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DÍA 5<br />
hemos sido purificados por la sangre de Jesús, por tanto, como creyentes, estamos preparados<br />
para entrar en comunión especial con Dios. Vamos a su mesa con alegría, permaneciendo<br />
junto a la luz de salvación, no de la sombra, de la cruz, listos para celebrar la<br />
victoria redentora de Cristo. (Consultar Seventh-day Adventists Believe, p. 229) 2<br />
EL SIGNIFICADO DE LA SANTA CENA<br />
La Santa Cena sustituye a la fiesta de la Pascua de la antigua era del pacto. La Pascua<br />
cumplió su cometido cuando Cristo, el Cordero de Pascua, sacrificó su vida por nosotros.<br />
Antes de su muerte, Cristo mismo instituyó su sustituta, la gran fiesta del Israel espiritual<br />
bajo el nuevo pacto. Por tanto, las raíces de gran parte del simbolismo de la Santa Cena<br />
se remontan al servicio de la Pascua.<br />
NUESTRO LEGADO<br />
Nunca dejes pasar la oportunidad de participar en la Santa Cena; es un momento ideal<br />
para experimentar la gracia de Dios. Somos salvos por gracia a través de la fe, por eso<br />
hemos sido llamados a hacerlo en memoria de Jesús. Cualquier persona que cree en Jesús<br />
puede participar de ella abiertamente. «En un mundo lleno de conflictos y divisiones,<br />
nuestra participación corporativa en estas celebraciones contribuye a la unidad y a la estabilidad<br />
de la iglesia, demostrando la verdadera comunión con Cristo y unos con otros.<br />
Al recalcar esta comunión, Pablo dijo: “La copa de bendición que bendecimos, ¿no es la<br />
comunión de la sangre de Cristo? El pan que partimos, ¿no es la comunión del cuerpo de<br />
Cristo? Siendo uno solo el pan, nosotros, con ser muchos, somos un cuerpo, pues todos<br />
participamos de aquel mismo pan” (1 Corintios 10: 16, 17)» (Consultar Seventh-day Adventists<br />
Believe, p. 231). 3<br />
Se trata de una alusión al hecho de que el pan de la comunión se rompe en muchos<br />
pedazos que tomarán todos los creyentes y, dado que todas las piezas proceden del mismo<br />
pan, todos los creyentes que participan del servicio de la comunión están unidos en<br />
Jesús, cuyo cuerpo quebrantado está representado mediante ello. Al participar de esta ordenanza,<br />
los cristianos muestran públicamente que están unidos y pertenecen a una gran<br />
familia, cuya cabeza es Cristo. 4<br />
Como se ha mencionado anteriormente, todos los miembros de la iglesia deben participar<br />
en esta sagrada comunión porque allí, a través del Espíritu Santo, «Cristo se encuentra<br />
con los suyos y los fortalece por su presencia. Corazones y manos indignos pueden<br />
administrar el rito; sin embargo, Cristo está allí para ministrar a sus hijos. Todos los que<br />
vienen con su fe fija en él serán grandemente bendecidos. Todos los que descuidan estos<br />
momentos de privilegio divino sufrirán una pérdida. Acerca de ellos se puede decir con<br />
acierto: “No estáis limpios todos”». 5<br />
Sentados a la mesa del Señor, experimentamos el sentimiento de comunidad en su sentido<br />
más fuerte y profundo; nos encontramos en terreno común, sin las barreras que nos<br />
separan. Estando reunidos, nos percatamos de que, mientras en la sociedad hay muchos<br />
factores que pretenden dividirnos, en Cristo encontramos todo lo necesario para estar unidos.<br />
Mientras compartía la copa de la comunión, Jesús estableció el nuevo pacto con sus<br />
discípulos al decirles: «Bebed de ella todos, porque esto es mi sangre del nuevo pacto que<br />
por muchos es derramada para perdón de los pecados» (Mateo 26: 27, 28; ver Lucas 22:<br />
20). Al igual que el antiguo pacto se ratificaba mediante la sangre de los animales sacrificados<br />
(Éxodo 24: 8), el nuevo pacto se ratificó a través de la sangre de Cristo. Mediante<br />
esta celebración, los creyentes renuevan su promesa de lealtad a su Señor, reconociendo<br />
de nuevo que forman parte del asombroso acuerdo por el cual, en Jesús, Dios se unió a la<br />
humanidad. Formamos parte de este pacto, así que tenemos algo que celebrar.<br />
38 · SO JAE <strong>2017</strong>