N º 1 5 5 - N - S 5 7 7 0 M A G U É N - E S C U D O A - J 2 0 1 0
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anima al semanario y después de referirse a Carabobo,<br />
que esta clamando por un periódico no<br />
oficial, ya que las anteriores tentativas habían<br />
fracasado, como Argos de Carabobo y Siglo, afirma:<br />
«Ninguna profesión de fe política hacemos<br />
ahora; sólo sí podemos asegurar que jamás daremos<br />
cabida en nuestras columnas al feo insulto,<br />
a la ruin personalidad, ni al desahogo de los<br />
sentimientos rencorosos del corazón.<br />
»Pero, El Patriota, que se presenta hoy lleno<br />
de juventud y por eso lleno de comienza<br />
y de esperanzas, que no pertenece al partido<br />
alguno, porque él no tendrá otro norte que los<br />
saludables principios generalmente aceptados<br />
por la sana moral; que nada le arredrará, porque<br />
nada espera y nada teme, no esquivará la<br />
política; antes por el contrario probará a sostener<br />
aquellas opiniones que su razón republicana<br />
le diga que son justas; pero, siempre con<br />
decoro y lealtad. Él probará, además, que no<br />
le espantan dificultades ni le intimidan categorías,<br />
elegirá lo bueno doquiera que lo encuentre,<br />
y censurará lo malo, aún a los encumbrados<br />
poderosos.<br />
»Brindamos también nuestras columnas a<br />
la brillante y estudiosa juventud, y es ahora la<br />
oportunidad de que ella pruebe que no le falta<br />
numen ni aplicación».<br />
Le preocupa sobremanera todo lo relacionado<br />
con la producción, y en otro escrito,<br />
refiriéndose a la agricultura que en esos momentos<br />
atravesaba por situaciones lastimosas a<br />
causa de la Ley de 10 de abril y de la imprevisión<br />
de los agricultores, concluye formulando<br />
estas consideraciones:<br />
En otro editorial, al considerar la Ley de<br />
Hurtos que estaba en período de reforma,<br />
aboga por que sean suprimidas las penas de<br />
vergüenza pública para los delincuentes. «La<br />
pena de azotes es impopular: la sociedad se<br />
ofende en ver a un hombre atado a un botalón<br />
con el cuerpo ensangrentado, y un rótulo en<br />
Nisán - Siván 5770<br />
bicEntEnario dE la indEpEndEncia dE américa<br />
la frente. Este triste espectáculo, imagen de la<br />
violencia, hiere la sensibilidad y le causa impresiones<br />
siempre desfavorables al legislador.<br />
Debiera bastar esta sola razón para borrarla de<br />
nuestro Código Penal; pero, aún hay más, la<br />
Constitución del Estado prohíbe el tormento<br />
y toda pena cruel, y lo es sin duda la de azotes:<br />
causa dolor, infama, y una vez aplicada no<br />
puede suspenderse su efecto, aun cuando se<br />
descubra la inocencia del supuesto culpable».<br />
He tratado de presentarles una estampa lo<br />
más vívida posible de Juan de Sola como vecino<br />
de esta ciudad. Y antes de terminar quisiera<br />
hacer un llamado a todos los presentes<br />
para que me ayuden a localizar un retrato de<br />
este personaje que yo no he podido conseguir...<br />
Me cuesta creer que después de treinta<br />
años de ininterrumpida labor en Valencia, no<br />
haya quien hubiese conservado una imagen<br />
del ciudadano que estuvo vinculado a los más<br />
trascendentes quehaceres de la colectividad.<br />
Cómo habrá sido la influencia de Juan de<br />
Sola en esta ciudad, que pasado casi un siglo<br />
después de su muerte, cuando su biznieta, la<br />
hermana Felicia María estudiaba en el Colegio<br />
de Lourdes, en Valencia, un día al preguntar<br />
dónde quedaba el Ateneo, le contestaron que<br />
de la «esquina de los De Sola» hacia arriba, en<br />
Camoruco Viejo. Sería de sumo interés poder<br />
localizar un antiguo plano de Valencia donde<br />
conste este interesante dato.<br />
Consecuente con sus sentimientos, Juan<br />
de Sola, al igual que Juan Úslar y otros próceres<br />
de la Independencia, se traslada a Caracas<br />
en diciembre de 1842 con el objeto de rendir<br />
un último tributo a los restos del Libertador.<br />
Viste arreos militares y va a hacer guardia de<br />
honor a las veneradas reliquias y está allá trémulo<br />
y acongojado cuando sale el féretro del<br />
templo de la Trinidad para comenzar el paseo<br />
de retronó a su ciudad natal, según su expresa<br />
disposición testamentaria. Cuenta Fermín<br />
Maguén-Escudo<br />
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