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por la noche y un sinnúmero de fines de semana jugando con personas a quienes no conoceré<br />
nunca. En su lugar, dedicaré todo ese tiempo e innumerables fines de semana a ese<br />
alguien a quien espero conocer un día.<br />
Elena G. de White dijo: «La Divinidad coopera con la humanidad en la tarea de elevar y<br />
purificar el carácter. Cuando el poder transformador de Dios se apodere del alma, se producirá<br />
un cambio radical» (Signs of the Times, 29 de julio de 1889, párrafo 9). Ese es mi<br />
deseo, que mi carácter sea purificado.<br />
Si estás luchando como lo hice yo, quizás te ayude seguir una rutina para mejorar tu<br />
comunicación con el Señor. Te cuento cuál era mi plan:<br />
1. Haz una oración.<br />
2. Dedica al menos 30 minutos por la mañana a leer la Biblia (yo necesito esa rutina, puedes<br />
elegir cualquier hora del día, la que mejor se adecúe a tu día a día).<br />
3. Ve a trabajar, estudia o realiza cualquier actividad diaria que debas llevar a cabo.<br />
4. Dedica un tiempo a relajarte.<br />
5. De nuevo, dedica al menos 30 minutos por la mañana a leer la Biblia (yo necesito esa<br />
rutina, puedes elegir cualquier hora del día, la que mejor se adecúe a tu día a día).<br />
6. Haz una oración.<br />
7. Vete a descansar.<br />
Martín Lutero dijo una vez: «No es posible ser cristiano sin orar, igual que no es posible<br />
vivir sin respirar». La lectura de la Biblia y la oración son importantes para mí. La experiencia<br />
me ha enseñado que cuando doy prioridad a la oración, mi conexión especial con el<br />
Señor se fortalece. Me encanta leer y escribir notas, y me encanta poder hacerlo juntos;<br />
orar y leer la Biblia. Me siento mucho más cerca de Dios cuando hago eso. Dios siempre<br />
nos hablará de maneras que no solo nos transformarán de dentro hacia afuera, sino que<br />
también nos ayudarán a comprender mejor quiénes somos realmente y qué nos impulsa.<br />
Revolución: La Reforma que cambió el mundo · 9