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M A G U É N - E S C U D O E - M 2 0 1 2 - Centro de Estudios ...

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insuperable está en El Acompañante (1978).<br />

Es esta: «Estela: ¿Le puedo pedir un favor? No<br />

vuelva a llamarme puta. José: ¿Por qué? Estela:<br />

Me crispa. La palabra. No el concepto.<br />

Por favor…» (Teatro. Caracas: Monte Ávila<br />

Editores,1981,t.I,p.202).<br />

Al concebir sus escritos, Chocrón entregó<br />

todo hasta quedarse sin nada, <strong>de</strong>snudo. Por<br />

eso su gran miedo no fue otro que la imposibilidad<br />

<strong>de</strong> escribir.<br />

He aquí algunas <strong>de</strong> las reflexiones más singulares,<br />

las que más hondo han tocado nuestro<br />

interior <strong>de</strong>s<strong>de</strong> que las leímos por vez primera,<br />

<strong>de</strong> la silueta <strong>de</strong> este dramaturgo, quien<br />

no ha hecho otra cosa que pensar, escribir y<br />

tratar <strong>de</strong> interpretar, mediante la escritura literaria,<br />

las tensiones que existen entre los seres<br />

humanos. Y ello <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Mónica y el florentino<br />

(1959) hasta Los Navegaos (2006). Y siempre<br />

hay que hacer una observación, no anotada<br />

por nuestra crítica, que Chocrón inició su escribir<br />

no con una pieza sino con una novela,<br />

Pasaje (Caracas:Edime,1956.187 p.).<br />

Las piezas íntimas<br />

Dentro <strong>de</strong>l escribir <strong>de</strong> Chocrón hay tres<br />

obras que <strong>de</strong>bemos consi<strong>de</strong>rar como las íntimas,<br />

las más afectivas, las entrañables. Son<br />

Animales feroces (1963), Clipper (1987) y Tap<br />

Dance (1999), las tres reunidas en Tap Dance<br />

y otras piezas. (Prólogo: Victoria De Stefano.<br />

Caracas: Monte Ávila Editores, 2000. XIII,<br />

246 p.). Ahora bien, estas tienen que ver con<br />

la familia y con el amor.<br />

Des<strong>de</strong> luego, ello no quiere <strong>de</strong>cir que el<br />

amor no aparezca siempre en el escribir <strong>de</strong><br />

Chocrón, <strong>de</strong> hecho La máxima felicidad (Caracas:<br />

Monte Ávila Editores, 1974. 96 p.), sin<br />

pertenecer a este ciclo, es aquella en la que la<br />

meditación <strong>de</strong>l amor aparece <strong>de</strong> la más manera<br />

más amplia y sabia. Del amor dice allí,<br />

a través <strong>de</strong> Pablo, «¡Ah, el amor. Lo único<br />

Tévet - Adar 5772<br />

Escena <strong>de</strong> La máxima felicidad.<br />

Maguén-Escudo<br />

análisis litErario<br />

que vale la pena». Tan como allí dice Perla:<br />

«La felicidad es… sentirse bien con alguien».<br />

A lo que Pablo aña<strong>de</strong>, «la felicidad es… no<br />

sentirse seguro sino estar seguro… no tener a<br />

alguien… sino ser alguien… ser porque uno<br />

escogió comprometerse» (Teatro. Caracas:<br />

Monte Ávila Editores,1984,t.II,p.55,57). En<br />

La máxima felicidad aparece también un tema<br />

que es central en Chocrón: la familia elegida,<br />

los amores y amista<strong>de</strong>s que toda persona escoge<br />

en la madurez. La familia elegida es distinta<br />

a la que él <strong>de</strong>nominó automática: aquella<br />

en la que nacemos.<br />

También el afecto, sobre todo por los<br />

discípulos se hizo presente en dos singulares<br />

piezas: en Simón (1983) y en Escrito y sellado<br />

(1993). En la primera miró la historia <strong>de</strong><br />

un alumno, Simón Bolívar (1783-1830), y su<br />

maestro, Simón Rodríguez (1769-1854). En<br />

Simón dio carnadura en ella al hecho humano<br />

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