N º 1 5 5 - N - S 5 7 7 0 M A G U É N - E S C U D O A - J 2 0 1 0
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sente el deber de cumplir con su comunidad.<br />
En el año 1967, un grupo de profesionales de<br />
edad mediana –lo que ahora llamamos adultos<br />
contemporáneos– que nunca antes se había<br />
vinculado a las escasas instituciones comunitarias<br />
que existían para la época, decidió que<br />
había llegado el momento de involucrarse y<br />
de modernizar la dirección y orientación de<br />
la Asociación Israelita de Venezuela. Ese grupo,<br />
liderado por Gonzalo Benaím Pinto y su<br />
hermano John, contó con la entusiasta participación<br />
de Claudio Bentata, Samuel Eskenazi,<br />
Jacob Carciente, Samuel Almosny y Abraham<br />
Levy, entre otros. Y también de las esposas de<br />
muchos de ellos que por primera vez tuvimos<br />
participación activa en la política comunitaria,<br />
como animadoras y encargadas de la publicidad,<br />
especialmente de Radio Bemba.<br />
Nunca hubo en ninguna otra institución<br />
judía de Venezuela, ni antes ni después, una<br />
campaña tan movida como aquella de la generación<br />
renovadora. El resultado fue la elección<br />
de una junta directiva presidida por don José<br />
Benatar. Al año siguiente Gonzalo Benaím fue<br />
electo presidente de la AIV y Abraham resultó<br />
designado secretario de la misma. Nunca más<br />
dejaría de estar vinculado a distintas instituciones,<br />
siempre en cargos de mucha responsabilidad,<br />
entre ellos los de presidente de la kehilá<br />
sefardí en cuatro oportunidades y dos veces<br />
presidente de la Confederación de Asociaciones<br />
Israelitas de Venezuela, CAIV. Esos cargos<br />
los ejerció sin abandonar otras responsabilidades<br />
como su participación en las directivas<br />
del Centro de Estudios Sefardíes de Caracas y<br />
del Museo Sefardí de Caracas Morris E. Curiel;<br />
además de ser el creador y presidente de<br />
la Fundación de Amigos de la Cultura Sefardí<br />
Fue mi amistad de toda la vida con Abraham<br />
Levy y nuestro común deseo de probar<br />
suerte en los casinos, lo que motivó un viaje<br />
de carnaval a la isla de Aruba hace ya quince<br />
Nisán - Siván 5770<br />
Maguén-Escudo<br />
sEmblanza<br />
años. Abraham fue el promotor; él invitaría a<br />
su amigo Amram Cohén, y yo, a mi prima<br />
Vicky Lucy para compartir aquel viaje. Fue así<br />
como por primera vez entablé una conversación<br />
con mi vecino de muchos años, Amram<br />
Cohén, con quien apenas había cruzado saludos.<br />
Y así nació un amor otoñal que culminó<br />
en boda y nos une en nuestra tercera juventud.<br />
No puedo dejar de referirme a un aspecto<br />
muy destacado del fructífero trayecto vital<br />
de Abraham: su empeño en dar a conocer los<br />
aportes que miembros de la comunidad judía<br />
venezolana han hecho a este país, en diferentes<br />
épocas. Lo hizo de manera impecable en<br />
los textos que forman parte del catálogo de<br />
la exposición Los sefardíes: vínculo entre Curazao<br />
y Venezuela, y en su más reciente obra:<br />
Dejando Huellas, aproximación a la judeidad<br />
venezolana. Me consta con cuánta disciplina y<br />
paciencia se dedicó a la investigación de la vida<br />
y obra de los diecinueve judíos que eligió para<br />
figurar en ese libro.<br />
Con este recuento más bien intimista, lleno<br />
de anécdotas y recuerdos de momentos y<br />
de hechos que fortalecieron nuestra amistad,<br />
he querido sumarme al homenaje a Abraham,<br />
de la única manera que podría hacerlo: expresándole<br />
mi cariño y admiración por su voluntad<br />
de trabajo, su sentido de la organización,<br />
su profunda vocación de servir a nuestra comunidad<br />
judía y su permanente responsabilidad<br />
con Venezuela, el país donde nació y ha<br />
vivido siempre. Estoy segura de que –ni queriéndolo–<br />
Abraham dejará de ser una figura<br />
destacada en el quehacer comunitario, siempre<br />
dispuesto a atender el llamado del deber,<br />
incluso en tiempos difíciles como los que no<br />
ha tocado vivir. ¡Que vivas muchísimos años<br />
más, querido Abraham, y que podamos seguir<br />
disfrutando siempre de tu inteligencia, de tu<br />
experiencia en tantas lides comunitarias y de<br />
tu compañía tan cálida y amena!<br />
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