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36 Cartas al Editor<br />
¿CUÁNDO SE CONVIRTIÓ PEDRO?<br />
¿PODÍA SAULO DECIDIR<br />
POR SÍ MISMO?<br />
¿TIENE LA PALABRA “REGENERA-<br />
CIÓN”VARIOS SIGNIFICADOS?<br />
¿Cuándo se convirtió Pedro?<br />
Las palabras que el Señor Jesús<br />
dirigió a Pedro en Lucas<br />
22:32b ocupan mi mente: “...y tú<br />
una vez vuelto, confirma a tus hermanos”.<br />
¿No experimentó Pedro la<br />
conversión cuando el pescador Simón<br />
inmediatamente dejó sus<br />
barcos en la orilla y encaró un<br />
cambio de profesión de tantas implicaciones?<br />
¡Aquí lo tenemos otra vez! No todos<br />
los “convertidos” son realmente<br />
convertidos. Ya por boca<br />
de Oseas el Señor se lamentaba:<br />
“Volvieron, pero no al Altísimo” (Os.<br />
7:16). Muchos realizaron cambios<br />
de profesión, de gran trascendencia<br />
encaminándose hacia la teología<br />
y con todo no son<br />
convertidos. Algunos cambiaron<br />
de opinión respecto a la Sagrada<br />
Escritura ocupando una posición<br />
a favor de la verdad bíblica, pero<br />
¡un cambio de opinión todavía no<br />
es un cambio de actitud! Existen<br />
incontables personas quienes, por<br />
su entusiasmo sentimental han<br />
abandonado “sus barcos” y preguntan:<br />
“¿Qué cosa buena debo hacer<br />
para tener la vida eterna?” y<br />
quienes luego se apartan con tristeza<br />
cuando Jesús los confronta<br />
con Su exigencia total (Mateo<br />
19:16,22). Contemple bien la auténtica<br />
conversión de Pedro: esto<br />
no fue un volver la espalda al<br />
mundo y un inclinarse hacia Jesús<br />
exteriormente sino un quebrantamiento<br />
interior de todo su carácter<br />
orgulloso, autojustificación y<br />
por otro lado tan miserable (Lucas<br />
22:61 y 62). ¿Cuándo se convirtió<br />
Pedro? Cuando llegó al fin<br />
de su propio poder, cuando, encontrándose<br />
con la mirada de Jesús,<br />
con susto conoció el terrible<br />
abismo de su carácter corrupto.<br />
En nuestros días, existen muchas<br />
personas como Pedro quienes<br />
siguen “más o menos” al Señor<br />
pero quienes nunca experimentaron<br />
una verdadera conversión y<br />
que experimentan un choque<br />
cuando uno les presenta la necesidad<br />
de su conversión. Pedro también<br />
estaba conmocionado en<br />
aquella noche, sí, aun enojado<br />
cuando el Señor le llamó la atención<br />
a esto. Compare Lucas 22:32-<br />
33. Pero cuando se convirtió<br />
profundamente en aquella noche,<br />
él llegó a ser un poderoso testigo<br />
de Jesucristo, cfr. Hechos 2.<br />
W.M.<br />
¿Podía Saulo decidir por sí<br />
mismo?<br />
Usted dijo que Jesús no obliga<br />
a nadie a entrar en Su discipulado.<br />
Él nos da libertad de decidirnos<br />
nosotros mismos. ¿Qué<br />
piensa usted respecto a la conversión<br />
de Saulo? ¿Dio él mismo al<br />
menos un paso para convertirse?<br />
¡No! Perseguía a la Iglesia del Señor<br />
e iba rumbo a la realización<br />
de más persecuciones. Entonces<br />
sucedió el milagro. No porque<br />
Saulo diera un paso hacia Jesús<br />
sino porque Jesús quería usarlo<br />
como instrumento escogido. Consecuentemente<br />
no debemos hacer<br />
nada. Dios es omnipotente y nadie<br />
puede resistir a Su voluntad.<br />
¿Qué quiere Dios? ¿Quiere salvar<br />
solamente a un individuo? ¡No!<br />
Quiere salvar a todos: “...el cual<br />
quiere que todos los hombres sean<br />
salvos y vengan al conocimiento de<br />
la verdad” (1 Timoteo 2:4). Para<br />
lograr esto, Dios hizo y sigue haciendo<br />
todo: dio a Su Hijo amado<br />
y brinda al hombre un encuentro<br />
con Él por su Palabra y el Espíritu<br />
Santo. A cada uno le trata individualmente<br />
de la manera que necesita<br />
para poder convertirse a Él.<br />
Pero el paso de la conversión<br />
debe ser dado por el hombre.<br />
También Saulo dio este paso<br />
cuando tuvo un encuentro con el<br />
Señor, exclamando: “¿Señor, qué<br />
quieres que yo haga?” (Hechos<br />
9:6). ¡Nuestro querer tiene importancia!<br />
Me remito otra vez a<br />
Mateo 23:37, pasaje que relata<br />
como el Señor Jesús extendió Sus<br />
manos hacia Jerusalén. Y a los fariseos<br />
Jesús les dice: “...y no queréis<br />
venir a mí para que tengáis<br />
vida” (Juan 5:40).<br />
La nobleza del hombre consiste<br />
en su libre albedrío al que aun el