>


I. Paisajes quebrados<br />

José Manuel Pozo Herencia<br />

En demasiados lugares, las almas casi perfectas<br />

tejen bellezas pronto olvidadas.<br />

Afortunadas, si un día se olvidan.<br />

Será que alguien pasó no ajeno.<br />

No es lugar ni tiempo para exquisitos;<br />

las prisas y lo grosso la hierba pisan.<br />

Nadie crea nada; todo es potencia<br />

y lo más alto vuela muy bajo.<br />

Hoy sólo ausente lo antes perfecto.<br />

Y lo peor, no estamos para lo excelso.<br />

Sólo para lo claro, para lo rápido;<br />

no lo escondido; no lo más cálido.<br />

Y si, además, todo ello es caro,<br />

se venderá en escaparates<br />

sin reparar en lo expulsado.<br />

Ya no es delito quebrar paisajes.<br />

<strong>La</strong> <strong>tecnología</strong> 49 <strong>Excodra</strong> <strong>XXXVI</strong>


II. Demasiada luz<br />

Tibio, como agua en el almizcle,<br />

siento enredar mis dedos en la nada.<br />

Formulo preguntas sin respuesta posible<br />

en perversas manadas de lobos sin nombre.<br />

Auscultan miradas creyendo conocerme.<br />

Hay demasiada luz para tan poco horizonte.<br />

Tus pies olvidaron el camino del encuentro.<br />

(Y entre tanto gentío no puedo encontrarte).<br />

Soy vacío entre el vacío,<br />

y el abismo cabe en una lúgubre estancia.<br />

Aquellas preguntas siguen sin contestarse.<br />

No atraviesan corazas ni yelmos.<br />

Hace demasiado frío fuera.<br />

Quedan demasiadas telarañas dentro.<br />

JMPH<br />

<strong>Excodra</strong> <strong>XXXVI</strong> 50 <strong>La</strong> <strong>tecnología</strong>


ARTES VISUALES


ARTES VISUALES I


Ahmed Emad Eldin


ARTES VISUALES II<br />

Sarah DeRemer


ARTES VISUALES III<br />

Dariusz Klimczak


ARTES VISUALES IV


Kai Ziehl


ARTES VISUALES V


Dorian Vallejo


ENTREVISTAS<br />

I<br />

Hector Geffner<br />

Héctor, ¿qué es la inteligencia y, siguiendo, qué es la inteligencia<br />

artificial (IA)?<br />

<strong>La</strong> inteligencia está asociada a ser una habilidad para lograr objetivos<br />

y también para elegirlos, esto en cuanto a la inteligencia humana,<br />

digamos, que tiene cierto tipo de habilidades asociadas, pues pareciera<br />

que desde otros puntos de vista humanos, como hablar o poder comprender<br />

lo que hay en una imagen no requirieran de la inteligencia, estaría<br />

asociada más a temas intelectuales. <strong>La</strong> inteligencia artificial es el<br />

estudio de las habilidades asociadas a la inteligencia desde el punto de<br />

vista computacional, es decir, tratando que esas habilidades se puedan<br />

reproducir en el computador. <strong>La</strong> gran diferencia es que muchos de los<br />

principales desafíos de la IA son las cosas que para la gente son muy<br />

sencillas y que no requieren inteligencia, como lo que comentábamos<br />

antes, el poder comprender los objetos que hay en una imagen, una<br />

mesa, una silla, una persona, etc., o el mantener una conversación,<br />

todo ese tipo de cosas que normalmente uno no suele asociar con la inteligencia<br />

pero sin embargo son grandes e importantes desafíos para la<br />

IA.<br />

Mirando tu currículum me ha llamado mucho la atención el que<br />

eres Licenciado en Ingeniería Electrónica… entonces he pensado<br />

rápidamente en la electricidad y en los impulsos eléctricos de nuestro<br />

cerebro, claro, y vinculado a lo que comentabas ahora, ¿qué es<br />

la electricidad y cuánto le debe a ella la inteligencia, la artificial, y<br />

la que vive en la mente de los animales…?<br />

<strong>La</strong> <strong>tecnología</strong> 131 <strong>Excodra</strong> <strong>XXXVI</strong>


Con la electricidad no me meto… fui ingeniero electrónico muchos<br />

años atrás, pero lo que no hay ninguna duda es que el computador programado<br />

moderno es un hijo de la electrónica. Es decir, si bien la idea<br />

de poder automatizar el razonamiento de alguna manera es un tema<br />

que tiene una larga historia, incluso digamos, la lógica es una manera<br />

de abstraer y poder formalizar y obtener razonamiento, personas como<br />

Leibniz y Babbage y demás que trataron de automatizar y mecanizar<br />

procesos de pensamiento, es algo que viene a ser posible facilitado por<br />

el desarrollo de la electrónica y de los primeros computadores modernos<br />

a mediados del S. XX, no es sólo resultado de la electrónica, sino<br />

también resultado del trabajo de Turing, que de alguna manera el<br />

hardware básicamente sigue el patrón que estableció Turing de manera<br />

eminentemente teórica en los años 30. Sin electrónica no habría el<br />

computador moderno, y sin Turing las cosas hubieran sido también<br />

bastante diferentes, y sin eso tampoco habría habido inteligencia artificial.<br />

Al hilo de esto, sobre la lógica, en los estudios de IA, ¿se apoyan<br />

más en la lógica o en la neurociencia?<br />

<strong>La</strong> lógica tuvo mucho que ver con el origen del computador programable<br />

moderno y con el trabajo de Turing, que básicamente era un lógico,<br />

y también tiene que ver con temas de IA. Ahora, lo que es el razonamiento<br />

deductivo no es algo cien por ciento racional cuando se quiere<br />

hacer en un ordenador, porque razonar desde el punto de vista lógico<br />

es computacionalmente difícil. Uno de los problemas es demostrar<br />

teoremas en la lógica de predicados, no hay algoritmo que pueda resolver<br />

ese problema en tiempo finito. No todo lo que se pueda describir se<br />

puede computar, y menos computar de manera efectiva. Si uno quiere<br />

hacer un programa que razone de manera deductiva, ese programa no<br />

puede ser al cien por cien racional, va a tener que utilizar algún tipo de<br />

heurísticas para saber cómo establecer un hilo de prueba y otras tantas<br />

cosas. Osea que la racionalidad cien por cien no existe y las razones por<br />

la que no existe son del punto de vista computacional porque no se<br />

<strong>Excodra</strong> <strong>XXXVI</strong> 132 <strong>La</strong> <strong>tecnología</strong>


puede computar cualquier cosa. Afuera de esto, muchos trabajos que se<br />

hacen en IA parte tiene bases lógicas y parte tiene bases en neurociencias,<br />

como el aprendizaje automático. Por ejemplo, si hoy en día uno<br />

quiere hacer un programa que aprenda a reconocer caracteres, que<br />

aprenda que no sean letras,uno puede escribir una letra a mano o un<br />

número del 0 al 9, el programa aprende la manera de clasificar los caracteres<br />

a través de un algoritmo de aprendizaje automático. Alguien<br />

me da muchas muestras de imágenes de los diferentes dígitos, por<br />

ejemplo, y mediante este algoritmo aprende dado un dibujo a clasificarlo<br />

como un número de 0 a 9, y estos programas no están basados en lógica,<br />

aunque pueden tener cierto cálculo de probabilidad pero la mayoría<br />

de las veces son algoritmos que aprenden a generalizar, están basados<br />

en Machine Learning, y ese tipo de operación tiene algo que ver en<br />

ciertos casos, con ciertos algoritmos de Machine Learning, con ideas<br />

que tienen inspiración en neurociencia, lo que hoy en día se llama de<br />

Deep Learning son algoritmos de aprendizaje basados en un tipo de arquitectura<br />

que tiene algo que ver con las redes neuronales reales.<br />

Pensando en lo que planteas casi nos sirve a nosotros la IA para<br />

poder entender cómo funciona la inteligencia en nuestros sistemas<br />

biológicos...<br />

Sí, de hecho, hoy día, en neurociencia, hay manera de extraer cantidad<br />

de señales de un cerebro en funcionamiento, y una manera de procesar<br />

estas señales, esta información, en ciertos casos es a través de algoritmos<br />

de aprendizaje automático. Por ejemplo han habido trabajos<br />

donde dados ese tipo de señales, se puede saber si la persona está pensando<br />

en un objeto o pensando en otro, siendo un tipo de clasificaciones<br />

muy gruesas, que tienen que ver con la activación neuronal que ese<br />

tipo de pensamiento produce.<br />

De ahí a tener una máquina que pueda desentrañar lo que uno está<br />

pensando está bastante lejos… pero sí ciertas categorizaciones a partir<br />

de las señales, y esas categorizaciones se hacen de manera automática,<br />

con algoritmos de aprendizaje automático que tienen que ver con IA.<br />

<strong>La</strong> <strong>tecnología</strong> 133 <strong>Excodra</strong> <strong>XXXVI</strong>


Comentando esto, ¿crees que se podría llegar a registrar el pensamiento?<br />

Desde las activaciones eléctricas… claro, de ahí a poder desentrañar<br />

la vida mental a partir de las señales pienso que hay una buena distancia…<br />

además que las cosas pueden variar terriblemente de una persona<br />

a otra, pero a nivel grueso, eso, quizá se pueda hacer de un tiempo a<br />

esta parte, pero saber lo que uno está soñando y demás… no está claro<br />

que se pueda armar una narrativa coherente de este tipo de eventos…<br />

Claro, quién sabe si cuando avance mucho la <strong>tecnología</strong> se pueden<br />

registrar puesto que son impulsos eléctricos y por lo tanto registrables…<br />

Sí, pero, una cosa es el impulso eléctrico, y otra la interpretación,<br />

hay que interpretar esos impulsos en categorías que tengan sentido<br />

para nosotros, esto quizá es lo que se pueda hacer de manera gruesa, fíjate<br />

que hasta uno mismo tiene bastante dificultades para contar lo que<br />

sueña…<br />

Como para que lo haga una máquina…<br />

A veces es eso, el encontrarle sentido a la narrativa de una secuencia<br />

de esas señales...<br />

Si somos materia y energía… ¿de qué lado caen el pensamiento<br />

y la conciencia que albergan a la inteligencia?<br />

Lo que pasa es que hay niveles de abstracción, todo lo que es procesamiento<br />

de información, tanto de materia como energía también, los<br />

bits que van cambiando durante el funcionamiento de un ordenador,<br />

tiene que ver con materia y tiene que ver con energía, lo que pasa es<br />

que normalmente no analiza el funcionamiento de un ordenador a ese<br />

<strong>Excodra</strong> <strong>XXXVI</strong> 134 <strong>La</strong> <strong>tecnología</strong>


nivel, sino a nivel de procesamiento de información, cómo van cambiando<br />

los bit, e incluso a otros niveles de abstracción aún mayor.<br />

Al final, nosotros igualmente somos materia y energía, pero una piedra<br />

también. Digamos que hay diferentes tipos de características que<br />

nos llevan a niveles de abstracción mayor. En cuanto a la conciencia, es<br />

uno de los grandes misterios, paradigmas más o menos centrales de lo<br />

que nos hace humanos, pero de alguna manera tiene que ver con la capacidad<br />

de modelarnos a nosotros mismos.<br />

Nosotros tenemos un modelo nuestro y de nuestro ambiente, y al fin<br />

y al cabo lo que tenemos es un modelo de nosotros mismos, quizá esa<br />

interacción del modelo de uno mismo con las cosas que uno sabe o<br />

hace o no hace tiene que ver con la conciencia. Es como dices, al final<br />

todos somos materia y energía y también lo que ocurre en nuestro cerebro.<br />

Claro, con lo que comentas ahora es curioso, si son todo inputs<br />

que almacenamos desde los sentidos, los procesamos, formamos<br />

memoria, y cómo se dará el paso a la conciencia…<br />

Los computadores funcionan de esa manera, con el input/output,<br />

pero en nosotros hay cierto tipo de experiencias subjetivas que tenemos<br />

de las diferentes experiencias, uno puede tener una experiencia de miedo,<br />

de angustia, y lograr explicar alguna de estas cosas, el término de<br />

esas metáforas a veces puede ser un tanto complicado, ¿qué es la angustia?<br />

¿puede un programa tener ese tipo de sentimientos o meramente<br />

simularlos? Por ahora todos los programas que hay que tienen que<br />

ver con interpretación sentimental es pura simulación, ningún robot te<br />

va a decir que le duele algo en la manera que nosotros entendemos el<br />

dolor. Ahí sí hay una pequeña brecha. Si al final, como dicen, seamos<br />

robots de carne y hueso, que ése sea el substrato, cuenta que hay un<br />

montón de otras cosas como el dolor, la angustia y tantos otros tipos de<br />

sentimientos que son muy difíciles de explicar en términos de ese substrato<br />

solamente.<br />

<strong>La</strong> <strong>tecnología</strong> 135 <strong>Excodra</strong> <strong>XXXVI</strong>


Lo que comentábamos sobre el sentir… desde los sentidos, y<br />

luego ya cómo lo entiende la máquina sería con las instrucciones<br />

que nosotros le damos, no sé, el dolor, como un mensaje de error<br />

que diera la máquina, algo así…<br />

El tema de que uno programe o que la máquina aprenda sola, y que<br />

uno sepa exactamente lo que está pasando en ella, es difícil… una buena<br />

metáfora para entender muchas cosas paralelas y diferencias entre<br />

IA e inteligencia humana, puede ser un programa que juega al ajedrez,<br />

que está evaluando las alternativas, y en cada caso toma la decisión según<br />

lo que le parece mejor después de un proceso de evaluación de estas<br />

alternativas y ver qué puede contestar el otro jugador y demás, ahora,<br />

¿está sintiendo algo este programa que juega al ajedrez mientras elige?<br />

Obviamente la respuesta es no. Un jugador, claro, imagino que sí, y<br />

tendrá sus diferentes tipos de sentimientos mientras hace su propia<br />

evaluación, en principio muy diferente a lo que está haciendo el ordenador.<br />

Pero, ¿el que programó la máquina y juega con ella al ajedrez<br />

puede predecir lo que la máquina va a hacer? En principio tendría información,<br />

pero en la práctica no podría predecirlo pues son sistemas<br />

muy complejos.<br />

¿Vendría a ser la consciencia de la propia consciencia? Tal vez<br />

una vez que la máquina sea capaz de eso podría expresar dolor…<br />

Bueno, una cosa es expresarlo, puedes hacer una máquina que diga<br />

qué lástima que perdí la partida, pero de ahí a sentir lo que nosotros<br />

asociamos al sentir, como resultado de la consciencia, pienso que esto<br />

tiene que ver mucho ver con la interpretación de las señales que recibimos<br />

junto con muchas otras cosas, con la cultura también, el dolor y<br />

muchos otros sentimientos tienen mucho que ver con la cultura…<br />

Totalmente de acuerdo. Y bajando un poco al suelo… mirando<br />

vuestros trabajos se ve que hay dos bases claras para el estudio de<br />

la IA: las matemáticas y la imaginación... pues tratáis constante­<br />

<strong>Excodra</strong> <strong>XXXVI</strong> 136 <strong>La</strong> <strong>tecnología</strong>


mente de desarrollar o fortalecer modelos matemáticos que expliquen<br />

o generen, digamos, conductas, me parece algo muy increíble<br />

y al alcance de pocos mortales...<br />

Están las matemáticas y la computación, que si bien es una rama,<br />

las matemáticas tienen sus propias restricciones, porque no todo lo que<br />

se puede expresar matemáticamente se puede computar, o computar de<br />

manera efectiva. Yo diría tanto matemáticas como computación, digamos<br />

la disciplina creada por Turing.<br />

Y sí claro, la investigación requiere creatividad, pero esto se aplica a<br />

la investigación de IA, a investigación de cualquier ámbito y al desarrollo<br />

artístico, sin creatividad estaríamos siempre en el mismo sitio…<br />

Y entonces, muy genéricamente, ¿cómo afrontáis cada nuevo estudio?<br />

En nuestro grupo tenemos una agenda donde vamos buscando cuáles<br />

son los mecanismos que puedan estar detrás de alguna inteligencia<br />

general. En el sentido de que nos interesa el programa que exhiba una<br />

inteligencia general, entonces trabajamos en la parte del modelo matemático<br />

para expresar un amplio tipo de problemas, cuestión que uno<br />

pueda darle a estos algoritmos genéricos, y éstos puedan operar básicamente<br />

para cualquier problema. En estos problemas, lo que tienen en<br />

común, es que la máquina tiene que generar un comportamiento para<br />

lograr cierto tipo de objetivos.<br />

Ligado a esto, los videojuegos… creo que la gente de a pie no<br />

puede ni, justamente, imaginarse todo lo que hay detrás de ellos<br />

para llegar a ser lo que son… ¿qué aportan a la IA y la IA a los videojuegos?<br />

Sí, los videojuegos vienen a ser una plataforma, una aplicación, donde<br />

se puede demostrar algún tipo de comportamiento inteligente o no,<br />

si uno ve cómo alguien juega a algún juego, por ejemplo el ajedrez,<br />

<strong>La</strong> <strong>tecnología</strong> 137 <strong>Excodra</strong> <strong>XXXVI</strong>


aunque no tendría la acción de otros videojuegos, digamos que es una<br />

plataforma donde se puede valorar la inteligencia. El otro tema de los<br />

videojuegos… mira, Google ha adquirido hace poco una de las más importantes<br />

empresas en IA, DeepMind, cuyo logro fue un algoritmo que<br />

aprende a jugar a juegos de Atari, un poquito viejos… solamente a partir<br />

de la información que está en la pantalla, los píxeles, lo que ve el jugador<br />

y a partir de la manera en que sus comportamientos afectan al<br />

score, a la puntuación que el jugador va recibiendo, y desde esas recompensas<br />

y castigos expresadas mediante la puntuación el programa<br />

va aprendiendo cómo mover el joystick de manera en que sacar el mayor<br />

puntaje posible, es decir, cómo tomar acciones con los mejores resultados…<br />

y esto recibió bastante cobertura por la prensa, porque es un<br />

logro importante en IA, y además que fue comprada por unos 500 millones<br />

de dólares…<br />

El área de los videojuegos es un ámbito en el que poder evaluar<br />

comportamientos inteligentes, que requiere generación de comportamiento<br />

inteligente.<br />

Otro ámbito serían las aplicaciones, un robot que ayude en las tareas<br />

del hogar… pero la robótica todavía no ha conseguido un robot<br />

que sea bueno por la casa manipulando los diferentes objetos, etc., en<br />

cambio en el mundo de los videojuegos no existe este tipo de limitación.<br />

El pasito es sólo tecnológico, digamos, para que un robot pueda<br />

funcionar como un muñeco de videojuego…<br />

Fíjate que hay muchas dificultades, una empresa como Amazon tiene<br />

robots que mueven estantes de lugar a lugar para que la gente pueda<br />

ir llenando las órdenes que piden los clientes, pero los robots no son<br />

capaces de ir a los estantes y recoger los objetos que se necesitan, es<br />

decir, hay mucho dinero que se podría ahorrar estas empresas, independientemente<br />

del efecto que esto tiene sobre el mercado laboral, que<br />

es otro tema… pero que son problemas que no son tan sencillos de resolver,<br />

que requieren tiempo, sí se ha avanzado muchísimo en los últi­<br />

<strong>Excodra</strong> <strong>XXXVI</strong> 138 <strong>La</strong> <strong>tecnología</strong>


mos años, pero aún queda mucho por hacer desde la robótica para<br />

crear, por ejemplo, robots eficientes de ámbito doméstico.<br />

Saliéndonos un poco, lo comentabas antes, ¿quién es Alan Turing<br />

y qué representa para todo el árbol de la IA?<br />

Sí, no sólo es el padre de la IA, sino también de buena parte de lo<br />

que es la computación moderna. Lo que sería el premio Nobel en la<br />

ciencia de la computación de hecho se llama el Turing Awards… Cualquier<br />

cómputo que pueda ser realizado por un computador hoy en día<br />

podía ser realizado por la máquina que diseñó Turing en los años 30<br />

del siglo pasado, en el papel… lo que se llama la máquina de Turing es<br />

un diseño abstracto de lo que es el computador moderno, que surgió 15<br />

o 20 años después de su trabajo. Turing vio la manera matemática de<br />

caracterizar lo que sería un computador universal programable, sentó<br />

las bases, y teniendo esto, la manera computacional de abordar el problema<br />

de la inteligencia. Él de alguna manera es tanto el padre de la IA<br />

como de la computación mundial. Uno de los más grandes genios matemáticos<br />

del siglo XX sin duda.<br />

Robótica, nano<strong>tecnología</strong>s, IA, realidad virtual… todo esto me<br />

intriga muchísimo, la posibilidad futura de relacionarnos con seres<br />

no nacidos, sino fabricados, pero como ahora lo hacemos con las<br />

personas, ¿cómo imaginas el futuro en este aspecto?<br />

Es un tema que daría de hablar para largo, yo pienso que la gente<br />

hoy en día, se relaciona de manera más sencilla con la <strong>tecnología</strong> que<br />

con otras personas… hay una película, de hace un par de años, Her, de<br />

un hombre que se enamora del sistema operativo de su teléfono móvil…<br />

no sé si la viste…<br />

Sí, me encantó…<br />

<strong>La</strong> <strong>tecnología</strong> 139 <strong>Excodra</strong> <strong>XXXVI</strong>


Pienso que esa película dentro de todas las que han salido de las que<br />

abordan el tema de la IA, plantea un tema bastante real y de cara a un<br />

futuro relativamente cercano, pues la gente a veces puede perfectamente<br />

sentirse más cómoda interactuando con máquinas que a veces interactuando<br />

con otros humanos… la inversión emocional es otra, obviamente<br />

no es un juicio de valor, no estoy diciendo que sea mejor interactuar<br />

con máquinas que con humanos, que yo además soy exactamente<br />

de lo contrario… pero el hecho de que esté sucediendo eso, habla sobre<br />

cómo somos nosotros y cuál es un poquito la naturaleza humana, la situación<br />

actual, como cuando un joven que prefiere mandarle un Whats­<br />

App al muchacho que está del otro lado de la puerta en vez de hablar<br />

con él… de alguna manera prefiere la comunicación mediada por la<br />

<strong>tecnología</strong> a la comunicación directa, bueno, esto habla un poquito sobre<br />

nosotros…<br />

<strong>Excodra</strong> <strong>XXXVI</strong> 140 <strong>La</strong> <strong>tecnología</strong>


II<br />

Juan R. Granja<br />

Juan, para comenzar, ¿cómo son las nano<strong>tecnología</strong>s en el ámbito<br />

biológico y dónde radica su relevancia para mejorar nuestras<br />

vidas?<br />

<strong>La</strong> nano<strong>tecnología</strong> es la ciencia que estudia las propiedades de los<br />

materiales de dimensiones nanométricos (un nanómetro es la millonésima<br />

parte de un milímetro). Durante mucho tiempo estas dimensiones<br />

estaban por debajo de la capacidad de manipulación humana.<br />

No podíamos sintetizar ni sobre todo estudiar sus propiedades. Ahora<br />

ya podemos hacerlo y por primera vez estamos en disposición de<br />

preparar materiales que tienen unas dimensiones similares a los componentes<br />

básicos de los seres vivos.<br />

Y no nos referimos a las células sino a los componentes básicos de<br />

las mismas, las que realizan las distintas funciones biológicas. <strong>La</strong>s proteínas,<br />

las membranas celulares, los ribosomas, etc., son estos componentes<br />

celulares. Por ello, se espera que en un futuro no muy lejano podamos<br />

interferir en las funciones de estos componentes mediante estos<br />

nuevos nanomateriales. Por tanto, deberíamos esperar reducir o eliminar<br />

las deficiencias en el funcionamiento de estos componentes celulares<br />

reparando las células enfermas como las de los tumores cancerosos.<br />

Tal vez en un futuro se podría incluso sustituirlos, como una ortopedia<br />

molecular, en la que componentes moleculares sintéticos se incorporasen<br />

en las células para realizar las funciones que la ingeniería genética<br />

celular no permite.<br />

Vehículo de entrega de drogas, canal transmembrana, agente<br />

terapéutico, catalizador, participante en la construcción de nanocompuestos<br />

y dispositivos ópticos y electrónicos, interventor en inclusión<br />

molecular… y creo que no se agota la lista, ¿cuáles es si­<br />

<strong>La</strong> <strong>tecnología</strong> 141 <strong>Excodra</strong> <strong>XXXVI</strong>


tuación actual de los nanotubos en cuanto a sus aplicaciones y, qué<br />

aportaciones más significativas se espera de ellos para el futuro?<br />

Los nanotubos son estructuras tubulares de dimensiones nanométricas<br />

que poseen múltiples aplicaciones tanto en el ámbito biológico<br />

como en los materiales. Sus propiedades dependen tanto del material<br />

del que están hechos, existen los nanotubos de carbono, los peptídicos<br />

o los derivados de los ácidos nucleicos que poseen diferente dureza, rigidez,<br />

solubilidad, conductividad eléctrica o al calor, biocompatibilidad,<br />

etc. Además, sus propiedades también dependen de sus dimensiones,<br />

de su longitud y diámetro, y de las propiedades de su superficie exterior<br />

o de su orificio interno. Por tanto, en principio son unas estructuras<br />

cuyas aplicaciones dependerán del desarrollo de unos materiales apropiados<br />

y en la capacidad para controlar de forma precisa sus dimensiones.<br />

Por ejemplo, podemos pensar en que estos tipos de nanotubos se<br />

podrían incorporar en las membranas celulares y utilizarse para transportar<br />

pequeños iones a través de su orificio interno. Ya existen muchos<br />

canales iónicos artificiales desarrollados en los últimos años, sin embargo,<br />

ninguna de ellos es capaz de competir con las proteínas naturales<br />

en eficiencia y selectividad. Ese es uno de los retos que se deben superar<br />

en los próximos años. <strong>La</strong> incorporación de una direccionalidad en el<br />

sentido del flujo de los iones podría desencadenar conductos moleculares<br />

que funcionen en contra del gradiente osmótico, o una bomba de<br />

iones. En este caso el tránsito de los iones tendría que estar soportado<br />

por un aporte energético exterior.<br />

<strong>La</strong> síntesis de péptidos en laboratorio me parece algo increíble,<br />

ese poder formar proteínas a la carta, por ejemplo, que no se dan<br />

en la vida de manera natural, entonces, además de desarrollar la<br />

síntesis de nanotubos, ¿qué otras investigaciones estáis llevando a<br />

cabo mediante la síntesis de biocompuestos y qué tipo de aplicaciones<br />

y descubrimientos se espera de ellas?<br />

<strong>Excodra</strong> <strong>XXXVI</strong> 142 <strong>La</strong> <strong>tecnología</strong>


En primer lugar, me gustaría establecer que nuestro grupo de investigación<br />

es un grupo de la universidad, formado principalmente por jóvenes<br />

apasionados y con talento que realizan su tesis doctoral. Por tanto,<br />

nuestra principal función es la formación de estos jóvenes, darle la<br />

mejor formación despertando su curiosidad y ayudándoles a que piensen<br />

en cómo resolver los problemas. Por tanto, nuestra investigación es<br />

una investigación básica, “fundamental research”, que no tiene un claro<br />

objetivo aplicado, aprendemos con lo que se va descubriendo y desarrollando<br />

para que sea un posible pilar del conocimiento y que pueda encontrar<br />

aplicaciones para las que tal vez en un principio no estaba pensado.<br />

Nuestra investigación como químicos es la síntesis y el desarrollo de<br />

nuevos materiales, que no se encuentran en la naturaleza, de una forma<br />

rápida, sencilla y eficiente.<br />

Cuando pretendemos simular las máquinas o componentes celulares,<br />

pretendemos desarrollarlo de una forma sencilla, simplificando la<br />

compleja maquinaria celular, pero sin que pierda su función. Cuando<br />

hablamos de la inteligencia de la naturaleza en cierta medida estamos<br />

exagerando, no es la inteligencia lo que ha desarrollado la vida hasta<br />

los límites que hoy conocemos. <strong>La</strong> vida es más bien el fruto de la evolución<br />

durante cientos de millones de años y como consecuencia de los<br />

cambios en el medio; un continuo “prueba y error” hasta encontrar la<br />

mejor solución para un problema ambiental, cambio del medio, falta de<br />

nutrientes, la predación, competencia, etc. Sin embargo, cada intento<br />

se realiza sobre lo que ya se tiene, y por tanto es la mejor solución que<br />

se encuentra para las herramientas que se poseen. Hay veces que nos<br />

encontramos con seres que claramente no son la mejor solución para la<br />

supervivencia. Un ejemplo podrían ser los peces que viven sobre el fondo<br />

marino como el rodaballo, son bastante feos y no representan la mejor<br />

solución para su modo de vida. Estos peces han surgido de la evolución<br />

de un pariente común con otros peces a los que en algún momento<br />

se rompió la simetría típica de los seres vivos. Esto supone un gasto estructural<br />

adicional que no se tendría que gastar si pudiésemos empezar<br />

de cero. Otro ejemplo serían los mamíferos que han vuelto al mar, sus<br />

<strong>La</strong> <strong>tecnología</strong> 143 <strong>Excodra</strong> <strong>XXXVI</strong>


pulmones no les permiten respirar bajo el agua. A donde voy con todo<br />

esto, esto, en cierta medida, es la visión de los químicos en esta área.<br />

¿Podemos hacerlo igual o mejorar lo que hace la naturaleza? Para<br />

ello los químicos podemos empezar de cero y pensando en una función<br />

determinada tratar de construir las máquinas moleculares más sencillas<br />

y eficientes. En nuestra contra tenemos el tiempo, sólo unos pocos años<br />

de un trabajo de tesis doctoral de nuestros jóvenes investigadores para<br />

desarrollar nuestro trabajo frente a los millones de años que emplea la<br />

naturaleza.<br />

A nuestro favor está nuestra creatividad, imaginación, inteligencia y<br />

que podemos utilizar la naturaleza para inspirarnos. Por tanto, nuestros<br />

límites nos lo ponen las leyes de la naturaleza, lo demás con el conocimiento<br />

que se va adquiriendo y con la imaginación es posible. Esta es la<br />

filosofía que pretendemos implantar en el grupo. Nuestras herramientas<br />

básicas, generalmente, son pequeños péptidos. Los péptidos tiene<br />

unas propiedades muy especiales, gran diversidad de grupos funcionales<br />

diferentes, son relativamente fáciles de preparar y además se pueden<br />

plegar para dar formas distintas y se asocian con otras moléculas o<br />

consigo mismas para generar estructuras más complejas que pueden<br />

desempeñar diferentes funciones. Con estas herramientas tratamos de<br />

construir moléculas con nuevas formas, actividades catalíticas, cápsulas<br />

moleculares, biosensores, etc.<br />

Acabáis de publicar el trabajo “Self­assembling Venturi­like peptide<br />

nanotubes” en la revista Nanoscale, describiendo por primera<br />

vez este tipo de estructuras muy particulares, ¿qué hace que estos<br />

nanotubos puedan ser tan relevantes a nivel de tratamiento de enfermedades?<br />

Es la primera vez que se preparan nanotubos que posee una zona interna<br />

de menor dimensión, estrechamiento, cuyas dimensiones están<br />

perfectamente determinadas. Estos tubos podrían actuar como unos filtros<br />

moleculares que seleccionen el paso de moléculas mientras las hacen<br />

fluir a mayor velocidad. Creemos que podrían ser unos modelos<br />

<strong>Excodra</strong> <strong>XXXVI</strong> 144 <strong>La</strong> <strong>tecnología</strong>


sencillos de las proteínas responsables del transporte de iones u otras<br />

moléculas que poseen nuestras células (canales iónicos). Podrían servir<br />

para entender y estudiar las propiedades de estas proteínas para que en<br />

un futuro se puedan sustituir en aquellas células cuyos transportadores<br />

moleculares funcionan de forma deficiente, como por ejemplo en la fibrosis<br />

quística.<br />

Quiero poner por aquí un ejemplo de cómo hacéis la síntesis de<br />

los compuestos, es algo totalmente asombroso, el nivel de conocimientos<br />

y avances en química y en <strong>tecnología</strong> a los que ya hemos<br />

llegado, para ilustrar un poco la complejidad que conllevan vuestros<br />

trabajos:<br />

3­azidopropyl­p­toluenesulphonate. A solution of 3­azido­1­propanol<br />

(0.909 g, 9 mmol) in CH2Cl2 (36 mL) was treated with Et3N<br />

(2.5 mL, 18 mmol) and p­toluenesulfonyl chloride (1.80 g, 9.45<br />

mmol). The mixture was stirred overnight and then washed with<br />

H2O (milli­Q grade, 2x25 mL), dried over anhydrous MgSO4, filtered<br />

and concentrated. The resulting oil was purified by flash chromatography<br />

(0­35% AcOEt/Hexane) to yield the desired product as<br />

a colorless oil [2.135 g, 93%, Rf= 0.51 (25% AcOEt/Hexane)].<br />

Bueno, y aún sigue… es algo enorme el ser capaces de comprender<br />

y moldear la química a estos niveles de precisión. Juan, teniendo<br />

en cuenta que la vida viene a ser un conjunto de elementos químicos<br />

ordenados de diferentes maneras y a diferentes niveles de<br />

estructuración permitiendo tal o cual función, y viendo lo que somos<br />

capaces ya de hacer y entender, para dejar volar un poco a la<br />

imaginación: ¿hasta dónde podemos llegar con la síntesis de compuestos<br />

biológicos?<br />

Como ya te dije antes, nuestros límites en un principio son las propias<br />

leyes de la naturaleza, no es fácil luchar contra la termodinámica o<br />

la propia entropía, aunque, como la naturaleza nos enseña, en muchas<br />

ocasiones se puede circundar.<br />

<strong>La</strong> <strong>tecnología</strong> 145 <strong>Excodra</strong> <strong>XXXVI</strong>


En estos años hemos aprendido a manipular la naturaleza a nivel<br />

nanoscópico y sobre todo a estudiar sus propiedades a este nivel. Aún<br />

estamos lejos de igualar a la naturaleza en muchos aspectos, pero la<br />

gran distancia que había hace sólo unos pocos años va paulatinamente<br />

disminuyendo y tal vez en unos años se podrá sobrepasar. Podremos<br />

desarrollar células artificiales, hoy en día no parece demasiado lejos,<br />

aunque de momento las células que hemos visto recientemente publicadas<br />

utilizan los mismos componentes moleculares que las células naturales.<br />

Un paso mas allá es que esos componentes no sean proteicos sino<br />

otro tipo de polímeros más eficientes y resistentes y que no causen problemas<br />

de rechazo. Si ya estamos acostumbrados a ver trasplantes de<br />

órganos porque no imaginarnos la reparación de estos órganos remplazando<br />

sólo alguno de los componentes “estropeado”, fibras musculares,<br />

tejidos a células empleando estas células sintéticas.<br />

Leyendo uno de tus trabajos hay una frase que me ha maravillado<br />

e intrigado muchísimo: “Este poro interno tiene una única dimensión<br />

por lo que las moléculas incorporadas en su interior tendrán<br />

propiedades diferentes a las exhibidas por el mundo tridimensional<br />

en el que vivimos.” Me encantaría que nos la explicaras<br />

un poco, ponerla en contexto, porque parece ciencia­ficción, pero<br />

no lo es…<br />

<strong>La</strong>s propiedades que observamos a nivel macroscópico son el resultado<br />

de la respuesta de miles de millones de átomos o moléculas, la nano<strong>tecnología</strong><br />

ha demostrado cómo cambian las propiedades de la materia<br />

a medida que se reduce su tamaño. <strong>La</strong>s propiedades del oro a nivel<br />

macroscópico se pierden a medida que se reducen sus dimensiones, de<br />

ahí, por ejemplo, el interés por las nanopartículas de oro, tienen unas<br />

propiedades que no se observan en las joyas que llevamos. Podemos<br />

imaginarnos, por tanto, que las moléculas incorporadas en el interior<br />

de un nanotubo, que es una cavidad con una sola dimensión, podrían<br />

<strong>Excodra</strong> <strong>XXXVI</strong> 146 <strong>La</strong> <strong>tecnología</strong>


tener nuevas propiedades y que en los próximos años se podrán estudiar.<br />

Hay una parte de las nano<strong>tecnología</strong>s encargada de la construcción<br />

de “materiales inteligentes”, con esos cambios estructurales<br />

de por sí según cambia el medio en el que están, la temperatura,<br />

por ejemplo, ¿en qué consisten exactamente estos materiales y<br />

cuáles son sus aplicaciones, tanto en industria de materiales como<br />

en biología y medicina?<br />

Los materiales inteligentes son aquellos que responden de forma diferente<br />

ante estímulos externos diferentes, que se pueden adaptar y<br />

evolucionar según las condiciones medioambientales. Estamos describiendo<br />

los principios de la vida. <strong>La</strong>s bases de la vida están en que sus<br />

moléculas se asocian y disocian de forma reversible, es lo que se conoce<br />

como el auto­ensamblaje molecular. De tal forma que las moléculas de<br />

ADN, la encargada de almacenar la información genética, forman una<br />

doble cadena de estructura helicoidal. Almacenar una información no<br />

tiene ningún interés si no se pudiese leer y recuperar esta información.<br />

<strong>La</strong> doble cadena de ADN se forma mediante el reconocimiento y la<br />

unión de las distintas bases que componen la cadena. Pero esta unión<br />

se realiza a través de fuerzas de enlace no covalente que al ser más débiles<br />

son reversibles. Por tanto, es posible separar las bases para leer la<br />

información y copiar (transcribirla) en otra nueva molécula como el<br />

ARN, o en duplicarla para su reproducción.<br />

Una vez desparecidas las fuerzas químicas que separan las dos hebras<br />

del ADN, estas se vuelven a juntar para recuperar la forma inicial.<br />

Este tipo de comportamiento es característico de otros sistemas químicos.<br />

Se juega con moléculas que están en el filo del equilibrio termodinámico<br />

de tal forma que un pequeño cambio de las condiciones desencadena<br />

una variación en las condiciones del equilibrio que inducen un<br />

cambio estructural o funcional. Estas deben ser las propiedades que deben<br />

tener estos materiales inteligentes. Tendremos que seguir desarrollando<br />

los materiales que simulen estas propiedades, pero utilizando<br />

<strong>La</strong> <strong>tecnología</strong> 147 <strong>Excodra</strong> <strong>XXXVI</strong>


moléculas diferentes. Si lo conseguimos nuestro nivel de vida mejorará.<br />

Tal vez en los últimos años, nuestra sociedad ha asociado a la química<br />

con todos nuestros males porque somos responsables de la contaminación<br />

del medio ambiente, porque asociamos a la quimioterapia con los<br />

males de nuestras enfermedades. No nos damos cuenta el gran impacto<br />

que ha tenido en nuestra sociedad los descubrimientos químicos del siglo<br />

XX, los antimicrobianos para combatir las infecciones, muchos otros<br />

fármacos para tratar depresiones, el dolor, el cáncer, etc.<br />

El impacto de los polímeros en nuestra vida, ¿se podría volar como<br />

los hombres pájaros si no se hubiesen desarrollado materiales tan ligeros<br />

y resistentes como los que se utilizan en su equipación? ¿Correrían<br />

los coches de formula I, las motos GP con la seguridad y velocidad de<br />

las actuales? ¿Se podría alcanzar el espacio, sin combustibles químicos<br />

eficientes, etc.?<br />

Todo ello se basa en descubrimientos realizados por la industria química<br />

y creo que nuestra sociedad no lo valora lo suficiente. Seguimos<br />

necesitando de jóvenes que se interesen por la química para que nuestro<br />

bienestar no decaiga. En el futuro nos vamos a encontrar con nuevos<br />

retos y son las futuras generaciones de químicos las que deben resolverlos.<br />

Juan, para terminar, muy genéricamente, ¿el estudio de los péptidos<br />

auto­replicantes qué nos aporta sobre el conocimiento del<br />

origen de la vida? Y, cuando tengamos la certeza y su comprobación,<br />

del origen de la vida, ¿qué hará de nosotros el saber cómo se<br />

crea la vida desde sus niveles más básicos?<br />

Este es otro aspecto fundamental que los químicos tratan de desenmascarar,<br />

cómo se originó la vida que conocemos, ¿qué condiciones se<br />

necesitaron para llegar a ella? ¿Cuáles fueron las moléculas primigenias<br />

en las que se basó el surgimiento de la vida? ¿Son unas condiciones<br />

muy especiales, o en cualquier sitio en el que tengamos agua, energía y<br />

moléculas carbonadas (óxidos de carbono, cianuro, urea, etc.) podría<br />

ser suficiente para que surja la vida? Existe una gran controversia sobre<br />

<strong>Excodra</strong> <strong>XXXVI</strong> 148 <strong>La</strong> <strong>tecnología</strong>


todo esto. En lo que todos los científicos coinciden es que en las condiciones<br />

prebióticas las moléculas básicas deberían ser capaces de catalizar<br />

alguna transformación química y de almacenar una información estructural<br />

que pudiese ser transmitidas a las siguientes generaciones,<br />

esto es, que puedan auto­replicarse. Durante muchos años los péptidos<br />

se descartaron por su incapacidad para auto­replicarse.<br />

En un trabajo pionero que realizamos a mediados de los años noventa<br />

en colaboración con el grupo del profesor Ghadiri en Scripps y<br />

publicado en la revista Nature, desarrollamos los primeros péptidos auto­replicantes.<br />

¿Podemos ahora asegurar que fueron este tipo de moléculas<br />

las que dieron lugar a la vida?<br />

De momento no, pero la facilidad con la que se obtienen a partir de<br />

los caldos primigenios soporta su posible implicación en el origen de la<br />

vida. Además, algunos aminoácidos, componente básico de los péptidos<br />

y proteínas, se han encontrado en los meteoritos, y por tanto confirma<br />

que se pueden generar fuera de la tierra. Además, los péptidos son mucho<br />

menos complejos estructuralmente que los ARNs y tiene mejores<br />

actividades catalíticas. Conocer de dónde vinimos nos ayudará a saber<br />

hacia dónde podemos ir y a descubrir si estamos solos en el universo y<br />

qué planetas por sus condiciones ambientales pueden albergar vida.<br />

Este conocimiento debería redundar en mejorar nuestras condiciones<br />

de vida, en reducir el sufrimiento y en alargar nuestra esperanza de<br />

vida.<br />

<strong>La</strong> <strong>tecnología</strong> 149 <strong>Excodra</strong> <strong>XXXVI</strong>


<strong>Excodra</strong> <strong>XXXVI</strong> 150 <strong>La</strong> <strong>tecnología</strong>


COLABORADORES<br />

ANTONIO MAURA<br />

Antonio Maura (Bilbao, 1953). Doctor en Filología por la Universidad Complutense<br />

de Madrid con la primera tesis defendida en España sobre un escritor brasileño: El<br />

Discurso Narrativo de Clarice Lispector (1997). Entre 2005 y 2009 fue director de<br />

la Cátedra de Estudios Brasileños en dicha universidad. Es Miembro<br />

Correspondiente de la Academia Brasileña de Letras (2011). Ha recibido diversas<br />

distinciones y premios por su labor a favor de la cultura brasileña, entre los que<br />

destacan el Premio Machado de Assis (1993) y la Ordem do Rio Branco (1997). Ha<br />

coordinado numerosas revistas y publicado un centenar de artículos y trabajos de<br />

investigación sobre cultura brasileña. Como autor de libros de creación ha<br />

publicado Piedra y cenizas, Voz de humo (Premio Castilla­<strong>La</strong> Mancha de Novela<br />

Corta en 1989), Ayno y Semilla de eternidad.<br />

<strong>La</strong> <strong>tecnología</strong> 151 <strong>Excodra</strong> <strong>XXXVI</strong>


VICENTE LUIS MORA<br />

Vicente Luis Mora (Córdoba, España, 1970) es Doctor en Literatura Española<br />

Contemporánea, investigador en literatura y <strong>tecnología</strong>s y experto en Propiedad<br />

Intelectual y Derechos de Autor. Cuenta, entre otros poemarios, con Mester de<br />

cibervía (Pre­Textos, 2000), Nova (Pre­Textos, 2003), Construcción (Pre­Textos,<br />

2005), Tiempo (Pre­Textos, 2009) y Serie (Pre­Textos, 2015). Ha publicado<br />

también la novela Alba Cromm (Seix Barral, 2010), el libro de relatos Subterráneos<br />

(DVD, 2006) y la novela en marcha Circular (Plurabelle, 2003; Berenice, 2007).<br />

Como ensayista e investigador ha publicado libros sobre literatura (<strong>La</strong> literatura<br />

egódica. El sujeto narrativo a través del espejo, Universidad de Valladolid, 2013; <strong>La</strong><br />

luz nueva. Singularidades de la narrativa española actual, Berenice, 2007 y<br />

Singularidades. Ética y poética de la literatura española actual, Bartleby, 2006),<br />

sobre humanidades digitales (El lectoespectador, Seix Barral, 2012; Pangea.<br />

Internet, blogs y comunicación en un mundo nuevo, 2006); y sobre arte y literatura<br />

(Pasadizos. Espacios simbólicos entre arte y literatura, Páginas de Espuma, 2008).<br />

Es autor de Quimera 322 (2010), proyecto sobre la falsificación literaria realizado<br />

mediante 22 seudónimos, que apareció como nº 322 de la revista Quimera.<br />

Ejerce la crítica en su blog "Diario de Lecturas" (I Premio Revista de Letras al Mejor<br />

Blog Nacional de Crítica Literaria). También ha recibido premios como narrador,<br />

ensayista y poeta. Parte de su obra poética ha sido traducida al inglés, al alemán y<br />

al polaco, y está incluido en medio centenar de antologías de poesía y prosa.<br />

<strong>Excodra</strong> <strong>XXXVI</strong> 152 <strong>La</strong> <strong>tecnología</strong>


FRAN NORTE<br />

Fran Norte, nacido en Vilagarcía de Arousa, 1978, es licenciado en Historia por la<br />

Universidad de Santiago de Compostela. Actualmente es profesor en la universidad<br />

y escribe para varios medios on­line sobre todo artículos de historia de la Grecia<br />

Clásica, de la que es especialista. Es autor del libro de relatos Clubs (<strong>Excodra</strong>,<br />

2017) la cual es su primera publicación en el mundo de la ficción.<br />

<strong>La</strong> <strong>tecnología</strong> 153 <strong>Excodra</strong> <strong>XXXVI</strong>


FEDERICO FERNÁNDEZ GIORDANO<br />

Nacido en Uruguay, 1977. En 1981 su familia se instala en Barcelona, donde<br />

desarrollaría su actividad como escritor y periodista. De formación heterogénea y<br />

autodidacta, se licenció en estudios de cine y música. Practicó la fusión de géneros<br />

en sus dos primeras novelas (Premio Minotauro 2008 y Premio de Novela El Andén<br />

2007), para decantarse finalmente por un estilo de corte experimental en los<br />

relatos de su última época, tales como “Ragtime” y “Ready­Made”, publicados en<br />

sendas antologías. Desde 1995 ha trabajado como colaborador editorial,<br />

argumentista de cine, crítico literario y articulista en diversos medios tales como El<br />

País Cultural de Montevideo, Cuadernos de Jazz, <strong>La</strong>teral, etc., y durante una breve<br />

etapa fue maestro de creación literaria. Anti­Éxtasis, publicada en <strong>Excodra</strong><br />

Editorial, es su primera obra ensayística.<br />

<strong>Excodra</strong> <strong>XXXVI</strong> 154 <strong>La</strong> <strong>tecnología</strong>


ANTONIO QUINTANA<br />

Nací en Madrid en 1990. Estudié Periodismo y voy trabajando en mil lugares<br />

cuando surge la ocasión, desde mozo de almacén, a repartidor, a trabajos en<br />

hostelería, a colaborador en algunas publicaciones de Madrid. Estuve durante dos<br />

años en la revista de la Facultad de Ciencias de la Información, en la sección de<br />

Cultura. Actualmente trabajo en el centro de Madrid como camarero mientras<br />

preparamos un nuevo portal de noticias. También colaboré en un periódico de<br />

prensa alternativa en Alcorcón. Entre trabajo y trabajo, escribo, y voy enviando dos<br />

novelas a los concursos que van saliendo, esperando que suene la campana.<br />

Además soy asiduo de varias de las jams de poesía de la ciudad.<br />

<strong>La</strong> <strong>tecnología</strong> 155 <strong>Excodra</strong> <strong>XXXVI</strong>


MARIONA RODRÍGUEZ<br />

Soy de Barcelona, licenciada en Psicología Clínica por la Facultad de Psicología de<br />

la UB y me dedico a la Psicología Aplicada Clínica (desde el Programa de<br />

Doctorado de Neurociencias y en la especialidad de Psiquiatría y Psicología Médica<br />

por la Facultad de Medicina de la UAB). He trabajado en divulgación y<br />

presentación de programas de salud en TVE1, así como en la realización de la<br />

estructura de programas y guiones en esta misma cadena. También escribo en <strong>La</strong><br />

Vanguardia y soy colaboradora en programas de radio. Tengo pasión por las artes,<br />

todas. Pasión por el mundo, casi entero.<br />

<strong>Excodra</strong> <strong>XXXVI</strong> 156 <strong>La</strong> <strong>tecnología</strong>


JOSÉ LUIS ZERÓN HUGUET<br />

Nace en Orihuela el 28 de octubre de 1965. Fue miembro fundador y director de la<br />

revista literaria Empireuma.<br />

Su producción poética consta de dos plaquetas: Anúteba, conjunto de poemas suyos<br />

y de Ada Soriano (Ediciones Empireuma, 1987), y (Pliegos de Poesía del Instituto<br />

de Cultura Juan Gil­Albert, 1997); Y los libros Solumbre (Ediciones Empireuma,<br />

1993), Frondas (Ayuntamiento de Piedrabuena y Junta de Comunidades de Castilla<br />

<strong>La</strong> Mancha, Ciudad Real, 1999), El vuelo en la jaula (Cátedra Arzobispo Loazes,<br />

Universidad de Alicante, 2004), <strong>La</strong>s llamas de los suburbios (Fundación Cultural<br />

Miguel Hernández, Orihuela, 2010), Ante el umbral (Instituto de Cultura Juan Gil<br />

Albert, Diputación de alicante, Alicante, 2009) y Sin lugar seguro (Ed. Germanía,<br />

2013). Hay poemas suyos en varias antologías y ha publicado ensayos, artículos,<br />

cuentos y poemas en numerosas revistas nacionales e internacionales. En 2016 la<br />

madrileña editorial Polibea publicó su poemario De exilios y moradas.<br />

Ha obtenido, entre otros, los siguientes galardones literarios: Premio Nacional de<br />

Poesía “Nicolás del Hierro”, Ayuntamiento de Piedrabuena (Ciudad Real), 1999;<br />

Premio Nacional de Poesía Ciudad de Callosa, 2000, Ayuntamiento de Callosa de<br />

Segura. Fue finalista del Premio Nacional de Poesía Miguel Hernández, Fundación<br />

Miguel Hernández año 2000. Su libro El vuelo en la jaula (Universidad de Alicante,<br />

Cátedra Arzobispo Loazes) fue seleccionado para el Premio de la Crítica del año<br />

2004 por los miembros de la Asociación Española de Críticos Literarios y los<br />

componentes del jurado.<br />

<strong>La</strong> <strong>tecnología</strong> 157 <strong>Excodra</strong> <strong>XXXVI</strong>


ALBERTO CHESSA<br />

Nacido en Murcia, 1976. Escritor y cineasta, trabaja en el terreno de la traducción<br />

literaria y audiovisual, así como en el doblaje y la locución, con incursiones en el<br />

periodismo y la gestión cultural. Licenciado en Filología Hispánica (Universidad de<br />

Murcia y Università degli Studi di Cagliari) y diplomado en Cinematografía y Artes<br />

Audiovisuales (especialidad en Dirección de Cine y Realización de Televisión).<br />

Ha sido director y locutor del espacio Ecos del Círculo, en Radio Círculo, y<br />

programador del Cine Estudio del Círculo de Bellas Artes de Madrid. Ha colaborado<br />

también con diversas entidades públicas y privadas en la coordinación de eventos y<br />

la redacción de textos institucionales. Asimismo, ha escrito y dirigido varios<br />

cortometrajes, videoclips y documentales.<br />

Es autor de los libros de poemas <strong>La</strong> osamenta (Accésit del Premio Adonáis, Rialp,<br />

2011), y en la radiografía apareció LA PIEL (Huerga y Fierro, 2013); así como del<br />

ensayo Alfabeto Angelopoulos (ediciones del Círculo de Bellas Artes, 2015). Forma<br />

parte de las antologías Fractal (Ayuntamiento de Albacete, 2011) y 2012: <strong>La</strong><br />

Generación del #FinDelMundo (Huerga y Fierro, 2012).<br />

<strong>Excodra</strong> <strong>XXXVI</strong> 158 <strong>La</strong> <strong>tecnología</strong>


JOSÉ MANUEL RAMÓN<br />

José Manuel Ramón (Orihuela, Alicante, 1966). Reside en Fuengirola (Málaga).<br />

Cofundador de la revista de creación Empireuma en 1985 y codirector de la misma<br />

hasta 1991. Incluido en las antologías Escrito en Alicante (Alicante, 1985), Muestra<br />

de joven poesía hispánica de la revista Ventanal (Univ. Perpiñán, Francia, 1986) y<br />

El libro de plomo (Orihuela, 2013). Colaboraciones en <strong>La</strong> cuerda del Arco (Sevilla),<br />

Perfil poético de los países latinos (Niza, Francia), Norte (México), International<br />

Poetry (Moorhead, EEUU), Acantilados de papel (Murcia) y Ágora­Digital (Murcia).<br />

Ha publicado la plaquette Génesis del amanecer (Orihuela, 1988), con prólogo de<br />

Jorge Cuña Casasbellas y el libro <strong>La</strong> senda honda (Devenir, 2015), con prólogo de<br />

José Luis Zerón Huguet.<br />

<strong>La</strong> <strong>tecnología</strong> 159 <strong>Excodra</strong> <strong>XXXVI</strong>


JUAN ESEKA RODRÍGUEZ<br />

Nacido en Barcelona, sobre el 1969. Pero también ha nacido en otros tiempos y<br />

lugares como Madrid, Mallorca, Menorca, Toledo… Neófito de la vida y aún más<br />

del saber, pero sobre todo de las mujeres y el amor. Diseñador web, escritor a<br />

pensamientos parciales y vampiro anacoreta a tiempo completo. Los fines de<br />

semana hago extras como florero de habitaciones en hoteles de altas perversiones.<br />

Hace no mucho he publicado mi primer libro: Viviendo Calles. He realizado alguna<br />

colaboración esporádica con revistas digitales, y ando en la difícil misión de lograr<br />

dar forma a un libro de poemas. Acostumbro a dejar algo de mí en la web:<br />

elmardeskyper.com<br />

<strong>Excodra</strong> <strong>XXXVI</strong> 160 <strong>La</strong> <strong>tecnología</strong>


JUAN TRIGO<br />

Nació el 1 de Agosto de 1982 en Zafra (Badajoz). Pasó su infancia en cuarteles de<br />

la Comunidad Valenciana y después se trasladó de nuevo a Extremadura donde<br />

finalizó sus estudios. Es Ingeniero informático y poeta, de los de la calle, de verso<br />

ágil y certero. El poemario <strong>La</strong> deuda y la duda (<strong>Excodra</strong> Editorial, 2014) es su<br />

primera obra publicada.<br />

<strong>La</strong> <strong>tecnología</strong> 161 <strong>Excodra</strong> <strong>XXXVI</strong>


JOSÉ MANUEL POZO HERENCIA<br />

José Manuel Pozo Herencia (Cabra, Córdoba, 1973).<br />

Licenciado en Psicología y en Psicopedagogía, compagina la labor de psicólogo y<br />

orientador psicopedagógico con la promoción cultural y literaria en diversos<br />

medios.<br />

Su escritura fue premiada en el concurso de ensayo organizado con motivo de las<br />

Jornadas de Medio Ambiente en el Senado (SER Subbética, 1990), en la sección<br />

Poetas Sin Nombre de Cosmopoética: Poetas del Mundo en Córdoba (2013)<br />

­Anónimo de la Semana ex aequo­ y en el Proyecto Poético­Visual Versos de<br />

Pizarra (Barcelona, 2013).<br />

En 2016 gana el X Premio Saigón de Literatura en la modalidad de Poesía.<br />

Sus poemas aparecen en revistas como El <strong>La</strong>drío, Saigón, Aldaba, <strong>La</strong> Ballesta de<br />

Papel… así como en diversas obras colectivas y antologías.<br />

Colabora regularmente con periódicos como Sur de Córdoba o <strong>La</strong> Opinión de Cabra<br />

y con el programa radiofónico de Literatura <strong>La</strong> Voz a Ti Debida de Radio Atalaya.<br />

Es Consejero Ejecutivo de la Asociación Cultural Naufragio, de Lucena – Cabra.<br />

Blogs:<br />

josemanuelpozo.blogspot.com<br />

saigonistas.blogspot.com<br />

lasafinidadeselectivas.blogspot.com<br />

fernando­sabido­andalucia.blogspot.com.es<br />

<strong>Excodra</strong> <strong>XXXVI</strong> 162 <strong>La</strong> <strong>tecnología</strong>


AHMED EMAD ELDIN<br />

I'm Ahmed Emad Eldin a 20 years old Egyptian digital artist. I live in Egypt right<br />

now and studying at the Faculty of Pharmacy, I worked with Pink Floyd and did the<br />

last album cover for them for The Endless River album. Adobe the company behind<br />

Photoshop chose me as one of the most creative visual artists under 25! I was also<br />

included in the offical TV commercial and Oscars spot for Adobe Photoshop.<br />

https://www.behance.net/aee<br />

<strong>La</strong> <strong>tecnología</strong> 163 <strong>Excodra</strong> <strong>XXXVI</strong>


SARAH DEREMER<br />

Sarah DeRemer (b. 1989) was born and raised in Los Angeles. She graduated from<br />

the University of California, Davis in 2011 with a bachelor degree in Studio Art.<br />

She worked as a veterinary technician from 2004 – 2012, working in both private<br />

practice as well as research at UC Davis Veterinary School.<br />

In 2012 she moved to Seoul, Korea to teach English. In Korea, she continued<br />

photography, and also began pursuing and exploring the field of digital art. She<br />

spent the year of 2016 traveling and photographing in Southeast Asia, and now<br />

resides back in Los Angeles, working as a freelance Photoshop illustrator.<br />

https://www.sarahderemer.com<br />

<strong>Excodra</strong> <strong>XXXVI</strong> 164 <strong>La</strong> <strong>tecnología</strong>


DARIUSZ KLIMCZAK<br />

Dariusz Klimczak (1967, Sieradz, Poland) ­ a photographer since more than 30<br />

years, creates surreal montages on the basis of his own photos. He prefers b&w<br />

squares, but also uses the colour. In his works he uses symbols and archetypes, to<br />

provoke the viewer to think or smile. His private ambition is to create a kind of<br />

visual esperanto, which would be understood all over the world.<br />

An author of 26 individual exhibitions.<br />

A composer and a producer of an album „Frimagination” by Climax Indigo. Author<br />

of 2 books of aphorisms (Aforyzjaki, Klocki ego). Grand Prix winner of prestigious<br />

Lec aphoristic competition (Nowy Targ, Poland, 2005).<br />

He used to be a painter, a journalist and a drummer in a rock band. A father of 2<br />

daughters ­ Nina (2007) and Zoja (2013).<br />

http://www.kwadrart.com<br />

<strong>La</strong> <strong>tecnología</strong> 165 <strong>Excodra</strong> <strong>XXXVI</strong>


KAI ZIEHL<br />

Kai Ziehl Captures the Beauty of Architecture in Urban <strong>La</strong>ndscapes.<br />

(www.trendhunter.com / World News):<br />

Cold and calming photography like the one by German artist Kai Ziehl shows how<br />

the coldness of urban landscapes can become meaningful and expressive. These<br />

black and white shots capture the true dimension of cities and their mesmerizing<br />

constructions. These images share a beautiful quietness that makes them alluring<br />

for audiences.<br />

The pale tonality and the strategic angle and distance of each shot make these<br />

landscapes an aesthetic playground of geometrical beauty. Tall buildings, bridges<br />

and train stations become a series of breathtaking lines and patterns, adding a<br />

whole new level of meaning to each photo.The monochrome landscapes by Kai<br />

Ziehl are emotional and a stunning celebration of architecture and cities.<br />

https://www.kaiziehlphotos.com<br />

<strong>Excodra</strong> <strong>XXXVI</strong> 166 <strong>La</strong> <strong>tecnología</strong>


DORIAN VALLEJO<br />

Bio: Born into an artistic family, Dorian Vallejo's career began in his late teens<br />

when he began illustrating book covers while attending the School of Visual Arts in<br />

New York. As the field increasingly began to incorporate the use of computergenerated<br />

images, Vallejo felt the need to pursue other avenues with his art. His<br />

love of traditional media and the figure, drew him to portraiture and to focus on<br />

personal work, which shows in galleries. These days Vallejo spends most of his time<br />

creating paintings and drawings for sale through galleries.<br />

Artist's Statement: Much of the art I create engages a fascination I have with<br />

several ideas that over lap both philosophically and aesthetically. I'm interested in<br />

the psychology of our inner selves, the conscious explorationand the interplay<br />

between the two realms of existence. Essentially, I see that process and our<br />

challenge to balance the lighter and darker sides of our persona as a beautiful<br />

dance. Primarily, I use a sort of dream world of floating figures, forests, and natural<br />

motifs to suggest the realm of the unconscious and the duality of existence because<br />

it is there, creatively that I can express a philosophical ideal of heroism that (to<br />

loosely paraphrase one of my favorite philosophers) corresponds to my sense of Life<br />

as I believe it could be and ought to be. My work is my "Yes" to life.<br />

http://www.dorianvallejo.com<br />

<strong>La</strong> <strong>tecnología</strong> 167 <strong>Excodra</strong> <strong>XXXVI</strong>


HECTOR GEFFNER<br />

Hector was born in Buenos Aires in 1959, did his BS in Caracas, Venezuela, and got<br />

his PhD in Computer Science at UCLA with a dissertation that was co­winner of the<br />

1990 ACM Dissertation Award. He is currently a fellow of the American and<br />

European Associations for Artificial Intelligence (AAAI, ECCAI), and Associate<br />

Editor of the Journal of Artificial Intelligence Research (JAIR) and the Artificial<br />

Intelligence Journal (AIJ). He taught at the Universidad Simón Bolívar in Caracas,<br />

Aachen University of Technology, Linkoping University, Université Paul Sabatier,<br />

and King's College, among other places. He joined ICREA and the UPF in 2001,<br />

where he is a Professor in the Department of Information and Communication<br />

Technologies (DTIC). Research interests: Hector works on planning and plan<br />

recognition in intelligent systems, developing methods for generating and<br />

recognizing autonomous behavior automatically using model­based methods. In<br />

these methods, agents are not programmed by hand but derive their behavior<br />

automatically by solving a model of the interaction between the agent and the<br />

environment. The challenge is mainly computational as the formulation of methods<br />

for deriving the right behavior effectively when the models are large is<br />

computationally intractable in the worst case. The work involves theory based on<br />

logic, probabilities, heuristics, and algorithms, and computational experiments. The<br />

research is relevant to both artificial intelligence and cognitive science, as it aims to<br />

uncover general principles of rational behavior that take into account the<br />

computational constraints that are present in both natural and artificial systems.<br />

<strong>Excodra</strong> <strong>XXXVI</strong> 168 <strong>La</strong> <strong>tecnología</strong>


JUAN R. GRANJA<br />

El Profesor Juan R. Granja se doctoró en química por la USC en 1988, bajo la<br />

supervisión de los Profesores Antonio Mouriño y Luis Castedo, trabajando en la<br />

síntesis de los principales metabolitos de la vitamina D2. Tras 21 meses de estudios<br />

postdoctorales en el grupo del Profesor Barry M. Trost, del Departamento de<br />

Química de la Universidad de Stanford (California), trabajando en la síntesis de<br />

macrólidos usando química del paladio, retornó a la USC como Profesor Ayudante<br />

de Universidad en 1991. En 1995 fue nombrado Profesor titular de la USC y en<br />

2006 Catedrático de Universidad, después de obtener la habilitación nacional en<br />

2005 en Barcelona. En 1992 el Prof. Granja realizó una estancia de 6 meses en el<br />

grupo del Profesor M. Reza Ghadiri, en el Scripps Research Institute in <strong>La</strong> Jolla<br />

(California), incluyendo varias visitas al Scripps como profesor visitante. A<br />

consecuencia de esta colaboración, se desarrollaron nuevas aplicaciones a la<br />

química de los péptidos, como los péptidos que se auto­ensamblan formando los<br />

nanotubos peptídicos, los agentes antimicrobianos supramoleculares o los péptidos<br />

que son capaces de auto­replicarse, formar copias de sí mismos, que podrían tener<br />

implicaciones en el origen de la vida terrestre. Su investigación está dirigida a la<br />

síntesis de estructuras complejas mediante métodos eficientes empleando para ello<br />

estrategias basadas en la química supramolecular. Uno de sus programas de<br />

investigación es la síntesis de nanotubos funcionales mediante procesos de autoensamblaje<br />

molecular de péptidos cíclicos. En especial trabajamos con nanotubos<br />

peptídicos basados en péptidos que contienen gamma­aminoácidos cíclicos. El<br />

objetivo es crear unas estructuras tubulares con propiedades a medida para utilizar<br />

sus características internas y externas en el desarrollo de nuevas herramientas para<br />

la ciencia de materiales y la biología.<br />

<strong>La</strong> <strong>tecnología</strong> 169 <strong>Excodra</strong> <strong>XXXVI</strong>


LA TECNOLOGÍA<br />

NÚMERO <strong>XXXVI</strong><br />

JULIO 2017<br />

REVISTA EXCODRA<br />

http://excodra.wixsite.com/excodra

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