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13.12.2012 Views

litEratura Hay algo cercano al éxtasis a mi alma o a ti En su oración de Yom Kipur indica que los perdones divinos son cortos, enormes, largos o pequeños, y que nos aproximamos a la Presencia agobiados y cargados de temor, pero con confianza. A mi juicio, la poesía sinagogal que nace en el silencio y la penumbra del recinto sagrado es extraordinariamente emotiva y estremece: Las manos se extienden en señal de querer tocar la palabra y regresan a los labios besando tu nombre Dora Posternak ha ido por muchos recodos del mundo; pero, siempre otea un horizonte, la meta, la cumbre, un objetivo del peregrinaje secular: Y los recuerdos se desatan y se llegan hasta otro día el viento, frío y humedad entonces me acuerdo de ti: Yerushalayim ¡Jerusalén! Con toda la connotación espiritual e histórica de la capital del judaísmo, del pueblo de la Diáspora, del país renacido. Existen una Jerusalén geográfica y otra del alama judía, del suspiro de la Hatikvá. Ambas se funden en un solo punto focal donde las oraciones, pesares y esperanzas se orientaron durante largas centurias. Jerusalén tan lejos y perpetuamente viva, en la remembranza y el deseo insistente, inclaudicable de volver. Tres mil años de haber sido fundada por 68 Maguén-Escudo Abril - Junio 2010 David; dos mil años en espera del retrno; sesenta y dos años del restablecimiento; cuarenta y tres de reunificación. Corrí por tus calles bajé a tus mercados a la colina más alta trepé y el eco repetía y repetía en un grito mi voz aquí estoy, aquí estoy ¡Mírame, soy yo, tu primogénito regresó! Cómo me recuerdan los versos sobre Jerusalén el versículo del salmo 137: Al rosh simjatí, la cúspide de mi júbilo, la cumbre suprema de todos los anhelos. Para Dora existen dos elementos que se conjugan cual injerto nuevo en el olivo añejo: el aquí y ahora de la existencia y un sentir muy judío que se plasma en palabras selectas. Ella misma nos lo afirma: «Al leer se entiende que lo escrito es resultado de la interacción de ambos factores».La historia del pueblo y en esta, la historia de Dora. Inmersa en ambas coyunturas, añade sin ambages: «Escribo cuando siento necesidad de escribir». La poetisa guarda numerosos poemas inéditos preñados de valores, recuerdos y motivaciones que solo ella y su entorno más allegado han sentido y compartido. Agradezco que me haya permitido asomarme a su «tesoro» y que haya abierto el cofre de reminiscencias vívidas. Uno de esos instantes, cuando la voz enmudece y el corazón sufre dolores indecibles fue el da la partida de su madre, madre judía en la acepción total del vocablo, Éshet jáyil como la define el libro de Mishlé (Proverbios).

En el duelo, Dora redactó esta endecha: En mi ausencia, a Tzipora El rumor de sus alas aún me llama mi madre era un pájaro herido un instante olvidó que era pájaro que debía alejarse volando. Se creyó mariposa y se fue esa noche de viernes en el espiral de la llama cuando encendieron las sabáticas velas una noche de principios de marzo cuando en Jerusalén todavía florece el almendro que cubre los llantos Ella se fue y yo no estaba El rumor de sus alas aún me llama. Nada soy capaz de comentar; únicamente mi homenaje en silenciosa meditación. Estamos ante una muestra, un apenas de los versos que la imprenta espera para añadirlos a su obra y enriquecer a sus lectores. Nisán - Siván 5770 Maguén-Escudo litEratura Del año 2006 es el verso que transcribo íntegro: El amor no está en el tiempo Nadie te dijo que el amor no está en el tiempo y ahora buscas en la ida las horas que se fueron corres tras el amor en infinito y vives al borde siempre al borde la dicha y de sus caminos. El otoño ya llegó con sus días agradables y un poco tristes ya se acercan los fríos y las nieves y aún crees que mañana comenzará un mañana Que aquel amor ya se acerca, ya se acerca y te encierras en tu encierro y te condenas en el espejo de tu almohada Hace ya varios años, Dora, su esposo e hijas hicieron aliyá a Israel. Cuando le pregunté qué significa vivir en el país que renació del antiquísimo sueño judío, respondió sin vacilar: «Como judía, un deber». Lo que parecía imposible en nuestros días es real y concreto; la patria está ahí esperando a sus hijos dispersos. Israel es para los judíos. Si invertimos la fórmula, la conclusión será siempre la misma: los judíos son para Israel. Bien lo ensañaron los sabios: subir a Israel equivale al cumplimiento de todas las mitzvot. Paralelos a la poesía, hay cuatro o cinco cuentos breves basados en episodios reales. De forma magistral, Dora va recreando los días, momentos y lugares donde ocurrieron. Uno solo nos sugiere la tónica: el recuerdo de don Joshúa, el adolescente que salvó la Torá del fuego cuando se desató un pogromo en Polonia. Idea concomitante, traigo a la memoria 69

En el duelo, Dora redactó esta endecha:<br />

En mi ausencia,<br />

a Tzipora<br />

El rumor de sus alas aún me llama<br />

mi madre era un pájaro herido<br />

un instante olvidó que era pájaro<br />

que debía alejarse volando.<br />

Se creyó mariposa y se fue<br />

esa noche de viernes<br />

en el espiral de la llama<br />

cuando encendieron las sabáticas velas<br />

una noche de principios de marzo<br />

cuando en Jerusalén todavía florece el almendro<br />

que cubre los llantos<br />

Ella se fue<br />

y yo no estaba<br />

El rumor de sus alas<br />

aún me llama.<br />

Nada soy capaz de comentar; únicamente<br />

mi homenaje en silenciosa meditación. Estamos<br />

ante una muestra, un apenas de los versos<br />

que la imprenta espera para añadirlos a su obra<br />

y enriquecer a sus lectores.<br />

Nisán - Siván 5770<br />

Maguén-Escudo<br />

litEratura<br />

Del año 2006 es el verso que transcribo<br />

íntegro:<br />

El amor no está en el tiempo<br />

Nadie te dijo<br />

que el amor no está en el tiempo<br />

y ahora<br />

buscas en la ida<br />

las horas que se fueron<br />

corres tras el amor en infinito y vives al borde<br />

siempre al borde la dicha y de sus caminos.<br />

El otoño ya llegó con sus días<br />

agradables y un poco tristes<br />

ya se acercan los fríos y las nieves<br />

y aún crees que mañana<br />

comenzará un mañana<br />

Que aquel amor ya se acerca, ya se acerca<br />

y te encierras en tu encierro<br />

y te condenas en el espejo de tu almohada<br />

Hace ya varios años, Dora, su esposo e hijas<br />

hicieron aliyá a Israel. Cuando le pregunté<br />

qué significa vivir en el país que renació del<br />

antiquísimo sueño judío, respondió sin vacilar:<br />

«Como judía, un deber».<br />

Lo que parecía imposible en nuestros días<br />

es real y concreto; la patria está ahí esperando a<br />

sus hijos dispersos. Israel es para los judíos. Si<br />

invertimos la fórmula, la conclusión será siempre<br />

la misma: los judíos son para Israel. Bien lo<br />

ensañaron los sabios: subir a Israel equivale al<br />

cumplimiento de todas las mitzvot.<br />

Paralelos a la poesía, hay cuatro o cinco<br />

cuentos breves basados en episodios reales. De<br />

forma magistral, Dora va recreando los días,<br />

momentos y lugares donde ocurrieron. Uno<br />

solo nos sugiere la tónica: el recuerdo de don<br />

Joshúa, el adolescente que salvó la Torá del<br />

fuego cuando se desató un pogromo en Polonia.<br />

Idea concomitante, traigo a la memoria<br />

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